¿Es la “austeridad” responsable de la crisis en Europa?

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La mayoría de las economías europeas han estado en recesión, o cerca de ella, desde principios de 2012. Las tasas de desempleo están llegando a máximos históricos. Entretanto se ha estado produciendo un debate sobre los efectos deletéreos de las medidas de “austeridad”. Varios jefes de gobierno, ministros de economía y cargos de la Unión Europea han declarado que la austeridad ha ido demasiado lejos y está impidiendo una recuperación.

Economistas keynesianos como Paul Krugman ven esto como una prueba irrefutable de que las políticas de estímulo adoptadas cuando empezó la crisis en 2008-09 nunca debieron invertirse y reemplazarse por medidas de austeridad, a pesar de la explosión de deuda pública que conllevaron.

En la visión keynesiana, cuando quedan sin usar recursos ociosos por parte del sector privado, los gobiernos deberían ponerlos en marcha. Deberían dejar de preocuparse por los déficits presupuestarios y empezar a gastar de nuevo.

Mientras los keynesianos y el resto de la profesión económica ven las recesiones como acontecimientos inesperados y desastrosos a evitar, los economistas austriacos los explican como el resultado inevitable de un auge previo insostenible provocado por una excesiva expansión del crédito y las políticas públicas intervencionistas.

Para los austriacos, la recesión es en realidad una cura para librarse de distorsiones que se han acumulado durante el auge. Los recursos desperdiciados en usos improductivos han de liberarse y trasladarse a sectores donde haya demanda real y sostenible. Por desgracia, esto requiere tiempo y algunos recursos tienen que permanecer ociosos hasta que los empresarios hayan encontrado la mejor manera de usarlos. Esto significa un desempleo temporalmente más alto, fábricas a medio rendimiento o cerradas hasta que se reorganizan y recursos financieros aparcados en activos a corto plazo en lugar de invertidos en proyectos a largo plazo.

Los gobiernos no deberían tratar de impedir este proceso de reasignación. Los programas de estímulo y rescates al estilo keynesiano simplemente prolongan los procesos económicos insostenibles del auge y retrasan la recuperación. También crean un clima de incertidumbre respecto de la carga de la deuda y los impuestos, desanimando la inversión privada. En resumen, al contrario que lo keynesianos, que creen que el gobierno debería intervenir y gastar más en tiempos de crisis, los austriacos defienden un alejamiento del gobierno y una reducción en el gasto y los impuestos.

A partir de esta base teórica, ¿cómo deberíamos ver la situación en Europa? ¿Es la austeridad la responsable de la crisis, como creen los keynesianos? ¿O es parte de una cura necesaria, como piensan los austriacos? Como veremos, estas alternativas no recogen adecuadamente lo que está ocurriendo en Europa debido al ambiguo significado de la palabra “austeridad”.

El significado de la austeridad

El debate sobre la austeridad en Europa se ha centrado exclusivamente en los déficits del presupuesto público y la deuda pública como porcentaje del PIB. El Tratado de Maastricht obliga a que los países que se unan a la Unión Europea no deban tener déficits presupuestario mayores del 3% del PIB ni niveles de deuda mayores del 60%. Son también reglas para países miembros. La mayoría (con la excepción de Alemania, entre los grandes países) no cumplen estos criterios. Un aspecto del actual debate es si algunos países deberían tener un plazo adicional para cumplir con estos objetivos, como acaba de lograr Francia con éxito.

En todas estas discusiones, las únicas cifras que se presentan como evidencias de que se han implantado medidas de austeridad consisten en estadísticas que indican que los déficits han disminuido. Sí que lo han hecho, como muestran las cifras más recientes de Eurostat (Figura 1).[1] El nivel medio de déficit respecto del PIB en países de la UE en 2012 en mucho menos (un 4%) del que era en 2009 (6,9%).

Figura 1

Déficit público general como porcentaje del PIB

Fuente: Eurostat, Déficit/superávit público, deuda y datos asociados

Debería ser evidente que no hay relación directa entre reducir el tamaño del déficit y reducir el tamaño del gobierno, siendo esto último un factor clave a considerar si queremos comparar las soluciones keynesiana y austriaca a la crisis. Un déficit presupuestario puede reducirse o recortando el gasto o aumentando el ingreso. También puede reducirse si se recorta el gasto mucho pero los impuestos de recortan solo un poco. Puede reducirse incluso aumentando el gasto si los ingresos aumentan más rápido.

En la práctica, la “austeridad” puede así cubrir todo tipo de situaciones con distintos impactos económicos. El término puede aplicarse igual de bien al crecimiento como a la reducción del tamaño del gobierno. Parece darse universalmente por supuesto en este debate que las medidas de austeridad adoptadas en Europa han significado drásticos recortes en el gasto, unidas a algunos aumentos en los impuestos, siendo el efecto neto una disminución del gobierno. ¿Pero es realmente así?

