Essential Rothbard, resumen del libro

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Este es un resumen realizado por Francisco Ibero de capítulos y fragmentos del libro The Essential Rothbard escrito por David Gordon (Ludwig von Mises Institute; 1st edition – February 26, 2007). Este libro marca un hito en la tradición rothbardiana: la primera, completa y rigurosa biografía intelectual de Murray N. Rothbard, una que tiene una mirada sincera a sus papeles públicos y privados para cubrir no sólo su pensamiento económico, sino también su método histórico, su ideología política, las perspectivas culturales rothbardianos y la teoría social, y guía al lector a través de toda su vasta producción. Incluso incluye un completo (y masivo) bibliografía. La belleza de este libro consiste en su investigación original (David Gordon tuvo pleno acceso a la correspondencia privada de su tema) y también de su brevedad. Se puede consultar el libro online en PDF en idioma inglés.

Los primeros años

Rothbard nació en 1926. Desde niño fue un estudiante brillante. Su desempeño en Columbia, donde se graduó en matemáticas y economía, fue estelar.

En Columbia le impresionó profundamente el filósofo Ernest Nagel. Este enfatizaba el análisis cuidadoso de los argumentos. En la clase de filosofía de las ciencias sociales Nagel criticaba a la escuela institucionalista por su oposición a la teoría económica. Los institucionalistas no aceptaban leyes económicas universales, sólo relativas a situaciones históricas específicas.

Según Nagel, una teoría debía explicar y predecir. Rothbard siempre aceptó la primera función pero no la segunda.

Aunque en Columbia casi todos los profesores eran institucionalistas, George Stigler no lo era. Stigler había escrito, junto con Milton Friedman, un trabajo en contra de los controles de precios que impresionó a Rothbard.

Rothbard recibió información sobre la Foundation for Economic Education y visitó sus oficinas. Allí conoció a Leonard Read, su fundador, y a F. A. Harper, economista y filósofo social. Además conoció a Mises. Cuando apareció Human Action en 1949, Rothbard devoró el libro. Participó en el seminario de Mises en New York University, siendo uno de los más destacados participantes.

Rothbard hizo los estudios de doctorado bajo la dirección del eminente historiador económico Joseph Dorfman, autor de la obra en varios volúmenes The Economic Mind in American Civilization. Rothbard recibió su doctorado en 1956. Su tesis doctoral The Panic of 1819 permanece hasta hoy como un clásico de historia económica.

En la medida en que profundizó en su comprensión del libre mercado, Rothbard se enfrentó con un dilema. Si argumentos convincentes mostraban que el mercado podía producir todo tipo de bienes y servicios mejor que el Estado, ¿por qué habría que hacer una excepción en el caso de la defensa y la justicia? ¿Por qué hay que suponer que en estos casos un monopolio coercitivo superaría al mercado?

Rothbard se dió cuenta de que, o tenía que rechazar el libre mercado o abrazar el anarquismo individualista. La decisión la tomó en el invierno de 1949 y no le resultó difícil. En este tema Rothbard fue muy influido por varios anarquistas del siglo diecinueve, como Lysander Spooner y Benjamin Tucker.

También le impresionaron las ideas de Gustave de Molinari sobre cómo podría funcionar un sistema privado de protección :”Si la libre competencia ofrece a los consumidores los servicios más eficientes, y el monopolio es siempre malo, ¿por qué no se aplicaría esto al servicio de defensa? El defendía que empresarios independientes podrían ofrecer los servicios en los distritos rurales, mientras que las grandes compañías de seguros podrían hacer lo propio en las ciudades”.

( David Gordon, The Essential Rothbard, Pag. 9-13 )

Man, Economy, and State

El William Volker Fund, el principal grupo que financiaba a académicos liberales, encargó a Rothbard la redacción de un libro de texto, apropiado para universitarios, en un lenguaje más sencillo que Human Action de Mises. El resultado fueron los dos volúmenes de MES publicados en 1962, cuando Rothbard contaba 36 años.

Mises hizo una revisión muy favorable del libro, lo que tiene su importancia dado que era un crítico formidable.

