La nueva Nevada: Dinero del contribuyente para multimillonarios

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Aunque el público de Nevada no sufre excesiva interferencia política, ya que su parlamento solo se reúne cada año durante 120 días consecutivos, este año será el tercero seguido en el que se convocará para una sesión especial para votar un desembolso a favor de un multimillonario.

Hubo momento en que se pensó que Nevada era libertaria, sin impuesto de la renta y con bares que no cerraban nunca y buenos juegos siempre disponibles. El gobierno era relativamente pequeño y los desembolsos públicos a las empresas eran pocos. Cuando el recientemente fallecido Perry Thomas empezó a dar préstamos bancarios a salas de juego, remplazando a los fondos ilegales de los sindicatos y el dinero del crimen organizado, las fuentes legítimas de capital se apresuraron a echar dinero en la ciudad del pecado y el estado de la plata.

Pero el estado de la plata ya no es lo que solía ser. En el ranking de la libertad ha caído del quinto puesto al undécimo. Con una clasificación en el puesto 33, el estado está entre los peor dirigidos del país y sus políticos no pueden de dejar de decir ‘sí’ a multimillonarios, charlatanes o similares que buscan la generosidad del contribuyente.

Este año es el presidente de Las Vegas Sands y propietario del Las Vegas Review-Journal, Sheldon Adelson, quien quiere contribuir con 650 millones de dólares del dinero de su familia a construir un estadio moderno para 65.000 personas y que cuesta 1.900 millones de dólares y así convencer a los Oakland Raiders para que se muden, si, y sólo si, 750 millones de dólares procedentes del impuesto a las habitaciones van al proyecto. Un aumento en el impuesto requiere aprobación legislativa.

El 22º hombre más rico del mundo según Forbes, con una riqueza neta de 25.200 millones de dólares, admite que no es un seguidor del fútbol americano, pero dijo a Yahoo! Finance: “Podemos llenar nuestras habitaciones durante la temporada baja. De mediados de noviembre a diciembre es la temporada más baja del año. (…) Así que lo hago como un esfuerzo de la comunidad. No lo necesito. Podría vivir sin ello”.

Cuando Yahoo! le presionó con respecto a quien absorbería el impuesto, Adelson dijo: “Pero todos nuestros hoteles, en su mayor parte, están ocupados por turistas, que pagan un impuesto a las habitaciones. Así que los residentes locales no sufrirían en este caso un aumento de los impuestos”.

Lo que supone el jefe de Sands es que el impuesto se repercutirá. Sin embargo, como escribía Murray Rothbard en Poder y mercado: “Debería ser bastante evidente que si las empresas fueran capaces de repercutir los aumentos de impuestos sobre el consumidor en forma de precios más altos, ya habían aumentado estos precios sin esperar al estímulo de un aumento fiscal”.

Contrariamente a la afirmación de Adelson, el aumento del impuesto rebajaría el ingreso y, por tanto, lo que harían los dueños de los hoteles es repercutir el impuesto hacia atrás para que lo absorbieran sus empleados y proveedores. “Factores específicos en sectores que hayan perdido negocio como resultado del traslado de la demanda privada a la pública, perderían proporcionalmente más en rentas”, explicaba Rothbard. “Factores específicos en sectores que aumenten en demanda perderían proporcionalmente menos y algunos podrían ganar tanto como para tener ganancias netas como consecuencia del cambio”.

Preguntado si seguiría poniendo los 650 millones de dólares de su familia en el proyecto si no vinieran los Raiders, Adelson dijo a Yahoo!: “Si no conseguimos un equipo de fútbol americano profesional, no voy a hacerlo. Sería perder dinero. Por eso los ayuntamientos y el gobierno tienen que poner el dinero. Si se quiere ese tipo de desarrollo económico para la ciudad, el gobierno municipal tiene que ayudar a financiarlo”.

Hace dos años,  Elon Musk, con un patrimonio de 10.700 millones de dólares, pidió dinero a los parlamentarios de Nevada y se llevó más de lo que había soñado. “El importe total para Tesla se estima en 1.250 millones de dólares a lo largo de 20 años, una cifra que es más del doble que el paquete de 500 millones de dólares que el CEO Elon Musk decía que se necesitaba para atraer a la empresa”, informaba el Reno Gazette-Journal.

En 2015, Los Angeles Times informaba de que las empresas de Musk habían conseguido 4.900 millones de dólares en subvenciones públicas. “Está claro que van donde hay dinero público”, decía el Times citando al analista de Jefferies, Dan Dooley, quien también añadía: “Es una buena estrategia, pero el gobierno te abandonará algún día”. Antes de que su fábrica produjera nada, Tesla vendió este año 20 millones de dólares de sus desgravaciones fiscales a la empresa con ánimo de lucro MGM Resorts International.

