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Enfrentándose al culto a Lincoln

Apareció su libro El verdadero Lincoln, fue un enorme éxito y luego estalló esta gran polémica.

Thomas J. DiLorenzo: La polémica empezó incluso antes de que apareciera el libro. Illana Mercer, de WorldNet Daily, escribió un artículo en el que lo ponía por las nubes. Eso me agradó mucho. Pero luego los críticos empezaron a acribillarlo, sin siquiera haber visto el libro. Uno incluso recomendó que la gente no leyera mi libro. Fueron extremadamente duros, denunciando la “completa ignorancia” de Illana. Esta gente de Lincoln estaba enfurecida por que hubiera un libro que no fuera hagiográfico hacia el gran hombre.

Una vez apareció el libro, los críticos se hicieron incluso más vehementes. Pero en lugar de ocuparse de mis argumentos y evidencias, encontraron un par de errores en el libro que se debían a errores en fuentes secundarias. Ambas fueron corregidas en la nueva impresión. Esos errores no deberían haber estado ahí, pero no eran en modo alguno esenciales para la tesis.

Una de las citas incorrectas se refería a la visión de Lincoln de la igualdad racial.

Thomas J. DiLorenzo: Sí, la encontré entre los aproximadamente 60 libros de Lincoln en mi oficina y sonaba como una quintaesencia de Lincoln. Se registra a Lincoln oponiéndose a la igualdad para los negros y toda la vida propuso recolonizar con esclavos de vuelta a África. Esto es indiscutible, aunque a los partidarios de Lincoln no les guste hablar de ello.

En el pasaje que yo citaba, se reía de la idea de la igualdad racial. Resultaba que el contexto de esta cita, entre muchas esencialmente sobre el mismo tema, Lincoln había atribuido la opinión a otro.

Esta incorrección no supone ninguna diferencia para la tesis, pero estos críticos empezaron a escribir artículos de 20 páginas atacándome por esto, sugiriendo que lo había hecho deliberadamente. Esto no es inocente porque se ve a Lincoln rechazando una y otra vez la idea de la igualdad racial. Pero cuando alguien señala esto, los partidarios de Lincoln llegan al punto de quemar al portador de malas noticias. Un crítico me llamó al tiempo marxista y libertario y probablemente miembro del Consejo de Ciudadanos Blancos.

Sin embargo, mis errores son mínimos en comparación con las inexactitudes que han presentado mis críticos. Por ejemplo, David Quackenbush afirma que solo hay una cita de Lincoln en todo mi libro. Es una afirmación ridícula que es fácil de refutar en 15 segundos hojeando mi libro.

Y aun así, como dice, nada de esto toca su tesis central.

Thomas J. DiLorenzo: Correcto, y mi tesos es que Lincoln dedicó veintiocho años de su vida a un programa económico de altos aranceles mercantilistas, subvenciones en forma de mejoras internas y promoción de un banco central. La estrategia básica de este programa económico era permitir que el Partido Republicano comprara votos a los fabricantes protecciones, empresas mineras y madereras que querían territorios federales baratos, empresas ferroviarias en busca de subvenciones y trabajadores blancos que no querían competencia de negros liberados o esclavos.

Ha escrito que Lincoln fue el hijo político de Alexander Hamilton.

Thomas J. DiLorenzo: Sí, el padre fundador que representaba al sector mercantilista del gran gobierno del americanismo, frente al espíritu de libertad de Jefferson. El largo debate entre Jefferson y Hamilton se resolvió por las armas. Eso fue la Guerra de Secesión.

Después de las elecciones y justo antes de la toma de posesión de Lincoln, la Cámara aprobó el arancel Morrill, que elevaba el tipo al 47,06%: un tipo extorsionador. Recuerde que el arancel era la fuente principal de ingreso federal en esos tiempos y el sur, que quería libre comercio con el mundo, estaba pagando el 80% de los ingresos federales totales, según la acreditada historia de Taussig.

El discurso de toma de posesión de Lincoln subrayaba que no iba a volverse atrás frente a las demandas del sur de que se rebajaran los aranceles, como había hecho Andrew Jackson. Lincoln dijo que se obligación era “recaudar los gravámenes e impuestos” y mientras el sur pagara “no habrá invasión”. Los periódicos del norte estaban reclamando el bombardeo de los puertos sureños, un primer golpe para impedir la amenaza de que el sur ignorara los nuevos aranceles e instituyera el libre comercio.

