El peor efecto del estado es intelectual. Pone a nuestro cerebro en una prisión, simplemente definiendo los términos en los que se nos permite pensar y hablar. El único punto innegociable resulta ser el propio estado. Se nos permite discutir acera de cuáles deberían ser las prioridades el estado (bombas o mantequilla), pero no cuestionar el modelo fundamental de una sociedad dominada por el estado.
Los creyentes en la libertad humana han participado en este juego demasiado tiempo. Lo han hecho durante décadas. A veces caen a la derecha y a veces caen a la izquierda. Lo que deberían hacer es romper la propia baraja. Necesitan realizar osadamente la declaración esencial de la vieja tradición liberal de que la propia sociedad se ordena a sí misma sin estado. La libertad es la respuesta en todas las áreas de la vida.
Esto es precisamente lo que hace Ron Paul es su magnífico libro que se publicará el 19 de abril: Liberty Defined: 50 Essential Issues That Affect Our Freedom. Empieza con el importante tema de qué es la libertad y qué no. Por ejemplo, no es algo creado por “políticas públicas”. No es una pieza legislativa. No deriva del proceso político. Es precisamente lo contrario: la libertad es la ausencia de todas estas cosas. Es lo que resulta en ausencia de la interferencia del estado. El único requisito fundamental de la libertad es que el estado deje en paz a la sociedad para que se desarrolle, crezca y prospere.
Este punto de vista apenas se oye en el debate político actual, que por otro lado está constreñido por la discusión partidista de qué debería estar haciendo el estado. Para cuando finalicen la introducción al libro de Ron Paul, se habrán dado cuenta de que están invitados a una forma completamente nueva y radical de pensar acerca de la política, una que reimagina el mundo actual de la misma forma en que Jefferson reimaginó su mundo… y se convirtió en el padre real de este país.
Lo que es especialmente brillante en el libro de Ron es que no sólo se ocupa de abstracciones. Como indica el título, se ocupa de 50 áreas difíciles de la política actual y da una nueva luz de libertad en cada una de ellas. Creo que tengo razón al prever la reacción de la mayoría de los lectores: habrá llanto y crujir de dientes. Pero el efecto será esa cosa tan bella: la ilustración.
El libro se dispone alfabéticamente, lo que hace del tema del aborto la primera entrada. ¿Dónde suponen que se ubica Ron Paul en este asunto? Simplemente digamos que si usted piensa que ha seguido el debate convencional, va a encontrar algo completamente distinto.
Ron es un vehemente opositor al aborto y explica por qué de formas que convencerán a los lectores respecto de su perspectiva (la de un hombre que ha ayudado a nacer a miles de bebés). Luego se ocupa de un área completamente diferente de la política pública, apuntando que un edicto centralizado sobre este asunto resulta contrario a cualquier moral y dictado práctico de la libertad humana. Una política pro-vida centralizada es tan errónea como una política de legalización obligatoria centralizada. Quiere que se revoque la Roe. No quiere financiación del estado. Pero si una comunidad quiere permitir la práctica, aunque él indudablemente se opondría a nivel local, su opinión es que el gobierno federal no debería tener nada que decir acerca de ello en cualquier caso.
Su posición es chocante y fuera de lo corriente, es cierto, pero asimismo sumamente práctica. En innumerables comunidades hoy en todo el mundo, las clínicas abortivas compiten con clínicas alternativas para mujeres para ofrecer servicios de embarazo a quienes lo necesitan. De hecho, si quieren ver dónde ha obtenido avances el movimiento pro-vida, no es en el área de la organización política, sino en ofrecer un servicio de mercado a quienes están buscando una alternativa al aborto. Es un caso de cómo la libertad sirve para eliminar nuestros desacuerdos esenciales.
Ahora, éste es sólo el primer tema y hay otros 49 de los que se ocupa y de cada uno con una perspectiva que es sorprendente, práctica, moral y equilibrada de una manera fascinante. Salvo que uno tenga una buena formación en teoría libertaria, podría resultar difícil anticipar lo que dirá. Incluso si adoptamos el punto de vista libertario, el argumento y las evidencias de Ron nos sorprenderán.
Consideremos, por ejemplo, sus escritos sobre privacidad. Argumenta que es una violación de los derechos humanos que el estado invada nuestra privacidad. Al mismo tiempo, argumenta que es contrario a la libertad que el estado restrinja el derecho de las empresas privadas a usar cámaras, de los sitios web a recoger información sobre nosotros o de los negocios a investigar historiales de crédito de sus empleados. En sentido práctico, está a favor de la legalización total de las drogas, pero defiende el derecho de las empresas a realizar tests de consumo de drogas.
Si alguien más ha adoptado esta postura en la vida pública (lo que hace Ron, como siempre, muy persuasiva y conmovedoramente en su redacción), yo no lo conozco.
Se ocupa de muchos asuntos. Se opone a la guerra con la pasión de la Vieja Izquierda. Pero suena como la Vieja Derecha en los asuntos de los impuestos y las regulaciones. Lo que escribe sobre terrorismo lo marcan como un verdadero radical contra las estúpidas políticas del estado (dice que el terrorismo es un resultado de la política exterior de EEUU). Al mismo tiempo, no ve ningún problema en la discriminación privada por cualquier razón: sexo, raza, discapacidad, la que sea. Respecto del matrimonio, sostiene la definición tradicional (hombre y mujer ente Dios), pero está a favor de la libre asociación: “¿Por qué no tolerar la definición de todos siempre que ningún bando utilice la fuerza para imponer sus opiniones?”
Se adentra en áreas pantanosas como la historia del sionismo y aquí de nuevo les puedo prometer que nunca habrán escuchado este punto de vista (alaba el movimiento cultural original, pero condena la manera en que las posteriores ambiciones políticas corrompieron una gran causa). En comercio, es un defensor de los derechos comerciales universales y se opone a tratados legislados como la NAFTA. Respecto del control de armas, lo favorece para el gobierno pero no para el individuo.
Lo que hace avanzar este libro página a página son las constantes sorpresas, la esclarecedora lógica y el tono sincero de la prosa. Puedes estar totalmente, en parte o nada de acuerdo. Pero no hay manera de que pienses en el futuro sobre estas cosas de la misma forma tras conocer el punto de vista de Paul.
Algo está claro: nunca ha aparecido un libro como éste de ninguna figura política de EEUU. No contiene ni una traza de pose o consentimiento político. Su propósito no es poner a Ron en lo alto de un ticket presidencial. La ambición del libro puede describirse modestamente como educativa, pero el efecto podría ser mucho mayor. Es el libro que necesitábamos para derrumbar la estructura retórica de generaciones de activismo político y reemplazarla con una visión completamente nueva de la libertad.
Por eso el libro se llama Liberty Defined [La libertad definida]. Cuando estás perdido y confuso acerca de algo, la mejor manera de avanzar es definiendo tus términos. Por fin un hombre ha hecho justo esto. Ha definido la libertad. Y luego ha hecho más: nos ha demostrado que la libertad es correcta, la libertad funciona, la libertad es la única forma de avanzar.
Con este maravilloso y apasionado libro, Ron Paul ha dejado realmente una marca en la historia literaria de nuestro tiempo. Es un libro de coraje, inteligencia y visión. Debería convertirse en nuestro credo. Ron podría ser el padre fundador de unos Estados Unidos y un mundo nuevos y libres.
Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.