Un Congreso en funciones trata de prohibir las apuestas en línea

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Con la atención de los medios enfocada sobre todo en las payasadas del Presidente electo que se están produciendo en la Trump Tower, las actividades del Congreso en funciones están muy olvidadas. Por desgracia, es ahora cuando la legislatura puede ser más peligrosa.

Por ejemplo, mientras el país ha dedicado la mayoría de la semana a debatir si el trato de Donald Trump con Carrier Air Conditioning era bueno o lo peor que le ha pasado nunca el capitalismo estadounidense, el congreso ha estado ocupado impulsando una propuesta que impondría una prohibición federal sobre las apuestas en línea.

La propuesta, llamada la Ley Digital de Restauración de Estados Unidos, es el último intento de impedir que los estadounidenses y accedan a juegos populares como el póquer en línea. Una ley anterior, la Ley de Aplicación de Juegos Ilegales en Internet, hacía ilegal que las empresas de servicios financieros procesaran pagos utilizados en sitios de apuestas y llevaron a los jugadores estadounidenses de póquer en línea a ver bloqueados miles de millones de dólares en activos en 2011.

Por suerte, esta última ley tenía algunos agujeros. Primero, no prohibía explícitamente apostar por acontecimientos no deportivos, así que en teoría los estadounidenses podía seguir accediendo línea a sitios de póquer si encontraban una forma de eludir las restricciones de los pagos. Segundo, como era una ley federal, solo se aplicaba al comercio interestatal.

Así que la nueva ley no sólo priva los estadounidenses de la libertad básica de gastar su dinero como decidan, sino que es una violación flagrante de la Décima Enmienda, ya que tres estados (New Jersey, Delaware y Nevada) ha legalizado expresamente el juego en línea, con siete más mostrando interés. El hecho de que esté apoyada por el senador Mike Lee, que habla a menudo acerca de la importancia de la Décima Enmienda, es un lamentable recordatorio de que no debes confiar tus derechos ni siquiera a los políticos que dicen cosas buenas.

Aunque no es sorprendente que el Congreso se esfuerce por tratar de encontrar nuevas libertades para quitárnoslas, es apropiado preguntar por qué es ahora objeto de juicio el juego en línea. Después de todo, aparte de Jeb Bush posicionándose a favor de acabar con las ligas fantásticas de fútbol, no fue un tema importante durante la campaña. ¿Por qué entonces hay legisladores como Lee, Tom Cotton, Jason Chaffetz y Lindsey Graham tratando hacer esto ahora?

La respuesta es sencilla, para pagar deudas de campaña.

Mientras el país acaba de elegir a un antiguo presidente y dueño de casinos, uno de los actuales, Sheldon Adelson, se dedicaba a firmar cheques para elegir senadores republicanos. Durante la campaña de 2016, Adelson donó 20 millones de dólares al fondo del grupo republicana del Senado, convirtiéndose en el último de una larga historia de grandes ricachones del Partido Republicano. También hace tiempo que lanzó una guerra contra la mayor competencia de los casinos de ladrillo, prometiendo “gastar lo que hiciera falta” para prohibir las apuestas en línea. Puede que su inversión por fin haya tenido éxito.

Aunque esta ley llevaba un tiempo por ahí, ha resucitado recientemente. Hay quien teme que podría incluirse lo que dice la propuesta en una ley presupuestaria mayor que se va a votar antes del final del año. Es un truco que encanta a los legisladores. El banco de Exportación-Importación, la institución cómplice del gobierno que sirve en buena parte para subvencionar a Boeing, fue igualmente resucitado en 2015 durante una de las falsas crisis acerca del cierre del gobierno. Para un político que trata de evitar el control del público, lo único mejor que añadir una medida tan obscena a una propuesta masiva de gasto es hacerlo durante las vacaciones con la atención de todos dirigía hacia otra parte.

El miedo a que el Partido Republicano aplaste las ganancias de soberanía estatal conseguidas en años recientes no se reduce al juego en línea. El nombramiento de Jeff Sessions como fiscal general, un importante crítico del rechazo de la administración Obama de acabar con los dispensarios de marihuana con licencia estatal, ha dado a muchos opositores a la guerra contra las drogas una preocupación renovada acerca del futuro del sector.

Por supuesto, el rechazo de los derechos de los estados por parte de un parlamento republicano es la odiosa réplica de la reciente adopción de la izquierda de ideas como la secesión y la anulación a la vista de la elección de Trump. Una de las razones por las que la descentralización política es una estrategia atractiva es que no es ideológica. Por desgracia, también es por esto que a menudo es adoptada oportunistamente por el partido de la minoría y se ignora de inmediato por parte de quienes tienen la ventaja política.

El populismo es una estrategia eficaz para ganar elecciones, pero solo eligiendo a políticos populistas no se garantiza una derrota para el gobierno creciente. La diversidad ideológica de los legisladores que apoyan la nueva ley es una demostración perfecta de que la necesidad de crecer del gobierno federal no sólo desborda las líneas partidistas, sino a diversas coaliciones ideológicas. Mientras Washington tenga poder el que tiene, lo usará para beneficiar a los poderosos.

La única solución real es hacer de la descentralización política algo más que simplemente un lema fácil para el partido fuera de la Casa Blanca y hacer que sea una estrategia puesta en práctica.


El artículo original se encuentra aquí.

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