Los gobiernos siguen creciendo

Como muestra la Figura 2, solo ha habido una ligera disminución de 1,7 puntos de porcentaje en el gasto público en proporción al PIB en la Unión en su conjunto durante los últimos tres años. Además, la proporción sigue están 4 puntos porcentuales por encima en 2012 antes de que empezara la crisis, un 49,4% comparado con el 45,6% en 2007. Entre los grandes países incluidos en la figura, solo en Polonia los gastos han vuelto a donde estaban en 2007.

Figura 2

Gasto público general total como porcentaje de PIB

Fuente: Eurostat, Ingreso público, gasto y agregados principales

Sin embargo, hay razones para preguntarse si estas cifras se han distorsionado por los periodos de crecimiento económico negativo que han azotado el continente. Los gastos pueden haber bajado en términos absolutos, pero seguirían siendo más altos como proporción del PIB si la economía se hubiese contraído aún más. Así que miremos a los gatos en términos nominales

Figura 3

Ingreso y gasto públicos generales totales en miles de millones de euros – Unión Europea (27 países)

Fuente: Eurostat, Ingreso público, gasto y agregados principales

Figura 4

Gasto público general total en miles de millones de euros

Fuente: Eurostat, Ingreso público, gasto y agregados principales

Como podemos ver, el gasto público nunca ha dejado de crecer en la Unión en su conjunto desde el inicio de la crisis financiera, excepto en 2011 cuando permaneció constante (Figura 3). El gasto aumentó en un 6,3% en los últimos tres años, en otras palabras, durante el periodo en que se supone que se aplicaron las políticas de “austeridad”.

Así que siempre que los ministros de finanzas anunciaban recortes presupuestarios, se estaban refiriendo realmente no a reducciones absolutas en el gasto total sino simplemente a aumentos en el gasto que eran menores de lo que se había planificado previamente o a recortes que se compensaban con más gastos en otros apartados.

Solo hay un puñado de países en los que los gastos nominales cayeron realmente entre 2009 y 2012, incluyendo a Grecia y Portugal (Figura 4).[2] Debería apuntarse, sin embargo, que tanto en términos nominales como en proporción al PIB, los gobiernos de ambos países gastaron más en 2012 que en 2007.

Sin ninguna disminución neta en el gasto, las reducciones en el déficit observadas en la mayoría de los países deben haberse producido porque los ingresos por impuestos aumentaron más que el gasto. Y eso es precisamente lo que muestran los datos del Eurostat, con ingreso subiendo un 12,9% de 2009 a 2012, doblando el ritmo de aumento en el gasto público (Figura 3).

Los gobiernos no han estado tomando prestado tanto, aunque siguen haciéndolo mucho y la deuda pública sigue aumentando. Por el contrario, gravan más a sus ciudadanos para financiar sus gastos crecientes (Figura 5). Y este es el caso incluso en países como Francia, donde la “austeridad” ha sido más fuertemente criticada. Francia lidera el grupo entre los países en los que el gasto ha aumentado más y entre aquellos cuyos impuestos han aumentado más rápidamente.

Figura 5

Ingreso público general total en miles de millones de euros

Fuente: Eurostat, Ingreso público, gasto y agregados principales

Conclusión

Los gobiernos en casi toda la Unión Europea son por tanto tan grandes o más de lo que eran cuando empezó la crisis en 2007.

Si definimos la austeridad como las medidas tomadas para reducir los déficits presupuestarios, entonces, en ese sentido, la austeridad sí es responsable de la crisis. Sin embargo, si la definimos más apropiadamente como políticas que produzcan una reducción en el tamaño del gobierno, entonces estas políticas no pueden considerarse responsables de la crisis en Europa porque nunca se han aplicado.

Por desgracia, la confusión respecto del significado de la austeridad impide una mejor comprensión de la situación y un debate más relevante sobre las causas de la crisis.

Por supuesto, los keynesianos lamentan que no haya habido mayores aumentos en el gasto, haber tomado más prestado y haber expandido los déficits en los últimos años para estimular la economía. Pero, desde una perspectiva austriaca, gobiernos hinchados e impuesto más altos indudablemente ayudan a explicar por qué las economías europeas siguen estancadas varios años después de la crisis financiera.

Lo que necesita Europa es gobiernos más pequeños, no solo en términos de gasto público, sino asimismo con respecto a la desregulación del mercado laboral y otras reformas estructurales para estimular el emprendimiento, la inversión privada y la creación de empleo. Habrá un crecimiento sostenible en Europa solo cuando los gobiernos, y no los ciudadanos o empresas, acaben soportando el embate de la austeridad.


[1] Todas las cifras utilizadas en este artículo vienen de la Base de Datos Estadística de Finanzas Públicas del Eurostat, disponible aquí. Los datos más recientes de 2012 se hicieron públicos el 22 de abril de 2013.

[2] Esto también pasó en algunos países más no incluidos en la figura: Irlanda, Bulgaria, Rumanía, Lituania y Eslovenia.


Publicado el 11 de junio de 2013. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.

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