Adam Smith triunfa en Alemania

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En esta atmósfera profundamente influida por el cameralismo, no sorprende que La riqueza de las naciones de Smith progresara poco al principio en Alemania. Sin embargo, Gran Bretaña tenía un importante enclave en Alemania, pues el electorado de Hannover era una posesión continental de la dinastía británica en el corazón de Prusia y por tanto este territorio estaba bajo una fuerte influencia cultural británica. De ahí que la primera reseña alemana de La riqueza de las naciones apareciera en el periódico oficial de la Universidad de Gotinga, en Hannover. La Universidad de Gotinga había desarrollado el departamento de filosofía, historia y ciencias sociales más respetado en Alemania y en la década de 1790 se había convertido en un floreciente núcleo de smithianismo en el por otra parte hostil clima alemán.

Quien se adelantó en presentar a Adam Smith al pensamiento alemán fue Friedrich Georg Sartorius, Freiherr von Waltershausen (1765–1828). Sartorius había nacido en Kassel y estudiado teología e historia en la Universidad de Gotinga. Pronto estaba enseñando historia en Gotinga, extendiendo en la década de 1790 su repertorio a cursos de ciencia política y economía. Sartorius publicó selecciones de las obras de Adam Smith y su Handbuch der Staatswirthschaft (Berlín, 1796), era explícitamente un libro de texto de economía que resumía las opiniones de Adam Smith. Una década después aparecía un resumen extendido de la obra de Smith como Von den Elementen des National-Reichthums, und von der Staatswirthschaft, nach Adam Smith (Respecto de los elementos de la riqueza nacional y la economía del estado según Adam Smith) (1806).

Sin embargo, en el mismo año, apareció otro volumen que indicaba las ideas propias de Sartorius, aquello en lo que discrepaba del maestro: Abhandlungen, die Elemente des Nationalreichthums und die Staatswirthschaft (Ensayos de riqueza nacional y economía del estado) (1806). Sartorius discrepa de la extraña teoría del valor de Smith y afirma que la principal fuente de valor es su uso en el consumo. También el valor del trabajo se determina por su utilidad y por tanto no puede servir como una medida invariable del valor, ni tampoco puede servir el dinero, ya que los precios en dinero están asimismo sujetos al juego cambiante de oferta y demanda. Por tanto Sartorius encuentra a la teoría del valor trabajo de Smith como “una conclusión extraña y engañosa”. Por desgracia, la otra discrepancia principal de Sartorius respecto de Smith es un gran debilitamiento de la ya titubeante devoción de Smith por el laissez faire. Sartorius aconsejaba frecuentes intervenciones del estado.

Sartorius fue uno de un gran cuarteto de profesores que propagaron la doctrina smithiana en Alemania. Otro fue Christian Jakob Kraus (1753–1807), un distinguido filósofo que nació en Prusia Oriental y estudió con Immanuel Kant en la Universidad de Königsberg, convirtiéndose después en íntimo amigo de éste. Kraus obtuvo su doctorado en la Universidad de Halle, pero pasó un año de formación en Gotinga, donde se imbuyó de un duradero interés por la economía. Después de doctorarse en 1780, Kraus se convirtió en profesor de filosofía práctica y cameralismo en la Universidad de Königsberg, donde enseñó no sólo filosofía, sino asimismo los clásicos griegos, historia, literatura inglesa y matemáticas. Sin embargo, a principios de la década de 1790, los intereses de Kraus se dedicaron completamente a la economía. De hecho, Kraus fue una de las primeras personas en Alemania en aclamar La riqueza de las naciones, a la que alababa como “el único sistema verdadero, grande, bello, justo y benéfico”. Kraus acogió a Adam Smith sin ninguna de las desviaciones o dudas que había tenido Sartorius: de hecho, pregonaba La riqueza de las naciones como “indudablemente, uno de los libros más importantes y beneficiosos que se hayan escrito nunca”. Kraus incluso se atrevía a preferir el libro de Smith al Nuevo Testamento: “indudablemente, desde los tiempos del Nuevo Testamento, ningún escrito ha tenido resultados más beneficiosos de los que tendrá éste”.

