Crimen organizado – ¿Quién regulará a los reguladores?

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Este artículo fue extraído del libro Crimen Organizado, escrito por Thomas DiLorenzo y traducido por Juan José Gamón Robres. Descarga el libro aquí.

En el gobierno el fracaso se ve recompensado. Esto es lo que yo llamo la primera Ley del Gobierno de DiLorenzo. Cuando la burocracia del Estado del Bienestar fracasa y no reduce la pobreza, se la recompensa con más dinero del contribuyente y más responsabilidades. Cuando los colegios públicos fracasan y no educan correctamente a los niños, se les premia con más dinero y más poder para intervenir en la educación. Cuando la NASA pierde una nave Shuttle, se la recompensa con un importante incremento de su presupuesto (a diferencia de una línea aérea privada que probablemente entraría en bancarrota). Y cuando la Reserva Federal causó en 2007 la peor depresión desde la Gran Depresión, se vio recompensada con una amplia expansión de sus poderes.

La Segunda Ley del Gobierno de DiLorenzo es que los políticos nunca o muy raramente asumirán responsabilidades cualquiera que sea el problema que sus erróneas decisiones políticas provoquen. Ningún grupo social es más irresponsable que los políticos. Con unas pocas excepciones, en general, siempre le echarán la culpa de nuestros problemas económicos al capitalismo, incluso aunque ni siquiera sea el capitalismo nuestro actual sistema económico (fascismo económico o capitalismo corrupto seria un término más exacto). No hay comportamiento más irresponsable que el que consiste en destruir a sabiendas lo que queda de nuestro motor de crecimiento económico con más y más planificación centralizada, aún cuando se le de el cómico nombre de “regulación de interés público“.

La Tercera Ley del Gobierno de DiLorenzo es que, con pocas excepciones, los políticos son mentirosos compulsivos. Los medios de comunicación que son tildados de “perros guardianes” deberían denominarse con más propiedad “perros falderos” ya que denunciar las mentiras de los políticos es el camino más seguro que un periodista tiene para acabar prematuramente su carrera profesional. Si lo hace sus informadores cortarán toda comunicación con él.

Una de las mentiras más grandes del gobierno es que los mercados financieros no están regulados y que hay una gran necesidad de someterlos a la planificación centralizada del gobierno. Se dice que el “Laissez faire” causó la Gran Depresión. Los burócratas de la Fed han influido para que se cree una especie de Super Autoridad Reguladora para remediar este supuesto problema. Esto es todo una mentira porque, según reza una de las publicaciones de la propia Fed (“The Federal Reserve System: Purposes and Functions“), la Fed ya tiene “autoridad de supervisión y para regular” sobre la siguiente lista parcial de actividades: grupos de sociedades bancarias, bancos conveniados con el Estado, filiales extranjeras de bancos miembros del Sistema de la Reserva Federal, entidades financieras, filiales de bancos autorizados por el Estado, agencias y oficinas representativas de bancos extranjeros, actividades no bancarias de bancos extranjeros, bancos nacionales, entidades de ahorro, subsidiarias o filiales no bancarias de grupos de sociedades bancarias, grupos de sociedades de ahorro y préstamos, procedimientos de información financiera a que están sujetos los bancos, políticas contables de los bancos, mantenimiento de las operaciones en situaciones de emergencia económica, leyes de protección de los consumidores, negocios bancarios sobre valores de inversión mobiliaria, tecnologías de información utilizadas por los bancos, inversiones extranjeras de bancos, préstamos bancarios al exterior, filiales bancarias, adquisiciones y fusiones bancarias, condiciones para tener un banco, “estándares de adecuación” de capital, aumento del endeudamiento para la compra de títulos-valores, igualdad de oportunidades (no discriminación) en la financiación, obligaciones de información hipotecaria, requerimientos de las reservas, transferencias electrónicas de fondos, responsabilidades inter-bancarias, “solicitudes” de préstamos “Sub-prime” amparadas por la Ley de Reinversión en la Comunidad [Community Reinvestment Act (CRA)], todas las operaciones bancarias internacionales, préstamos al consumo, privacidad de la información financiera de los consumidores, depósitos destinados a realizar pagos a petición, obligaciones de información sobre “crédito justo”, transacciones entre bancos miembros del Sistema de Reserva Federal y sus afiliados, transparencia aplicada a los instrumentos de financiación y transparencia aplicada a los instrumentos de ahorro.

Además, la Fed también fija el precio oficial del tipo de interés con lo que crea inflación de precios y ciclos de auge y caída [1] con sus “operaciones a mercado abierto“. Aparte de esto, tanto la Comisión de Valores e Intercambios (“Securities and Exchange Commission“) como la Oficina del Controlador de la Moneda (“Comptroller of the Currency“), la Oficina de Supervisión Financiera (“Office of Thrift Supervision“) y docenas de agencias reguladoras de los gobiernos de los Estados regulan intensamente los mercados financieros. Todo esto es la definición que Washington D.C. atribuye al “Laissez Faire” en los mercados financieros.

La cuarta Ley del gobierno de DiLorenzo dice que los políticos tan solo siguen el consejo de sus legiones de asesores académicos cuando impulsa o favorece un aumento del poder del Estado, de su riqueza y de su influencia aún cuando sepan que el consejo es malo para el resto de la sociedad. Los académicos gustosamente colaboran en este juego corrupto porque también incrementa su propia notoriedad y riqueza. Un clamoroso ejemplo de este fenómeno es el hecho de que nada más empezar la “Gran Recesión” tanto los miembros del gobierno, como los medios de comunicación y las empresas editoriales de periódicos de opinión ignoraron prácticamente por completo la muy amplia literatura económica que documenta los notorios fracasos de las reglamentaciones gubernamentales a la hora de promover “el interés público” ocurridas durante todo el siglo pasado .


[1] Boom and bust cycles: ciclos de expansión y depresión; alcistas y bajistas. Es éste uno de los fenómenos económicos fundamentales que ha sido ampliamente estudiado por los economistas de la escuela de Economía austriaca como Von Mises y Hayek (N. del T.).


Traducido del inglés por Juan José Gamón Robres – mailto: juanjogamon@yahoo.es.

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