“El salteador de caminos toma únicamente sobre sí mismo la responsabilidad, el peligro, y el crímen de su propio acto. Él no pretende que tiene algún derecho a tu dinero, o que tiene la intención de usarlo para tu propio beneficio. Además, tras haberse llevado tu dinero, te deja, como tú deseas que lo haga. Él no permanece “protegiéndote” ordenándote a hacer una reverencia y servirle; requiriéndote que hagas esto, y prohibiéndote hacer lo de más allá.”