
La situación reciente se entrecruza con la crisis de los opiáceos. Los ancianos están recibiendo enormes cantidades de prescripciones de opiáceos usando este subsidio. Casi 5 millones recibieron tres o más meses de pastillas y casi 600.000 recibieron “cantidades extraordinarias” en 2017. Muchos ancianos están recibiendo prescripciones múltiples y usando múltiples prescriptores y farmacias. Indudablemente, algunos de estos usuarios extraordinarios están desviando pastillas para aumentar sus rentas, pero muchos corren riesgo de sobredosis y muerte.
Igual de indudablemente, esto no sería un problema si tuvieran que pagar el precio de venta al público.
El artículo original se encuentra aquí.