Aparte los desembolsos del gobierno del estado, la Reserva Federal de Janet Yellen ha proporcionado un magnífico viento de cola para Tesla, señala el Grant’s Interest Rate Observer. La empresa “se ha sostenido gracias a tipos de interés ultrabajos, un mercado bursátil al alza y un ambiente especulativo que favorece a los promotores famosos”.

Musk, descrito por Grant’s como un “creador proteico, gastador, prestatario, parlanchín, impresor de tinta roja, hilandero de historias y sobrepasador de plazos” y sus operaciones tienen escamado al mercado de la vivienda de Reno. Según Curbed.com, Tesla y su competidor Faraday Future crearán la necesidad de “al menos 40.000 viviendas más: casas unifamiliares, así como apartamentos y condominios para los ingenieros y técnicos más jóvenes, a lo largo de los próximos cinco años, de acuerdo con las previsiones del estado”.

Faraday Future es el hijo intelectual de Jia Yueting, que tiene supuestamente un patrimonio de 4.600 millones de dólares. La empresa sido seleccionada para fabricar automóviles eléctricos en North Las Vegas después de que el parlamento aflojara en 2015 9.500$ por puesto de trabajo en desgravaciones fiscales transferibles, una reducción del 100% en el impuesto sobre las ventas durante quince años y una reducción del 75% en el impuesto de la propiedad y el impuesto modificado de sociedades.

El parlamento distribuyó generosamente las golosinas a Faraday sin que se viera nada. Un par de meses después, la empresa “presentó una versión de su FFZero1, un coche con un concepto similar al del Batmóvil, el ante cientos de invitados en una inauguración que precede al CES”, informaba Richard Velotta, de Las Vegas Review-Journal.

El famoso vendedor de valores a corto, Jim Chanos, señala que BMW y otras empresas establecidas planean convertir toda su flota a eléctrica en diez años y ya tienen la infraestructura y el conocimiento para completar el trabajo. El inversor, que ganó millones posicionándose a corto en Enron, califica la valoración de Tesla como “más que absurda”, cuando “empresa reales con productos reales”, como BMW y Apple estarán compitiendo con esta startup.

Chanos dijo que la fusión de 2.600 millones de dólares con SolarCity Corp., Para de Tesla Motors Inc. Una “insolvencia andante”. El bajo precio de la gasolina no ayuda a los automóviles eléctricos. El ex director de presupuestos de Reagan, David Stockman, mencionaba en una teleconferencia: “Las posibilidades de éxito vendiendo automóviles eléctricos con el actual bajo precio del petróleo están entre mínimas y ninguna”.

Pero los políticos de Nevada tienen puestas sus gafas de color de rosa, contando con un futuro eléctrico. “Me impresionó muchísimo todo lo que vi aquí esta noche”, babeaba al gobernador Sandoval cuando vio el vehículo un asiento de Faraday.

El gobernador puede estar impresionado, pero una organización que pelea con un gigante (la OPEP) no es demasiado. “El grupo predice que los coches eléctricos impulsados por baterías alcanzarán solo un 1% y de las ventas globales de vehículos en 2040”, informa CNNMoney

Con respecto a los estadios financiados por los contribuyentes, tampoco son tan buenos negocios.

Raymond Keating, economista jefe del Small Business Survival Committee, con sede en Washington, escribía: “Sin embargo, los hechos económicos no apoyan la postura de que los equipos deportivos profesionales deban recibir subvenciones de los contribuyentes. Los únicos beneficiarios de las subvenciones deportivas son los dueños de los equipos y los jugadores”.

El economista Keating concluía: “De hecho, los resultados de estudios sobre cambios en la economía por la presencia de estadios, pabellones y equipos deportivos no muestran ningún impacto económico positivo por los deportes profesionales, ni tampoco ningún posible efecto negativo”.

Aunque a los parlamentarios de Nevada se les dará una tercera oportunidad para hacer lo correcto para sus votantes el mes próximo, probablemente sigan al gobernador republicano Sandoval, quien, después de ser seducido por el propietario de los Raiders, Mark Davis, emitió una declaración: “Podemos y debemos dar paso a una nueva era para el turismo en el mercado de Las Vegas, al tiempo que mantenemos seguros a nuestros ciudadanos y visitantes y aseguramos nuestra posición como el líder global del entretenimiento y la hospitalidad”.

Esto lleva a la mente lo que (tal vez) dijo Mark Twain, que residió en Nevada durante un tiempo: “La vida, la libertad o la propiedad de ningún hombre están a salvo mientras hay sesiones parlamentarias”.

Hubo un tiempo en que la economía de nevada se regirá por la filosofía sencilla de Benny Binion: “Buena comida, buen whisky barato y una buena partida”. Ha sido una estrategia ganadora durante años. Ahora, en lugar de empresarios arriesgando su propio dinero, los gobiernos estatales, armados con dinero fiscal, apuestan por celebridades improbables.


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