La crisis del dólar

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No importa cuántas advertencias se hayan lanzado, una crisis económica siempre pilla a un país por sorpresa. La tarea más urgente es impedir de alguna forma que los políticos hagan cosas malas para “corregir” la crisis. Cada forma de intervención sólo puede empeorar las cosas. La mejor política es adoptar una de laissez faire mediante recortes regulatorios, una moneda fuerte y la eliminación de restricciones legales al comercio. Debe permitirse que ocurra la liquidación por sí misma para conseguir una base apropiada para una futura recuperación.

¿Cómo podemos ayudar a que ocurra? Una forma es asegurarse de que se tienen en cuenta los libros correctos. Podríamos empezar revisando el gran evento que aún inspira las más falsas políticas contracíclicas: la Gran Depresión.

Resulta que Ludwig von Mises fue el gran profeta del acontecimiento, con una serie de ensayos sobre la naturaleza del ciclo económico y la urgencia de una moneda fuerte. Después de que empezara la Depresión pidió para el mundo una política de libre comercio. Estos maravillosos ensayos se recogen en The Causes of the Economic Crisis. Fue una tragedia que tardaran tanto en aparecer en inglés. Lo que muestran es que fue él, no Keynes, la persona que lo entendió todo.

Cuando hablo de una política de laissez faire, la primera reacción de mucha gente es: ¡eso es lo que hizo Herbert Hoover! Pero la verdad es precisamente la opuesta. Hoover fue realmente el primer new dealer. Trató de reflotar la economía y probó funestos programas de trabajo y gasto. ¡De hecho, la campaña presidencial de FDR de 1932 argumentaba que Hoover era un gran gastador que estaba aumentando la deuda y poniendo peor las cosas mediante su intervención!

¿No lo habían oído nunca? Echen un vistazo a America’s Great Depression, de Murray Rothbard, que sigue siendo el mejor relato general de por qué se produjo el crack bursátil y de lo qué hizo Hoover para empeorarlo todo. Murray nos demuestra que la depresión no fue una crisis del capitalismo sino el resultado de una política monetaria desastrosamente laxa en la década de 1920. Un aspecto especial de este libro es cómo Rothbard te lleva a través de los cimientos teóricos de la crisis y muestra precisamente cómo el banco central distorsiona la estructura de producción y desequilibra la relación entre consumo e inversión.

En la misma línea, tenemos que comprender que difícilmente podemos considerar a la Gran Depresión como la primera de estas crisis. En 1920 hubo otra, pero se resolvió rápidamente porque el gobierno no se entrometió. Además, los pánicos bancarios se sucedieron en el siglo XIX y siempre por el mismo factor: la banca de reserva fraccionaria respaldada por un prestamista de último recurso. La impresión de moneda sólo produce problemas. Rothbard revisa toda esta historia, junto con un relato de todo banquero deshonesto y todo político ávido de poder en A History of Money and Banking in the United States.

¿Hasta qué punto quieren llevar su comprensión teórica? ¿Se encuentran perdidos por inflacionistas lanzando balonazos intelectuales? Quizá deban sentarse con el gran tratado de dinero y banca de nuestro tiempo: Dinero, crédito bancario y ciclos económicos, de Jesús Huerta de Soto.

Sí, es largo. Si, es complejo. Pero la erudición es completamente necesaria para demostrar su tesis radical de que la banca de reserva fraccionaria constituye una intervención en la economía de mercado y es la razón esencial del ciclo económico. A través de un cuidadoso examen de la ley microeconómica y la economía, encuentra un enlace con los efectos macroeconómicos. Lo que hacemos en la esfera micro se replica en la esfera macro.

De Soto se remonta a la ley romana para demostrar que los depósitos bancarios han de tratarse correctamente como otras formas de propiedad sujetas a los patrones usuales de fraude. Demuestra cómo este patrón fue ampliamente aceptado hasta un cambio de punto de vista en la Alta Edad Media, cuando los intereses especiales prevalecieron en los regímenes legales para hacer que los depósitos se trataran como préstamos… con efectos desastrosos. El debate sobre este asunto ha durado muchas décadas, pero nadie ha dado más luz a éste que De Soto. Preveo que este libro continuará siendo de lectura obligatoria para cualquier estudioso de la banca en la próximas décadas.

La tesis de L. Albert Hahn, otro antikeynesiano olvidado, es que todo exceso de dinero crea una ilusión de prosperidad. Fue durante un tiempo un defensor de la gestión económica al estilo keynesiano, pero vio su error y escribió este fabuloso y apasionado ataque a todo el aparato teórico y político. Mises fue un gran defensor de este libro: The Economics of Illusion.

No dice nada bueno de nuestro mundo que la gente en las universidades lea a los keynesianos, y se enseñe que tenían razón respecto de los mercados libres, mientras que economistas verdaderamente grandes como Hahn se olviden: de hecho se olvidan tanto que este libro ha estado agotado durante muchas décadas. El Instituto Mises lo ha vuelto a publicar. ¿No es momento de que revisemos nuestro criterio de qué ideas merecen estudiarse y cuáles merecen realmente caer en el agujero de la memoria?

Hahn no estaba sólo entre los grandes pensadores económicos de su época. El New York Times tenía en nómina a uno como su principal editorialista: Henry Hazlitt. Éste advertía constantemente acerca de los peligros de la creación de dólares. Su primer libro contra el Plan Marshall de ayuda al extranjero fue Will Dollars Save the World?

