¿Tenía razón Friedman acerca de Rothbard sobre el colapso de los bancos?

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Aunque la ciencia supuestamente es una ciencia que implica lógica, me parece que hoy en día economistas eminentes llegan a conclusiones empleando falacias lógicas. Por ejemplo,  recientemente leí un post del blog de Paul Krugman en el que usaba una entrevista a Milton Friedman de 1999 para atacar la teoría austriaca del ciclo económico.

La falacia lógica se llama argumentum ad auctoritatem o “apelación a la autoridad”, en la que alguien cita una declaración de alguien considerado una autoridad en la materia, afirmando así que cierto punto de vista debe ser verdad, porque lo dijo esa autoridad. En su post, Krugman intenta utilizar la declaración de Friedman como parte de un razonamiento deductivo, tomando lo siguiente de una entrevista de la Institución Hoover:

Creo que la teoría austriaca del ciclo económico ha hecho mucho daño en el mundo. Si nos remontamos a la década de 1930, que es un momento clave, tenemos a los austriacos asentados en Londres, Hayek y Lionel Robbins, y diciendo que hay que dejar que el fondo desaparezca del mundo. Solo hay que dejar que se cure a sí mismo. Solo empeorará. Estaba Rothbard diciendo que era un gran error no dejar que se desplomara todo el sistema bancario. Creo que al animar ese tipo de política de no hacer nada, tanto en Gran Bretaña como en Estados Unidos, estaban haciendo daño. [Las cursivas son mías]

Antes de analizar la declaración de Friedman, dejadme que señale que Krugman está tratando de dar l siguiente argumento: Si Milton Frideman ponía en duda la teoría austriaca del ciclo económico, esta debe estar equivocada porque Friedman era un defensor de los mercados libres. Ahora, dudo de que Krugman hubiera estado de acuerdo con cualquier otra cosa de la entrevista y habría estado más que contento afirmando que Friedman se equivocaba en casi todo. Sin embargo, como Friedman atacaba a los austriacos (y Krugman odia a los austriacos y especialmente a sus opiniones sobre los ciclos económicos), entonces está bien usar a Friedman contra ellos.

Las tácticas de Krugman son de bajo nivel, hablando en términos académicos. Tal vez yo esté extrapolando aquí hasta el extremo, pero si uno de los más respetados economistas ganadores del premio Nobel se dedica habitualmente al empleo de falacias lógicas baratas y no es llamado al orden por sus colegas ortodoxos por hacerlo, el estado de la economía académica ortodoxa no es bueno.

Dado que Krugman, que ha afirmado que la TACE es intelectualmente fraudulenta, cita a Friedman como “prueba” de que la teoría es realmente un fraude, tal vez tengamos que analizar cuidadosamente la declaración de Friedman para ver si es correcta. Pero la mayor parte de la declaración es opinión, pero hay una línea que puede examinarse bastante objetivamente: “Estaba Rothbard diciendo que era un gran error no dejar que se desplomara todo el sistema bancario”. ¿Realmente dijo esto Rothbard?

Aunque Friedman no da la fuente de la supuesta postura de Rothbard, sí sabemos que hizo algunos comentarios fuertes a lo largo de su carrera acerca de la banca de reserva fraccionaria y también dio sus propias recetas políticas respecto de lo que creía que debería haberse hecho con la banca durante los primeros años de la Gran Depresión.

Si se puede hacer equivaler una cita de Rothbard a la alegación de Friedman, la más probable habría sido la siguiente, del libro de Rothbard, America’s Great Depression:

El método del laissez faire habría permitido cerrar a los bancos de la nación (como habrían hecho probablemente sin intervención pública). Los bancos quebrados podrían entonces haberse transferido a la propiedad de sus depositantes, que se hubieran hecho cargo de los activos invertidos y paralizados de los bancos. Habría habido una deflación enorme, pero rápida, con la oferta de dinero cayendo prácticamente a un 100% de las existencias de oro de la nación. Los depositantes habrían sido “ahorradores forzosos” en los activos existentes del banco (préstamos e inversiones). Esta operación quirúrgica de limpieza habría acabado, de una vez por todas, con el sistema inherentemente quebrado de la reserva fraccionaria, basando a partir de entonces los préstamos e inversiones en los ahorros voluntarios de la gente en lugar del crédito artificialmente extendido y habría llevado al país a una base monetaria verdaderamente sólida y fuerte. La amenaza de inflación y depresión se habría acabado permanentemente y se habría creado el escenario completo para la recuperación de la crisis existente.

Aunque la cita anterior le parecería radical a alguien como Friedman que era realmente un defensor del papel moneda (como Krugman), no hay que entender los argumentos de Rothbard como su propia visión ideológica respecto de los mercados libres. Lo primero y más importante es que Rothbard creía que la banca de reserva fraccionaria era inherentemente fraudulenta e igualmente importante es que su base de arenas movedizas permite a la economía las crisis financieras.

En otras palabras, Rothbvard estaba declarando que el tipo de sistema bancario y financiero que defendía Friedman es el mismo sistema que estaba en el corazón de la crisis que fue la Gran Depresión. Así que Rothbard sencillamente estaba diciendo que tal sistema debería eliminarse porque era inherentemente destructivo.

Yendo más allá. Rothbard no estaba defendiendo la destrucción de “todo el sistema bancario”, sino más bien apuntando lo que era evidente: el sistema se había destruido a sí mismo y había arrastrado con él a la economía. No era que Rothbard quisiera matar algo que estuviera sano, sino más bien quería que el sistema ya difunto estuviera realmente muerto.

Además, Rothbard creía que si se hubiera permitido que muriera el sistema de reserva fraccionaria, hubiera tomado su lugar un sistema nuevo y más estable de banca con reservas del 100% y ese sistema financiero habría funcionado mejor que el viejo. Ese estado de cosas habría sido anatema para gente como Friedman y Krugman, que sostienen que una economía necesita una divisa “flexible” que pueda ser manipulada por las autoridades públicas, siempre por el “bien público”, por supuesto.

Es verdad que la receta política de Rothbard es escasa en detalles, como el método por que habrían utilizado los depositantes para recuperar su participación en los activos remanentes del sistema bancario. Sin embargo, lo importante es la idea política general de que Rothbard no estaba tanto defendiendo la “destrucción” de un sistema como diciendo que EEUU debería reemplazar un sistema fracasado que fue arruinado por la interferencia política con uno que operaría aparte de la autoridad del gobierno, se autorregularía y no estaría sujeto a desastrosas corridas bancarias.

Friedman (y Krugman), por supuesto, no harían nada de esto. Krugman, que admitió recientemente que el objetivo real de la “economía” keynesiana era el control estatal de la economía y que a él le parecía bien esta situación, se opone a que cualquier sector económico se vea libre de influencia política. Y aunque es verdad que Friedman dio muchas buenas ideas respecto de los mercados libres, estaba dispuesto a poner el aspecto más importante de una economía moderna, basada en el dinero (el propio dinero) en manos de la misma entidad (el gobierno) que Friedman declaraba que era la fuente de la mayoría de nuestros males económicos.

Así que, al recapitular este completamente lamentable escenario, un economista que emplea falacias lógicas, que cree que el control estatal de la economía es bueno, cita a un economista que indica erróneamente la postura austriaca en banca y finanzas y de ello deduce que los austriacos se equivocaban. Como mínimo, este escenario dice mucho acerca del lamentable estado de la economía académica ortodoxa moderna.


William Anderson es investigador adjunto del Instituto Mises y enseña economía en la Universidad de Frostburg State. El artículo original se encuentra aquí.

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