Por qué deberíamos vender alcohol en los partidos de fútbol universitario

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Vender alcohol en partidos de fútbol universitario les suena a muchos una idea realmente mala y muchos otros son sin duda de la opinión de que ya hay demasiados fans y alumnos universitarios borrachos o intoxicados. El consumo de alcohol puede llevar a daños, altercados, conductores ebrios, juicios por ebriedad e incluso peleas, apuñalamientos y disparos. Estadísticamente, los días de partido no parecen tan malos, pero eso se debe al hecho de que hay presente un ejército de policías y estos ignoran infracciones menores como  beber y drogarse en público.

Vender alcohol dentro del estadio parecería solo añadir gasolina al fuego. Mucha gente está preocupada por la ebriedad dentro de los estadios ya que los borrachos pueden causar daños colaterales al estar tan juntos. Algunos borrachos son repulsivos, acosan a la gente y actúan inapropiadamente en torno a otros adultos y niños.

Las borracheras son la razón principal para los problemas con los seguidores del equipo visitante y la experiencia del día del partido no es la misma cuando alguien detrás de ti se pone a vomitar. Mucha gente considera al alcohol el problema número uno en los partidos de fútbol universitario y por tanto es naturalmente contraintuitivo que vender alcohol dentro del estadio pueda mejorar la situación.

Para entender la situación, tenemos que saber primero qué causa el problema en principio. Empecemos con la prohibición existente sobre el alcohol en los estadios (con la posible excepción de los palcos de lujo y las secciones de los medios de comunicación). Evidentemente esta prohibición está lejos de ser un éxito.

Esta prohibición tiene dos efectos. El primero es que mucha gente consume mucho más alcohol antes de entrar al estadio de lo que haría en circunstancias normales. La segunda en que la gente intentará pasar alcohol al estadio, normalmente en una botella de plástico.

¿Qué nos dice esto? Primero, que muchas personas con entrada ya están ebrias cuando entran en el estadio para buscar sus asientos. Así que cuando todos se entremezclan rápidamente, ansiosos por llegar a sus localidades, llegar a los puestos de venta y encontrar los baños más cercanos, se producen multitud de incidentes, grandes y pequeños.

Segundo, los fans recurren a comportamiento delictual de una forma similar a la de un contrabandista. Si se les descubre contrabandeando, también afrontan multas y pérdidas del producto. Para rebajar la posibilidad de ser descubiertos, los fans decididos recurren a hacer el producto lo más pequeño y fácil de esconder posible, de ahí la botella de plástico antes mencionada.

Los fans que beben alcohol fuera del estadio son casi exclusivamente bebedores de cerveza, tanto antes como después del partido. Pero cuando hay que pasar la seguridad del estadio, su elección son los licores, normalmente las variedades más fuertes y superiores de ron y whisky. Para ayudar, varias tiendas locales tienen productos que atienden la “necesidad” de esconder licores.

Por ejemplo, si pones 16 onzas de ron Bacardi 151 (75% de alcohol) en una botella de una pinta tendrías el equivalente en alcohol a 20 botellas de 12 onzas de Budweiser.  ¡Esto es tan fuerte que puede arder! Normalmente se usa en bebidas especiales y para cocinar, pero también es un superventas en fines de semana de fútbol universitario.

Y no es solo la cantidad total de alcohol, sino lo rápido que se consume. Los fans de fútbol bebedores de cerveza normalmente tienen lo que llaman un “ritmo”. El ritmo es cuántas cervezas beben en una hora sin volverse torpes, desagradables y estúpidos. Podrían ser una, dos o tras cervezas en una hora dependiendo del tamaño, sexo, edad y tolerancia. Beber más que tu ritmo normal puede ponerte en problemas.

El problema con nuestro fan de fútbol bebedor de cerveza es que una dosis equivocada y desmesurada de 151 puede significar un gran problema. Si pone el equivalente a ¾ de onza en una bebida de cola de 12 onzas, con hielo, pone el alcohol equivalente a una cerveza ligera.

Sin embargo si se ponen accidental o voluntariamente más de 4 onzas en la taza, entonces la cola equivale a un pack de seis cervezas. Esta mala dosis puede llevar fácilmente a una segunda mala dosis y… bueno, seguro que ya lo entendéis.

Así que podríais decir: “Esto parece probar el alegato de que no debería venderse alcohol en los partidos de fútbol universitario”. Sin embargo, es más bien el alegato para vender cerveza en los partidos: la bebida natural de los fans. Es una bebida más suave que los licores y los altos precios desanimarían altos niveles de consumo manteniendo al tiempo la jarana.

Recordad que la completa prohibición no es una opción, es una fantasía. En el mundo real se busca la mejor opción práctica. La policía me ha reconocido que preferiría que los fans bebiesen cerveza cara en la seguridad de sus asientos que engullir cervezas y pasara whisky al estadio.

Aun así, ¿quién su sano juicio político se arriesgaría a esa política? Bueno la Universidad de Virginia Occidental adoptó justamente es apolítica después de la temporada 2010. Empezó a vender cerveza dentro del estadio y prohibió a los espectadores abandonarlo y volver a entrar, El resultado fue un gran aumento en las ventas en sus puestos y una importante caída en los problemas relacionados con el alcohol. He aquí las cifras:

DEPARTAMENTO DE POLICÍA DE UVO

ESTADÍSTICA DE INCIDENTES EN DÍA DE PARTIDO

Año

Avisos

Casos

Arrestos

Acusaciones

2010

553

195

117

155

2011

519

114

79

122

% reducción

6

43

35

23

Incluso al jefe de policía en la universidad, Bob Roberts, le gusta la nueva política: “Sabes, también podrías afrontar la realidad y tratar de controlarla. Y al menos mantener el entorno tan seguro como puedas. Ese es siempre mi objetivo: tratar de hacer seguro el entorno y lograrlo”.[1] La Universidad de Minnesota y la Universidad de Iowa han adoptado políticas similares y varias más lo están estudiando.

Otro añadido es que una vez tenemos experiencia de primera mano legalizando las ventas de cerveza en estadios de fútbol, podríamos tener el valor de extender la sociedad libre al mercado negro de drogas ilegales que está causando cada vez más muerte y destrucción.


[1] Stephen Dubner, 2012; Can Selling Beer Cut Down on Public Drunkenness? A New Marketplace Podcast.


Publicado el 5 de abril de 2014. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.

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