Rothbard estaba totalmente de acuerdo con el método deductivo de Mises, partiendo del axioma de la acción. No obstante , su visión era sutilmente diferente. Según Rothbard, no sólo vemos que los seres humanos actúan, sino que entendemos que esta es una característica necesaria de la naturaleza humana. Esta es una visión aristotélica y escolástica, en contraste con la kantiana de Mises.

Rothbard rechazó el uso de las pruebas matemáticas tan corriente entre los neoclásicos, que pretendían sustituir los conceptos de causa y efecto por los de determinación mutua y equilibrio.

Rothbard defendió que el argumento de Mises sobre el cálculo socialista no trataba, en esencia, sobre el socialismo. Por ejemplo, una firma privada que controlase toda la economía sería igualmente incapaz de calcular, ya que no existiría un verdadero mercado.

También defendió que en un mercado libre no existe tendencia hacia el monopolio, y que el concepto de precio monopolístico no tiene ningún sentido porque no hay forma de distinguirlo del precio competitivo. En este tema atacó sin piedad las teorías de Joan Robinson y Edward Chamberlin.

En la teoría del capital, Rothbard concedió una especial importancia a la unificación de la brillante teoría de la renta de Frank Fetter con la teoría de la preferencia temporal del interés y la teoría austriaca de la estructura de la producción.

Rothbard criticó a fondo los fundamentos de la economía keynesiana. En su base tiene un supuesto falso. Keynes defendió que el gasto total podía ser demasiado bajo como para mantener el pleno empleo. Pero si hay desempleados, ¿no estarán dispuestos a trabajar por salarios menores? ¿Cómo puede existir un desempleo continuado en un mercado libre?

Keynes asumió que los salarios no podían caer. Pero si el gobierno aumenta el gasto, y los salarios monetarios se mantienen, los salarios reales caen.

Para eliminar el desempleo, los salarios deben caer. Pero los keynesianos argumentaban que, aunque caigan los salarios, el desempleo puede mantenerse.

La demanda de efectivo de los empresarios puede limitar las inversiones. Rothbard explica que Keynes se equivoca al pensar que la demanda especulativa de dinero determina la tasa de interés. Por el contrario, es una respuesta especulativa. No es preferencia por la liquidez sino especulación respecto a los cambios de precios. Rothbard argumenta que esta especulación no es una fuente de inestabilidad sino que acelera el movimiento hacia el equilibrio.

Pero, ¿qué pasa si la demanda de dinero es infinita y los empresarios dejan de invertir? Rothbard contesta que la demanda de dinero nunca puede ser infinita, ya que la gente debe seguir consumiendo, cualesquiera sean sus expectativas.

Rothbard concluye : “Los keynesianos atribuyen la preferencia por la liquidez no a la incertidumbre general, sino a la incertidumbre respecto a los precios futuros de los bonos. Esta es una visión superficial y limitada”.

( David Gordon, The Essential Rothbard, Pag. 14-21 )

The Logic of Action

Esta es una recopilación en dos tomos de sus artículos sobre teoría económica. Rothbard siempre pensó que era importante separar el enfoque económico austriaco de otros, e incluso corregir ciertos errores de algunos miembros de la escuela austriaca.

Uno de sus temas es que los juicios éticos no forman parte del análisis económico. Por ejemplo, los economistas del “welfare” argumentan que si una política maximiza el mismo, ¿no debería ser adoptada? Rothbard contraataca diciendo que las comparaciones de utilidad entre diferentes personas son imposibles. Además, las preferencias de los consumidores sólo se demuestran en la acción, no en las palabras.

Rothbard consideró absurda la idea de que los beneficiarios de las externalidades positivas debían pagar por ellas. Y pone un ejemplo sencillo : ¿por qué debo pagar por el disfrute que me produce la contemplación del jardín de mi vecino? Si él compró la casa es porque le convenía. Si yo saco un beneficio indirecto, nadie resulta perjudicado.

Algunos responderían a Rothbard diciendo que el pagar por las externalidades positivas maximiza la eficiencia de los beneficiarios. Rothbard no acepta la noción de eficiencia. Para que alguien pudiera actuar eficientemente, debería tener un perfecto conocimiento del futuro. Pero como esto es imposible, ninguna acción puede ser denominada como eficiente.

