La cruda realidad política para los libertarios

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[Lo que sigue es un extracto de un discurso pronunciado por el presidente del Instituto Mises, Jeff Deist, en la convención del Partido Libertario de Texas de 2016. Esta parte del discurso trata la realidad política que afrontan los libertarios y el Partido Libertario. El discurso completo puede verse aquí]

¿Qué quiere decir entonces mi mejor comprensión y aceptación de la realidad? Lo que quiero decir es esto: los libertarios deberían entender los números y confeccionar objetivos y expectativas de acuerdo con ello. Primero, reconocer que Estados Unidos ya no es el país de libertarios naturales o reflexivos que fue una vez, por decirlo suavemente.

A veces olvidamos que el siglo XX fue el siglo progresista, porque el progresismo se ha convertido en parte del paisaje. Banca centralizada, política exterior aventurera, impuesto de la renta, Seguridad Social, Medicare, programas sociales, programas de vivienda, cupones de comida, todo esto habría sonado absurdo para la mayoría de los estadounidenses al inicio del siglo XX. Pero al inicio del siglo XXI, todos estos programas progresistas estaban afianzados. Son implemente el punto de partida para el próximo programa. Ambos grandes partidos son competa e irreversiblemente progresistas.

La mentalidad afianzada, la postura por defecto en la política estadounidense es hoy que el gobierno “haga algo”. Esta es la visión activista del estado (mantenida tanto por demócratas como por republicanos) de que ninguna área de actividad humana no es asunto del estado.

Podemos culpar de esto a los políticos consentidos, podemos acusar el sistema de patrocinio de compinches, podemos culpar de esto a los medios de comunicación de masas y a las escuelas públicas, y hay culpar a todos. Pero eso no cambia el hecho: la mayoría de los estadounidenses son ahora reflexivamente progresistas, lo que significa que quieren que el gobierno haga algo, en lugar de reflexivamente libertario.

Esto explica muchas cosas. Como mencioné, Internet y las redes sociales han sido grandes niveladores. Pero también tienden a crear cámaras de eco en las que todos vivimos en burbujas de contenido confeccionadas para ajustarse a nuestro punto de vista. Vivimos en burbujas con amigos que comparten ese punto de vista.

Por eso casi un millón de personas dedicadas pueden sentir ser un enorme movimiento en línea (vimos esto durante Ron Paul 12), pero tener poco impacto en la política electoral. Cuando los libertarios están desperdigados en 50 estados, su impacto político se ve gravemente diluido.

Tampoco olvidemos que Estados Unidos es mucho mayor de lo que era cuando empezó el Partido Libertario en 1971. Entonces EEUU tenía 207 millones de habitantes, comparados con los 320 millones de personas de hoy. Esto plantea una pregunta incómoda: ¿ha crecido más rápido la población que el interés por las ideas libertarias?

También es importante aceptar el grado en que el sistema bipartidista ha confinado ciertas ventajas profundas en todo nivel de gobierno. No solo hablamos de leyes de acceso al voto o normas de financiación de campañas que benefician a esos partidos.

Estamos hablando de una legislatura federal bicameral que está estructurada fundamentalmente para mantener el estatus quo. La Constitución sencillamente dice que la Cámara y el Senado de EEUU pueden determinar las normas para sus procesos. La Constitución sencillamente dice que se realizará un censo para asignar representantes cada 10 años. La Constitución sencillamente da a Congreso poder sobre el momento, lugar y forma de las elecciones.

No dice nada sobre partidos políticos, o comités del Congreso, o liderazgo en el Congreso, o manipulación de distritos electorales o cómo se financian las campañas electorales.

Pero hoy tenemos este increíble sistema de poder de partidos y aparatos de partidos que no permiten ningún miembro de un tercer partido en el Congreso, ya sea libertario, verde o de la paz y la libertad. ¡Ninguno, en un país de 320 millones de personas! Pensad en eso.

No estoy especialmente enamorado de la Constitución. Lo que quiero decir ahora es que los partidos han creado un sistema salvajemente  extraconstitucional de patrocinio para sí mismos, usando el proceso legislativo para otorgarse dinero y poder. ¡La clase política no va a ser convencida para renunciar a todo esto a la vista de argumentos libertarios superiores!

Creo que hoy estaríamos muchísimo mejor con un sistema parlamentario, al menos esto permitiría partidos minoritarios, alianzas estratégicas y creación de coaliciones.

No trato de desanimar a nadie, sino más bien de aconsejar una aceptación de los números y de los hechos y tomar decisiones tácticas basadas en la realidad.

Y hay puntos de esperanza. Por ejemplo una encuesta de Gallup de 2014 sugería que aproximadamente en 24% de los estadounidenses podría calificarse como libertario, en una categoría distinta de conservadores, liberales y populistas.

Mi propia opinión no científica es que tal vez un cuarto de la población de EEUU simpatice con las ideas libertarias, independientemente de cómo se identifiquen y de cómo voten. Tal vez del 5% al 10% de la población es realmente libertaria, gente que acepta en buena medida la idea de reducciones importantes en el tamaño y ámbito del gobierno.

Así que tened esperanza, sabiendo que seguimos hablando de en torno a 10 o 20 o 30 millones de personas. Es una buena vanguardia y, si la historia sirve de guía, son solo eso: un grupo pequeño pero muy influyente y vital de personas que lideran nuevas evoluciones y nuevas ideas. Tened esperanza, pero sed realistas acerca de los números y del propio sistema. Está bien tener objetivos modestos a corto plazo y está bien si el progreso en más lento de lo que nos gustaría. No todos ven el mundo como nosotros. ¡Los progresistas han construido sus victorias políticas a lo largo de 100 años! Puede no ser popular, pero toda gran sociedad fue construida por persona con horizontes temporales más allá de sus propias vidas.


Publicado originalmente el 17 de abril de 2016. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.

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