¿Por qué es también ilegal lo que no es marihuana?

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El cáñamo es una planta de la familia cannabis que se relaciona a menudo con la marihuana. La marihuana o cannabis indica y la cannabis sativa puede contener altas concentraciones de tetrahidrocanabinol (THC), que es un componente psicoactivo de la marihuana, junto con una larga serie de otros canabinoides. El THC es la razón principal por la que los humanos han usado medicinal, recreativa y ritualmente estas dos formas de cannabis durante varios miles de años.

El cáñamo es una variedad de cannabis sativa que ha sido usada por humanos durante aún más miles de años para producir fibra y germen de aceite. Esta variedad tiene una concentración extremadamente bajo o indetectable de THC. Por tanto no puede producir el efecto de la marihuana ni tiene ningún uso médico conocido. Sin embargo es una materia prima muy valiosa y versátil en la producción de productos como papel, textiles, cuerdas, biocombustibles, proteína en polvo para humanos, alimento para pájaros y muchos otros productos, incluyendo plásticos biodegradables. Se considera generalmente como ecológicamente amistoso porque requiere pocos o ningún herbicida, pesticida o fertilizante químico.

Su valor económico actual es difícil de determinar porque ha estado ligado a la marihuana y se ha considerado ilegal en muchos países, incluyendo EEUU desde 1937. En ese año se aprobó la Ley de Impuesto a la Marihuana de 1937, que hacía que estuviera prohibida en la práctica porque el impuesto era lo suficientemente alto como para impedir transacciones legales. También detuvo el cultivo de cáñamo, salvo durante la Segunda Guerra Mundial, debido a la utilidad militar del cáñamo. La Ley de Impuesto a la Marihuana fue derogada en 1969 y sustituida por la Ley Comprensiva de Prevención y Control de Abuso de Drogas de 1970.

Sí sabemos que históricamente el cáñamo ha sido extremadamente útil y valioso. Según Scott Sondles, autor de Hemponomics: Unleashing the Power of Sustainable Growth:[1]

El cáñamo es una variedad de cannabis sativa y fue uno de los primeros cultivos domésticos. Desde el principio, el cáñamo ha sido un cultivo básico esencial y hasta mediados del siglo XIX fue el producto más comercializado en el mundo. (p. 4)

Sondles relata cómo el cáñamo era la materia prima que constituí las velas de los barcos, las cuerdas de las poleas y otras primeras máquinas, así como la primera forma de papel de uso generalizado. Su aceite también era importante como ingrediente base para productos como tinta y pintura. Los barcos de Cristóbal Colón contenían más de 80 toneladas de productos de cáñamo, principalmente las velas y cuerdas utilizadas para mover y dirigir dichos barcos.

Está bien, pero tal vez el cáñamo ya no sea tan valioso. El desarrollo de plásticos, tecnología y nuevas materias primas pueden haber convertido al cáñamo en un producto obsoleto que ya no puede competir en la era industrial.

Contra esa idea, es importante apuntar que Australia, Canadá y muchos otros países han legalizado el cultivo de cáñamo en años recientes. Francia tiene una larga tradición de cultivo de cáñamo para aceita y China planea aumentar sustancialmente los cultivos y la producción de cáñamo, principalmente para producción textil.

¿Por qué no aprovecha EEUU la producción e cáñamo? Sondles y otros apuntan directamente a la DuPont Corporation. En 1937, el año en que se aprobó la Ley de Impuesto a la Marihuana, la DuPont Corporation consiguió una patente sobre la producción de plásticos a partir del petróleo. Tal y como lo ve Sondles, correctamente en mi opinión, fue un caso en que los intereses especiales impulsaron un programa político mercantilista por encima de las virtudes del libre mercado.

Sondles explica este sórdido caso de política contra el pueblo. Empieza con Harry Anslinger. Anslinger había sido el funcionario jefe de la aplicación de la ley seca y se convirtió en comisionado de la Oficina Federal de Narcóticos. Fue nombrado por el secretario del Tesoro, Andrew Mellon, que era el banquero de DuPont y pronto sería pariente de Anslinger.

Anslinger preparó la propaganda contra la marihuana y redactó la legislación que incluía el cáñamo industrial. Para evitar el impuesto y las multas asociadas con la marihuana, los granjeros tendrían que procesar sus cosechas en sus propias granjas para eliminar todas las hojas de los tallos antes de transportarlas. Este requisito de procesado hacía que el cultivo de cáñamo fuera económicamente prohibitivo, comparado con otros cultivos que concederían subvenciones agrícolas del gobierno federal.

Según la lectura de la historia de Sondles, la importancia de la marihuana puede haber sido una consideración secundaria comparada con el cáñamo en la aprobación de la Ley de Impuesto a la Marihuana. Con Anslinger proporcionando propaganda contra la marihuana desde dentro del gobierno, la camarilla podía contar con William Randolph Hearst para distribuirla a través de su gran cadena de periódicos. Hearst poseía una “enorme extensión de bosques madereros y estaba invirtiendo en fábricas de papel para producir periódicos usando los productos químicos de DuPont” (p. 53).

Hay dos puntos fuertes adicionales en el libro de Sondles que me gustaría mencionar. Primero, incluye una introducción al importante lugar del cáñamo en la historia mundial y estadounidense. Cuando acabas el libro, tienes que preguntarte cómo los escritores de libros de texto podían ignorar este cultivo en sus libros. El segundo punto fuerte del libro es que el autor tiene una comprensión de la economía austriaca en lo que se refiere a política, políticas públicas, guerra e incluso teoría monetaria, deflación y teoría austriaca del ciclo económico. El autor puede estar muy entusiasmado sobre las perspectivas del cáñamo legal, pero si se deroga la absurda y sórdida prohibición contra el cáñamo obtendremos el veredicto final del mercado.


[1] Scott Sondles, Hemponomics: Unleashing the Power of Sustainable Growth (CreateSpace, 2013).


Publicado el 3 de diciembre de 2013. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.

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