[Basado en las notas de una conferencia dada por el autor a Young Americans for Liberty en la Universidad de California, San Diego, el 4 de mayo de 2010]

El cómo los individuos interactúan en tándem, formando el sistema económico que estudia la macroeconomía moderna, es sencillamente fascinante. Incluso las economías más complejas, como el mercado global actual, están compuestas por actores humanos individuales, cada uno aparentemente inconsciente de las intenciones y objetivos de los demás. La economía es la ciencia que estudia estos agentes individuales del mercado y cómo se coordinan mediante el mecanismo de precios para crear, no solo lo que la ortodoxia considera “el mercado”, sino la sociedad en su conjunto, todo sin la necesidad de un planificador o autoridad central. El hecho de la civilización humana sea el producto de miles de millones de individuos, cada uno actuando para alcanzar ciertos fines propios, es verdaderamente alucinante.
Lo que los economistas llaman “economía política” o economía moderna, no apareció hasta mediados del siglo XVIII.[2] Desde entonces, el estudio de la economía no ha seguido una progresión lineal, ni ha estado libre de polémica. Incluso antes del nacimiento de la economía política, el estudio de la economía lo realizaban escuelas de pensamiento en competencia; por ejemplo, los mercantilistas franceses y los liberales franceses.[3] Tras el movimiento smithiano y a pesar del desarrollo del marxismo a mediados del siglo XIX, la economía se unificó en buena medida por la revolución marginalista.[4] Sin embargo, a la revolución marginalista le siguió el nacimiento de varias escuelas distintas de pensamiento económico. Algunas de las más conocidas incluyen a la Escuela Neoclásica, la Austriaca y la Keynesiana, que curiosamente todas parten de los mismos fundamentos en la revolución marginalista.[5]
De los tres grandes movimientos intelectuales antes mencionados, la Escuela Austriaca probablemente sea el más pequeño y menos conocido. A pesar de esto, se ha convertido en una de las escuelas de pensamiento de más rápido crecimiento en la pasada década. Y sus filas han aumentado desde la crisis financiera de 2007.[6] Este crecimiento es suficientemente impresionante como para generar respuestas a la Escuela Austriaca por sus oponentes intelectuales que son normalmente ambivalentes.[7] Todo esto debería ser suficiente evidencia de que a Escuela Austriaca merece observarse más de cerca.
Hay algunas preguntas básicas que la mayoría de los “novatos” hacen cuando ahondan por primera vez en la teoría austriaca. ¿Qué es la economía austriaca? ¿Quiénes son estos economistas austriacos? ¿Por qué la economía austriaca es relevante en el mundo actual? Son todas preguntas dignas de respuesta y esto es lo que pretende hacer este ensayo. El presente ensayo también sirve como una especie de bibliografía, para que se pueda investigar más en los temas propuestos siguiendo las fuentes sugeridas en todos los pies de página.
¿Qué es la economía austriaca?
La Escuela Austriaca de pensamiento ha ofrecido a la ciencia económica una amplia variedad de ideas únicas. No es realista proporcionar una explicación detallada de toda la teoría austriaca dentro de los límites de una introducción. Sin embargo haya algunas teorías clave por las que se han hecho conocidos los austriacos, proporcionando una base sólida para posteriores investigaciones en la economía austriaca.
A piedra angular propia de la teoría austriaca es el concepto de praxeología. La praxeología es la ciencia de la acción humana, bajo la que se incluye el tema más amplio de la economía política.[8] La metodología empleada por la praxeología se conoce como apriorismo,[9] que se basa en las ideas
- De que los axiomas y premisas fundamentales de la economía son absolutamente ciertos.
