Cómo destruir la minería de Mongolia

0

El estado de Mongolia impuso el 12 de mayo lo que se ha llamado un impuesto a los “beneficios extraordinarios” en la minería ocurridos en ese país. La ley instaura un impuesto del 68% en beneficios por ventas de mineral cuando el precio del cobre y el oro estén por encima de los 1,18$ la libra y los 500$ por onza respectivamente. Este impuesto es tan punitivo que su imposición equivale a la nacionalización.

Independientemente de su intención, el nuevo impuesto destruirá la inversión en la exploración mineral y el desarrollo en Mongolia. Causó preocupación inversores y ventas netas de Ivanhoe Mines Ltd. (“Ivanhoe”), una empresa canadiense cotizada en las bolsas de Toronto, Nueva York y NASDAQ, que había encontrado y explotado un gran filón de cobre y oro en el remoto interior de Mongolia.

Hasta la fecha, Ivanhoe ha gastado más de 370 millones de dólares en el proyecto y ha completado una evaluación preliminar de la economía de excavación, refinado y venta de cobre y oro. La evaluación demuestra que esa empresa debería ser económica, pero requeriría una inversión inicial de capital de más de 2.000 millones de dólares de EEUU. No hay infraestructura existente como energía, ferrocarriles, carreteras o recursos de agua, todos necesarios para la explotación.

El impuesto representa la opinión común de que las empresas mineras se benefician de un recurso no renovable (el cobre) que se transporta al exterior por empresas mineras extranjeras con poco beneficio para los habitantes del país en el que se extrajo. Es un fuerte argumento emocional que deriva en buena parte  del gobierno que propone la ley, que sin duda se beneficiaría políticamente por ser capaz de dispensar los ingresos del negocio.

El problema con este argumento es que sirve para desacreditar el beneficio que recibiría la gente en lugares como Mongolia mediante el desarrollo de recursos naturales, los costes de dificultar el desarrollo mediante los impuestos, el potencial que tiene para ellos y el riesgo asumido por el sector minero que iría en su beneficio, por no mencionar los beneficios que los locales obtendrían de cualquier mina futura que pudiera hallarse. La minería proporciona los materiales en bruto para muchos otros sectores con un riesgo considerablemente mayor.

Una visión general de la exploración y el desarrollo minero

La producción y uso de metales no es una novedad de los tiempos modernos. Las civilizaciones se han medido por los metales que han producido y utilizado (por ejemplo, las edades del bronce y del hierro). Después de más de cinco mil años de historia de minería y uso de metales, los buscadores han rastreado la tierra y descubierto prácticamente todas las concentraciones de metal a la vista en un esfuerzo por cubrir la demanda. Encontrar hoy un lugar potencial a evaluar con potencial minero significa tener que ir a algunas de las áreas más remotas del planeta o usar una tecnología más avanzada para evaluar el potencial de minería oculta.

Durante los últimos 4.030 años, en respuesta al aumento de la demanda y la escasez de depósitos minerales fáciles de encontrar, se han desarrollado diversas tecnologías para guiar el geólogo en explorar áreas donde no estén a la vista los minerales. Esta tecnología incluye la propia ciencia de la geología en la que una riqueza de información ha evolucionado del estudio científico de los depósitos minerales y cómo se forman. Esta inversión masiva en conocimiento permite ahora los geólogos hacer predicciones acerca de dónde podría producirse la mineralización por debajo de la superficie.

A pesar de estos desarrollos, la exploración minera sigue siendo una de las empresas más arriesgadas empresarialmente, basada sencillamente en las complejidades de la naturaleza y la rareza de las zonas de mental concentrado. El valor minero no puede cuantificarse hasta que se tomen muestras mediante un proceso de perforación, que permite que se evalúe el contenido mineral en tres dimensiones.

Hoy los geólogos dedican sus esfuerzos  interpretando capas de datos científicos y observaciones geológicas adquiridos con alto coste, evaluando cientos de objetivos potenciales solo para encontrar un era con posibilidades suficientes como para arriesgarse a los costes de una perforación. Este coste hace que se evalúen muchas áreas que nunca se evalúan para su perforación. Por cada 500 a 1.000 muestras que se prueban para perforación, se descubre un depósito mineral con suficiente valor como para abrir una mina.[1] Esta realidad significa que la mayoría de las empresas de exploración minera nunca encuentran una mina con el capital riesgo que recaudan y gastan.

