¿Un fin para la austeridad?

0

El presidente Barack Obama ha presentado recientemente su presupuesto en el que reclama un “fin de la austeridad”. Es una declaración asombrosa para un presidente cuyo gobierno ha gastado el mayor porcentaje del PIB en la historia y aumentado más la deuda pública que todos los anteriores presidentes combinados. ¿Qué debe considerar austeridad?

Hay manifestaciones en todo el mundo contra la austeridad casi a diario. Se condena como un veneno malvado para tiempos económicamente duros, mientras que otros la pregonan como el elixir para las depresiones económicas.

El rechazo de la austeridad del presidente representa la visión keynesiana que rechaza completamente la austeridad en favor de la aproximación de “tomar prestado y gastar” (aumentar la demanda agregada) para la recesión. Lo que está rechazando realmente son los recortes infinitesimales en la tasa de aumento de gasto y los bloqueos políticos a nuevos programas de gasto.

Aunque los presupuestos de 2009-2012 han sido relativamente planos, siguen siendo un 15% más altos que en 2008 y un 75% mayores que en la década anterior. Este salto de cuatro años en el gasto se ha financiado con un aumento de 5 billones de dólares en la deuda nacional. ¡No hay austeridad aquí!

El tipo de austeridad que obtiene diariamente más atención de la prensa en todo el mundo es el promovido por economistas en el Fondo Monetario Internacional. Esta aproximación “austera” incluye recortes en servicios públicos y aumentos de impuestos al acosado público para, a toda costa, pagar los corruptos acreedores del gobierno. Esta aproximación pro-bancaria es la que genera una enorme cantidad de atención de los medios y  a veces manifestaciones violentas.

Los economistas de la Escuela Austriaca rechazan tanto la aproximación keynesiana del estímulo como la aproximación pro-bancaria de altos impuestos al estilo del FMI como contraproducentes. Aunque a los “austriacos” se los agrupa a veces con los “austéricos”, los economistas de la Escuela Austriaca apoyan la austeridad real. La austeridad real implica recortar presupuestos públicos reduciendo salarios, prestaciones a empleados y prestaciones de jubilación. También incluye vender activos públicos e incluso repudiar la deuda pública. En lugar de aumentar los impuestos, la aproximación austriaca defiende disminuir los impuestos.

A pesar de toda la palabrería en países como Grecia, no hay austeridad real excepto en países de Europa Oriental. Por ejemplo, Letonia es el país más austero de Europa y también una de sus economías que crece más rápido. Estonia implantó una política de austeridad que dependía en buena medida de recortes de salarios públicos. Por el contrario, sencillamente no hay ninguna austeridad significativa en la mayoría de Europa occidental o EEUU. Como explica el profesor Philipp Bagus: “El problema de Europa (y Estados Unidos) no es demasiada, sino demasiado poca austeridad… o su completa ausencia”.

La austeridad real para individuos significa vivir un estilo de vida muy restringido. El mejor ejemplo es el monje que vive de una dieta a un nivel de subsistencia, viste ropa sencilla, posee unos pocos muebles básicos y solo emplea utensilios necesarios. Sus días están compuestos por largas horas de trabajo y oración, sin actividades de ocio y puede no disfrutar siguiera de calefacción o instalaciones sanitarias en el interior.

La austeridad aplicada a países enteros no es necesariamente tan dura o ascética. Simplemente significa que el gobierno ha de vivir dentro de sus medios.

Si el gobierno fuera a adoptar un estilo de vida completo de “monje libertario”, entonces el gobierno nacional debería recortarse solo a la defensa nacional sin ejércitos permanentes y con armas nucleares. La deuda nacional sería completamente repudiada. Esto supondría algunas penalidades a corto plazo, aunque una prosperidad mucho mayor a largo plazo.

Por el contrario, la típica política de austeridad no es severa. A los empleados públicos se les recortarán salarios, prestaciones y beneficios de jubilación necesarios para equilibrar el presupuesto. Los mayores recortes recaerán en políticos, cargos a dedo y altos funcionarios. Dado que tales recortes se producen cuando casi todos afrontan recortes y penalidades y dado que el empleado público está normalmente muy bien remunerado, es razonable esperar que asuman la mayoría de la carga de una política de austeridad.

Un área particularmente prometedora para recortes es la regulación pública. La regulación es una carga sobre los contribuyentes, desanima el emprendimiento y nos hace menos seguros. Un reciente estudio empírico concluía que la regulación era extremadamente costosa y que “eliminar el trabajo de un solo regulador hace crecer la economía estadounidense en 6,2 millones de dólares y casi 100 trabajos anuales en el sector privado”.

La austeridad real funciona en realidad mejor con recortes de impuestos. Para ayudar a la austeridad a crear crecimiento, ha de entenderse que ciertos impuestos desaniman mucho la producción. Los recortes fiscales en la inversión y el capital, por el contrario, estimulan la actividad económica y la producción.

Las subidas de impuestos inspiradas por el FMI no tienen sentido. En tiempos duros, las políticas públicas deberían estar dirigidas por la idea de aumentar la producción, no de hacer la producción más gravosa mediante impuestos más altos. En la misma línea esencialmente, nuestro monje asceta no obliga a los ciudadanos normales a hacer sus tareas y soportar sus cargas.

El presidente Obama también a sugerido impuesto más altos (otra vez), esta vez con la eliminación de las “vacaciones fiscales” para los ricos jubilados. Sería el primer paso hacia el robo de nuestras cuentas de jubilación. Algunos incluso han sugerido que la “austeridad” debería incluir extender los impuestos existentes a obras de caridad e instituciones sin ánimo de lucro. Otros han sugerido eliminar el estatus de libre de impuestos de obras de caridad e instituciones sin ánimo de lucro, lo que no es sino una subida de impuestos por la puerta trasera. Estas son algunas de las sugerencias más estúpidas, especialmente en crisis económicas, y no son austeridad real.

Austeridad no significa, por ejemplo, recortes de impuestos que eliminen la recogida de basuras o cerrar el cuerpo de bomberos, dejando sin tocar el ejército, la educación y el estado espía. Es solo una forma de extorsión que no resuelve el problema. Solo revela la verdadera naturaleza y propósito de los que trabajan en el gobierno.

La aproximación keynesiana del estímulo no funciona. La aproximación austérica inspirada por el FMI tampoco funciona. Solo funciona la austeridad real. Esto significa recortar las rentas de los empleados públicos y sus prestaciones y jubilaciones. Solo con esto se les animaría a dirigir mejor el rumbo en el futuro. Eliminar reguladores y regulaciones, recortar impuestos y vender activos públicos, todo eso ayudaría en el proceso de recuperación.

El presidente Obama y el Congreso deberían trabajar haciendo lo que es mejor para la economía y el pueblo estadounidense, en lugar de enriquecerse ellos mismos y los que alimentan a costa de lo público.


Publicado el 27 de febrero de 2014. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.

Print Friendly, PDF & Email