La falacia de la (super)neutralidad del dinero

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Sobre la neutralidad y la superneutralidad del dinero

La macroeconomía de la corriente principal actual normalmente se centra en las consecuencias agregadas de las medidas políticas, como el efecto en la producción y los precios de un aumento en la existencia de dinero… Un presupuesto esencial es que el dinero es neutral.[1]

Se dice que el dinero es neutral si un aumento en las existencias monetarias lleva a un aumento proporcional y permanente en los precios y no afecta a la actividad económica real (como la producción, la inversión y el empleo). Así que se supone que un aumento en el porcentaje de crecimiento constante de la existencia de dinero lleva a un aumento idéntico en el porcentaje de crecimiento constante de los precios.

La hipótesis de la neutralidad del dinero se asume principalmente para el largo plazo, mientras que para plazos cortos y medios, la idea es que un aumento en las existencias del dinero sí puede afectar a la actividad económica. Esto es en buena parte atribuible a los efectos sorpresa (y los costes de transacción).

Por ejemplo, un aumento inesperado en las existencias de dinero produce cambios en los precios relativos y por tanto afecta al consumo y la inversión. Sin embargo, en último término los agentes del mercado ajustan sus disposiciones (salarios, contratos, etc.) a precios más altos y la actividad económica recupera su nivel original. Por tanto, nuevo dinero aumenta los precios, pero no incrementa la producción.

La hipótesis de la neutralidad del dinero no excluye que los cambios en los porcentajes de crecimiento monetario pueden tener efectos permanentes en el nivel de actividad económica. De hecho, un aumento en el porcentaje de crecimiento de las existencias monetarias (de, por ejemplo, un 4% anual a un 5% anual) puede considerarse que tiene potencial para empujar la producción a nivel más alto permanentemente.

Se dice que el dinero es superneutral si los cambios en el porcentaje de crecimiento de la oferta de dinero no producen ningún efecto en la producción. En otras palabras, la hipótesis de la superneutralidad del dinero diría que la actividad económica es independiente del crecimiento monetario.

Desde el punto de vista de la Escuela Austriaca de Economía, la hipótesis de la superneutralidad del dinero debe rechazarse con rotundidad, en primer lugar, por razones metodológicas. Para demostrarlo, debemos empezar revisando brevemente la naturaleza del dinero.

Qué es realmente el dinero

El dinero es medio de intercambio universalmente aceptado. [2] Y cómo apuntaba Ludwig von Mises (1881-1973), la función de intercambio es la única función del dinero. Todas las demás funciones (unidad de cuenta, almacenamiento de valor, medio de pago diferido) son meramente subfunciones de la función de intercambio.

Más aún, el dinero es un bien como cualquier otro. Está sujeto a la ley de la disminución de la utilidad marginal. Esto, a su vez, implica que un aumento en las existencias de dinero se verá necesariamente acompañado por una caída en el valor de intercambio del dinero frente a otros bienes y servicios.

Con este telón de fondo resulta evidente que un aumento o disminución de la oferta de dinero no genera un beneficio social: simplemente disminuye o aumenta el valor de intercambio de la unidad monetaria. Y un cambio en la oferta monetaria también implica efectos redistributivos, por tanto un cambio en las existencias monetarias no es, y nunca puede ser, neutral.

Una inyección de dinero nuevo permite al primer receptor comprar cosas a precios básicamente no modificados, mientras que quienes reciben dinero nuevo más tarde sólo pueden comprar a precios mayores. Así que los primeros receptores del dinero nuevo se benefician a costa de los posteriores (“Efecto Cantillon”).

Además, una inyección de dinero nuevo necesariamente causa un cambio en los precios relativos y esto, a su vez, afecta a la producción de bienes de consumo e inversión. Cualquier cambio en la oferta monetaria (sea de dinero en libre mercado o de dinero controlado por el estado) tendrá la implicación indicada anteriormente.

Sin embargo, en un régimen de oferta monetaria controlada por el estado, los cambios en la oferta monetaria son definitivamente dañinos. Ese cambio en la oferta monetaria es una violación de los principios subyacentes al libre mercado, que aseguran transacción de intercambio de beneficio mutuo.

Como han apuntado los economistas austriacos, la producción estatal de dinero, en la que éste se crea de la nada por bancos comerciales extendiendo crédito circulante, lleva a malas inversiones, ciclos de negocio y una distribución de ingresos no ajustada al mercado.

No es menos importante que los estragos económicos y políticos que causan las debacles monetarias abren la puerta a mayores intervenciones gubernamentales en el sistema de libre mercado. Éstas minan cada vez más los derechos de propiedad, llegando a destruirlos, y con ellos, la libertad.

Por fin, para eliminar cualquier duda, Mises demostró que el dinero no puede ser neutral por razones lógicas. De acuerdo con un análisis praxeológico, el axioma de la acción humana es una verdad irrefutable. De hecho es un juicio sintético a priori en términos kantianos.

La ley de la disminución de la utilidad marginal está implícita lógicamente en el axioma de la acción humana y por tanto es una verdad irrefutable. El dinero es un bien económico y está sujeto a la ley de la disminución de la utilidad marginal. Por tanto, un aumento en la oferta monetaria debe también necesariamente llevar a una disminución de su poder de compra y causar cambios en otras variables económicas. Un cambio en la existencia de dinero no puede ser neutral por razones lógicas.

Dinero y PIB real en Estados Unidos

La hipótesis de la superneutralidad del dinero, desde el punto de vista de la economía de la corriente principal, sugiere que las ganancias en la producción no estarían relacionadas con cambios en la oferta monetaria en el largo plazo. Y realmente esto es lo que sugiere una mirada a los datos.

