De cómo los bancos centrales están haciendo la guerra contra vuestros ahorros

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Martin Wolf es el jefe de opinión de economía en el influyente Financial Times. Ha recibido numerosos premios, cargos y títulos. La primera vez que supe de él fue por un amigo que había ido a una conferencia en la que Mr. Wolf mencionó que la mejor investigación sobre economía inmobiliaria se había realizado en Auburn, Alabama. Me sorprendió que Mr. Wolf siguiera nuestro trabajo aquí, en el Instituto Mises.

Sin embargo, Mr. Wolf no ha hecho sino deteriorarse en mi estimación con el tiempo. Ha llegado a su mínimo en su reciente editorial (“Wipe out Rentiers with Cheap Money,” 6/5/14) en el que argumenta que la política de dinero barato utilizada por los bancos centrales ha llegado para quedarse, así que mejor acostumbrarse a ella. Lo que hace sus conclusiones tan lamentables es que entiende las consecuencias de esta política. Incluso invoca la famosa acotación de Keynes respecto de la “eutanasia del rentista”, en la que apoya la ruina de la gente que obtiene intereses por sus ahorros.

Ve un problema de insuficiente demanda agregada. Wolf considera que el insostenible auge crediticio anterior a 2007 un arreglo temporal, en lugar de la causa de la crisis producida por los bancos centrales. Su argumento es que los tipos bajos de interés y la política de flexibilización cuantitativa ha sido una respuesta política insuficiente. Su solución preferida es algún tipo de programa masivo de obras públicas financiado por déficits públicos. Sin embargo cree que los gobiernos rechazarán tomar prestado para construir “activos productivos”.

Es la clásica lógica keynesiana: resolver los problemas de la deuda y la expansión monetaria con más deuda y expansión monetaria. Con los gobiernos reticentes a expandir más el gasto, concluye que estamos atrapados en la segunda mejor solución de una política de dinero barato, que consiste en tipos bajos de interés y flexibilización cuantitativa. Aparte, señala, el “rentista cauteloso ya no sirve para un fin útil”.

Wolf es el descarado portavoz de la élite gobernante en el poder. Describe clara y correctamente lo que consigue realmente esta política: la política de dinero barato daña a la mayoría de la gente en la economía, particularmente trabajadores y ahorradores, y redistribuye riqueza hacia las élites gobernantes. Los perdedores dela política de crédito fácil incluyen las amplias categorías de seguros, pensiones y familias. Este resultado conocido desde hace tiempo fue confirmado recientemente en un estudio, referenciado por Wolf, del McKinsey Global Institute.

Los seguros son mucho más importantes de lo que cree la mayoría de la gente. El seguro nos protege contra las pérdidas de vidas (seguro de vida), nuestra salud (seguro médico), nuestros hogares (seguro de vivienda, de inundaciones y de incendios) y nuestros vehículos (seguro de coche). También hay seguros de responsabilidad general y diversos tipos de seguro empresarial. Las compañías de seguros incluso ofrecen incentivos para hacer mejores a los conductores, más seguras a las casas y llevar estilos de vida más sanos y tratan de eliminar el riesgo moral. Las compañías de seguros se ven dañadas por políticas de dinero barato porque sus tipos de retorno en las inversiones es ahora menor del requerido para atender sus obligaciones de pago. Esto daña a las empresas y sus asegurados, porque obliga a primas más altas y aumenta la posibilidad de quiebra de las empresas aseguradoras.

Pensiones y cuentas de jubilación también se ven dañadas por políticas de crédito fácil. Estas instituciones aparecieron para ocuparse de los problemas asociados con la creciente longevidad producida por el aumento en la prosperidad. Al ahorrar durante tu carrera laboral, consigues una renta para tu jubilación. Una política de dinero barato y bajos tipos de interés desanima el ahorro y también hace más difícil que las pensiones consigan los retornos sobre sus inversiones necesarios para hacer pagos futuros a los jubilados. Lo mismo pasa con persona que tienen cuentas de jubilación.

