Bernanke: Un mandato de fracasos

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El mandato como presidente de la Fed de Ben Bernanke acaba al final del año y el presidente Obama ha indicado bastante descortésmente que pretende reemplazarlo, señalando que “ya ha estado mucho más tiempo del que quería o se suponía que iba a estar”.

A pesar de lo que ha argumentado Mort Zukerman en su artículo titulado ““Mistreating Ben Bernanke, the Man Who Saved the Economy”, la política bajo Bernanke no ha sido buena, como mínimo. La política antes de que la crisis se expandiera creó crédito, mantuvo los tipos demasiado bajos durante demasiado tiempo, generando un segundo, pero esta vez catastrófico, ciclo de auge-declive. Desde entonces, la blanda política de la Fed de bajos tipos de interés y flexibilización cuantitativa ha retrasado la recuperación por:

  1. Impidiendo que los tipos de interés siguieran los niveles del mercado, lo que hubiera redirigido los recursos a los usos de mayor valor.[1]
  2. Haciendo más fácil a las empresas evitar la necesaria liquidación y reasignación de recursos.
  3. Aumentando la incertidumbre política, que, unida a la extrema incertidumbre de régimen, es la causa principal del continuo Gran Estancamiento de Bush-Obama.

La crítica ortodoxa de la Fed, tanto antes como después de la crisis,puede encontrars en el blog de John B. Taylor “Economics One” o en su libro Getting Off Track: How Government Actions and Interventions Caused, Prolonged, and Worsened the Financial Crisis. Para una perspectiva austriaca, aparte del escrito de Salerno antes citado, ver el archivo de Frank Shostak, “Culpable de los cargos imputados”, de George A. Selgin, o mi “Bernanke: ¿El buen ingeniero?” que concluye “La actual política monetaria de Bernanke es una colisión de trenes esperando a producirse. La solución definitiva apuntada por Roger Garrison: ‘La esperanza de conseguir un crecimiento sostenible a largo plazo solo puede basarse en las perspectivas de descentralizar el negocio de la banca’”.

Una imagen de cuánto ha derivado la política hacia una “política mondustrial” bajo el presidente Bernanke y hacia una planificación monetaria centralizada cada vez más peligrosa puede encontrarse en la Independent Review, en “Ben Bernanke versus Milton Friedman: The Federal Reserve’s Emergence as the U.S. Economy’s Central Planner”, de Jeffrey Rogers Hummel. Hummel resume mucha de la política de la Fed de Bernanke tras la crisis como sigue:

En suma, las fases uno y dos de las política de Bernanke resultaron ser solo ligeras variaciones del mismo tema. Casi nada de lo que hizo la Fed durante cada fase puede describirse apropiadamente como un esfuerzo por estimular o siquiera estabilizar la demanda agregada. Sea cual sea la justificación presentada, todo acabó siendo una intervención de lado de la oferta, pensada para sostener a las instituciones financieras en quiebra. Helicóptero Ben habla mucho de estar listos para lanzar una flexibilización cuantitativa, pero estas palabras solo imparten un aura de justificación para el increíblemente expandido papel de la Fed en asignar la escasa oferta de ahorro del país. Como mucho, sus políticas estuvieron más cerca de la inflexibilización cuantitativa. Un apodo mejor sería por tanto “Rescate Ben”.

Desgraciadamente hemos vuelto a la situación en la que la política de la Fed ha sido tan mala que la política monetaria podría haber sido fácilmente incluso más destructiva para la creación de riqueza. Como escribí en una carta al director en 2010 cuando Bernanke estaba a punto de ser reelegido, la única razón para su reelección era que todos los demás que la administración podría nombrar proporcionarían un liderazgo que probablemente hicieran aún peor la política. Actualmente los dos candidatos principales a reemplazar a Bernanke son Janet Yellen y Lawrence Summers. Ninguno de ambos inspira confianza, ni siquiera en el consejo editorial del Wall Street Journal, que escribe el 29 de julio:

El problema real es que ni Ms. Yellen ni Mr. Summers parece probable que hagan lo que debería ser la prioridad del próximo presidente: restaurar la independencia de la Fed acabando con estas intervenciones políticas post-crisis y centrarse sobre todo en mantener la estabilidad de precios.