Según Rothbard, el método correcto en economía es partir de axiomas simples y de sentido común y proceder deductivamente. Este método debe combatir a dos tipos de adversarios. Uno son los positivistas, para quienes la física es la ciencia modelo y creen que se puede transferir su metodología a la economía. El otro adversario son algunos austriacos que llevan el subjetivismo demasiado lejos y corren el riesgo de disolver la ciencia.

En uno de sus artículos, Rothbard defendió, contra Hayek y Kirzner, que el problema del socialismo no es el conocimiento, en el sentido de cómo obtenerlo sino en el de qué hacer con él. El problema del cálculo socialista sigue en pie. Rothbard añade una anécdota curiosa. El socialista Oskar Lange llegó a la conclusión, al final de su vida, de que debía combinar la praxeología con el marxismo.

John K. Galbraith argumentaba que el libre mercado producía una gran abundancia de bienes, pero no respondía a las genuinas necesidades de los consumidores, sino a las creadas artificialmente mediante la propaganda. Rothbard sólo se dignó dedicarle una frase :”Todo lo que está por encima del nivel de subsistencia, ¿es artificial?”

Respecto a los impuestos, Rothbard insistió en que el punto fundamental es que son coercitivos. Muchos economistas los ven como si fueran una contribución voluntaria a cambio de los “bienes públicos”. Rothbard insiste que las preferencias sólo se pueden mostrar en un mercado libre. Critica a James Buchanan y Gordon Tullock, de la escuela de Public Choice, porque su tesis de que el Estado es un institución voluntaria se basa en la curiosa dialéctica de que, en una democracia, la opinión de la mayoría equivale a la unanimidad. Considera esto como misticismo hegeliano.

En otro punto, afirma que las estadísticas son fundamentales para el Estado intervencionista. Mediante ellas, los políticos tienen una idea de lo que pasa en la economía. Si se pudieran eliminar, el Estado quedaría severamente incapacitado.

Rothbard discutió la teoría del deconstruccionismo, del que dijo : “Si no podemos comprender el significado de ningún texto, porque no es fijo, ¿por qué tratar de entender o tomar en serio los textos de aquellos que proclaman su propia incomprensibilidad?”

( David Gordon, The essential Rothbard, Pag. 26-35 )

El dinero y la defensa del oro

Rothbard dedicó mucha atención a la teoría monetaria, como puede verse en “Man, Economy and State”. Para el público en general resumió sus ideas en “What Has Government Done to Our Money?” Escribió un libro de texto, “The Mystery of Banking”. Otra exposición popular de sus ideas es “The Case Against the Fed”. Sus ensayos teóricos están en el primer volumen de “The Logic of Action”.

Rothbard explica con claridad la teoría del dinero de Mises, quien mostró cómo el dinero se origina en el intercambio. El dinero es una mercancía cuyo valor es determinado por el mercado. En un momento dado, alguna mercancía se utiliza como medio de intercambio, y luego una o dos se establecen como medios generales, como el oro y la plata.

Según el teorema de la regresión, el dinero no pudo haberse originado por voluntad del gobierno, ya que no hubiera habido forma de determinar el valor de compra del dinero si previamente no hubiera sido una mercancía.

Rothbard comenta sobre la afición de los gobiernos a recurrir a la inflación, y señala un punto importante. La inflación no afecta a todo el mundo por igual. Los que primero reciben el nuevo dinero tienen una gran ventaja porque su poder de compra mejora ya que la gente tarda unos meses en darse cuenta del problema. Los políticos usan la inflación para beneficio de ellos mismos y de quienes les apoyan.

Rothbard comenta otra práctica negativa. Dados los inconvenientes de llevar consigo oro y plata, la gente los depositaba en los bancos y obtenían un recibo. Estos recibos comenzaron a circular como dinero. En un determinado momento, los banqueros comenzaron a emitir más recibos que el oro y plata que tenían, confiando en que no todos los depositantes se presentaran a retirar sus depósitos a la vez. Para Rothbard, esta práctica era indudablemente fraudulenta.

Eventualmente los banqueros pensaron que sería una buena idea el crear un banco central. El Fed tiene el poder absoluto para establecer la masa monetaria. Rothbard defendió la eliminación del Fed y la restauración del patrón oro.