Sin embargo, el riesgo no acaba con el descubrimiento. Tras la identificación de un recurso mineral, hay que considerar muchos otros factores. Para determinar la viabilidad de una operación minera, se realiza un estudio de viabilidad, que considera los costes de construcción de la mina, incluyendo carreteras, energía y suministro de agua. A menudo la metalurgia o la capacidad de extraer el metal de la roca, hace antieconómico excavar un depósito mineral debido a la forma en que se encuentra naturalmente el metal en la roca. Hay costes de excavación, procesado y refinado de la mena y de transporte del metal al consumidor. Puede haber costes en eliminar roca estéril para acceder a la roca que tiene el mineral. Estos costes dependen frecuentemente de lo remota que se encuentre la posible mina y el acceso a infraestructura preexistente.

Si el depósito sigue pareciendo económico de excavar, hay que considerar los riesgos políticos y costes medioambientales. Muchas ONG bien financiadas se dedican a detener el desarrollo minero y se han convertido en oponentes activas a una posible mina. Así que se requiere una inversión importante en relaciones públicas para combatir una opinión pública negativa. Esto puede equivaler a sobornos, ya que las empresas mineras de más éxito llegan a acuerdos con ONG contratándolas para canalizar su caridad local y programas de trabajo medioambiental.

Además, las regulaciones medioambientales del gobierno requieren que las empresas gasten grandes cantidades de dinero en la etapa de viabilidad para determinar el impacto medioambiental y guardar una cantidad importante de dinero para rehabilitar la mina cuando cese la producción. Los sentimientos en los países de origen de las empresas mineras reclaman que inviertan en comunidades locales en forma de ayuda humanitaria, incluyendo la construcción de escuelas y la perforación de pozos de agua en las comunidades locales. Finalmente, tienen que tenerse en cuenta los precios de los metales a lo largo de la vida de la mina propuesta. Muchas minas han resultado antieconómicas por un cambio imprevisto en el precio de los metales.

Si la mina propuesta pasa todo este análisis y la legislación pública antes descrita, tiene que conseguirse dinero de inversores para asumir la empresa. Pocas de las mayores empresas mineras del mundo tienen los fondos para construir una mina y, en consecuencia, se financian con deuda en los grandes bancos. Por ejemplo, se puso recientemente en producción la mina de cobre y zinc de Antamina, en Perú mediante un consorcio de empresas con un coste de 2.2000 millones de dólares, de los que 1.300 millones fueron financiados con préstamos bancarios.[2]

Este dinero fue a costes de construcción, así como a nueva infraestructura, como una instalación portuaria, 76 kilómetros de nueva carretera, un nuevo oleoducto, 58 kilómetros de líneas eléctricas y una estación transformadora. Los costes incluyeron también estudios medioambientales requeridos para adquirir más de 300 permisos del gobierno. La mina está actualmente funcionando y tiene una fuerza laboral de más de 1.400 personas de las que solo 28 son personal extranjero. Las estimaciones para la amortización de toda la inversión varían hasta los 10 años de los 19 años proyectados de vida de la mina. Estas estimaciones dependen de los precios del metal y suponen que ningún huracán destrozará ninguna infraestructura (y que el gobierno no decidirá nacionalizar la mina).

Durante los últimos 25 años, las empresas mineras han tenido beneficios de alrededor del 5% de media, netos considerando costes y pagos de préstamos.[3] Un margen de beneficio del 5% significa que sacar el metal del suelo cuesta de media un 95% del valor del metal producido. Con mucho, la mayor parte de los costes son mano de obra, energía y servicios. Los bienes y servicios necesarios para una nueva mina son prolíficos en escala y abarcan trabajos como mecánicos, técnicos informáticos, conductores, ingenieros y cocineros, representando todos nuevas economías creadas por la mina. Debería advertirse que antes de que se devuelvan las deudas, el neto de los pagos de deudas está sujeto al actual impuesto de sociedades. BHP Billiton Ltd., una de las mayores empresas mineras del mundo, pagó 1.500 millones de dólares en impuestos al gobierno chileno durante los últimos 15 años.[4] Cualquier beneficio que quede, se lo quedan los propietarios de la empresa. Usando de nuevo a BHP Billiton Ltd. como ejemplo, en 2001 la empresa pagó 751 millones de dólares en dividendos a los propietarios de la compañía: 298.000 accionistas, incluyendo fondos de pensiones que representan a millones de personas en todo el mundo.[5]

La nueva infraestructura beneficia a muchos peruanos de maneras no medibles, ya sea en su aumento en el acceso a la electricidad, la atención médica y la educación, costes muy reducidos a cualquier nuevo depósito de mineral encontrado en la zona u otras empresas de negocio que de otra forma habrían sido antieconómicas. La nueva instalación del puerto tendrá el mismo efecto y permite la exportación e importación de nuevos bienes.

