Es una de las muchísimas absurdidades del sistema del bienestar. Así lo expresa Vigilia pretium libertatis:
“El artículo 68 del (…) reglamento establece las normas aplicables a la ayuda específica a la producción agraria de los estados comunitarios. En general, España, que zapaterinamente prohibió el tabaco, y otros países que también son brutalmente restrictivos con el consumo del tabaco, se comprometen, artículo 68 mediante, a dar dinero a:
- cultivos de tabaco que sean importantes para la protección o la mejora del medio ambiente
- mejorar la calidad del tabaco que se cultiva
- mejorar la comercialización de la hoja del tabaco
- actividades tabaqueras específicas que reporten beneficios agroambientales”
Siga leyendo la nota. Cuando se aplicó la ley antitabaco escribí las nueve falacias justificando el prohibicionismo. El acoso al tabaco no solo ha creado una sociedad dividida, un estilo de vida por ley, sino altos costes para todos (fumadores, no fumadores, empresas…), pérdida de libertad y arbitrariedad. ¿Y todo para qué? Para ganar votos.
