Primero vinieron a por los iPhones…

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apple-iphone-fbiEl FBI nos dice que su exigencia de que el iPhone tenga una puerta trasera tiene como finalidad la lucha contra el terrorismo, y que es esencial intervenir tan sólo esta vez para averiguar más sobre el ataque de San Bernardino que ocurrió el diciembre pasado. Pero la verdad es que habían estado mucho tiempo buscando una forma de romper el cifrado del iPhone de Apple y, como como ocurrió con el 9/11 y con el Patriot Act, un asesinato en masa sólo ha proporcionado el pretexto necesario. Después de todo, dicen, si queremos que se nos proteja contra el terrorismo tenemos que renunciar a parte de nuestra privacidad y libertad. El hecho de que el espionaje del gobierno de Estados Unidos no haya impedido un solo ataque terrorista es irrelevante.

Apple hasta la fecha se ha resistido a la exigencia del gobierno federal de que obligue a sus empleados a crear un programa informático que les permita forzar la entrada a su propio producto. Sin lugar a dudas el CEO de Apple, Tim Cook, entiende el daño que supondría para su empresa que el mundo sepa que el gobierno de Estados Unidos tiene una clave de acceso para los iPhones, que supuestamente son seguros. Pero los principios que están en juego son aún mayores. Tenemos el derecho fundamental a la intimidad. Tenemos el derecho fundamental de vivir el día a día sin la amenaza de que el gobierno vigile nuestras actividades. No somos Alemania del Este.

No olvidemos que el nuevo iPhone, más seguro que los anteriores, se desarrolló en parte como respuesta a las revelaciones de Ed Snowden de que el gobierno federal nos estaba espiando ilegalmente. El gobierno federal fue cazado rompiendo la ley, pero en lugar de poner fin a su espionaje ilegal está exigiendo que las empresas privadas pongan facilidades para que el espionaje continúe.

La semana pasada también nos enteramos de que el Congreso tiene la intención de unirse a la lucha contra Apple – y contra nosotros. Los congresistas ya se están apresurando para establecer una nueva comisión gubernamental para estudiar cómo violar nuestra privacidad con por falsas promesas de seguridad. Obviamente no lo dicen de esa manera, pero podemos estar seguros de que ése será el resultado. Algunos en el Congreso están tratando de aprobar una legislación que regule si las empresas pueden o no pueden cifrar sus productos. Esto ahogará el desarrollo de nuevas tecnologías y tendrá un efecto negativo en nuestro derecho a ser protegidos de un gobierno intrusivo. Cualquier legislación del Congreso que limite el cifrado será probablemente inconstitucional, pero por desgracia el Congreso rara vez respeta la Constitución de todos modos.

Cuando el director del FBI James Comey exigió que se abriera una puerta trasera en el iPhone del asesino de San Bernardino, prometió que era sólo para esta situación extraordinaria. “El litigio San Bernardino no trata de intentar abrir un precedente ni dar ningún tipo de mensaje”, dijo en un comunicado la semana pasada. Sin embargo, al testificar ante el Congreso pocos días después, cambió rápidamente de discurso, y dijo a los miembros del Comité de Inteligencia de la Cámara que la orden judicial y las apelaciones de Apple, “van a aleccionar a otros tribunales.” ¿Alguien realmente cree que esto no va a ser considerado como un caso que abra precedentes? ¿Alguien realmente cree que el gobierno no va a usar esta tecnología una y otra vez, con límites cada vez más bajos?

Según algunos informes de prensa, el fiscal de distrito de Manhattan, Cyrus Vance, Jr. tiene las claves de acceso de 175 iPhones a los que que la Ciudad de Nueva York quiere acceder. Podemos estar seguros de que esto es sólo el comienzo.

Debemos apoyar la negativa de Apple a ceder a las peligrosas exigencias del FBI, y debemos unir fuerzas para defender nuestras preciadas libertades sin compromiso. Si la gente lidera, los líderes seguirán a la gente.


Publicado originalmente el 03/03/2016. Traducido del inglés por Verónica Santamaría, editoria de revista Libertario.es. El artículo original se encuentra aquí.

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