Mises el hombre

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[Elogio de Ludwig von Mises (1881-1973)]

En la mañana de la pasada semana en un seminario en Honolulú, un participante dijo: “He leído las obra de Ludwig von Mises, pero, Leonard, ¿qué tipo de hombre era en lo personal?” Dije a todo el grupo que era un hombre amable, modesto, humilde y agradable y que nunca le vi imponer sus pensamientos a nadie. Por el contrario, su vida se dedicó a una búsqueda de la verdad y compartía de buen grado sus descubrimientos con quienquiera que buscara respuestas, el Profesor Mises fue un brillante ejemplo de alguien refinado e inspirador.

Ahora les daré otra forma de medir a un hombre. La primera experiencia que tuve con él empezó hace 32 años cuando yo era Director general de la Cámara de Comercio de Los Ángeles. Fue su primera visita a la Costa Oeste. Esa noche cenamos en mi casa y estaban presentes al menos una docena de los mejores pensadores de nuestra filosofía en Carolina del Sur, hombres como el Dr. Benjamin Anderson, el Dr. Thomas Nixon Carver, el genio de los negocios Bill Mullendore, y gente así.

Escuchamos a Ludwig von Mises hasta la medianoche, cuando se planteó una pregunta “Profesor Mises, todos estamos de acuerdo con usted en que vienen tiempos difíciles. Pero supongamos que usted fuera el dictador de estos Estados Unidos y pudiera realizar cualquier cambio que estimara apropiado. ¿Qué haría?” Y la respuesta llegó rápida como el rayo: “Renunciaría”.

El más orgulloso tributo que la humanidad paga a quien más quiere honrar es llamarle Maestro. El hombre que produce un idea que ayuda a los hombres a entenderse a sí mismos y al universo pone en deuda por siempre a la humanidad. En cualquier dirección en que es posible el progreso, el Maestro es quien se ha adelantado investigando a la humanidad y con el único poder de sus ideas ha hecho que los hombres le sigan. De otra forma los hombres se estancarían. Los historiadores pueden calificar una época por algún gobernante, como la época de Carlomagno o de Luis XIV, pero el verdadero Maestro no lo es de una época, lo es por siempre.

Ludwig von Mises es realmente (y utilizo esta palabra en tiempo presente) un Maestro. Más de dos generaciones han estudiado siguiéndole e incontables miles de otras personas han aprendido de sus libros. Libros y alumnos son el persistente monumento de un Maestro, y estos monumentos son suyos. Esta generación de alumnos morirá, pero las ideas puestas en marcha por sus escritos serán una fuente para nuevos estudiantes de incontables generaciones venideras.

Hemos aprendido mucho más que economía de Ludwig von Mises. Hemos llegado a conocer un ejemplo de erudición, constancia y dedicación. ¡Verdaderamente uno de los grandes Maestros de todos los tiempos! Y así, todos te rendimos homenaje Ludwig von Mises, pues marchas de esta vida mortal y te unes a los inmortales.

Mi comentario final se dirige a Margit y a todos los que estáis aquí y a sus amigos en todo el mundo. Las condolencias en momentos como éste dan poco consuelo, así que recurro a la filosofía. Es algo así: No hay momento en la vida suficientemente breve como para llamarlo presente. Todo es pasado o todo es futuro, lo que equivale a decir que todo es memoria o expectativa. Es verdad que las expectativas mundanas han terminado, pero los recuerdos pervivirán por los siglos de los siglos. Amén.

Este elogio a Ludwig von Mises se realizó durante su funeral el 16 de octubre de 1973.

Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.

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