A pesar de las enormes inversiones requeridas y los riesgos financieros que producen, el sector minero es minúsculo comparado con las industrias de valor añadido que dependen del metal que produce la minería. El cobre de la mina de Antamina puede convertirse en cables para motores eléctricos, tuberías de cobre para el agua o en circuito impreso de una computadora personal. En cada uno de estos casos el cobre se venden multiplicando varis veces su valor en bruto. La palabra “sostenibilidad” se lanza a menudo en discusiones intelectuales, pero con respecto a la minería, nunca tiene en cuenta el hecho de que el coste de encontrar excavar y refinar metal dicta que es más barato reciclar metal que empezar desde la nada. Cuando uno considera que prácticamente todo el cobre extraído a lo largo del tiempo sigue utilizándose, la minería puede considerarse como infinitamente sostenible.

La gente con ideas anti-desarrollo debería asimismo considerar que más del 50% del cobre producido hoy va a naciones en desarrollo, debido al hecho de que los países ricos ya han desarrollado y reciclado mucho de lo que necesitan: casi la mitad del cobre consumido en Estados Unidos es reciclado.[6] Para una mina en Mongolia significa que la gente en China no tenga tuberías de cobre para transportar agua potable limpia.

El depósito de cobre-oro de Ivanhoe en Mongolia está ubicado en una parte remota y deshabitada del mundo en la que no vive nadie. Esta tierra no fue reclamada antes por nadie. En consecuencia, nadie salvo lo que la han reclamado y ahora poseen las tierras y los que han decidido voluntariamente cooperar con los propietarios a través de la inversión en el desarrollo de la mina, deberían beneficiarse de cualquier ganancia que pueda producirse. Esta gente incluye a los inversores que han puesto hasta ahora 370 millones de dólares y quienes pongan hasta los más de 2.000 millones requeridos para abrir la mina.

Hay millones de personas normales en todo el mundo representadas por bancos, empresas de inversión y fondos laborales de pensiones. Los trabajadores locales también está claro que se beneficiarían. Los inversores hacen posibles los salarios para los trabajadores de la mina potencial, poniendo sus ahorros en el desarrollo de la mina al principio, mucho antes de que se obtenga ningún beneficio. Los trabajadores de Mongolia no tienen el dinero para encontrar y desarrollar una mina y, como los trabajadores en todo el mundo, aceptan salarios a cambio de trabajo antes e independientemente de si se consigue alguna venta o beneficio por parte de los inversores capitalistas. Ivanhoe estimaba que a lo largo de su vida el proyecto proporcionaría 117.000 nuevos empleos (en trabajadores a tiempo completo y parcial), un aumento del 11,5% en la renta por cabeza en Mongolia y una aumento de 54.000 millones de dólares en exportaciones.[7]

La nueva infraestructura, incluyendo la generación de energía y agua, carreteras, desarrollo comunitario e inversión en la gente local en forma de formación y desarrollo de habilidades, sería buena tanto para la futura inversión como para los mongoles. La infraestructura también estimularía más exploraciones mineras y un posible desarrollo minero en el área que puede hacer viables otras empresas que de otra manera serían antieconómicas. Pero los principales beneficiarios de la mina serían los consumidores de cobre en todo el mundo, para los cuales debería asumirse todo el esfuerzo en primer lugar.

El dilema de Mongolia

El gobierno de Mongolia está compuesto por un pequeño número de gente elegida para actuar en nombre del pueblo de Mongolia. Este nuevo impuesto y todos los impuestos no se pagan voluntariamente, sino que se recaudan mediante la amenaza de violencia. Como tal, los impuestos deberían considerarse moralmente equivocados.

Los fondos que se recaudan por la fuerza están sujetos a una mala asignación y abuso porque hay poca necesidad de preocuparse por satisfacer al contribuyente, que se verá obligado a pagar de nuevo el año siguiente en todo caso. Pero los impuestos son fundamentalmente defectuosos porque se basan en la ridícula suposición de que alguien en posición de autoridad es capaz de decidir en nombre otros lo que es mejor para ellos o cuáles pueden ser sus necesidades y deseos.

Si Mongolia mantiene este nuevo impuesto, estaría satisfaciendo el argumento emocional que insiste en que los mongoles que viven en Ulán Bator, que está a 550 kilómetros, deberían beneficiarse de los trabajos mineros mediante la recaudación del régimen tributario. Es fácil ver por qué los mongoles en Ulán Bator podrían pensar que esto sería una buena idea, pero más difícil ver los costes a largo plazo, que aún tienen que materializarse.

