Cuando los trabajadores con salarios bajos son mejores que los robots

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2501155494_a944f81017.jpgUna y otra vez, en estas páginas se han listado numerosos beneficios de la automatización y la robótica. Las explicaciones señalan que la mecanización no nos hace pobres, que intentar gravar a las máquinas es contraproducente. La automatización incluso hace más seguros nuestros trabajos ya que podemos descargar tareas peligrosas en una creación metálica.

Sin embargo, la automatización no es siempre la mejor manera de actuar y aunque la automatización haya demostrado ser eficaz en costes en muchas áreas de nuestra vida, estamos descubriendo un aumento en las empresas que empiezan a automatizar por razones distintas de una mejor productividad o eficacia en el coste.

La última noticia es que una empresa llamada Miso Robotics ha desarrollado una máquina automática para volver las hamburguesas llamada Flippy. Naturalmente, los medios ya están escribiendo titulares sobre cómo esta va a reemplazar empleos. Lo que pasa en este caso es que esta forma particular de automatización no está motivada por ningún tipo de plan de eficacia en costes, sino como un resultado de la acción del gobierno.

¿Cuándo deberían automatizarse las empresas?

Antes de continuar, necesitamos primero entender dónde y cómo funciona la automatización y por qué funciona eficazmente en aquellas áreas en las que usa actualmente. La automatización requiere una cantidad importante de inversión de capital, que no es una compra de una vez, ya que el equipo tiene que ser remplazado periódicamente cuando está demasiado estropeado como para arreglarlo o demasiado anticuado para trabajar sobre productos actuales. Los sistemas automatizados también requieren costosos profesionales de mantenimiento y los cambios de función pueden poner a estas caras máquinas fuera de uso durante horas mientras se carga un nuevo producto para su producción. Incluso mantener esas mismas funciones es un costoso gasto de capital. Debido estas limitaciones, la automatización no es apropiada para actividades que tengan bajo volumen y altos niveles de variabilidad de producto a producto. Tiene sentido crear una función y producir diez millones de engranajes con una prensa automática por valor de diez millones de dólares, porque los volúmenes pueden justificar el precio de compra, los costes de financiación, el personal de cambio de funciones y los costes de mantenimiento del equipo. Tratar de hacer este trabajo cuando se fabrican diez productos de metal a medida es absurdo cuando se puede usar una prensa manual operada por una persona. Estos diez objetos serían tremendamente poco competitivos comparados con una máquina operada por un humano si se utilizara una prensa grande. No es raro que las empresas tengan problemas para comprar producción robótica para una mezcla de productos que no sea apropiada para el equipamiento.

Si el coste total por unidad del trabajo humano es menor que el coste total por unidad del sistema automático, es apropiado usar trabajo humano por encima de sistema automatizado. En caso contrario, la tarea debería automatizarse.

Por esto Flippy y otros esfuerzos de automatización en el sector de la comida rápida plantean un enigma en su automatización. Si vemos las estadísticas en bruto, descubrimos que un establecimiento típico de comida rápida tendría aproximadamente 300 clientes diarios. Esas 300 personas no están comprando un solo producto estandarizado. Algunas pedirán una hamburguesa, algunas pollo, algunas una ensalada. Incluso esas hamburguesas varían en el tamaño, el tiempo de cocina y los aderezos. Una hamburguesería es claramente el peor lugar en el que pensar en usar un sistema de producción automatizado, ya que funcionaría principalmente como una espátula muy cara.

Al menos, hasta que descubrimos que este esfuerzo se lleva a cabo principalmente por jurisdicciones que han ordenado salario mínimo de 15$. Lo que estamos viendo con este desafortunado intento de ayudar a los trabajadores pobres a obtener salarios más altos es que empuja el coste de su tipo de empleo lo suficientemente alto como para justificar invertir en un sistema automatizado, aunque ese sistema no sea especialmente apropiado para negocio. Esto significa que el nivel salarial adicional es más caro que los costes asociados con la inversión de capital y las ventas perdidas, debido a una mayor estandarización para hacer que las máquinas trabajen sin mano de obra adicional para hacerlas funcionar.

Los empresarios, arrinconados: Cuando la automatización es solo la segunda mejor opción

En otras palabras, Flippy no estaba pensada ni iba a desarrollarse debido a su sistema superior y eficiente en costes, sino por ser la menos dañina de dos opciones. Las empresas no iban a lanzarse a comprar este equipamiento a un nivel salarial más bajo, lo que significa que la automatización por sí misma no es superior al trabajo humano. Es simplemente superior al trabajo humano con un coste de 15$ la hora. El coste real quedaba en algún punto entre el antiguo coste laboral y el nuevo salario mínimo obligatorio.

Esto es verdad incluso para empleos por encima de salario mínimo. Todos los trabajos en EEUU tienen la carga de prestaciones e impuestos adicionales, muchos, si no la mayoría, de los cuales derivan de diversas órdenes del gobierno. Uno de los más grandes (la atención médica) ha estado menguando rápidamente la eficacia en costes de los trabajadores durante décadas debido a la interferencia de los funcionarios públicos. Usando los 10.000$ estimados en el artículo antes mencionado e incluso un generoso recorte del 50% a lo debido a la interferencia pública en el sistema médico, solo esta oculta inflación médica resulta responsable de un crecimiento del 12,5% en el coste de contratar a alguien por 30.000$ anuales. Y esto no va a menos, ya que las órdenes públicas de la incorrectamente llamada Ley de Atención Asequible continúan impactando en el mercado. Los más perjudicados son los trabajos de salarios bajos, ya que los efectos de la política pública son, en palabras del movimiento progresista, regresivos por naturaleza. Y cuando desaparecen los empleos con salarios bajos, también destruimos las bases fundamentales de crecimiento de la productividad futura. El daño real sigue estando en el futuro, cuando los jóvenes actuales, que ya no pueden acceder al mercado debido a los precios, se encuentren llevando vidas adultas más pobres.

Esto significa que para tareas que no puedan trasladarse fuera del país, ya sea por la naturaleza del producto o debido al crecimiento de dañinas políticas proteccionistas, serán objetivos cada vez mayores para la automatización aunque el mismo trabajo no pueda justificar dicho equipamiento en un entorno de libre mercado.

Así que si os encontráis presionados por la automatización o, peor aún, os preguntáis por qué hoy los jóvenes tienen problemas para encontrar ese empleo de verano, tal vez deberíais dirigir los ojos a vuestro representante público y a los funcionarios contratados. Sus órdenes podrían hacer vuestro trabajo lo suficientemente caro como para justificar esa máquina.


El artículo original se encuentra aquí.

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