El próximo 2 de octubre los colombianos tienen la opción de tomar la importante decisión sobre los acuerdos de la Habana llevados a cabo entre el presidente Santos y las FARC. Hace unas semanas oficialmente se hizo pública la pregunta que será sometida a decisión de los colombianos:
¿Apoya usted el acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera?
Como es de esperarse, enseguida, algunos expertos hicieron ver sus opiniones respecto la supuesta neutralidad y no neutralidad de la pregunta formulada, por ejemplo, la profesora de lingüista de la Universidad Nacional, Luz Amparo Fajador, opina que la pregunta es neutral y más aún, invita a quienes voten por el sí a un alto grado de compromiso.
“Está bien construida. Es una pregunta que invita a ser resuelta. La invitación es más cortés con el verbo ‘apoyar’ y así como está diseñada convoca más que con el verbo ‘aprobar’, que se creyó iba a ser utilizada.”
Contrario a esto, el neurolingüísta Carlos Eduardo Álvarez de la Universidad Nacional de Manizales, insiste es que está no es neutral e induce al sí.
“Según la neurolingüística el cerebro lee de atrás para adelante y cuando comienza con un verbo, en este caso ‘apoya’, lo que está haciendo es enviar una orden directa que sugestiona la respuesta.
Además, la gente recuerda la parte final de las frases, pero no el resto del contenido. En este sentido, quedaría la frase: ¿apoya paz estable y duradera? Ningún colombiano diría que no a esa pregunta”.
Asimismo, previamente ya había insistido la Corte Constitucional en que la formulación de esta pregunta debía estar hecha para garantiza la libertad del elector:
“No puede ser tendenciosa o equívoca, pues se debe evitar que la voluntad del ciudadano pueda ser manipulada o dirigida. Tampoco puede estar formulada de manera tal que induzca a la persona a una respuesta en un sentido específico”.
Dejando de lado los argumentos políticos y leguleyos, como que la pregunta no hace explicito que es un acuerdo entre Santos y las FARC o que “apoyar una paz estable y duradera” es de hecho, una obligación impuesta por la misma Constitución Política de Colombia en su artículo 22: “la paz es un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento” y en consecuencia, dar el no sería inconstitucional, y comentarios lamentables y vergonzosos como el del senador Armando Benedetti: “¡al que no le guste la pregunta del plebiscito es delirante, esquizofrénico, peligroso y desea la guerra!” y peor aún el presidente Santos que dijo en un foro académico: “la Corte Constitucional me dio el mandato, el presidente tiene la facultad de redactar la pregunta que se le dé la gana, pero eso sí, que sea clara y sencilla”, permítasenos analizar la pregunta del plebiscito haciendo uso de lo que hoy nos dice la psicología cognitiva y la neurociencia.
“[…] cualquier aspecto de la arquitectura de las decisiones que modifica la conducta de las personas de una manera predecible, sin prohibir ninguna opción ni cambiar de forma significativa sus incentivos económicos, para que se puede considerar como nudge, debe ser barato y fácil de evitar. Los nudges no son órdenes. Colocar la fruta en forma bien visible es un nudge. Prohibir la comida basura no lo es”. (Un pequeño empujón (nudge): el impulso que necesitas para tomar las mejores decisiones en salud, dinero y felicidad. p. 20).
Yéndonos directamente a la pregunta del plebiscito, si alguien coaccionara a otro a determinada opción, sea esta un “Sí” o un “No”, no constituiría un empujón, pero en cambio, si la pregunta esta formulada de tal forma que ejerza un pequeño empujón que no prohíbe la libre elección, empero, altera y cambia el comportamiento, en este caso, la toma de decisiones hacia un “Sí” o un “No”, sí lo sería.
Los ejemplos más comunes van desde las llamadas opciones por defecto, que consisten en pautas preestablecidas siempre y cuando no se manifieste activamente lo contrario (ser donante de órganos o estar inscrito en algún plan de atención sanitaria o jubilación sin haberlo elegido), su lógica se basa en que normalmente la acción por defecto es la inercia, hasta poner recordatorios, como pegatinas de “cierre el grifo, ahorre agua” para disminuir el consumo.
En Colombia, hace tan sólo un mes, fue sancionada por el Presidente Santos la ley que convierte a todo adulto en donante de órganos y tejidos mientras no haya expresado su negativa en vida, para quienes tuvieran duda sobre quienes son dueños de nuestras vidas y órganos ya tienen una respuesta, su resultado como es de esperarse es una mayor “donación” de órganos, pero no por altruismo como algunos creen.
