¿Tiene Europa un síndrome de deficiencia de demanda?

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En su artículo del  Financial Times, “The curse of weak global demand,” Martin Wolf escribe que el problema económico actual más importante es el síndrome crónica de deficiencia de demanda. Wolf argumenta que, a pesar de la inyección monetaria masiva por parte de los bancos centrales de EE. UU. y la UME y la política de rebaja de tipos de interés a casi cero, tanto la economía de EE. UU. como la de la UME han continuado con problemas.

Necesitamos más demanda y más préstamo

Martin Wolf es de la opinión de que lo que se necesita es aumentar la demanda general de bienes y servicios para reavivar las economías. También sostiene que hay una necesidad de reavivar la confianza del consumidor que fue empujada a la baja por el grave debilitamiento del sistema financiero. También opina que se necesita que los bancos aumenten su crédito para reavivar la demanda, lo que a su vez, sugiere, reavivará las economías en cuestión. Al mismo tiempo, culpa a la deuda masiva de las dificultades que están experimentando actualmente las economías de EE. UU. y la UME. Martin Wolf ve el problema económico actual como un fenómeno misterioso y complejo, que requiere soluciones complejas y no convencionales. Pero el argumento de Wolf es erróneo.

Necesitamos más riqueza, no más demanda

No existe una deficiencia de demanda que cause dificultades económicas. El núcleo del crecimiento económico es el proceso de creación de riqueza real. Cuando más fuerte es este proceso, más riqueza real puede generarse y más fuerte se vuelve el llamado crecimiento económico. Lo que dirige este proceso es la infraestructura, o herramientas y maquinaria. Con mejor infraestructura puede generarse más y mejor calidad de bienes y servicios, es decir, riqueza real. Tomemos por ejemplo a un panadero que produce diez barras de pan. De estas, él consume una y guarda las otras nueve. Puede intercambiar el pan guardado por los servicios de un técnico que mejore el horno. Con un horno mejorado, el panadero puede ahora producir veinte barras de pan. Ahora puede guardar más y usar su mayor ahorro para invertir además en su infraestructura, como comprar otras herramientas y aumenten la producción y la calidad del pan. Observemos que la clave para la generación de riqueza es la capacidad de generar riqueza real. Esto a su vez depende de la asignación de la parte de riqueza hacia la construcción y mejora de la infraestructura. Asimismo, advirtamos que si el panadero consumiera toda su producción, es decir, si mantuviera fuerte su demanda, no habría podido expandir la producción de pan (riqueza real). Con el tiempo, su infraestructura probablemente se deteriore y su producción decline. La creencia de que funcionará un aumento en la demanda de pan sin un correspondiente aumento en la infraestructura es una ilusión.

No hay escasez de demanda

No existe la escasez de demanda. La mayoría de las personas tienen deseos ilimitados de bienes y servicios. Por ejemplo, la mayoría de la gente preferiría vivir en casas bonitas a en apartamentos pequeños. A la mayoría de la gente le gustaría tener coches de lujo y cenar en restaurantes de calidad. Lo que le impide alcanzar estos diversos deseos es la escasez de medios. De hecho, tal y como son las cosas, la mayoría de las personas tienen multitud de deseos, es decir, objetivos, pero no suficientes medios. Por desgracia, los medios no pueden generarse estimulando la demanda. Esto solo aumentará los objetivos, pero no los medios. Contrariamente al pensamiento popular, podemos concluir que la demanda no crea oferta, sino a la inversa. Como hemos visto, al producir algo útil, por ejemplo, pan, el panadero puede intercambiarlo por los servicios de un técnico y potenciar su infraestructura. Por medio de la infraestructura mejorada, el panadero puede producir más pan, es decir, más medios, que le permitirán obtener otros objetivos diversos que previamente no estaban a su alcance. Las actuales dificultades económicas son el resultado de políticas fiscales y monetarias temerarias pasadas y presentes de bancos centrales y gobiernos. Debe considerarse que ni los bancos centrales ni los gobiernos son entidades generadoras de riqueza. Todo lo que pueden poner en marcha son procesos de redistribución de riqueza real desviando riqueza real de sus generadores hacia actividades que no generan riqueza. Mientras las existencias de riqueza real se expandan, el banco central y gobierno pueden mantener el mito de que sus políticas pueden hacer crecer la economía. Sin embargo, una vez que las existencias de riqueza se estancan o empiezan a disminuir, la ilusión de las políticas del banco central y el gobierno se hace añicos.

Cómo crear riqueza real

No es posible expandir la riqueza real mientras las existencias de riqueza real estén disminuyendo. Repito que unas existencias de riqueza real en disminución solo pueden soportar con el tiempo una infraestructura en disminución y por tanto una producción reducida de bienes y servicios que necesita la gente para mantener su vida y bienestar (riqueza real). La salida el embrollo económico es cerrar todos los resquicios de destrucción de riqueza. Esto significa recortar seriamente la implicación pública en la economía. También requiere cerrar todos los resquicios para la creación de dinero “de la nada”. Recortando la capacidad del banco central de aumentar el dinero de la nada, se acabaría con el intercambio de nada por algo. Esto dejaría más riqueza real en manos de generadores de riqueza y le permitiría mejorar y expandir la infraestructura generadora de riqueza. Al contrario de lo que piensa Martin Wolf, la expansión de los préstamos bancarios por sí misma no va a reavivar la economía. Como hemos visto, la clave del reavivamiento económico es la creación de infraestructura que pueda soportar unas existencias de riqueza real en expansión. Los bancos son solo los facilitadores en la canalización de la riqueza real. Sin embargo, no generan riqueza real como tal. La expansión del préstamo que sugiere Martin Wolf se asocia con el préstamo de reserva fraccionaria, es decir, prestar “de la nada” y a este respecto es una mala noticia para la economía: pone en marcha el desvío de la riqueza real de sus generadores a actividades que no generan riqueza. Podemos concluir que cuanto antes empiecen los gobiernos y bancos centrales a no hacer nada, antes se producirá el reavivamiento económico. Estamos de acuerdo con Martin Wolf en que la situación económica parece actualmente difícil, pero no puede mejorarse estimulando artificialmente la demanda de bienes y servicios.


Publicado originalmente el 5 de diciembre de 2014. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.

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