Sin embargo, no todos se creen la justificación del BCE para su decisión y sus garantías de que el movimiento no represente un ataque al efectivo, especialmente los países germanoparlantes. En marzo el presidente del BundesBank alemán, Jens Weidmann, señalaba que no había evidencias para al afirmación de que se reduciría el delito eliminando el billete de 500 euros al tiempo que argumentaba que la medida pone en riesgo la confianza en el efectivo. A partir solo de datos anecdóticos, un plan de acción de la UE del año pasado concluía que los billetes tenían “una gran demanda entre elementos criminales (…) debido a su alto valor y bajo volumen”. Sin embargo, como señalaba Friedrich Schneider, académico austriaco y experto en mercados negros:
El crimen organizado no es estúpido. La mayoría del dinero se blanquea sin efectivo a través de empresas tapadera.
Ewald Nowotny, el gobernador del banco central de Austria, señalaba agudamente que la eliminación del billete intensificaría el debate sobre la abolición del efectivo. Por supuesto, esto es precisamente con lo que cuentan los burócratas del BCE y otros banqueros centrales. Es su desesperado intento de redoblar sus esfuerzos de casi una década de política monetaria inflacionista fracasada, usarían el debate para lanzarse en estampida contra el público para que aceptara la eliminación del efectivo como precio a pagar por combatir a los terroristas y criminales organizados. Una economía sin efectivo atraparía todas las tenencias de riqueza monetaria dentro de un sistema bancario controlado por el gobierno. Los banqueros centrales podrían entonces abrir libremente otra vía para su propio saqueo criminal de la clase media productiva poniendo los tipos nominales de interés en una zona negativa más profunda y para redistribuir la riqueza robada entre la clase política y sus compinches bancarios y corporativos.
Publicado originalmente el 5 de mayo de 2016. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.