- De que los teoremas y conclusiones deducidos por las leyes de la lógica a partir de estos postulados son por tanto absolutamente ciertos.[10]
La praxeología reconoce el axioma fundamental que es la acción humana.[11] La acción humana tiene un propósito y objetivo en completar fines a través de medios elegidos deliberadamente. La acción humana se diferencia de la reacción instintiva, como la reacción humana a los estímulos biológicos, en el sentido de que esta última es subconsciente, mientras que la acción humana es totalmente consciente.[12] Aparte del axioma de la acción humana hay asimismo varios axiomas subsidiarios, incluyendo los hechos de que el hombre valora el ocio más que el trabajo y que los individuos varían: ningún individuo es igual que otro.[13]
A partir del axioma de la acción humana, la praxeología pretende desarrollar teoría a través de la deducción lógica. Modelado, el axioma de la acción humana se representa como A; si A implica B, y a se acepta como verdadero, entonces B debe ser también verdadero. El que B deba ser verdadero si se deduce de A es independiente de la experiencia (o a priori), demostrado mediante lógica.[14] Así Mises niega la utilidad de la experiencia histórica en el estudio de la economía, dado que a través de la praxeología cualquier teoría desarrollada sería apodíctica. De esto se sigue que la praxeología no solo hace superfluas validación o falsación empíricas, sino, como sostiene Mises, casi inútiles.[15]
La praxeología y el razonamiento a priori llevan al importante concepto de la preferencia temporal. Es la idea de que, en igualdad de condiciones, los individuos prefieren la satisfacción presente a la satisfacción futura, bajo la condición de que la utilidad de la satisfacción futura es igual o menor, hablando ordinalmente.[16] Como tales, los humanos eligen ciertas acciones que consumen tiempo porque esperan al final tener una mayor utilidad que cualquier otro final más cercano en el tiempo.[17] En su sentido más amplio, la idea de preferencia temporal se hace más clara una vez se entiende que la acumulación de capital, o ahorro, se produce como consecuencia de cambios en la preferencia temporal. Los individuos ahorran como medio para conseguir una mayor satisfacción en algún momento del futuro.
Aunque la praxeología podría ser el tema de todo un libro (y una comprensión completa de la ciencia praxeológica desarrollada hasta la fecha indudablemente sería útil), para los fines de un manual básico solo hace falta la idea básica de en qué consiste la praxeología. La praxeología es la ciencia de la acción humana racional y su metodología a priori hace válida la teoría austriaca independientemente de la experiencia. De esto se deduce que las siguientes grandes ideas austriacas son producto de la razón y no del empirismo.
La no neutralidad del dinero
Una de las posturas austriacas más importantes es la creencia en la no neutralidad del dinero. La ortodoxia cree en la no neutralidad a largo plazo o superneutralidad del dinero. esta creencia sostiene que los cambios en la oferta monetaria solo causan cambios proporcionales y permanentes a los precios, mientras que dejan a la “economía real” (inversión, producción y empleo) sin cambios.[18] Aunque el dinero puede cambiar la economía subyacente a corto plazo, se cree que sin embargo esta se ajustará proporcionalmente a cambios en la oferta monetaria en el medio o largo plazo.[19] Es exactamente esta creencia en la superneutralidad del dinero la que llevó al desarrollo de la mecánica teoría cuantitativa del dinero o MV=PT.[20]
Los austriacos rechazan expresamente la noción de superneutralidad del dinero. El rechazo austriaco se basa en la idea de que el poder adquisitivo del dinero se decide solo en el momento de un intercambio. En otras palabras, el precio de un bien en relación con un medio de intercambio se decide durante los intercambios individuales, dependiendo de la cantidad de dinero que sigue a ese bien concreto durante ese periodo concreto de tiempo. Por tanto, un cambio en la oferta de dinero no afectará proporcionalmente a todos los bienes; más bien influye solo en ciertos precios, dependiendo de en qué se gaste el nuevo dinero.[21]
La teoría austriaca del ciclo económico
Creer en la no neutralidad del dinero en paso importante hacia la comprensión de la teoría austriaca del ciclo económico. La teoría austriaca del ciclo económico es quizá su contribución más conocida a la economía, al menos para la ortodoxia. Esto es especialmente cierto cuando se considera que la principal razón para el auge de la popularidad de la economía austriaca tras la recesión de 2007 fue su explicación de las causas de la recesión (y sus predicciones de la recesión antes del crash).
