Fanáticos del oro y fanáticos contra el oro

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Un artículo de David Weiner en el sitio MarketWatch me recuerda los débiles que son los argumentos económicos contra el patrón oro. Su título: “Un patrón oro de locos”. Examinaré aquí este artículo.

Los argumentos de los críticos estadounidenses a un patrón oro se basan todos en esta suposición no declarada: Los resultados económicos de las decisiones políticas tomadas por un comité de 12 funcionarios asalariados, 7 de los cuales fueron nombrados por el presidente de Estados Unidos y 5 de los cuales fueron nombrados por los principales bancos regionales que poseen la mayoría de las participaciones de los 12 bancos regionales de la Reserva Federal, son mejores para la nación que las decisiones de millones de poseedores de monedas de oro, que buscan su propio interés.

Este es el argumento a favor de una burocracia asalariada en lugar del libre mercado. Supone la sabiduría superior y el interés público superior de un comité de académicos (Consejo de Gobernadores) y agentes de banca comercial (presidentes de bancos regionales de la Fed). Los principales opositores a un patrón oro nunca lo dicen así, pero es una conclusión inevitable de su oposición.

Las únicas excepciones dentro del grupo de intereses especiales contra el oro son los greenbackers. Estos suponen lo siguiente y está dispuestos a decirlo: Los resultados económicos de las decisiones políticas realizadas por un comité del Congreso son superiores para la nación que las decisiones de millones de poseedores de monedas de oro, que buscan su propio interés.

Pero los greenbackers rechazan admitir que hay una segunda suposición: Las decisiones de este comité serán implantadas fielmente bajo la autoridad del Departamento del Tesoro, que está bajo la autoridad del presidente y cuyos empleados están protegidos por normas de servicio civil contra el despido.

En definitiva, el debate es entre la lógica del libre mercado como organización social frente a la lógica de la planificación centralizada. El campo de batalla es la teoría monetaria y la política monetaria.

Fe en la Reserva Federal

Hay una razón principal por la que los medios de comunicación de masas ridiculizan al oro como inversión y también al oro como patrón monetario. Comprar oro es votar contra el Sistema de la Reserva Federal.

Estos días leemos que “el oro está demasiado alto, así que no compréis”. ¿Alguna vez alguno de estos supuestos expertos en inversiones dijeron públicamente a la gente que comprar oro cuando estaba por debajo de 300$? Por supuesto que no. Bill Bonner, de Agora Publishing lo hizo en 2000. Yo lo hice en octubre de 2001, inmediatamente después del 11-S.

Los expertos de los grandes medios de comunicación son expertos en cuándo no tener oro: ahora. Siempre es ahora.

Se quejan de que los fanáticos del oro son miembros de una religión. Lo acepto. Los fanáticos contra el oro son miembros de una religión rival.

Los fanáticos del oro defienden la religión del libre mercado. Los fanáticos contra el oro defienden la religión de la planificación centralizada por medio de la banca centralizada. Los dos bandos han estado en las gargantas de  los otros durante dos siglos.

Los fanáticos contra el oro han sido dominantes en la universidad durante al menos un siglo.

Dr. Roosevelt, economista

Los fanáticos contra el oro han dominado el periodismo financiero ininterrumpidamente desde 1933, cuando el presidente Franklin Roosevelt hizo unilateralmente ilegal que los estadounidenses poseyeran oro. Publicó una orden ejecutiva el 5 de abril de 1933. Daba a los estadounidenses hasta el 1 de mayo para entregar su oro a 20$ la onza. Cualquiera que rehusara hacerlo y fuera descubierto se arriesgaba a una multa de 10.000$ (al menos 170.000$ en dinero actual) y diez años en prisión. El texto en inglés está aquí.

Luego, para completar el atraco, el gobierno disparó el precio del oro a 35$: La Gold Reserve Act del 30 de enero de 1934. El gobierno se embolsaba la diferencia: un aumento del 75$. “¡Mala suerte, pringados!”

Solo un hombre fue imputado bajo la orden ejecutiva. Si no hubiera discutido la OE ante el tribunal, nadie lo hubiera sabido nunca. Así que los temerosos o confiados ciudadanos que obedecieron a la OE perdieron. Todos los que la ignoraron ganaron un 75% con su inversión. Esto es coherente con la primera ley de la política federal: “Juega al béisbol con nosotros y te machacaremos los dientes con el bate”.

