Centro Mises (Mises Hispano)

China tradicional y anarquismo

[Libertarian Forum (1971)]

Presentación de Leonard P. Liggio

El magnífico resumen del Profesor Rubinstein de los conceptos políticos tradicionales chinos sugiere una importante lección para los libertarios.

En el pensamiento chino se aplicaron las ideas anarquistas dentro de una estructura estatista: no hubo ningún intento de eliminar el estado sino simplemente de introducir prácticas anarquistas para modificar y mejorar la situación. El resulto fue opresivo: las ideas anarquistas no pueden aplicarse  mientras continúe existiendo el sistema estatal. De hecho, puede que la aplicación de ideas anarquistas dentro de una estructura estatal sólo pueda llevar a una opresión peor.

Es una importante advertencia para los libertarios. ¿Cuál fue la razón del fracaso de China al acercarse a una sociedad anarquista? El elitismo. Había desdén por la gente común y sus instituciones. Los clanes y las organizaciones de ayuda mutua ofrecían una base razonable para un sistema legal libertario. Pero sus poderes se limitaron porque se consideraron una amenaza a la estructura del estado del que la clase dirigente obtenía su riqueza.

Aunque podían estar comprometidos con la filosofía anarquista de los sabios chinos, los gobernantes locales sabían que obtenían su riqueza de la estructura estatal. Por tanto, consideraban todas las actividades contra el modelo de preservación de la estructura estatal y actuaban en su calidad de funcionarios no como filósofos anarquistas, sino como opresores estatistas.

– Leonard P. Liggio

China tradicional y anarquismo

El sistema de funcionariado chino, con su complicado camino de exámenes y un modelo de estructurado de gobierno y control desde arriba, parece muy distante de un modelo anarquista de sociedad basado en la libre asociación, o voluntarismo, y en una economía de laissez-faire.

Aún así, en el centro de este sistema hay conceptos básicos muy similares a los que adoptan los propios libertarios. La base ideológica del sistema era una combinación de taoísmo y confucianismo que representaba una aplicación de estos aparentemente contradictorios sistemas de pensamiento.

Pretendo examinar algunos de estos principios básicos y ver como se modificaron en el proceso de su aplicación.

El taoísmo, en su formulación filosófica, se desarrolla en dos obras principales, el Tao Te King (Libro del Camino)  y el Zhuangzi. Cada uno de estos libros en un producto del periodo de los Reinos Combatientes, una era en la que se desarrolló buena parte de la filosofía china. El taoísmo en este ámbito es un sistema de pensamiento panteísta que sostiene que el universo es un continuo en el que toda la materia está en proceso de diferenciarse y luego de no diferenciarse. El taoísta cree que hay una sola fuente de las “diez mil cosas” y que debe restablecer su unidad con el universo.

La armonía interna de la naturaleza debería relacionarse con la armonía externa de las acciones humanas. Lograr esta armonía externa es dejarlas funcionar solas. El mejor gobierno es el menor gobierno, el mejor gobernante es el que se conforma con dejar en paz a sus súbditos.

El confucianismo es superficialmente lo contrario a esta forma de gobierno (de no gobierno) de wu wei (no acción). Es una filosofía que parece primar los precedentes y un estricto respeto a los ritos y ceremonias. El li (el ritual) es sólo un aspecto de la ideología confuciana, pues también hay una fe profunda en el jen (la benevolencia o bondad) y el chih (la inteligencia). La operación del gobierno y por tanto de la sociedad debe estar en manos del chuntzu, el caballero que aconseja al gobernante y lidera por sus virtudes morales.

Los confucianos consideraban a la ley punitiva formal como negativa y sólo usable como último recurso. No hay un concepto formal de la ley civil, pues en una sociedad basada en la virtud sería innecesaria. En las Analectas, esta creencia en el gobierno por la virtud se expone con detalle.

95. Confucio dijo: “Si el propio gobernante es recto, todo irá bien sin órdenes. Pero si él mismo no es recto, aunque dé órdenes, no será obedecido”.

97 Confucio dijo: “Dirige al pueblo con leyes y gobiérnale con multas y el pueblo tratará de evitar la cárcel, pero no tendrá una sensación de vergüenza. Dirige al pueblo con virtud y limítale con las normas del decoro y el pueblo tendrá una sensación de vergüenza y así se volverá bueno”.

Por tanto, teóricamente gobierno significa hombres buenos viviendo adecuadamente, en lugar de buenas leyes impuestas estrictamente. ¿Cómo funcionaron al aplicarlas estas ideas, taoístas y confucianas?

El pensamiento político taoísta nunca se puso en práctica, pero la ética se formalizó y se desarrollaron una serie de rituales concretos y una estructura de iglesia. Este taoísmo religioso todavía puede verse hoy en Taiwán.

Por otro lado, el confucianismo se convirtió en la ortodoxia estatal. En el reinado del emperador Wu Ti, de la dinastía Han, la filosofía de Confucio, tal y como se había transmitido y por tanto modificado  desde el año 500 a de C., se convirtió en la base del gobierno.

Durante la dinastía Tang, se desarrolló un método de examen y una complicada estructura de gobierno para aprovechar el talento de los eruditos educados.

Se diseñaron así los medios de elegir y utilizar a los potenciales chuntzu. Una vez que el estudiante había pasado las tres etapas de exámenes, el nivel de distrito, el de provincia y el de la administración central y había logrado el grado de chin shih, estaba listo para poner en práctica las lecciones que había aprendido (lecciones aprendidas memorizando y analizando las obras de Confucio y los otros “clásicos”). Se convertía a nivel de distrito la encarnación del concepto del “gobierno de los hombres buenos”.

Pero en lugar de dejar que la sociedad se organice, se veía forzado a gobernar como un déspota, actuando como recaudador de impuestos, juez, jurado y fiscal, jefe de defensa, jefe de policía, experto en control de inundaciones e instructor moral de la nobleza local. Estaba constantemente bajo el escrutinio de sus superiores y tenía que trasladarse a un nuevo puesto cada tres años de acuerdo con la costumbre. Así que el magistrado era un burócrata local sobrecargado, muy lejos del ideal de un hombre dirigido sólo por la fuerza de la virtud moral.

La lección de la China tradicional para quienes creen en la libertad y la creación de una sociedad totalmente libre es ésta: que las ideas no son suficientes y que incluso los conceptos ideados por gente como Confucio o Lao Tsé pueden volverse trasnochadas, rígidas, incluso despóticas, al aplicarse.

China en sus siglos de formación desarrolló ideas protoanarquistas. La aplicación total y asistemática de esas ideas creó un sistema tan rígido, tan formalista y tiránico como cualquiera que tengamos hoy.


Este artículo se publicó por primera vez en el Libertarian Forum, Vol. 3, Nº 6–7, pp. 7–8.

Publicado el 19 de abril de 2010. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.

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