Carta abierta a la International Justice Mission

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[Artículo número 24 de la lista de lectura de 30 días de Robert Wenzel que te ayudará a convertirte en un conocedor libertario]

Mr. Gary Haugen
INTERNATIONAL JUSTICE MISSION

Querido Mr. Haugen:

Atendí su discurso en el Regent College de Vancouver el 14 de julio de 2004; quería haberlo comentado entonces, pero el periodo de ruegos y preguntas estaba muy limitado. Así que pensé que compartiría mis pensamientos con usted en este formato.

Si tuviera que resumir su discurso, sería que están teniendo lugar actualmente actos de crueldad a escala masiva en todo el mundo y que es obligación de los cristianos tratar de detener estas atrocidades. Para hacerlo, la gente religiosa debería abandonar su egoísmo y aumentar su porción de donaciones de caridad (tanto en términos de dinero como de tiempo) para estos fines.

Según Adam Smith:

No es de la benevolencia del carnicero, el cervecero o el panadero de la que esperamos nuestra cena, sino de su consideración de su propio interés Nos dirigimos no a su humanidad, sino a su amor propio y nunca les hablamos de nuestras propias necesidades sino de sus ventajas. (La riqueza de las naciones, 1776)

Lo que deducimos de esto no es que no exista la benevolencia en el pecho humano. Más bien que tiene una oferta bastante escasa. Lo que significa que los hombres racionales querrán economizar en esta rara y preciosa flor, en lugar de defender que sea utilizada promiscuamente, al darse cuenta de que siempre habrá escasez de oferta, en lugar de pensar que puede expandirse radicalmente.

Y hay razones sociobiológicas buenas y suficientes por las que esto debería ser así. Por qué como especie estamos “encaminados” en esta dirección. Si hubiera una tribu de cavernícolas que no estuviera interesada en ser la número uno, excluyendo prácticamente a todos los demás, hace tiempo que habría desaparecido. Es más, si esta tribu teórica centrara su limitada benevolencia ampliamente, en lugar de estrechamente a los miembros de su familia, amigos y vecinos, se habría extinguido. Descendemos de gente como esa, por eso somos como somos, principalmente. Sí, hay unas pocas excepciones, pero solo valen para confirmar la regla general. Nos centramos en nuestras estrechas y pequeñas vidas, porque lo requerían nuestros ancestros como forma de supervivencia.

Estoy completamente de acuerdo con vuestros objetivos: reducir o mejor eliminar la perversidad masiva que nos acosa, como matanzas masivas, esclavitud, etc. que mencionó usted tan elocuentemente. Pero sus medios hacia este fin, aumentar el nivel de benevolencia en la sociedad y ampliar su foco, creo que están condenados al fracaso basándome en estas consideraciones.

Puede no haberse dado cuenta, pero todos los países que mencionó como ejemplo de brutalidad eran países subdesarrollados o en retroceso (usted los llamó “países en desarrollo” pero eso es un poco de corrección política equívoca que podría considerar eliminar). Esto lleva a un medio alternativo para erradicar la crueldad: el desarrollo económico. Felizmente, Adam Smith acude de nuevo al rescate. El título completo de su libro más famoso es Una investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones. Su receta para el desarrollo económico era, en pocas palabras, con algunas pequeñas reservas: el capitalismo del laissez faire. Murray N. Rothbard, mi propio mentor, va mucho más allá y critica al propio Adam Smith por desviarse demasiado de este objetivo apropiado de completa libertad económica.

La idea era esta: que el gobierno que gobierna menos es el que gobiernamejor. Parte de mis investigaciones apoyan empíricamente la idea de que la libertad económica lleva a la prosperidad: Economic Freedom of the World, 1975-1995. Dado que más riqueza reduce la inhumanidad del hombre para el hombre, es una forma de acción que no deberían olvidar ni usted ni su organización.