Aunque Rothbard consideraba que Mises había establecido una completa teoría monetaria, lo cierto es que él hizo varias contribuciones. En particular, amplió la definición de la oferta monetaria para incluir todo lo que es redimible en dinero.

Rothbard objetó la idea de Hayek de la desnacionalización del dinero y la libre competencia de monedas privadas. En su opinión, la propuesta de Hayek ignoraba las implicaciones del teorema de la regresión. El intercambio lleva al dinero; la propuesta de Hayek va en la dirección contraria.

Para Rothbard, la economía keynesiana fue responsable de muchos de los males de la política monetaria moderna. Keynes rechazó el patrón oro y abogó por una moneda internacional bajo el control de un banco internacional. Esto eliminaría el principal obstáculo para sus planes económicos.

Al final, tendríamos una hiperinflación mundial sin ninguna vía de escape. Afortunadamente, los keynesianos nunca pudieron realizar sus planes, pero el peligro permanece y hay que combatirlo.

( David Gordon, The Essential Rothbard, Pag. 36-41

Sobre la Gran Depresión

Rothbard aplicó la teoría austriaca a la historia económica en su libro de 1963 “America´s Great Depression”. En vez de ser una prueba del fracaso del capitalismo, la Depresión ilustra los peligros de la interferencia del gobierno en la economía.

Una buena teoría del ciclo debe explicar tres cosas :

  1. Por qué se dan una gran cantidad de errores de los negocios.
  2. Por qué las industrias de bienes de capital fluctúan más que las dedicadas a bienes de consumo.
  3. El aumento de la cantidad de dinero durante la base de “boom”.

La teoría austriaca explica las tres condiciones. La tasa de interés es determinada por la preferencia temporal. El equilibrio entre los bienes de consumo y los de capital depende de dicha preferencia. Si hay una baja tasa de preferencia, se invertirá más en bienes de capital y viceversa.

Cuando hay un exceso de crédito, la tasa de interés se sitúa por debajo de la tasa natural correspondiente a la preferencia temporal, y resultan rentables inversiones en bienes de capital que previamente no lo eran.

Cuando termina la expansión crediticia, aumenta la tasa de interés a su nivel natural, lo que hace que muchas de las inversiones en bienes de capital ya no sean rentables. La depresión es precisamente la liquidación de estas inversiones. En la visión austriaca, la depresión es una fase necesaria de ajuste.

Según Rothbard, en los años 1920s se dió un boom inflacionario, o sea, un aumento de oferta monetaria no cubierta por oro. Según él, las autoridades de la Reserva Federal no sólo querían ayudar a la inflación británica sino mantener un nivel estable de precios mediante la manipulación monetaria.

Cuando ocurrió el desastre en octubre de 1929, muchos economistas urgieron el aumento de los gastos del gobierno. El presidente Hoover aceptó esta política. Además, su intento de mantener los salarios altos produjo un desempleo masivo. Hoover no era un opositor al gran gobierno. Era el “ingeniero de la política” y anticipó el New Deal, aunque no llegó a los extremos de Roosevelt.

El golpe de 1929 era necesario. Las depresiones tienen que ser fuertes pero no largas, porque se ajustan a sí mismas. Desafortunadamente, los gobernantes no entendían esto. Hoover era un ingeniero social y Roosevelt un psicólogo social. Ninguno de los dos entendió la Depresión ni la forma de remediarla.

En el libro, Rothbard identificó también la competencia entre los Morgan y los Rockefeller y la forma en que esta lucha influyó en el desarrollo del sistema bancario norteamericano y en la Gran Depresión.

( David Gordon, The Essential Rothbard, Pag. 41-51 )

Conceived in Liberty

Rothbard escribió una detallada historia del periodo colonial, en cuatro volúmenes, titulada “Conceived in Liberty”. Su tesis básica la expresó así :

“Después de 1688, la revolución se fue extendiendo por todas las colonias. Estas revoluciones fueron liberales y populares, a favor de objetivos libertarios y en oposición a la tiranía, altos impuestos, monopolios y restricciones”.

Distingue en el periodo colonial dos tradiciones. Una fue fanáticamente teocrática. La otra, individualista, libertaria e incluso deísta.