Fue el fin del patrón moneda oro en el mundo. Había acabado en Europa en las semanas que siguieron al estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914. Los bancos comerciales empezaron a experimentar huidas de depositantes en monedas de oro almacenadas en sus cajas fuertes en nombre de depositantes. Así que los bancos quebraron. El gobierno permitió esto, igual que Washington lo había permitido en 1861. Luego los bancos centrales confiscaron el oro de los bancos comerciales. Solo Inglaterra restauró el patrón moneda oro después de la guerra en 1925. Lo abandonó de nuevo en 1931. Eso dejaba solo a Estados Unidos. FDR acabó con ese resquicio en 1933.

Hoy el mundo financiero considera a la acción de FDR en 1933 como irrelevante, pero legítima. No fue ninguna de ambas cosas. Fue un incumplimiento de un contrato. Fue una concentración de riqueza. Fue confiscatoria. Sobre todo, fue antidemocrática en su sentido más esencial. Su acción privó a la población en general de la autoridad para imponer sanciones negativas (corridas de oro) sobre el sistema de banca de reserva fraccionaria y el gobierno federal.

Democracia diluida

En una democracia política, tu partido puede abrirse paso si consigue el 50% de los votos más uno y la cuenta no está amañada. Tienes un voto, pero está diluido.

En la democracia del dinero en monedas de oro, en la que el gobierno no está en el negocio del dinero, tienes tantos votos como monedas de oro tengas en depósito en un banco comercial. Puedes retirar tus monedas o depositar unas nuevas. Tu voto cuenta al 100%. No hay dilución de tu voto.

Si el 10% de los depositantes votan “no” retirando monedas de oro, el banco debe cambiar sus políticas de préstamos. Debe reducir los préstamos y poner monedas en caja. El proceso de retirada de monedas de oro no requiere el 50% más uno de depositantes afectados para llevarse a cabo. Cuando más fraccionadamente reservado sea el banco, menos retiradas hacen falta para conseguir un cambio en la política de préstamos: mayores reservas, menos préstamos.

Los defensores del Sistema de la Reserva Federal quieren votos altamente concentrados: una mayoría en el Comité Federal del Mercado Abierto. Son 12 personas. Siete son nombrados por el presidente y deben ser confirmados por el Senado. Después de esto, no tiene autoridad sobre ellos. Cinco son miembros de los 12 Bancos de la Reserva Federal de propiedad privada. Uno de los cinco es el presidente de la Fed de Nueva York, cuya membresía no rota.

Comparad esta disposición con el Tribunal Supremo de EEUU, que tiene nueve miembros.

En teoría siete miembros del CFMA y cinco jueces dirigen los Estados Unidos de América. Determinan las políticas. El CFMA determina la política monetaria. Tiene veto sobre el gobierno de EEUU. El Tribunal Supremo determina política, justicia y casi todo lo demás. Tiene veto sobre el Congreso y el presidente.

El Tribunal funciona a través de las distintas burocracias del ejecutivo. Se puede resistir a sus sentencias, pero no superarlas a largo plazo. El Tribunal posee legitimidad a los ojos de los votantes. Se abrirá paso.

El CFMA opera mediante bancos comerciales. Pero, en último término, siete personas establecen la política. En teoría, el Congreso o el presidente pueden decir al CFMA qué hacer. En la práctica, ninguno lo hace nunca.

La independencia de la Reserva Federal respecto del sistema político es alabada por defensores de la democracia como necesaria para una moneda fiable. La independencia del Tribunal Supremo respecto del sistema político es alabada por defensores de la democracia como necesaria para unas leyes fiables.

En resumen, la democracia es escaparatismo para el control de la élite sobre Estados Unidos.

Por eso el control sobre los materiales curriculares y la metodología de una docena de facultades de derecho y una docena de escuelas de negocio es el corazón del gobierno por la oligarquía.

En términos de las 6.000 personas que dan forma internacionalmente a políticas, el control sobre dos docenas de universidades en el mundo, la mayoría de las cuales están en Estados Unidos, resulta básico para dar forma a la opinión de esta élite. Leed el libro de David Rothkopf, Superclass. Cerca de un tercio de las 6.000 persona que dirigen las instituciones que dirigen el mundo estudiaron en una de estas dos docenas de universidades. Si tomamos la 40 primeras, a ellas acudió en torno al 50% de la élite.

He usado Google para buscar en inglés “independencia” y “Sistema de Reserva Federal”. La primera página, que pocas personas nunca llegan a superar son artículos pomposos interesados de los Bancos de la reserva Federal.

