Los requisitos de capital no nos salvarán

0

El martes 2 de julio de 2013, los políticos del banco central de EEUU votaron a favor de la versión de EEUU de las normas bancarias internacionales conocidas como el acuerdo de Basilea 3. La piedra angular de las nuevas normas es un requisito de que los bancos mantengan capital de alta calidad, como existencias o beneficios retenidos, igual al 7% de sus préstamos y activos.

A los bancos más grandes puede pedírseles que retengan más del 9%. La Fed también redactó nueva reglas de “tasa de apalancamiento” para limitar cuánto pueden tomar prestado los bancos para financiar sus negocios.

Sin embargo la introducción de nuevas regulaciones por la Fed no puede hacer estable el sistema financiero actual y evitar turbulencias financieras.

El principal factor de inestabilidad en el sistema bancario moderno es el actual patrón papel, apoyado por la existencia del banco central y el préstamo de reserva fraccionaria.

En una verdadera economía libre de mercado sin la existencia del banco central, los bancos tendrían dificultades en practicar la banca de reserva fraccionaria. Cualquier intento de hacerlo llevaría a quiebras, que restringirían a cualquier banco que intentara prestar a partir de la “nada”.

La banca de reserva fraccionaria puede sin embargo verse apoyada por el banco central. Advirtamos que mediante la gestión monetaria actual, es decir, la inyección monetaria, el banco central se asegura de que todos los bancos pueden dedicarse conjuntamente a la expansión del crédito a partir de la nada a través de la práctica de la banca de reserva fraccionaria.

La expansión conjunta garantiza a su vez que los cheques que se presentan al cobro por los bancos entre sí se compensan, porque el cobro de cada uno cancela el cobro del otro.

Por medio de inyecciones monetarias, el banco central asegura que el sistema bancario sea “suficientemente líquido” de forma que los bancos no quiebren.

Las consecuencias de la gestión monetaria de la Fed se manifiestan en términos de ciclos de auge-declive.

Con el tiempo, este tipo de gestión corre el riesgo de debilitar gravemente el proceso de generación de riqueza y corre el riesgo de obstaculizar gravemente el crecimiento económico real.

Mientras el actual sistema monetario permanezca intacto, no es posible impedir una crisis financiera similar a la que tuvimos en 2007-09. La introducción de requisitos más rígidos de capital por los bancos no puede hacerlos más solventes en el actual sistema monetario.

Entretanto, los bancos han decidido restringir su actividad independientemente de las nuevas normas de la Fed. Advirtamos que se asientan sobre cerca de 2 billones de dólares en reservas extraordinarias de efectivo. La tasa anual de crecimiento del préstamo inflacionista de los bancos ha caído al 4,1% en junio desde el 4,2% en mayo y el 22,4% en junio del año pasado.

Una vez la economía entra en un nuevo declive económico, es probable que los bancos corran el riesgo de experimentar una nueva crisis financiera, siendo la razón que los calificados como préstamos actuales de buena calidad podrían convertirse en activos malos una vez se desarrolle el declive.

Un declive visible en la tasa anual de crecimiento del préstamo inflacionista de los bancos está ejerciendo una mayor presión a la baja en la tendencia de crecimiento de nuestra mediación monetaria de la “Oferta Monetaria Austriaca” (AMS, por sus siglas en inglés).

Año a año, la tasa de crecimiento en la AMS se mantuvo en el 7,7% en junio frente al 8,3% en mayo y el 11,8% en junio del año pasado.

Creemos que se puede esperar que un declive visible en la tendencia del crecimiento del AMS eche abajo varias actividades de burbuja, que surgirá tras el aumento previo en la tendencia de crecimiento de la oferta monetaria.

Recordemos que el declive económico consiste en que caigan actividades de burbuja. No siempre está claro de antemano qué actividad es una burbuja y cuál no.

Advirtamos que una vez aparece un declive, compañías aparentemente buenas quedan patas arriba. Dado que desde 2008 la Fed ha estado siguiendo un política monetaria extremadamente laxa, esto aumenta la probabilidad de que hayamos tenido un gran aumento en actividades de burbuja como porcentaje de la actividad general.

Una vez aparezca el declive, esto afectará a un gran porcentaje de actividades de burbuja y por tanto los bancos que proporcionaron préstamos para estas actividades descubrirán que tienen una gran cantidad de activos no rentables.

Un probable mayor declive en el préstamo va a obstaculizar prestar más de la nada y esto pondría una mayor presión en la tendencia de crecimiento de la oferta monetaria.

En la banca de reserva fraccionaria, cuando se devuelve el dinero y el banco no renueva el préstamo, el dinero se evapora. Como el préstamo se originó de la nada, evidentemente no puede haber tenido un propietario.

En un mercado libre, por el contrario, cuando se devuelve el dinero, es decir, el oro, se traslada al prestamista original: la existencia de dinero permanece intacta.

Como el sistema monetario actual es fundamentalmente inestable, no es posible arreglarlo. El banco central puede mantener el actual patrón papel mientras las existencias de riqueza real sigan creciendo.

Una vez las existencias empiecen a estancarse, o peor, a disminuir, entonces ninguna inyección monetaria será capaz de impedir la caída del sistema.

Una solución mejor es, por supuesto, tener un mercado libre de verdad y permitir que el oro reafirme su papel monetario. Frente al sistema monetario actual, en el marco de un patrón oro el dinero no puede desaparecer y poner en marcha la amenaza de ciclos de auge-declive.


Publicado el 18 de julio de 2013. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.

Print Friendly, PDF & Email