Rothbard destaca la influencia de Algernon Sydney, John Locke, y Trenchard y Gordon de “Cato´s Letters”.

Considera a Locke como esencialmente libertario :”Aunque hay dos ramas en Locke, la individualista-libertaria y la conservadora, la individualista es la que está en la base de sus argumentos”. Trenchard y Gordon interpretan a Locke de esta forma e incluso radicalizaron su credo libertario.

Rothbard comentó sobre lo que movía a intelectuales como Locke y otros. Distinguió dos tipos : Los “intelectuales cortesanos”, que sirven a quienes tienen el poder, quieren ante todo poder y dinero para ellos. Los intelectuales revolucionarios, que se oponen al Estado, lo hacen por una convicción genuina.

Rothbard no tenía una buena opinión sobre George Washington : “Transformó un ejército popular, y bien preparado para una revolución libertaria, en una fuerza estatista ortodoxa según el modelo europeo”.

Para Rothbard, los Artículos de la Confederación no eran un arreglo demasiado débil que debía ser reemplazado por una Constitución centralista. Al contrario, los Artículos permitían un control excesivo.

Jefferson y Paine están entre sus héroes. Sobre Paine escribió: “Aunque siguió a Locke al decir que el Estado debe limitarse a la protección de los derechos naturales, vió claramente que los Estados actuales no se originaron en esta forma ni para este objetivo. Nacieron como resultado de la fuerza y las conquistas”.

Aunque Rothbard no trató en detalle sobre el siglo XIX, tiene interesantes observaciones sobre los orígenes del llamado Estado benefactor. Según él, no tuvo que ver con el movimiento obrero sino con los pietistas post-milenaristas. Dado que creían que Cristo no retornaría hasta que el mundo fuese reformado, trataron de regenerar el orden social a través de la coerción estatal, incluyendo la economía. Los pietistas gravitaron hacia el Partido Republicano, y los partidarios del laissez-faire hacia el Demócrata.

Hacia finales del siglo XIX, los intelectuales progresistas se apartaron cada vez más de la religión y abrazaron el evangelio social, que ponía al gobierno corrigiendo, organizando y planificando la sociedad perfecta.

Uno de los más destacados fue el ateo John Dewey, que anteriormente había sido un ardiente predicador del postmilenarismo. Rothbard afirmó que los intelectuales progresistas estaban más que dispuestos a imponer a otros el sufrimiento y la muerte si esto hacía avanzar su causa. Como dijo Dewey :”La fuerza es simplemente una forma de lograr resultados y no puede ser condenada ni alabada en principio”.

( David Gordon, The Essential Rothbard, Pag. 55-63 )

Su sistema de ética

Aunque Rothbard coincidió casi siempre con Mises, sostuvo que éste se equivocó en un punto. Según Mises, los juicios éticos son subjetivos. Según Rothbard, puede desarrollarse una ética objetiva fundada en las exigencias de la naturaleza humana. Presentó este enfoque, basado en la filosofía aristotélica y tomista, en su libro “The Ethics of Liberty”.

Según Mises, podemos defender el libre mercado sin recurrir a ningún principio discutible sobre la naturaleza de la ética. Uno puede demostrar que las medidas intervencionistas fracasan en lograr los objetivos que pretenden. ¿No basta con esto?

Rothbard no lo creía así. Según él, las medidas intervencionistas pueden ayudar a unos a costa de otros. Por tanto, los beneficiados siempre las considerarán satisfactorias. Hay otro punto interesante. ¿Cómo sabe Mises cuáles son los objetivos reales de los estatistas? Puede que el controlador de precios quiera poder y no le importe si se genera escasez. O que el que quiera confiscar a los ricos no le importen las consecuencias económicas dentro de veinte años.

En el sistema ético de Rothbard la autoposesión es el principio básico; cada persona posee su propio cuerpo. El argumenta que todas las sociedades confrontan tres alternativas: cada persona se posee a sí misma, algunas personas poseen a otras, o cada persona posee una parte de todas las demás.

¿Cuál de las tres debemos elegir? En su respuesta, Rothbard se apoya en un punto de hecho. Cada persona está en realidad en control de su propia voluntad. Si obedezco a otro, es porque he decidido hacerlo.

