Fundamentos de la acción humana: Factores de producción

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Trabajo versus Ocio

Dejando de lado el problema de la asignación de la producción sobre las líneas más deseadas y el problema de la medición de un producto contra otro, es evidente que todo hombre desea maximizar su producción de bienes de consumo por unidad de tiempo. Él trata de satisfacer, tantos de sus fines importantes como sea posible y, en el menor tiempo posible. Pero para aumentar la producción de sus bienes de consumo, debe aliviar el problema de la escasez de los factores de producción; él tiene que aumentar la oferta disponible de esos factores escasos. Los factores dados por la naturaleza son limitados por su  medio ambiente y por lo tanto no pueden ser incrementados. Esto deja al hombre con la opción de incrementar su oferta de bienes de capital o incrementar su uso de trabajo.

Podría argumentarse que otra forma de aumentar la producción es mejorar el conocimiento técnico de cómo producir los bienes deseados—mejorando las recetas. Una receta, sin embargo, sólo puede establecer los límites exteriores de los aumentos en producción; los aumentos reales pueden lograrse únicamente con un aumento en la oferta de factores productivos. Así, supongamos que Robinson Crusoe llega, sin ningún equipo, a una isla desierta. Él podría ser un ingeniero competente y tener pleno conocimiento de los procesos necesarios para la construcción de una mansión para él mismo. Pero sin la oferta necesaria de factores disponibles, ese conocimiento no sería suficiente para construir la mansión.

Un método, entonces, por el cual el hombre puede aumentar su producción por unidad de tiempo es mediante el incremento del uso de trabajo. En el primer lugar, sin embargo, las posibilidades de esa expansión están estrictamente limitadas—por el número de personas en existencia en un momento dado y por el número de horas del día. En segundo lugar, está limitada por la capacidad de cada trabajador, y esa capacidad tiende a variar. Y, finalmente, existe una tercera limitación en la oferta de trabajo: sea o no que el trabajo produzca satisfacción directamente en sí mismo, el trabajo siempre implica una renuncia al ocio, un bien deseable.[1]

Podemos imaginar un mundo en el que el ocio no es deseado y el trabajo es meramente un factor escaso útil a ser economizado. En tal mundo, la oferta total de trabajo disponible sería igual a la cantidad total de trabajo que los hombres fuesen capaces de ejercer. Todo el mundo tendría ganas de trabajar al máximo de su capacidad, ya que el mayor trabajo conduciría a una mayor producción de bienes de consumo deseados. Todo el tiempo no requerido para mantener y preservar la capacidad de trabajo se utilizaría trabajando.[2] Tal situación podría posiblemente existir, y un análisis económico podría llevarse a cabo sobre el tema. Sin embargo, sabemos por observación empírica que tal situación es muy rara en la acción humana. Para casi todos los actores, el ocio es un bien de consumo, a ser contrapesado contra la adquisición de otros bienes de consumo, incluyendo la posible satisfacción del mismo esfuerzo. Cuanto más trabaja un hombre, menos ocio puede disfrutar. El aumento de trabajo por lo tanto reduce la oferta disponible de ocio y la utilidad que proporciona. Por consiguiente, “La gente trabaja sólo cuando valoran el rendimiento del trabajo como mayor que la disminución en la satisfacción provocada por la reducción del ocio.”[3] Es posible que incluida en ese “retorno” de satisfacción producida por el trabajo pueda haber satisfacción en el trabajo mismo, en el gasto voluntario de energía en una tarea productiva. Cuando tal satisfacción por el trabajo no existe, entonces simplemente el valor esperado del producto obtenido por el esfuerzo será sopesado contra la desutilidad implicada en la renuncia al ocio—la utilidad del ocio a la que se renunció. En el caso en el que el trabajo proporciona una satisfacción intrínseca, la utilidad del bien producido incluirá la utilidad proporcionada por el esfuerzo mismo. A medida que la cantidad de esfuerzo se incrementa, sin embargo, la utilidad de la satisfacción proporcionada por el trabajo mismo disminuye, y la utilidad de las unidades sucesivas del producto final también disminuye. Tanto la utilidad marginal del producto final como la utilidad marginal de la satisfacción del trabajo disminuyen con un incremento de su cantidad, porque ambos bienes siguen la ley universal de la utilidad marginal.

Cuando considera trabajar, el hombre no sólo tiene en cuenta cuáles son los fines son más valiosos que su trabajo puede satisfacer (así como hace con todos los otros factores), esos fines pueden incluir la satisfacción derivada del trabajo productivo en sí, pero él también sopesa la posibilidad de abstenerse de trabajar para obtener el bien de consumo ocio. El ocio, al igual que cualquier otro bien, está sujeto a la ley de la utilidad marginal. La primera unidad de ocio satisface el deseo más urgente que uno siente; la siguiente unidad satisface a un fin de menos alto valor; la tercera unidad un fin incluso menos valorado, etc. La utilidad marginal del ocio disminuye a medida que la oferta aumenta, y esa utilidad es igual al valor del fin al que se hubiese renunciado con la pérdida de la unidad de ocio. Pero en ese caso, la desutilidad marginal del trabajo (en términos del ocio al que se renuncia) aumenta con cada aumento en la cantidad de trabajo realizado.