Los banqueros han tenido éxito en persuadir a la gente que explica los temas del día para que defienda la autonomía de la Fed de la interferencia política. Es típico este artículo de CBS News (2009):

Lo que se espera es que una Fed independiente pueda superar la tentación de utilizar la política monetaria para influir en elecciones y asimismo la tentación de monetizar la deuda y que hará lo mejor para la economía a largo plazo en lugar de adoptar la política que maximiza las posibilidades de que sean reelegidos los políticos.

Otro ejemplo proviene de Forbes, una importante revista de negocios:

Así que antes de apresurarnos a intervenir en la independencia de la Fed, revisemos por qué es importante. La respuesta es bastante sencilla. Un banco central independiente puede centrarse en políticas monetarias a largo plazo, es decir, en políticas que buscan una inflación baja y estable y un clima monetario que promueva el crecimiento económico a largo plazo. Los ciclos políticos, sin embargo, son considerablemente más cortos. Sin independencia del ciclo político, el banco central estaría sujeto a presiones políticas, que a su vez generarían una tendencia inflacionista para la política monetaria. En esta área, los políticos en una sociedad democrática resultan cortos de vista porque están movidos por la necesidad de ganar las próximas elecciones, Se supone que esto es una evidencia empírica. Un banco central políticamente aislado es más probable que se preocupe por objetivos a largo plazo.

Una variante del argumento para la independencia del banco central es que el control de la política monetaria es demasiado importante como para ponerlo en manos de políticos. Como grupo, han demostrado repetidamente la falta de voluntad política para tomar decisiones económicas difíciles. Pero ahora quieren afirmar el control sobre la Fed.

Si fuerais a  sustituir casi cualquier otro grupo de intereses especiales, la opinión convencional se encolerizaría. Añadid el grupo a esta frase: “Una variante del argumento para la independencia del banco central es que el control de la política [militar, sanitaria, empresarial, etc.] es demasiado importante como para ponerlo en manos de políticos”. Las principales excepciones: derecho y educación, donde la élite controla la certificación.

Las monedas de oro conllevan independencia

Cuando la gente tenía acceso a monedas de oro antes de 1914, los individuos controlaban la política bancaria. También controlaban la política fiscal del gobierno. Podían sacar sus monedas de los bancos comerciales si no aprobaban la política del gobierno. Por eso los gobiernos anulan o restringen la redención en monedas de oro siempre que estalla una guerra importante. No quieren afrontar el veto de los ciudadanos.

Con el repudio de cualquier patrón moneda de oro desde 1914, los ciudadanos ya no entienden la defensa de una divisa en moneda de oro. No entienden que la propiedad extendida de oro era el factor número uno de restricción de la expansión del poder del estado en la economía. Las decisiones individuales no coordinadas de millones de personas podían anular cualquier política pública que requiriera que la financiara la inflación del banco central. Esto molestaba a los políticos. También a los banqueros centrales.

Los políticos tenían restricciones: esposas de oro. Decidieron que era mejor trasladar el poder de creación del dinero a los banqueros. Los banqueros centrales prometieron comprar bonos públicos a tipos bajos: prestamista de último recurso. Esto hizo del banco central el falsificador de último recurso.

¿Quién sostendrá el martillo? ¿Quién vetará las decisiones del gobierno federal? La respuesta solía ser doble: el patrón moneda oro y el sistema de jurados. La intelectualidad ha conseguido socavar al primero. Ha intentado hacerlo con el segundo, con jueces instruyendo a jurados que solo pueden decidir la violación de una ley, no la legitimidad de la propia ley. Ha tenido menos éxito en esto que en su guerra contra el oro.

Conclusión

El asunto que separa a los fanáticos contra el oro de los fanáticos del oro es sencillo de explicar. El patrón moneda oro pone la autoridad monetaria en manos de millones de participantes en la economía que poseen oro. Los fanáticos del oro están a favor de esto. Los fanáticos contra el oro se oponen.

Los bandos rivales se dividen por sistemas rivales de soberanía económica. Los fanáticos del oro están a favor de la soberanía del libre mercado. Los fanáticos contra el oro están a favor de la soberanía del cártel bancario, que es la creación conjunta del gobierno federal (Reserva Federal) y los estados (licencia bancaria estatal).

Es una repetición de los argumentos de Adam Smith contra los argumentos de los mercantilistas. Es la lógica de la propiedad privada extendida y descentralizada y el contrato voluntario frente a la lógica de las licencias públicas, las barreras de entrada y el derecho legal a falsificar dinero.

Los fanáticos contra el oro no quieren que se diga así. Por eso los fanáticos del oro deberían decirlo siempre así.

Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.

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