Para conseguir mayores retornos, los fondos de pensiones y la gente ahorrando para la jubilación se han visto obligados a inversiones más arriesgadas. Cuentas de ahorro, fondos mutuos en el mercado monetario, certificados de depósito y bonos públicos a corto plazo generan menos de un 1%, y después de impuestos e inflación están perdiendo poder adquisitivo. Por eso los bancos centrales han estado obligando a estas personas a invertir en bolsa y en bonos basura, con la posibilidad de grandes pérdidas en el futuro.

La clase calificada como “familias” somos básicamente todos, excepto el pequeño número de personas que se benefician de la política de dinero barato. Las familias se ven dañadas de varias maneras, incluyendo el débil mercado laboral, los salarios reales a la baja y el impacto negativo en los ahorros. También las ha dañado al animarlas a asumir cantidades extremadamente altas de deuda, muchas de la cuales provienen de tipos de interés mucho más altos.

Los ganadores con la política de dinero barato son el gobierno, las grandes empresas y los grandes bancos en EEUU. Los tipos bajos de interés benefician claramente a acreedores con tipos de interés bajos y los gobiernos, los bancos y las grandes empresas son los principales acreedores. En general, tipos de interés artificialmente bajos benefician al capital y dañan al trabajador. Una política de dinero barato por parte de los bancos centrales ayuda a los bancos, igual que las políticas de subvención de la harina ayudarían a los panaderos. Los bancos también se ven ayudados por la mayoría de las fórmulas de rescate público.

La política de dinero fácil hace fácil a las grandes empresas tomar prestadas grandes cantidades de crédito a tipos de interés muy bajos. También fuerza al alza los precios de la bolsa ya que formas alternativas de ahorro, como los certificados de depósito, ofrecen rendimientos negativos. También hicieron muy barato para las grandes empresas recuperar sus acciones y apalancar sus balances. La burbuja bursátil es el efecto directo de la política de dinero barato del banco central.

Mr. Wolf y los banqueros centrales en todo el mundo tienen la idea de que las políticas de dinero barato pueden aumentar los precios de las acciones y de que esto llevará a aumentos sostenibles en inversión, gasto de consumo y demanda agregada aumentada, En realidad, las políticas de dinero barato causan burbujas económicas que son de por sí inestables y están sujetas a estallidos. Debería ser evidente que dañar a trabajadores y ahorradores de la sociedad para beneficiar a la clase dirigente rica no ve en modo alguno a reencarrilar la economía. Por tanto, la política de dinero barato es una estafa de proporciones globales gigantescas.

Conseguir la recuperación y el crecimiento económicos requiere conocer primero qué causó el problema. Una falta de demanda agregada es el efecto, no la causa. Una falta de demanda agregada es la crisis, no su causa. La causa de la crisis es la política de dinero fácil y el gasto y la deuda públicos desbocados. Continuar con una política de dinero fácil y gasto público solo hará peores las consecuencias negativas de la crisis.

La solución consiste en: 1. Los bancos centrales no deberían tener ninguna política monetaria y no deberían interferir con los tipos de interés. 2. Los presupuestos públicos deberían equilibrarse y reducirse con el tiempo. 3. Deberían eliminarse regulaciones públicas, subvenciones e impuestos. 4. Tierra, trabajo y capital deberían transferirse del sector público al sector privado. Y 5. Debería acabarse con programas que graven a futuras generaciones.

La terrible ironía es aquí que cuando Keynes escribió probadoramente acerca de la eutanasia de la clase rentista, estaba hablando de una clase poderosa de capitalistas monopolistas y aristócratas. Cuando Mr. Wolf habla de la eutanasia del rentista está atacando realmente a “seguros, pensiones y familias”, con una política que da enormes beneficios ¡a la clase de gente que Keynes apuntaba para su extinción!

En 1789, María Antonieta dijo “que coman bollos”. En 2014, Mr. Martin Wolf nos dice que comamos “dinero barato”.


Publicado el 21 de mayo de 2014. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.

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