Es importante para entender las premisas subyacentes detrás de la teoría del ciclo del comercio el reconocimiento de la relación entre la oferta de dinero y el tipo de interés. Esta relación es explícitamente rechazada por John Maynard Keynes. Keynes sugiere que el principal factor contribuyente al tipo de interés es la llamada preferencia de liquidez de la sociedad o la preferencia de consumidor a tener dinero líquido o entregarlo a un inversor ahorrándolo en formas no líquidas (como un depósito a plazo).[22]
Al contrario que Keynes, Mises reconocía la demanda de dinero como neutral en el tiempo. Keynes mezclaba los conceptos de dinero y capital, sin darse cuenta de que retener dinero (o retener un medio de intercambio) no se traduce en una reducción en la oferta de capital en el mercado. Frente a Keynes, Mises creía que una disminución en la oferta monetaria o búsqueda de capital prestable simplemente se manifestaría en la estructura de producción como un cambio en los precios de los bienes de capital.[23]
El tipo de interés en un bien, o lo que Mises llamaba el interés originario, es el establecido por la relación entre el valor de los bienes futuros descontados frente al valor de los bienes presentes.[24] Como explicaba Jesús Huerta de Soto: “el término ‘tipo de interés’ [denota] el precio de mercado de bienes presentes en relación con bienes futuros”.[25]
El dinero se relaciona con el tipo de interés en el sentido de que como medio de intercambio el dinero puede usarse para adquirir una cierta cantidad de bienes. En lugar de trocar capital real en el mercado, el dinero permite que se produzca una serie compleja de intercambios sin que un individuo tenga que satisfacer directamente a otro ofreciéndole el otro bien exacto a su solicitud. Como tal, el préstamo de dinero sigue las mismas leyes praxeológicas que otros bienes. Como otros bienes en el mercado, al disminuir el precio aumenta la demanda. Al aumentar la oferta de dinero en el mercado disminuyen los costes de tomar prestado, o el tipo de interés, y aumenta la cantidad demandada de fondos prestables. Esto tiende a catalizar la inversión.
Los austriacos distinguen entre un aumento en la oferta de fondos prestables como resultado de un aumento en el ahorro y el aumento resultante de un aumento en la oferta monetaria. El último es el que lleva al ciclo económico. Proporcionar una explicación completa de la teoría austriaca del ciclo económico requeriría entrar más en profundidad en la teoría austriaca del capital, lo que desgraciadamente está fuera del ámbito del presente ensayo. En todo caso, utilizando lo que se establecido hasta ahora, la teoría del ciclo económico puede explicarse como una que predice la descoordinación en el mercado resultante de una disminución artificial en el coste de tomar prestado dinero. Esta disminución en el tipo de interés es artificial en el sentido de llega como un resultado, no de un aumento en los fondos prestables mediante un aumento en el ahorro, sino de un aumento en los fondos prestables mediante un aumento en la oferta monetaria.[26]
Dado que una disminución en el tipo de interés del mercado llevará a un aumento en la cantidad demandada de fondos prestables, esto lleva a un aumento en la inversión, La inversión lleva al fortalecimiento de la estructura de producción en la esperanza de producir bienes futuros.
La descoordinación se produce por el hecho de que, dado que la oferta de dinero ha aumentado artificialmente, los consumidores no han sacrificado generalizadamente el consumo presente por el consumo futuro. Así, el capital existente se divide entre producción continua de bienes de consumo, para el consumo presente, y bienes de capital, que se usarán para financiar proyectos dedicados a la satisfacción del consumo futuro. Esta descoordinación lleva a una mala inversión generalizada y cuando se revela esta descoordinación, lleva a un declive inevitable. Así, los austriacos sostienen que los ciclos económicos se causan por la descoordinación intertemporal, causada por aumentos artificiales en la oferta de fondos prestables sin una caída equivalente en el consumo presente.[27]
El problema del cálculo socialista
Aunque tal vez sea por su teoría del ciclo económico por lo que son más conocidos los austriacos, hay multitud de otros conceptos que introdujeron o extendieron los austriacos. Una de esas ideas es la del problema del cálculo socialista.