Algunos objetan que Rothbard comete la falacia de derivar un “debe” de un “es”. La derivación es cierta, pero Rothbard niega que esté cometiendo una falacia. Él sostiene que los principios éticos se derivan de la naturaleza humana. El hecho de que cada persona tiene control de su propia voluntad implica que el coaccionar la voluntad de otra persona es injustificable . Esta prohibición no aplica una vez que se ha iniciado la fuerza. Uno puede responder a la misma, y Rothbard elaboró una teoría de la respuesta punitiva.

Una vez establecida la autoposesión, siguen los derechos de propiedad. Uno adquiere propiedad mezclando su propio trabajo con una propiedad sin dueño, o adquiriendo dicha propiedad como regalo o a través del intercambio .

Rothbard anticipa algunas objeciones. Si se hunde un barco y la gente llega nadando a una isla inhabitada, ¿puede el primero que llega apropiarse de toda la isla? Según Rothbard, cada persona sólo puede apropiarse de la parte que efectivamente utiliza.

Otra objeción es que la mayoría de los títulos de posesión actuales no pueden rastrearse hasta un dueño original. Rothbard responde que el actual dueño debe considerarse legitimo a menos que alguien pueda presentar pruebas legítimas en contrario. Especular sobre lo que pudo haber pasado a lo largo de la cadena de dueños es un trabajo estéril.

Rothbard criticó en su libro a otros liberales, principalmente a Nozick. Este había criticado la propuesta de Rothbard de que los servicios de protección deberían ser provistos por agencias privadas. Nozick argumentaba que un libre mercado de agencias terminaría en monopolio. Su razonamiento era que las agencias pudieran tener diferencias respecto a los procedimientos para juzgar a los criminales y que eventualmente tendrían que acordar una corte de apelaciones. Para Nozick, este acuerdo implica que las diferentes agencias se han convertido en una sola.

El argumento es sumamente débil y Rothbard sólo tuvo que formular una pregunta : ¿Es razonable decir que dos compañías que aceptan un arbitraje se convierten por eso en una sola?

( David Gordon, The Essential Rothbard, Pag. 87-94 )

Política teórica y práctica

Rothbard pensaba que la guerra era la salud del Estado; por eso se opuso a la política exterior agresiva. Sugirió un retorno a la antigua política norteamericana de aislamiento y neutralidad; en relación con la URSS propugnó por un programa de desarme mutuo hasta el punto en que el aislacionismo se convirtiera de nuevo en militarmente práctico.

Casi todo el mundo asume que la igualdad económica es algo bueno; incluso partidarios del libre mercado como Milton Friedman lo aceptan. Rothbard rechaza la premisa. ¿Por qué asumir que la igualdad es deseable? Para él, la justificación ética exige poner atención a las exigencias de la naturaleza humana; si juzgamos con esta medida, el igualitarismo no se sostiene; los intentos de hacer a todos iguales conducen inevitablemente a la tiranía.

No sólo la biología y la historia diferencian a los seres humanos; la división del trabajo se deriva de la desigualdad de habilidades. Marx y sus seguidores aborrecieron la división del trabajo, que según ellos sería abolida en el socialismo; según ellos alguien podría ser un día agricultor, al siguiente escritor, al siguiente albañil, y así sucesivamente.

Rothbard consideraba esto como una tontería; la división del trabajo es una condición indispensable para el avance de la civilización; ciertos intelectuales defienden que la división del trabajo deshumaniza al hombre porque viven cautivos del mito romántico del hombre primitivo que vivía en armonía con la naturaleza.

Según Rothbard, el que puede bloquear el progreso de los seres humanos es el Estado; el Estado no descansa en la cooperación voluntaria sino en la coerción; no crea riqueza, sólo puede tomar de unos para dar a otros; el contraste entre la acción política y económica no puede ser mayor.

Una de las actividades del Estado más contrarias a la libertad es la guerra ofensiva; por ello Rothbard defendió una política exterior estrictamente defensiva.

Con respecto a los principios socialdemócratas, Rothbard escribió : “En todos los asuntos importantes, los socialdemócratas están contra la libertad y a favor del estatismo. A largo plazo son más peligrosos que los comunistas porque su retórica es más insidiosa ya que dicen que combinan el socialismo con la democracia y la libertad”.