De igual manera, pero, siendo una política menos intrusiva, por el año 1997, en la gran crisis del agua en Bogotá, se implementaron campañas informativas sobre el ahorro del agua que fueron un total fracaso, no obstante, las pegatinas ya nombradas, con ayuda de premios y el señalamiento público para los derrochadores hicieron que se redujera el consumo más allá de las predicciones más asombrosas, haciéndose uso de la prueba social, esto es, la influencia que ejercen otros en nuestro comportamiento de tal forma que nos impulsa a actuar del mismo modo para ser aceptados o queridos, lo que, sumándole, genera un compromiso o coherencia con la forma en que ya hemos actuado en el pasado, en este caso, ahorrando agua, para seguir realizándolo en el futuro.
La prueba social además de lo anterior puede conducir alcomportamiento de rebaño, que es hacer algo porque los demás lo hacen sin tomarse la tarea de pensarlo conscientemente, tal es el caso de algunas corridas bancarias o modas como Pokemón Go.
Retomando, la decisión que van a tomar los Colombianos sobre el plebiscito es sumamente compleja, con un alto grado de incertidumbre y presión social de por medio, por lo tanto, pueden aumentar los sesgos (juicios incorrectos) en la toma de decisiones, producto de nuestras emociones, influencia social yheurísticas (atajos cognitivos).
Dentro de la arquitectura de la elección se sostiene que puede influirse en las decisiones que toman las personas dependiendo de la forma en que nos sean presentada las opciones, así, dependiendo de los aspectos positivos o negativos que nos sean presentados, efecto encuadre, o posibles pérdidas o ganancias, prospectiva, y debido a que por naturaleza los humanos son “vagos cognitivos” podríamos tomar decisiones totalmente sesgadas e inducidas por otros.
Es momento entonces de analizar si aparte de todas las circunstancias que pueden conducir a sesgos en la toma de decisiones, como la aversión tan grande que muchos pueden tener hacia Uribe y por tanto hacia cualquier cosa que él apoye, veamos si existe un “empujoncito” por parte de los expertos que induzca a una respuesta en el plebiscito con un ejemplo clásico documentado de psicología cognitiva que muestra en acción el efecto encuadre y la prospectiva, cabe agregar, que espero participen.
El experimento fue propuesto por los psicólogos Amos Tversky y el nobel de economía, Daniel Kahneman, tiempo atrás, en épocas de lenguaje no tan políticamente correcto, recibía el nombre de: «problema de la enfermedad asiática»:
“Imagine que Estados Unidos se está preparando para el brote de una rara enfermedad asiática que se espera acabe con la vida de 600 personas. Se han propuesto dos programas alternativos para combatir esa enfermedad. Suponga que las estimaciones científicas más exactas de las consecuencias de los programas son las siguientes:
Si se adopta el programa A, se salvarán 200 personas.
Si se adopta el programa B, hay una probabilidad de un tercio de que 600 personas se salven y una probabilidad de dos tercios de que ninguna de ellas se salve”. (Pensar rápido, pensar despacio. p. 242).
¿Ya tienen una respuesta?, ahora veamos la pregunta desde un encuadre distinto:
“Si se adopta el programa A’, 400 personas morirán.
Si se adopta el programa B’, hay una probabilidad de un tercio de que nadie muera y una probabilidad de dos tercios de que 600 personas mueran”. (p. 242).
Los participantes en dicho experimento eligieron en el primer caso la opción A, y en el segundo la B, siendo que la opción A del primer caso “se salvarán 200 personas” es idéntica de la A del caso dos “400 personas morirán”, de esta manera, se demuestra que dependiendo de cómo se enmarquen las opciones, se tienen diferentes decisiones aún cuando se pregunte lo mismo, lo que se hizo aquí fue presentar en el caso uno en la opción A una ganancia, mientras en el caso dos en su opción A una pérdida, que combinada en la toma de decisiones con la aversión a las pérdidas, explica porqué en el caso A, toman la opción segura; “se salvan 200 personas”, mientras que en el caso dos en la opción A, enmarcada en una pérdida; “400 personas morirán”, con lo cual, las personas son más propensas a buscar el riesgo, prefiriendo irse por la opción B; “hay una probabilidad de un tercio de que nadie muera y una probabilidad de dos tercios de que 600 personas mueran”.