Una llamada al activismo por Margit von Mises

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En un soberbio discurso realizado el 27 de febrero de 1984 en uno de los primeros eventos del Instituto Mises en Nueva York, Margit von Mises explicaba el proceso por el que escribió sus recuerdos de su último marido. También explicaba su impacto en el mundo, evidenciado por los éxitos y logros de sus muchos antiguos alumnos.

Margit von Mises veía a su marido no solo como un gran economista, sino también como un activista comprometido. Pero no usaba la expresión como hacemos normalmente, para describir acción política o compromiso organizativo. Lo usaba para describir los intentos intelectuales de su marido de crear apoyo para la libertad: era un “activista de la mente”.

El profesor Hayek llamó una vez a mi marido “un gran radical, un radical inteligente y racional, pero sin embargo un radical en la dirección correcta”. Esto era verdad, pero Ludwig von Mises era también un activista, un activista de la mente. No solo escribía libros intelectuales que contenían una enorme sabiduría, sino que también promovía el mercado libre en discursos, artículos, lecciones y seminarios. Y trabajaba duro como activista en su mesa en la soledad de su estudio.

No limitaba su interés y tiempo a escribir y contactar solo con intelectuales, aunque los brillantes intelectuales que trabajaron a partir de sus enseñanzas, los profesores Hayek, Haberler, Morgenstern, Machlup y muchos otros, podrían haber reclamado justificadamente toda su atención. También tenía tiempo e interés por otros: empresarios, periodistas y miembros de muchas profesiones distintas de la enseñanza. Para toda esa gente con la que estuvo en contacto era un activista de la mente. Estimulaba el interés y luego la comprensión de toda la gente a la que conocía. Y hacía todavía más. Les estimulaba a actuar.

Ella también destacaba la importancia de continuar y expandir el trabajo que inició su marido, usando un lenguaje que todavía se ajusta al paisaje político y social de hoy:

Sí, Ludwig von Mises era un activista, cuya influencia ha alcanzado (y sigue alcanzando) todo el mundo. ¡Imaginad cuánto mejor sería hoy nuestro mundo si todos esos “activistas” que cantan por los derechos de las mujeres, por los derechos de los gays, por los derechos de los inquilinos, por los derechos de las minorías, estuvieran trabajando para corregir la verdadera causa de nuestros problemas sociales! ¡Imaginad lo mucho mejor que estaríamos si aquellos que acusan a Occidente de oprimir a las llamadas naciones subdesarrolladas pudieran recibir las enseñanzas de los hechos económico de la vida como demostró Ludwig von Mises!

Pueden enseñarse, si todos nos convertimos en activistas de la mente. Si cada uno de nosotros hiciera esto (a su propia manera) podríamos lograr más de lo que ahora podemos imaginar. Y lo haremos, no como forofos descerebrados gritando a favor de su jugador, sino con la dedicación a esos principios de verdad y libertad por los que luchó mi marido. Debemos hacerlo, no simplemente por la admiración hacia un hombre como Ludwig von Mises. Debemos hacerlo porque estamos entregados a los principios que él desarrolló tan bien en sus muchas grandes obras.

Todo el discurso es una lectura para disfrutar y su vigor se aprecia en cada párrafo. Sus recuerdos, My Years with Ludwig von Mises, son también una maravillosa historia de su obra y su tiempo juntos (disponibles gratis aquí).


Publicado originalmente el 7 de enero de 2016. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.

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