No se discute entre los economistas que, dada la existencia de escasez, el mercado necesita un dispositivo racionador. La mayoría de los economistas, excepto los que están extremadamente a favor del racionamiento centralizado, también estarían de acuerdo con la idea de que el precio es el mejor dispositivo racionador del mercado.[28] Aunque el precio difícilmente actúa como medición de valor, debido al hecho de que ningún objeto tiene un valor objetivo,[29] sin embargo sirve como útil herramienta para coordinar la producción al servir como transportador de información entre distintos agentes del mercado y como método por el que un individuo puede decidir si es económica o no una acción concreta.[30]
En una economía socialista, donde los precios brillan por su ausencia, esta coordinación sencillamente no existiría. No habría ningún grupo de agentes individuales comunicándose a través del mecanismo de precios y signando recursos por medio del razonamiento subjetivo. Como consecuencia, se detendría toda actividad económica con sentido. Sería imposible completar económicamente programas complejos, ya que sin el mecanismo de precios no habría manera de que el planificador central distribuyera los recursos de acuerdo con su uso más económico. Así que las economías socialistas están condenadas al fracaso.[31]
Estas opiniones austriacas clave se han explicado tratando de ofrecer una introducción al lector. Entendiendo lo básico de la metodología austriaca, la teoría monetaria y del capital y finalmente el problema del cálculo de Mises, el lector puede ahora adentrarse completamente en un cuerpo más amplio y profundo de la teoría austriaca.
Una breve historia de la Escuela Austriaca
Se considera generalmente a Adam Smith como el padre de la economía política y se cree tradicionalmente que entre Smith y la revolución marginalista hubo una progresión lineal en la ciencia de la economía.[32] La Historia del análisis económico de Schumpeter sugería otra cosa y desde entonces ha habido una gran riqueza de revisionismo buscando la opinión correcta de los economistas sobre el movimiento smithiano. Desde una perspectiva austriaca, Smith hizo mucho por dañar la teoría económica. No solo mucha de la teoría smithiana era errónea (incluyendo sus teorías monetaria y del valor) sino que La riqueza de las naciones taponó en la práctica una rica tradición económica anterior a la ilustración escocesa, incluyendo a la Escuela de Salamanca y los liberales franceses.[33] Quedo para los marginalistas del siglo XIX la tarea de “redescubrir” mucha de la tradición anterior a Smith.[34]
La revolución marginalista estuvo encabezada por William Stanley Jevons, Léon Walras y Carl Menger a través del concepto de la utilidad marginal. Fue Carl Menger el que fundó la Escuela Austriaca, exponiendo sus ideas en dos grandes obras de economía: Principios de economía política e Investigaciones sobre el método de las ciencias sociales con especial referencia a la economía. Aunque Carl Menger puso los cimientos de la teoría austriaca, su mayor influencia fue su apoyo a una aproximación individualista a la economía, o lo que se llama individualismo metodológico. Esto acabaría llevando al desarrollo de la praxeología de Mises. De hecho, Mises alude a la importancia de la metodología de Menger al describir lo que se llamaba la Methodenstreit (discusión sobre el método) entre Menger y Gustav Schmoller, de la Escuela Histórica Alemana (y otros). Aunque la metodología de Menger no reconocía a la lógica económica como derivada del mismo axioma, se puede sin duda encontrar en él las raíces del cisma entre un razonamiento a priori y el empirismo.[35]