En algunos casos, el trabajo puede ser desagradable, no sólo por el ocio al que se renuncia, sino también debido a las condiciones específicas asociadas a ese trabajo en particular, condiciones que el actor considera desagradable. En esos casos, la desutilidad marginal del trabajo incluye tanto la desutilidad debido a esas condiciones y la desutilidad debido al ocio al que se renuncia. Los aspectos desagradables del trabajo, como la renuncia al ocio, se soportan en aras del producto final. La adición de los elementos desagradables en ciertos tipos de trabajo puede reforzar, y ciertamente no contrarrestan, la desutilidad marginal creciente impuesta por el acumulación del ocio sacrificado a medida que el tiempo empleado en trabajo aumenta.

Así, para cada persona y el tipo de trabajo realizado, la comparación de la utilidad marginal del producto de las unidades de trabajo contra de la desutilidad marginal del trabajo incluirá la satisfacción o insatisfacción del trabajo mismo, además de la evaluación del producto final y el ocio al que se renuncia. El trabajo en sí mismo puede proporcionar satisfacción, dolor o insatisfacción, o puede ser neutral. En los casos en que el trabajo mismo proporciona satisfacción, sin embargo, ésta está entrelazada con y no puede ser separada de la expectativa de obtener el producto final. Privado del producto final, el hombre considerará su trabajo inútil y sin sentido, y el trabajo mismo ya no proporcionará satisfacción positiva. Las actividades que se realizan sólo por hacerlas no son trabajo sino juegos, bienes de consumo en sí mismos. Los juegos, como bienes de consumo, están sujetos a la ley de la utilidad marginal como todos los bienes, y el tiempo empleado en el juego será balanceado contra la utilidad a ser derivada de los otros bienes que se puede obtener.[4]

Por lo tanto, al asignar una hora de trabajo, el hombre sopesa la desutilidad del trabajo (incluyendo el ocio al que se renuncia, más cualquier insatisfacción derivada del trabajo en sí mismo) contra la utilidad de la contribución que él proporcionará en esa hora a la producción de los bienes deseados (incluyendo los bienes futuros y cualquier satisfacción derivada del trabajo en sí mismo), esto es, con el valor de su producto marginal. En cada hora él gastará su esfuerzo en la producción de ese bien cuyo producto marginal ocupa el lugar más alto en su escala de valores. Si él renuncia a una hora de trabajo, él renunciará a una unidad de ese bien cuya utilidad marginal es la más baja en su escala de valores. En cada punto en el tiempo él equilibrará la utilidad del producto en su escala de valores contra la desutilidad de más trabajo. Sabemos que para un hombre la utilidad marginal de los bienes logrados con su esfuerzo disminuirá a medida que trabaja cada vez más. Por otro lado, con cada esfuerzo adicional, la desutilidad marginal del esfuerzo continúa aumentando. Por lo tanto, el hombre trabajará, siempre y cuando la utilidad marginal del rendimiento exceda la desutilidad marginal del trabajo. El hombre dejará de trabajar cuando la desutilidad marginal del trabajo sea mayor que la utilidad marginal del incremento de bienes proporcionado por el trabajo.[5]

Entonces, a medida que su consumo de ocio aumenta, la utilidad marginal del ocio disminuirá, mientras que la utilidad marginal de los bienes a los que renuncia se incrementa, hasta que finalmente la utilidad marginal de los bienes a los que se renuncia es mayor que la utilidad marginal del ocio, y el actor regresará a trabajar nuevamente.

Este análisis de las leyes del trabajo se ha deducido de las implicaciones del axioma de la acción y de suponer que el ocio es un bien de consumo.


[1] Esta es la primera proposición en este capítulo que no ha sido deducida del axioma de la acción. Es una suposición subsidiaria, basada en observación empírica del comportamiento humano real. No es deducible de la acción humana porque su contrario es concebible, aunque no exista generalmente. Por otra parte, las suposiciones sobre las relaciones cuantitativas de causa y el efecto están lógicamente implícitas en el axioma de la acción, ya que el conocimiento de determinadas relaciones de causa y efecto es necesario para cualquier decisión de actuar.

[2] Consultar Mises, La Acción Humana, p. 131.

[3] Ibid., p. 132.

[4] El ocio es la cantidad de tiempo no gastado en trabajo, y el juego puede ser considerado una de las formas que puede tomar el ocio proporcionando satisfacción. Sobre el trabajo y el juego, ver. Frank A. Fetter, Principios de Economía (Nueva York: The Century Co., 1915), pp. 171-77, 191, 197-206.

[5] Consultar L. Albert Hahn, La Economía de Sentido Común (Nueva York: Abelard-Schuman, 1956), pp. 1 y siguientes.


Traducido del inglés por Dante Bayona.

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