Quienes crean en una moneda fuerte deberían temblar ante ambas perspectivas.

Janet Yellen, que es alabada como “la mejor alternativa para la Fed” por el forofo de la Fed Alan S. Blinder, un importante defensor del activismo de la Fed y de más estímulo fiscal, se describe muy apropiadamente en el Journal:

A Ms. Yellen se la ve también, dentro y fuera de la Fed, como una importante paloma monetaria. Eso no se limita a su respaldo a las intervenciones monetarias de Bernanke desde el pánico de 2008. Hemos seguido a Ms. Yellen durante 20 años y no podemos recordar ninguna coyuntura en que su política por defecto no fuera seguir echando licor al ponche [las cursivas son mías]. Muchos demócratas piensan que la Fed tiene que mantener los tipos de interés cerca de cero hasta las elecciones de 2016 y Ms. Yellen es su mujer.

Summers puede en realidad ser incluso más problemático. Es uno de los creadores del fracasado estímulo de 2009 y alguien ha saltado alternativamente de Wall Street al gobierno y que solo aumentaría la imagen de la Fed como planificadora financiera centralizada  y muy probablemente continuara con la evolución de la política monetaria a la política mondustrial.

¿Puede empeorar la política de la Fed bajo el liderazgo de la Dra. Yellen o el Dr. Summers? Definitivamente SÍ. Por desgracia, el liderazgo de la Fed no es el único problema. Una institución que se basa en un buen liderazgo para evitar dañar la economía y la nación no es una buena institución. Si los bancos y otras instituciones financieras no deberían ser demasiado grandes como para caer, tampoco debería serlo la Fed. Aunque en la percepción de demasiados la Fed es al tiempo demasiado grande y demasiado importante como para caer, es una institución que no solo podría ser, sino que ha sido un completo fracaso.

La conclusión de mi carta de 2010 sigue siendo relevante:

La FED, de acuerdo con el Post es una “institución que nos ha servido bien durante décadas”. Sin embargo, la FED no ha sido una institución que nos haya servido bien. Se creó para proteger el valor del dólar y evitar los ciclos de auge y declive. Desde la creación de la Fed, el dólar, en términos reales, ha disminuido en más del 87% de su valor, teniendo ahora un poder adquisitivo comparado con 1913 de menos de 13 centavos. Solo desde mediados de la década de 1990 la política monetaria excesivamente laxa ha causado o permitido dos periodos importantes de auge-declive con sus correspondientes burbujas primero en acciones punto.com y luego en inmuebles residenciales y comerciales. El Wall Street Journal, en un editorial del 25 de enero que argumenta en contra de la confirmación en parte por la complicidad de Bernanke y la FED en causar el auge más reciente y el consiguiente declive y crisis financiera, da sin querer la única razón legítima a corto plazo para mantener a Bernanke: que otros potenciales designados serían aún peores. A largo plazo, en lugar de alabar a la Fed y a la banca centralizada, la verdadera reforma bancaria, siguiendo el premio Nobel F.A. Hayek, tendría que contemplar seriamente propuestas para la “desnacionalización del dinero”, incluyendo la reciente sugerencia del economista Richard Ebeling de acabar con la Reserva Federal.

 


[1] Joseph T. Salerno, “A Reformulation of Austrian Business Cycle Theory in Light of the Financial Crisis”, pp. 37-38. Ronald I. McKinnon dice algo similar en “The Near-Zero Interest Rate Trap”. Resume estupendamente: “Al tratar de estimular la demanda agregada y reducir el desempleo, los bancos centrales han empujado demasiado a la baja los tipos de interés y distorsionado el sistema financiero [ y la estructura real de producción] inadvertidamente, de una forma que limita tanto la inversión a corto como a largo plazo. El mal llamado estímulo monetario está en realidad siendo un lastre para la economía”.


Publicado el 31 de julio de 2013. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.

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