Los recursos fácilmente identificables se han encontrado y nueva minas en Mongolia serán cada vez más caras y difíciles de encontrar. Los desiertos de Mongolia presentan dificultades para la exploración y el desarrollo minero como el clima extremo y la mala infraestructura que otras áreas del mundo no tienen. El impuesto se ve como un nuevo coste muy real al ya gran costo de la exploración y el desarrollo mineros. Servirá como desincentivo para la fuerza motriz del mercado: el emprendimiento, que se basa en juicios reales y toma de riesgos.

El impuesto aumenta el riesgo percibido para inversiones planeadas actualmente y crea incertidumbre en lo que ha sido recientemente un país muy estable para invertir y señala la probabilidad de que baje considerablemente el número de los que quieran asumir el riesgo de encontrar más minas para beneficio de todos. El coste del impuesto recaerá en los consumidores de cobre. El cobre un elemento esencial de la sociedad, será más caro para los pobres, incluyendo a los mongoles. Los beneficiarios de la regalía serían el estado de Mongolia y los grupos privilegiados a quienes decida entregar los ingresos. Los mongoles estarían mejor construyendo a partir de la nueva riqueza creada por una potencial mina de cobre, en lugar de desanimando a los tomadores de riesgos a buscar y desarrollar nuevas minas.

Referencias

Bilodeau, M.L. y Mackenzie, B.W., 1977, “The drilling investment decision in mineral exploration”, Application of Computer Methods in the Mineral Industry, Society of Mining Engineers of the American Institute of Mining, Metallurgical and Petroleum Engineers. 14, pp. 932-949.

Henriquez, L.N. y MacKenzie, B.W., 1981, “Análisis económico de la exploración minera con referencia a Canadá y Chile”, Minerales, 36; 155, pp.3-23.

Mackenzie, B.W., 1975, Economic characteristics of mineral investment in Canada, en: “What does mining mean to Canada?” Canadian Mining and Metallurgical Bulletin 68, p. 761.

MacKenzie, B.W., 1987, “Looking for the improbable needle in a haystack; the economics of base metal exploration in Canada”, Selected readings in mineral economics, Anderson, F.J., (ed.), Pergamon Press, NY, pp. 36-61.

MacKenzie, B.W., 1987, “Mineral exploration productivity; focusing to restore profitability”, Anderson, F.J., (ed.), Selected readings in mineral economics, Pergamon Press, NY, pp. 79-101.

Mackenzie, B.W., 1994, “Evaluating and controlling geological risk”, Jones, H. (ed.) Managing Risk, Australasian Institute of Mining and Metallurgy. 6/94, pp. 47-55.

McDonald, R.J., 2000, “The economic performance of an “old” industry: mineral extraction and processing”, Australasian Institute of Mining and Metallurgy, Sydney.



[1] El Dr. MacKenzie, del Departamento de Ciencia Geológicas e Ingeniería Geológica en la Universidad de Queens ha publicado los escritos más importantes sobre las posibilidades de éxito en la exploración.

[2] Estas cifras se tomaron del sitio web de BHP Billiton Inc.

[3] Estudio de Datastream de 2003. Este estudio medía la retorno de capital durante 25 años del sector minero que generaba una cifra del 5,2%. Pude compararse con el 18% para empresas de gastión de basuras y el 16% para empresas de software y tabaco. Un estudio de Rob McDonald, director de gestión de M Rothschilde and Sons (Australia) Limited en 2000 determinaba que durante apromiadamente el mismo periodo de 25 años las empresas mineras generaron una tasa de retorno compuesta media para los accionistas del 5%.

[4] Esta información aparece en un artículo de The Age de Australia.

[5] El número total de accionistas no se refleja en eta cifra. La cifra de 298.000 incluye a inversores institucionales como planes de pensiones de sindicatos y fondos mutuos que representan a enormes cantidades de personas. Tomado del sitio web de BHP Billitons.

[6] La proporción de producción mundial de cobre consumida por los países en desarrollo se cree que aumentará enormemente, sobre todo en China, que actualmente consume en torno al 20% del cobre producido y ha sobrepasado a Estados Unidos. Tomado del sitio web de la Copper Development Association.

[7] Estas cifras provenían del sitio web de Ivanhoe.


Publicado el 20 de junio de 2006. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.

Print Friendly, PDF & Email