Menger influyó en dos importantes economistas. Eran los cuñados Eugen von Böhm-Bawerk y Friedrich von Wieser. Böhm-Bawerk desarrolló considerablemente la teoría austriaca del capital, expuesta en dos importantes volúmenes: Capital e interés y La teoría positiva del capital. Tal vez sus principales contribuciones a la teoría del capital fueran sus conceptos de la preferencia temporal y la producción indirecta. Böhm-Bawerk escribió también una crítica devastadora del marxismo y la economía marxista, Karl Marx y el fin de su sistema. Friedrich von Wieser hizo grandes avances en el debate del cálculo socialista y también se haría muy conocido por su desarrollo del concepto de coste de oportunidad.[36]
Ludwig von Mises no conoció inmediatamente la economía de Menger. Mises leyó los Principios de Menger solo después de que Menger se hubiera jubilado de la Universidad de Viena. Jörg Guido Hülsmann cree que Mises conoció completamente a Menger cuando escuchó a Friedrich Wieser, que dio una serie de conferencias en la universidad e intentaba extender las teorías de Menger sobre el dinero. Tanto el libro de Menger como las conferencias de Wieser impactaron en los posteriores escritos de Mises sobre dinero, en muchos sentidos proporcionando la base del pensamiento de Mises. Aunque Menger no convenció de inmediato a Mises para que abrazara el liberalismo, sí causó un cambio esencial en la forma en que veía Mises críticamente la legitimidad de la intervención pública. Fue esta aproximación crítica a la teoría la que convirtió a Mises en el gran economista liberal de La acción humana, escrita a lo largo de cuarenta años después de su primer encuentro con Menger y la Escuela Austriaca.[37]
Aunque La acción humana pueda considerarse como la culminación de la carrera intelectual de Mises, no fue mucho después de leer a Menger cuando Mises publicó su primera gran obra teórica. Fue La teoría del dinero y del crédito, publicada en 1912. Fue este libro el que llevó a Mises a la vanguardia del estudio de la economía, aunque el éxito de Mises se vio interrumpido por el estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914. También fue bastante desafortunado el hecho de que La teoría del dinero y del crédito no se tradujera al inglés hasta la década de 1930. Finalmente, las opiniones de Mises sobre el dinero se vieron ahogadas por las de figuras como Fisher y Marshall. En todo caso, después de la Gran Guerra Mises continuó teorizando y desarrolló la metodología austriaca (a la que llamaría praxeología), esclarecería el problema del cálculo socialista y prepararía su gran tratado, La acción humana. El amplio ámbito de las contribuciones de Mises a la teoría austriaca y la profundidad con la que investigó estos temas le hacen el economista austriaco más importante y, para un austriaco, el economista más importante del siglo XX.
Aparte de contribuir al renacimiento del pensamiento austriaco, Mises también influyó en muchos otros economistas, incluido Friedrich Hayek. Hayek contribuyó mucho a la popularización de la teoría austriaca. Durante su estancia en la London School of Economics, Hayek disrutó de un fuerte apoyo a sus ideas, incluyendo a Lionel Robbins. Hayek asimismo recibió el Premio Nobel de Ciencias Económicas, un importante estímulo en el resurgimiento de la Escuela Austriaca durante las dos últimas décadas del siglo XX.
Hayek también contribuyó grandemente al cuerpo teórico austriaco. Esto incluye sus trabajos sobre la teoría austriaca del ciclo económico,[38] por los que ganó el premio Nobel y sus escritos que desarrollaron más la teoría del capital.[39] Hayek también revisó el problema del cálculo y fue un renombrado politólogo. Hoy es probablemente más conocido por Camino de servidumbre, donde advertía que todas las políticas de “vías intermedias” acabrían llevando al socialismo y la tiranía.
