‘Defendiendo lo Indefendible II: Libertad en todos los ámbitos’, de Walter Block

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Prólogo de Ron Paul

Es para mí un placer introducir el libro Defendiendo lo indefendible II: libertad en todos los ámbitos, la última obra de mi amigo Walter Block. Este libro es una secuela al trascendental trabajo de Block Defendiendo lo indefendible.

El libro original provocó una cierta polémica, y sospecho que la presente obra será mucho más controvertida —e influyente—. Este libro generará una audiencia mayor que el original, dado que muchos más ciudadanos (especialmente entre la juventud) comienzan a estar interesados en las ideas de la libertad. Además, Block es ampliamente reconocido como uno de los intelectuales del movimiento libertario más importantes, y este libro es más actual que el anterior, que fue escrito en 1976.

En cuanto a la controversia, ¿cómo podría no encontrarse en un libro que pretende defender a quienes toman el control de empresas, a traficantes de órganos humanos, y a polígamos? No cabe duda de que incluso muchos liberales reaccionarán al menos a priori con asombro y escándalo ante ciertos pasajes del libro. Algunos incluso se preguntarán cómo es posible que un libertario cristiano pro vida culturalmente conservador como yo pueda apoyar este libro.

Y lo hago por la misma razón por la que libertarios culturalmente conservadores como F. A. Hayek y Murray N. Rothbard lo hicieron con la primera entrega: pese al engañoso título, el propósito de Block no es defender actividades “indefendibles”, sino defender la base del libertarismo: el axioma de la no agresión.

Este axioma consiste en la sencilla idea de que es inmoral iniciar una agresión contra otra persona o su propiedad. Este axioma deriva lógicamente de una creencia en el derecho a la propiedad privada, incluyendo el interés de la propiedad del individuo sobre su propio cuerpo. Después de todo, si la gente tiene el derecho de controlar sus propios cuerpos y su propiedad, no puede ser moral impedirles por la fuerza llevar a cabo actividades que no violen los derechos de otros —por muy inmorales que puedan ser consideradas tales actividades—.

Mucha gente apoya la aplicación del axioma de la no agresión a la conducta privada. Lo que nos distingue a los libertarios de los conservadores modernos y los liberales ¡es que aplicamos el axioma de la no agresión al gobierno! Para los libertarios, cualquier uso de fuerza para alterar el comportamiento de la gente por motivo que sea es un acto profundamente inmoral. Además, la intervención estatal para prohibir o regular el comportamiento individual ¡siempre ha provocado consecuencias no intencionadas que han perjudicado a la misma gente a la que el Estado clama haber beneficiado con su intervención!

Pongamos por ejemplo la ley del salario mínimo, que al ilegalizar el pago por trabajo de una cantidad menor a la dictada por el Estado, expulsa del mercado laboral a todos aquellos que se hallen en los peldaños más bajos de las escaleras del ingreso y la experiencia. La guerra contra la droga no hace sino crear incentivos para que los traficantes vendan drogas más fuertes y más peligrosas a la par que desalentar a los drogadictos a que busquen ayuda. Observé un ejemplo de esto durante mis años como ginecólogo: las pacientes que hacían uso de sustancias ilegales tendían a mostrarse reacias a compartir conmigo su historial de drogadicción por temor a que hacerlo pudiera llevar a su encierro. Obviamente esto me hacía más difícil la protección de la salud de estas mujeres y de sus hijos no nacidos.

La observancia del axioma de la no agresión no implica en ningún modo la aprobación de comportamientos como la drogadicción. Muchos, si no todos los libertarios tienen fuertes objeciones morales contra actividades como el uso de drogas o la pornografía. No obstante, reconocen que la única vía moral y efectiva de combatir contra este tipo de comportamientos es la educación pacífica y la persuasión moral. Instituciones privadas del tipo de familias poderosas, comunidades, e iglesias, son mucho más efectivas a la hora de imbuir valores morales de lo que lo son las leyes o los programas del gobierno. Por supuesto, los libertarios también se oponen a cualquier intento gubernamental de obligar a la gente a mantenerles económicamente, asociarse con ellos, o apoyar en cualquier modo elecciones de estilo de vida que encuentren moralmente cuestionables o auto destructivas. Una sociedad en la que los individuos cargasen con la responsabilidad de sus propios actos contemplaría mucho menos abuso de drogas, entre otras actividades perjudiciales, que una sociedad en la que el gobierno promueve los problemas resultantes de comportamientos auto destructivos.

Block señala también que la observancia coherente del axioma de la no agresión resuelve muchos, si no todos los ámbitos de los conflictos sociales. En una sociedad libre, los dueños de una propiedad podrían decidir si permitir o no fumar en dicha propiedad, y lo que constituye un matrimonio válido. Respetar los derechos de propiedad y contrato implicaría una eficaz protección medioambiental. En una sociedad libertaria, por ejemplo, las compañías petrolíferas tendrían incentivos por extraer petróleo de la forma más eficiente y segura, pues serían legalmente responsables de todo el daño provocado por sus actos.

El axioma de la no agresión no es por tanto una invitación al libertinaje, sino que tiene su arraigo en el reconocimiento del derecho natural de cualquier humano a la vida, la libertad, y la propiedad. Solo hay una cuestión en la que no estoy de acuerdo con Walter Block, y es que preferiría que invirtiera más tiempo diferenciando libertarismo de libertinaje.

Esto, sin embargo, no disminuye de ninguna manera el valor de este nuevo libro, que esperemos que sirva, como dijo Roger Lea MacBride de su precuela, de “desatascador de mentes”. Tengo confianza en que Defendiendo lo indefendible II: libertad en todos los ámbitosmostrará a una nueva generación la importancia de la observancia coherente del axioma de la no agresión.


Ron Paul, Cámara de Representantes de los Estados Unidos por el 14º distrito de Texas.

Publicado 30th June 2015 por Editorial Innisfree

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