No se puede entender el lugar de Lincoln en el firmamento de la historia estadounidense sin entender la economía del mercantilismo y la necesidad de coacción pública para aplicarla. Para demostrarlo, cito a David Donald, el historiador ganador del Pulitzer, diciendo que esta fue la razón por la que Lincoln fue elegido. Figuras políticas contemporáneas, como el senador republicano John Sherman han dicho también esto mismo.

Luego están todos los temas constitucionales que aparecen durante la guerra.

Thomas J. DiLorenzo: Lincoln suspendió el habeas corpus, encarceló a opositores políticos y escritores de periódicos y violó la letra y el espíritu de la Constitución a cada paso. Documento todo esto, como hace Jeffrey Rogers Hummel. Es asombroso hasta dónde llega el cártel de Lincoln para justificar estas actividades. La diferencia con mi libro no es tanto en lo propios hechos, aunque aporto muchas cosas que los partidarios de Lincoln preferirían olvidar, pero  no llego hasta el enorme grado de justificaciones retorcidas proporcionadas para el comportamiento de Lincoln.

Hermann Belz, por ejemplo, dice que Lincoln no fue un dictador porque permitió que tuvieran lugar las elecciones de 1864. Pero Belz no menciona cómo amañó Lincoln estas elecciones. Los soldados federales encarcelaron a la oposición. Sus leyes de confiscación incluían a todos los que se atrevieran a disentir de la línea de Lincoln. Patrullaron los colegios electorales para echar a los votantes demócratas. También orquestó la secesión de Virginia Occidental, solo para ganar unos pocos votos electorales. En resumen, fue una democracia al estilo de Mugabe.

¿Era previamente consciente de que los partidarios de Lincoln eran tan vehementes?

Thomas J. DiLorenzo: Lo que hay aquí son varias fundaciones neoconservadoras bien financiadas que están usando la mitología de Lincoln para desarrollar su actual programa político de un fuerte poder nacional y ejecutivo. En mi reciente debate con Harry Jaffa, una de las últimas cosas que dijo, que recibió un montón de abucheos de la audiencia, fue que el 11 de septiembre demuestra que necesitamos un gobierno central fuerte. Es muy revelador. Esencialmente, estos neoconservadores quieren una gran gobierno, igual que Lincoln.

Así que aquí estoy, este profesor de universidad y tengo a estas docenas de personas en la nómina de fundaciones aliadas para llamarme de todo y calumniar a cualquiera que cuestione la mitología de Lincoln como un gran libertador. En notado con los años que cada vez que alguien cuestiona esto se ponen en marcha. Pero supongo que me han sorprendido su tono y sus tácticas.

Cuando la Unión Soviética se estaba desmoronando, ¿no citó Gorbachov el precedente de Lincoln para justificar ese imperio?

Thomas J. DiLorenzo: Sí, lo que demuestra que sabía algo acerca del papel que desempeñó Lincoln. Los estados bálticos querían independizarse, así que Gorbachov dijo que al tratar de impedirlo, estaba haciendo ni más ni menos que lo que hizo Lincoln. De hecho, los déspotas a partir de Lincoln han citado sus acciones como un precedente moral para aplastar a los disidentes políticos. Todos los grandes tiranos del siglo XX fueron consolidacionistas, incluyendo a Adolf Hitler.

¿Qué tuvo que decir Hitler acerca de la Guerra de Secesión?

Thomas J. DiLorenzo: Durante mi debate con Jaffa, citó una fuente por la que Hitler supuestamente dijo que era malo que la Confederación perdiera la guerra. Pero nadie oyó a Hitler decir nunca eso. Y tenemos el propio libro de Hitler, Mein Kampf, en el que defiende la unión alemana en los mismo términos que usó Lincoln para la unión estadounidense.

Hitler escribe que “los estados individuales de la Unión Americana (…) no podían haber poseído ninguna soberanía estatal propia. Pues no fueron estos estados los que formaron la Unión, por el contrario, fue la Unión la que formó una gran parte de esos llamados estados”. Esta era también la opinión de Lincoln.