Después de Hayek llegó un grupo de nuevos austriacos. Muchos de ellos no eran austriacos del mismo tipo que Mises, pero se vieron en todo caso muy influidos por la metodología y teoría austriacas. La generación de economistas post-Hayek incluye a Israel Kirzner y Murray Rothbard, el último de los cuales influyó fuertemente en la Escuela Austriaca al mezclar los fundamentos éticos liberales clásicos con el anarquismo. Aunque la Escuela Austriaca ya se había convertido en mucho más que una escuela de economía, Rothbard amplió completamente el ámbito para ocuparse de la ética y la ciencia política. El estado del “austricismo” moderno debe mucho a Rothbard, aunque muchos austriacos estén en desacuerdo con las conclusiones de este.[40]
Hoy la Escuela Austriaca ha crecido hasta incluir un grupo aún más grande de economistas profesionales y un grupo antes inconcebible de seguidores y estudiantes. No cabe duda de que se lograrán grandes avances en la teoría, a través de la multitud de campos que caen ahora completamente dentro del ámbito de la escuela.
Relevancia
Aparte de las valiosas ideas de la escuela en lo académico, ¿por qué es importante la Escuela Austriaca para los acontecimientos actuales? ¿Qué hace importante a la teoría austriaca para el hombre común?
La respuesta a estas preguntas puede deducirse praxeológicamente, empezando por el axioma de la acción humana. Si aceptamos a la sociedad como simplemente una red de interacciones voluntarias entre individuos, empezamos a darnos cuenta de las potenciales distorsiones causadas por factores exógenos, es decir, el gobierno a través de la regulación. Como ciencia libre de valores, la praxeología no puede decir si la intervención del gobierno es buena o mala, pero puede decir cuáles son las consecuencias de la distorsión exógena de la acción humana. La ética “austriaca”, por otro lado, sí sirve al propósito de decidir entre lo “bueno” y lo “malo”, pero en el sentido más puro la Escuela Austriaca puede al menos ilustrar al hombre común al sugerirle qué efectos tendrán ciertas políticas económicas.
Esta idea de que el gobierno distorsiona, para bien o para mal, es importante. En un mundo en el que el gobierno es una realidad irrefutable y en que intelectualmente el concepto del anarquismo no ha sido aceptado por la ortodoxia, la economía austriaca se convierte en muy relevante en el sentido de ayudar a los individuos a juzgar el valor de ciertos programas públicos. Con una crisis financiera en marcha y un inminente gran crash, no hay mejor momento para hacerse consciente de las consecuencias del intervencionismo.
El objetivo del presente ensayo era explicar superficialmente la teoría austriaca, con la esperanza de que los interesados explorarán más el pensamiento austriaco. El mensaje no es necesariamente deban aceptarse incondicionalmente la opiniones de la escuela austriaca, solo que estas ideas son valiosas y pueden añadirse a cualquier conocimiento que ya tenga cada uno.
Sin embargo el rigor del método austriaco hace a su metodología incomparable con la de cualquier otra escuela, lo que indudablemente hace mucho más fuerte la defensa de la teoría austriaca.
Por desgracia, la mayoría de las ideas de Cantillon se perdieron después de la publicación de La riqueza de las naciones. Cantillon fue “redescubierto” a finales del siglo XIX por William Stanley Jevons, uno de los tres “fundadores” de la revolución marginalista. Respecto del tratado de Cantillon, Essai, Jevons escribe: “El ensayo de Cantillon es, más enfáticamente que ninguna otra obra aislada, ‘la cuna de la economía política’” (“Richard Cantillon and the Nationality of Political Economy” [Enero de 1881]: p. 342). Friedrich Hayek, basando su biografía de Cantillon en la obra de Jevons también era de esa opinión (ver The Trend of Economic Thinking. Indianapolis, Indiana: Liberty Fund, 1991: p. 246).
Tras la década de 1930 y principios de la de 1940, la crítica y el reconocimiento a la Escuela Austriaca se hizo mucho más escaso. Solo recientemente ha habido un renacimiento en el interés de los oponentes a la Escuela Austriaca. Esto es probablemente debido a que el “renacimiento” austriaco amenaza sus propias creencias y sus supremacía en la academia moderna y la política. Algunas críticas recientes incluyen las de Paul Krugman y Bradford DeLong.
Publicado el 4 de junio de 2010. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.