Sostengo que si es cierta su afirmación de que para ser un buen cristiano uno debe hacer un esfuerzo por detener los males masivos que usted mencionó, entonces no es menos cierto que también le incumba aprender por qué unas naciones son ricas y otras son desesperadamente pobres. Podría venir bien un dicho: “No luches con los caimanes, seca el pantano”. Están luchando contra caimanes, intentando rescatar a la pequeña María o a David o a José. Todo esto está bien. Les felicito. Alguien tiene que hacer esto y estas injusticias claman reparación al cielo. Y existe la especialización y la división del trabajo. Pero creo que debería reconocer que otro medio, y sí, mejor (aunque solo sea porque abarca más cosas) para llegar a este fin: el desarrollo económico basado en la libre empresa.

Destaco esto no tanto por lo que dijo en su explicación formal, que ignoraba los puntos de los que me estoy ocupando, sino basándome en su respuesta a la última pregunta que le hicieron. La planteó un joven que supongo que era un alumno de un seminario en el Regent College, ya que sus comentarios se basaban en la habitual palabrería marxista que se enseña en esos establecimiento de enseñanza superior. Le preguntó si no estaba pre4ocupado por problemas sistémicos como la “violencia económica” basada en la desigual distribución de ingresos. (No lo recuerdo exactamente, pero era lo esencial de su postura). Su conclusión era que los países occidentales tendrían que aumentar su nivel de ayuda externa a naciones subdesarrolladas. Pero esto es ignorancia económica de primer nivel, como ha destacado una y otra vez la obra de Peter Bauer. En lugar de abofetear verbalmente a este joven como se merecía, aceptó sus premisas básicas pero excusó actuar sobre sus principios, apropiadamente, pensé, basándose en la necesidad
de la especialización y la división del trabajo. Pero sus premisas socialistas eran erróneas y si se implantaran aumentarían en lugar de disminuir el nivel de brutalidad en estos países pobres.

Admito que hay asimismo razones sociobiológicas buenas y suficientes por las que los mercado libres no sean ahora lo habitual. Si no lo fueran, todos viviríamos en un paraíso de laissez faire. (Creo que en los tiempos cavernícolas, todos nos vimos muy encaminados a seguir las órdenes del jefe de la tribu. Asimismo, como vivíamos en comunidades muy pequeñas en comparación con las actuales, solo se filtró en el código genético la cooperación directa. Cooperar indirectamente, a través de mercados gigantescos, se ha producido demasiado tarde en la historia de nuestra especie como para haberse incorporado en nuestros genes). Pero no es ninguna razón para que intelectuales como usted acepten los cantos de sirena del socialismo.

Los ricos países occidentales realmente no necesitan tanto el socialismo; este sistema ha establecido en el pasado el capital y el sistema legal que aseguran una relativa riqueza y por tanto pocas matanzas masivas internas. Son las naciones pobres de África y otros lugares las que más necesitan libre empresa. Gracias a nuestro disfrute de una relativa libertad económica durante muchos años, el occidente capitalista puede ahora permitirse un cierto socialismo pernicioso. Por el contrario, la libre empresa es virtualmente desconocida en el Tercer Mundo y el igualitarismo socialista es la sentencia de muerte para sus economías.

Para terminar, una última crítica a su presentación: elimine esa película que muestra a un comprador de niños detenido por la policía. Puede que no se haya dado cuenta, pero también muestra un televisor al fondo. Pero esto implica electricidad y un cierto nivel de prosperidad, todo completamente incompatible con su relato de gente vendiendo a sus hijos por una terrible pobreza.

Espero que acepte estos apuntes con el espíritu con el que los interpreto: como un intento de ayudarle a usted y a sus muy buenas obras.

Atentamente,
Walter Block
Investigador eminente en la cátedra Harold E. Wirthy profesor de economía
Facultad de Administración de Empresa
Univesidad de Loyola en Nueva Orleáns

Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.

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