Hitler continúa diciendo: “indudablemente todos los estados en el mundo se están moviendo hacia un segura unificación en su organización interna. Y en esto Alemania no será una excepción. Hoy es absurdo hablar de ‘soberanía estatal’ de provincias individuales”. Y además: “En particular, no podemos conceder a ningún estado individual dentro de la nación y el estado que lo representa, soberanía estatal ni soberanía en relación con el poder político”. Finalmente: “El nacionalsocialismo, por principio, debe reclamar su derecho a aplicar sus principios en toda la nación alemana sin consideración a previas fronteras estatales federadas”.

Tiene sentido porque un gobierno centralizado es esencial para una planificación centralizada

Thomas J. DiLorenzo: Correcto, no puedes permitir a la gente abandonar una unión coactiva si tienes un programa a imponer a todo un país. En el contexto estadounidense, el sistema de aranceles se basa en un poder consolidado. El programa republicano destacaba la necesidad de un bienestar corporativo y el arancel era la única manera de financiarlo. No puedes tener estados que rechacen pagar. Eso haría imposible el gran gobierno.

El gobierno descentralizado es esencial para la libertad individual. Ha de haber un control sobre el estado centralizado. Por eso los fundadores americanos pusieron tanto énfasis en el federalismo y los derechos de las unidades políticas individuales. Sí, los estados pueden abusar de la libertad, pero, como hay muchos, puedes votar con tus pies. Asimismo, la capacidad de abandonar la unión proporciona una salida al pueblo cuando el centro se convierte en tiránico.

No parece que los libertarios se hayan centrado en este punto tanto como podrían haberlo hecho.

Thomas J. DiLorenzo: Han estado demasiado dispuestos a aceptar la idea del juez principal John Marshall, que sí defendía los derechos de propiedad. Al mismo tiempo no entendía la tendencia del poder, repito, a ser utilizado contra la propiedad y la libertad. St. George Tucker, en su libro A View of the Constitution, decía que siempre que el gobierno federal consigue la capacidad de ser juez de sus propios límites de poder, ya no hay libertad, hay tiranía. Ese es el tema de su libro. Fue el tema de la Constitución hasta que apareció Lincoln.

En este siglo, los teóricos legales libertarios han tendido a considerar a los tribunales federales como el medio para implantar un programa a favor de los derechos de propiedad. Han tendido a ignorar las formas en que los estados han controlado al centro. Uno de los pocos que han entendido los peligros de esto es Gottfried Dietze, que indica claramente por qué los fundadores querían que el poder político se descentralizara.

¿Cuántos artículos ha escrito en respuesta a sus críticos?

Thomas J. DiLorenzo: Probablemente 15 o 20 en Lewrockwell.com, WorldNet Daily, e Mises.org, entre otros medios. Gracias, Dios mío, por la tecnología. Ha hecho posible responder a esta gente cada día. Por esta razón, el cártel de Lincoln se está deshaciendo. Antes, esta gente habría escrito libros para editoriales universitarias y serían revisados entre ellos. Sus opiniones se presentarían en las aulas, donde los libros de texto reflejarían la línea oficial. Era un sistema cerrado. Pero ahora, se puede escribir respuestas a esta gente y las opiniones están abiertas. No pueden librarse citando mal o encubriendo la verdad de alguna manera.

Por ejemplo, durante mi debate con Jaffa, este dijo tres cosas incorrectas que me sorprendieron. Dijo que el rey de Inglaterra nuca reconoció a los estados como estados, que Virginia nunca se reservó el derecho a salir de la unión y finalmente que Lincoln nunca hizo nada que fuera inconstitucional. El último punto era fácil de responder, pero tuve una respuesta en días a los otros dos puntos y Jaffa resultaba estar completamente equivocado.

¿Se está vendiendo bien su libro?

Thomas J. DiLorenzo: Mucho. En la reunión nacional de representantes comerciales de Random House, evaluaron los actuales superventas y mi libro estaba cerca de lo más alto de la lista. Estoy encantado. El mito de Lincoln no puede aguantar su escrutinio y después de todos estos años, la verdad está por fin saliendo a la luz.


Publicado el 3 de junio de 2002. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.

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