La economía austriaca es más que la economía de libre mercado

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Austrian Economics Is More than Free-Market EconomicsLos economistas austriacos son conocidos por apoyar los mercados libres y criticar la intervención pública. De hecho, mucha gente piensa erróneamente en la economía austriaca como nada más que una defensa radical de los mercados libres, aunque realmente es un marco para estudiar la acción humana y sus implicaciones sociales.[1]

Aun así, se pueden ver normalmente conclusiones de libre mercado latentes en el trasfondo de las obras austriacas y esto plantea importantes preguntas acerca de cómo las implicaciones políticas influyen en el desarrollo de la teoría. Por ejemplo, ¿es posible que la necesidad de justificar las políticas de libre mercado distorsionen la investigación austriaca? Este es el argumento realizado por una nueva colección de ensayos editada por Guinevere Nell, titulada Austrian Theory & Economic Organization: Reaching Beyond Free Market Boundaries.

Nell afirma que los economistas austriacos contemporáneos se centran en realizar investigación que saben que llegará a “conclusiones de mercados libres obligatorios”. Así, según Nell, su trabajo es más ideología que metodología y cualquier investigación que cuestione la ortodoxia del mercado libre es evitada y rechazada.

Según Nell, el estatus quo austriaco debe dar paso a una aproximación “post-austriaca” a la economía menos sesgada, especialmente en la teoría de la organización (el centro de esta recopilación). Por supuesto, no todos los que contribuyen en este libro comparten sus opiniones. Sin embargo, la mayoría de los capítulos son coherentes con su objetivo de desarrollar ideas austriacas sin preocuparse por ajustarlas a conclusiones de libre mercado.

En la práctica, esto se reduce a hacer varias afirmaciones que es probable que los austriacos encuentren polémicas. Hay variaciones sobre los temas principales, pero las ideas básicas son las siguientes:

  1. Los mercados libres producen grandes problemas sociales y económicos.
  2. El gobierno (por ejemplo, el socialismo de mercado) puede ser una forma valiosa de orden espontáneo.
  3. El gobierno puede mejorar los resultados del mercado, especialmente con respecto a la justicia social.

No estoy convencido de que el libro consiga defender ninguna de estas proposiciones. Sin embargo, antes de explicar esta evaluación, me gustaría destacar que esto es solo un corto resumen de algunas cosas que advertí mientras leía el libro. Para una explicación más completa de sus méritos y fallos, mi revisión completa (con referencias adicionales) está aquí.

Para empezar, la premisa central de libro me sorprende por defectuosa, porque para mí no es evidente que existan los límites epónimos del mercado libre y, si existen, cómo la investigación austriaca haya sufrido por ello. No estoy en contra de que se planteen preguntas acerca de este tipo de sesgo, porque la complacencia y el prejuicio son amenazas reales y constantes para la investigación académica. Sin embargo, sí pienso que es razonable esperar que cualquier afirmación de sesgo sea apoyada por evidencias científicas y, además, que los críticos puedan explicar con claridad por qué sesgo perjudica el desarrollo de la investigación actual.

Por desgracia, los contribuidores en este libro ofrecen pocos ejemplos precisos de sesgos de libre mercado afectando a la investigación y cuando aparecen ejemplos, normalmente están equivocados. Por ejemplo, un autor afirma que Mises y Rothbard fueron incapaces de explicar la utilidad y la economía del bienestar, mientras que otro sugiere que las cooperativas y otras formas horizontales de organización no pueden explicarse mediante una aproximación austriaca. Una revisión básica de la literatura demuestra que estas afirmaciones son infundadas.

Esto me lleva a otro tema importante de la recopilación: las formas alternativas de organización económica: varios capítulos critican las corporaciones tradicionales y proponen reemplazarlas por cooperativas y otras organizaciones “democráticas”. En realidad estoy de acuerdo con que deben explorarse estas posibilidades, ya que está claro que en una sociedad libre el papel de la forma corporativa e vería, como mínimo grandemente reducido. Por desgracia, algunos de ellos tratan de ir más allá argumentando que formas alternativas de organización representan soluciones a problemas del mercado libre que los economistas austriacos no pueden o no quieren reconocer.

En particular, varios capítulos parecen sugerir que la economía austriaca consiste en poco más que en cantar las alabanzas de los negocios tradicionales, jerárquicos y maximizadores del beneficio. Encuentra esta afirmación simplemente desconcertante y no es sorprendente que los autores no la basen en evidencias serias. Peor aún, la mayoría de los capítulos ignoran la contribución austriaca más valiosa a la teoría de la organización: los escritos sobre cálculo económico de Mises. Mises no solo proporcionó la crítica definitiva a la planificación centralizada: su obra es también vital para demostrar si cualquier forma de producción (de la anarquía de mercado al socialismo totalitario) funcionará en la práctica. Estas formas incluyen cooperativas, empresas sociales y muchas otras.

Tristemente, hay errores por omisión y comisión desperdigados por todo el libro. Afirmaciones injustificadas y falta de evidencias son comunes, como culpar al mercado por fallos en políticas públicas. Hay incluso alusiones cansinas a Hayek y la Gran Conspiración Neoliberal™. Esos comentarios dejan claro que los capítulos más críticos con la economía austriaca son realmente los menos familiarizados con ella.

Por suerte, varios capítulos (en mi opinión, los mejores) apoyan realmente las opiniones que critica Nell. Estos ensayos se presentan como una especie de banco de pruebas con los que comparar los capítulos polémicos, pero hacen una buena labor de demostrar por qué no hay muchas razones para temer que la economía austriaca esté inevitablemente sesgada por la ideología del mercado libre.

Por ejemplo, el capítulo de Randall Holcombe ofrece una buena visión general del concepto de orden espontáneo y explica por qué los métodos de arriba abajo para mejorar este orden están condenados al fracaso. Igualmente, Per Bylund ofrece un ensayo investigador sobre la necesidad de jerarquía en las empresas del mercado. Por fin, Ed Stringham y Caleb Miles revisan evidencias históricas y antropológicas de los orígenes de los estados. Demuestran convincentemente que, contrariamente a la creencia popular, los estados no aparecen como resultado de un contrato social, sino mediante una combinación de fuerza y persuasión.

Aun así, cada uno de estos trabajos va contra la motivación general del libro, siendo al tiempo sus contribuciones más ambiciosas; si valen para algo destacan el valor y la necesidad de la tradición austriaca y la relevancia persistente de economistas como Mises.


Publicado originalmente el 12 de enero de 2016. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.

[1] Un error similar es describir a los críticos de los mercados libres como “keynesianos”.

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