Para Rothbard, el Estado es el enemigo principal y hay que luchar contra él en todos los frentes; criticó a los libertarios de izquierda porque querían utilizar el Estado para lograr objetivos que ellos consideraban deseables.

Rothbard discutió sobre el ataque contra la libertad dirigido por los “líderes de opinión” y los profesores universitarios; según él, la base del problema estaba en que dichos líderes no creían en la moralidad objetiva y recurrían al Estado para imponer sus ideas.

Rothbard trabajó muchos años como uno de los miembros principales del Partido Libertario, del que salió a finales de la década de los años 80.

( David Gordon, The Essential Rothbard, Pag. 94-109 )

Historia del pensamiento económico

La última obra maestra de Rothbard fue “Economic Thought Before Adam Smith and Classical Economics”, que apareció después de su muerte. En ella no se limita sólo a la economía. Por ejemplo, Maquiavelo aparece como un predicador del mal.

Rothbard rechaza la tesis de Max Weber según la cual el ascetismo calvinista jugó un papel clave en el ascenso del capitalismo; afirma que el capitalismo comenzó mucho antes de Calvino y recalca que la máxima de “Dios y ganancias” estuvo presente en la Edad Media católica. La tradición calvinista enfatizó el trabajo y el ahorro y desconfió del consumo; la católica no encontró nada malo en el consumo.

Un tema dominante en el libro es la naturaleza del valor. La búsqueda de una medida objetiva es fútil, ya que no puede tener ninguna influencia a menos que se refleje en la mente de los agentes económicos. Una consecuencia de la posición subjetivista es que un intercambio no trata sobre cosas iguales; cada parte valora más lo que obtiene que lo que entrega; en este punto Rothbard critica a Aristóteles , a quien admiró como filósofo.

La teoría subjetivista no murió con la Edad Media; en el siglo XVI fue brillantemente expuesta por la Escuela de Salamanca, y en el siglo XVIII fue desarrollada por Cantillon y Turgot. La teoría sufrió un duro golpe a manos de Adam Smith.

Para Rothbard, más que el fundador de la economía, Smith fue casi su enterrador. En “Wealth of Nations” abandonó la teoría subjetivista y abrazó la del valor trabajo. Por otro lado, Rothbard no dio mayor importancia al concepto de la “mano invisible” y lo consideró como una consecuencia de la creencia calvinista de Smith en la divina providencia.

Para Rothbard, Say fue el primer economista que pensó a fondo sobre la metodología de la economía; su procedimiento fue partir de ciertos hechos generales que son indudablemente ciertos y razonar deductivamente. En esencia, Say descubrió el método praxeológico que Mises llevó a su culminación.

Say comenzó a partir de la actividad individual y por eso puso un gran énfasis en el empresario. La economía no se ajusta a si misma; sólo a través de la visión y la voluntad de correr riesgos, los empresarios son capaces de asignar eficientemente los recursos y la producción.

Adam Smith consideró que los impuestos beneficiaban al público, pero Say lo negó; los impuestos son, en esencia, un robo; si los gobernantes acceden a dedicar parte de los impuestos al “beneficio público”, lo que hacen es proveer a la gente algunos bienes costeados con el dinero de la misma gente.

Para Rothbard, Ricardo no fue en absoluto un economista científico; su famosa lógica es “matemática verbal” que fundamentalmente malentiende la economía; su teoría del valor preparó el camino al marxismo.

Según Rothbard, Marx se equivoca desde el principio, ya que asumió que en un intercambio se entregan cosas del mismo valor, que deben ser iguales a una tercera que sólo podía ser el trabajo. Todo el edificio de Marx se basa en este error. Además, Rothbard hace notar que la teoría marxista de la determinación del salario no es aplicable al capitalismo sino al esclavismo.

Detrás de la economía del marxismo, Rothbard encuentra un mito religioso herético, cuya meta es la eliminación del individuo mediante su fusión en el Uno, con el fin de la alienación. Marx presentó una versión secularizada de este brebaje místico. Este análisis de Rothbard coincide con las investigaciones de Eric Voegelin.

( David Gordon, The Essential Rothbard, Pag. 113-122 )


 

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