¿Por qué se espera que los jurados trabajen por debajo de los salarios de mercado?

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La labor de jurado genera quejas de quienes son elegidos para ejercerla, pero raramente obtiene la atención de los medios. Salvo que haya una celebridad afectada (por ejemplo, cuando Oprah Winfrey fue elegida para un juicio de asesinato), los jurados parecen entrar en el debate público cuando hay un caso sensacional, como el próximo juicio del sospechoso del tiroteo del cine Aurora, James Holmes.

Incluso cuando los jurados son noticia, no son las ineficiencias ni la pérdida de tiempo del jurado las que obtienen la atención, aunque el gran número de jurados a los que se llama en casos sensacionales (6.000 para el juicio Holmes) hacen a menudo esos problemas más visibles de lo habitual.

Una investigación seria destaca la reforma disponible más eficaz: conseguir un número suficiente de jurados cualificados pagándoles por lo que realmente vale su tiempo. Como los problemas del sistema de jurado aparecen principalmente por tratarlos como si su tiempo tuviera poco o ningún valor, pagar a los jurados en lugar de sortearlos produciría ventajas reales respecto de nuestro sistema actual, no solo con menores costes para la sociedad, sino en dispensar mejor una justicia fiable.

La mayor ineficiencia del actual servicio de jurado es su enorme desperdicio de tiempo (por ejemplo, 165.000 de 6 millones de californianos que actuaron de jurados actuaron realmente en un caso el pasado año). Pero con servicios de jurado esencialmente sin coste para jueces y abogados, tienen pocas razones para reducir dicho desperdicio. Si se pagara algo que reflejara el verdadero valor de su tiempo, serían utilizados mucho más eficazmente.

Otro problema son las incómodas y desagradables instalaciones para el jurado. Con jurados por sorteo hay poco incentivo para ajustarse a sus preferencias. Si se reclutaran voluntariamente, como otros empleados, estarían dispuestos a trabajar por menos bajo condiciones más agradables y los tribunales proporcionarían más comodidades a los jurados para rebajar el coste de los salarios.

Las ausencias son otro problema importante que aumenta tanto los costes como las dificultades administrativas. Los tribunales tienen que adivinar cuántos sorteados aparecerán realmente, desperdiciando el tiempo de muchos jurados durante muchos días y desperdiciando recursos de los tribunales cuando hay demasiado pocos jurados. Los jurados que reciban un precio de merado por su tiempo acudirán como otro empleados cuyos trabajos dependan de ello, reduciendo dicho desperdicio.

Los jurados mal pagados causan otros problemas. Ante costes por debajo del mercado para el tiempo como jurado, algunos tribunales limitan la capacidad de los jurados de tomar notas por escrito, lo que lleva a retrasos, errores y disputas evitables en la sala del jurado sobre lo que se dijo realmente. Igualmente, a los jurados se les restringe a menudo la capacidad de plantear preguntas para aclarar su comprensión o discutir sobre el juicio durante las pausas, causando confusión y tiempo desperdiciado de jurados y tribunales. Si a los jurados se les pagara un salario competitivo, se recortarían esas prácticas que hacen perder el tiempo.

Si se pagara a los jurados, se empujaría a los abogados a utilizar lenguaje llano en lugar de legalismos, para facilitar una comunicación más eficaz. Se impondrían limitaciones temporales más fuertes para obligar a los abogados a explicarse más rápida y claramente y evitar preguntas repetitivas (un fastidio para los jurados). Los jurados pagados también generarían otras eficiencias, como acelerar la selección del jurado (por ejemplo, limitando objeciones perentorias).

Pagar a los jurados también les induciría a estar más formados en derecho, evidencias y procedimientos, reduciendo la posibilidad de juicios erróneos y los recursos ahora dedicados a asegurarse de que los jurados entienden y siguen las normas.

Ofreciendo suficientes alicientes para atraer jurados “profesionales” también haría a la justicia más fiable, ya que los jurados profesionales pretenderían tener una reputación fiable y neutral.

Actualmente, el incentivo principal de muchos jurados sorteados es acabar rápido con su servidumbre involuntaria. Esto ofrece poca garantía de jurados atentos o resoluciones imparciales (por no mencionar la creación de grandes ingresos para consultores de jurados para encontrar “parciales” que puedan cambiar el resultado en su favor). Por el contrario, los incentivos para los jurados pagados serían más como los de los mediadores actuales, que los litigantes cada vez consideran más preferibles a los juicios en tribunales.

Los mediadores deben ser meticulosos e imparciales si quieren continuar en ese papel, porque deben seguir siendo aceptables para ambas partes afectadas. Una parcialidad o un desaliño evidentes acabarían con sus carreras. Quienes quieran seguir trabajando como jurados pagados querrían igualmente ser justos y equitativos para mantener esa posibilidad. Como, según dicen los tribunales de California, “las tareas de un jurado son tan importantes como las de un juez”, estos incentivos son esenciales.

Los jurados son los únicos recursos que el sistema judicial trata como esencialmente gratuitos, aunque, como pasa en un servicio militar, los costes reales son realmente pagados por los elegidos. Nuestro sistema actual se hace más lento, derrochador e inequitativo debido a que esencialmente se ignoran los costes impuestos a los jurados, que demasiado a menudo son un problema financiero y personal grave para muchos.

El derecho de los estadounidenses a un juicio con jurado no implica que sortear los jurados sea la mejor manera de proveer ese derecho. Un sistema de jurados voluntarios pagados sería una reforma importante y positiva, acercándonos a la “libertad y justicia para todos” que es el objetivo.


Publicado el 25 de septiembre de 2013. Traducido del inlgés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.

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