Luego dirigió su fuego sobre el acuerdo de Bretton Woods y fue derribado por ello, expulsado. ¿Pero quién tenía razón? El acuerdo se desmoronó porque no permitía la convertibilidad del dólar a los ciudadanos estadounidenses.

Aquí pueden leer su análisis, no sólo de Bretton Woods, sino de toda el tema de la inflación: What You Should Know about Inflation. Se ocupa de todo: qué es el dinero, qué hace, qué hace el gobierno con el dinero, cómo responde la economía, qué significa para tu vida y qué hacer con él. Por supuesto, Hazlitt defendía el patrón oro.

Como Ron Paul ha abierto el tema de patrón oro y está siendo tratado como si viniera de Marte por haber mencionado el tema, necesitamos saber más acerca de la verdadera herencia estadounidense del patrón oro. Por eso estoy especialmente feliz de que el Instituto Mises haya recuperado Short History of Money and Banking, de William Gouge, y que leí por primera vez cuando estaba trabajando con Ron en su oficina del Congreso.

Gouge vivió de 1796 a 1863 y estuvo envuelto en todos los grandes debates sobre la banca en el siglo XIX. Su libro es un gran ataque a todas las finanzas inflacionistas y leerlo subraya lo universales que son las lecciones sobre dinero y banca (universales en el sentido de que son aplicables a todo tiempo y lugar).

Volviendo al siglo XIX, había mucha gente que quería inflación: los banqueros, los deudores y el gobierno. ¡Qué sorpresa! ¿A quién le interesaba el dinero fuerte? A los consumidores, ahorradores y ciudadanos amantes de la libertad. Es el conflicto esencial. ¿Vamos a tener un régimen monetario basado en el robo o uno basado en la honradez? Gouge estaba del lado de la honradez y nos sirve hoy de inspiración.

Unas décadas más tarde, pero en la misma línea, tenemos Organization of Debt Into Currency, de Charles Holt Carroll. Es uno de esos libros que desarrolla un grupo de fanáticos adictos. Cuando comenzamos a reimprimir estos grandes clásicos de la economía estadounidense, la gente empezó a preguntarnos: ¿qué pasa con Carroll? Bueno, aquí está y una vez que te adentras en el libro, te das cuenta de por qué Rothbard y George Reisman, y muchos otros, le tienen una fe ciega. Explica pacientemente la diferencia entre dinero y deuda, y cómo el gobierno siembra la confusión sobre qué es qué.

Ron Paul se encuentra en esta tradición de pensadores en cualquier caso. Incluso en campaña, habla de la maldad de la moneda fiduciaria y de la gestión de la Fed de las existencias monetarias de la nación. En realidad, dice, hemos puesto a una banda de planificadores centrales cartelizados a cargo del bien que constituye la mitad de todo intercambio económico y estamos pagando el precio en términos de rebaja del poder adquisitivo, caos en el tipo de intercambio, deuda desenfrenada y crecientes crisis en un sector tras otro.

¿Hay una salida? ¡Claro! Se trata del oro. Hagamos al dólar tan bueno como el oro y eliminaremos el problema de la inflación y los ciclos económicos que ésta trae. Éste es el gran secreto del patrón oro. El problema no es que sea inviable desde la perspectiva de la economía, el problema es que hay mucha gente aliada contra él: los grandes bancos, los deudores y el gobierno. Ven, el oro ofrecería un fuerte anclaje para la libertad. Bajo la forma correcta de patrón oro, el gobierno ya no gastaría con impunidad o generaría deuda sin límite. Los recursos que gastara tendrían que obtenerse de la forma antigua.

Corresponde a cada estadounidense leer el libro de Ron, realmente su manifiesto sobre el tema. Se llama The Case for Gold. Cubre la historia monetaria del siglo XIX y explica diversos planes para instituir un patrón oro.

Fíjense en que no dije “volver” a un patrón oro, porque si miramos los pasados patrones oro, hay siempre un defecto en la forma de intervención del gobierno. Estuvo el absurdo sistema del bimetalismo. Estuvo la falta de convertibilidad doméstica tras el New Deal. Estuvieron las garantías en forma de respaldo del banco central. Estuvieron los privilegios especiales en la ley.

El patrón oro que defiende Ron no es complicado: es el que surgiría en un mundo de libertad, un dinero del mercado libre.

Si su libro grande les parece mucho, echen un ojo a su manual: Gold, Peace, and Prosperity. Pueden leerlo en una hora. Explica por qué deberíamos preocuparnos acerca de estos asuntos y por qué el gobierno no quiere que nos preocupemos por ellos.

Nunca esperé que en mi vida el asunto del dinero volviera a ser central en la política, pero Ron (inspirado por Mises y Rothbard) lo ha hecho.

¿Y por qué no? El tema era importante en el siglo XIX, cuando la gente entendía los peligros de poner al gobierno al cargo de todo.

Ahora damos por supuesta la socialización del dinero y el crédito. Es tiempo de revisar todo esto. La restauración del dinero sólido sería el mayor golpe de la libertad realizado en 100 años.

Publicado el 9 de noviembre de 2007.


El artículo original se encuentra aquí.