Los gráficos en el lado izquierdo (a) muestran la relación entre los porcentajes de crecimiento real del PIB y de crecimiento monetario anuales en los Estados Unidos desde el primer trimestre de 1960 al segundo semestre de 2009. Los gráficos en el lado derecho (b) muestran las relaciones entre el crecimiento del PIB real anual y los cambios trimestrales en los porcentajes de crecimiento de la oferta de dinero anual (también conocidos como porcentajes de aceleración del crecimiento monetario).

Los cambios anuales en el M1 muestran en general, una relación ligeramente negativa con el crecimiento del PIB real (como sugiere la pendiente negativa de la línea de regresión). [3] En el periodo que revisamos, un crecimiento anual del M1 (de, digamos, el 4% al 5%) lleva a una caída de un 0,3% en el crecimiento anual del PIB. Una aceleración del crecimiento anual del M1 (digamos de un 5% anual a un 6% anual) realmente no tiene, de media, ninguna influencia en el crecimiento del PIB real.

La relación entre crecimiento anual del M2 y del PIB real muestra una relación positiva, aunque muy pequeña. Un aumento en el porcentaje de crecimiento anual del M2 de un 1% (de nuevo, pongamos de un 5% anual a un 6% anual) supone un aumento de PIB real anual de un 0,11% de media.

De hecho, puede decirse que expandir el M2 básicamente refleja parte de la inflación de los precios de los activos financieros, porque el M2 básicamente muestra mucho mejor que el M1 la expansión de crédito circulante de los bancos comerciales. La relación entre una aceleración del crecimiento anual del M2 y el crecimiento anual del PIB real es negativa de media.

Aunque uno sin duda no debería entusiasmarse al ver estos sencillos ejemplos empíricos (después de todo, es la praxeología la que establece lógicamente la veracidad de una teoría económica), estos ejemplos reflejan importantes lecciones de la teoría monetaria austriaca.

Primero, en el pasado el aumento en la oferta monetaria, no fue, en general, acompañado por un aumento en la producción total, así que el incesante incremento en la oferta monetaria no hizo más rica a la sociedad.

Segundo, los cambios en la existencia de dinero se asociaron a veces a considerables movimientos en la producción. Sin embargo, como los movimientos de ganancias en la producción se veían más o menos compensados con las pérdidas (como se deduce de la primera conclusión), esta relación testimonia la conclusión austriaca de que los aumentos en la oferta monetaria a través del crédito circulante son la causa predominante del ciclo de negocio.

Tercero, el incremento continuo en las existencias de dinero (reflejado en los porcentajes de crecimiento positivos de las existencias de dinero en el tiempo) muestra claramente la naturaleza inflacionaria de sistema de dinero fiduciario: los efectos de la inflación incluyen la degradación de la moneda y ganancias de redistribución en una manera disconforme con el mercado.

La necesidad de desmitificar

Mises era un defensor del libre mercado del dinero. Ese dinero, sostenía Mises, sería completamente compatible con los principios del orden social libre y minimizaría los efectos económicamente perturbadores en comparación con la producción estatal del dinero (basada en crédito circulante).

Quizá sea más importante que Mises apreció que el libre mercado del dinero era asimismo una protección contra la destrucción del orden del libre mercado por intervención gubernamental, provocada regularmente por debacles monetarias. Inevitablemente causadas por los monopolios estatales de oferta del dinero.

Contra este telón de fondo han de desmitificarse las nociones de neutralidad y superneutralidad del dinero. Hay que reconocer que ambas hipótesis apoyan la defensa contra una política monetaria abiertamente inflacionista: reconocen que más dinero no genera más producción.

Sin embargo, las hipótesis de la neutralidad y la superneutralidad del dinero se basan en una interpretación simplificada de la teoría cuantitativa. En consecuencia, ignoran los efectos inflacionistas que se producen inevitablemente cuando el estado inyecta nuevo dinero en el sistema.

Y como se pasan por alto esos efectos inflacionistas (y sus consecuencias económicas y políticas), se pierde de vista el papel económicamente destructivo que juegan los bancos centrales: incrementar la oferta monetaria creando crédito circulante.

Y finalmente, necesita advertirse que las hipótesis de la superneutralidad del dinero es una expresión del modo empirista-positivista de modelar la economía igual que las ciencias naturales. Mises advertía

“Las ciencias de la acción humana difieren radicalmente de las ciencias naturales. Todos los autores que quieren construir un sistema epistemológico de las ciencias de la acción humana de acuerdo con los patrones de las ciencias naturales yerran lamentablemente”. [4]

Así que el método de las ciencias naturales es inapropiado para el estudio de la economía, que es un campo de la praxeología. El espíritu metodológico que conlleva la hipótesis de la superneutralidad del dinero promueve, por tanto, teorías falsas, que, a su vez, impulsan políticas dañinas.

[1] Para una referencia sobre la discusión en la teoría monetario de la corriente principal, ver por ejemplo, McCallum, B. T., “Long-Run Monetary Neutrality and Contemporary Policy Analysis”, Discussion Paper No. 2004-E-18, Institute For Monetary And Economic Studies, Bank of Japan; también Bullard, J. B y Keating, J., “The Long-run Relationship Between Inflation and Output in Postwar Economies,” Journal of Monetary Economics 36, nº 3 (Diciembre 1995): pp. 477–496.
[2] En este contexto, ver Ludwig von Mises, La acción humana (Unidad Editorial).

[3] Adviértase que M1 y MZM básicamente representan los medios de pago o pasivos bancarios que pueden convertirse fácilmente en medios de pago. Por el contrario, M2 incluye asimismo pasivos bancarios a plazo más largo (como por ejemplo, depósitos a plazo), que se realizan normalmente con propósito de ahorrar.

[4] La acción humana

Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.

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