Curiosamente, para ser un académico alemán, Kraus publicó muy poco durante su vida. Fue sin embargo un profesor muy influyente: sus clases en Königsberg estaban siempre abarrotadas y se la consideraba allí el profesor más importante, con la excepción de Kant. Después de morir, los amigos de Kraus publicaron todos sus manuscritos, siendo el más importante Die Staatswirthschaft (5 vols, Königsberg, 1808-1811). Los primeros cuatro volúmenes de esta obra esencialmente seguían La riqueza de las naciones de Smith, sustituyendo los ejemplos británicos por otros alemanes.

El quinto volumen de Die Staatswirthschaft es con mucho el más importante, pues aquí Kraus presenta su propia contribución a la economía smithiana. Kraus se dirigía a la política económica prusiana, en forma de discurso. El volumen era una aguda llamada al individualismo, los mercados libres, el libre comercio y una drástica reducción de la intervención pública. Kraus empezaba con la idea esencial de que toda persona quiere mejorar su porción. (“El deseo y esfuerzo de cada individuo por mejorar una porción es la base de toda economía del estado, como la fuerza de la gravedad en el universo”). Pero si los hombres desean mejorar su porción, entonces la coacción del gobierno, al requerir ciertas acciones o prohibir otras, debe necesariamente obstaculizar y distorsionar dicho esfuerzo de mejora. Pues de otra manera ¿por qué no hacen por sí mismos y sin coacción los individuos lo que quiere el gobierno? Y como no quieren hacerlo, buscarán medios para evitar los mandatos y prohibiciones del gobierno. En todos estos casos, y en agudo contraste con los cameralistas, Kraus se pone en el punto de vista de los individuos en la sociedad sujetos a los edictos del gobierno y no en el punto de vista de los funcionarios que emiten los decretos.

Iba a realizarse un conmovedor homenaje a Christian Kraus como amigo por parte del gran estadista de la reforma, el barón Karl vom Stein (1757-1831). Stein decía de su amigo y consejero:

Toda la provincia [Prusia] ha ganado en ilustración y cultura a través de él, sus opiniones se abrieron camino en todos los aspectos de la vida, en el gobierno y la legislación. Si no aportó nuevas ideas brillantes, fue al menos un sofista que no buscaba la gloria: haber presentado la pura verdad lisa y llanamente expresada y haber comunicado a miles de oyentes con éxito, es un servicio mayor que atraer la atención a través de verborrea y paradojas. (…) Kraus tenía una personalidad sencilla, pero genial, que resistía a su entorno, tenía destellos de nuevas ideas y grandes aplicaciones y a menudo nos asombraba con sus inesperadas conclusiones. (…) Leyendo sus escritos, todo ahí es claro y simple y sencillamente no necesitas nada más.

Un tercer miembro del cuadriunvirato en Alemania fue August Ferdinand Lueder (1760-1819). Lueder era asimismo un producto de la Universidad de Gotinga, estudiando allí y convirtiéndose en profesor de filosofía. Fue asimismo profesor de historia y canciller de corte en Brunswick. Lueder había realizado una gran obra en estadísticas históricas y geográficas, publicando los compendios estadísticos Historische Portefeuille (Cartera histórica) (1787-1788), y Repositorium für Geschichte, Staatskunde und Politik (Repositorio de historia, estadística y política) (1802-1805). Pero entretanto Lueder leyó a Adam Smith y se convirtió en un entusiasta, publicando una obra smithiana en 1800-1802 (Über Nationalindustrie und Staatswirthschaft) (De la industria nacional y la economía del estado). Además de un compendio de las ideas de Smith, Lueder proporciona una defensa apasionada de la libertad y en todos sus aspectos sociales y políticos, así como en la esfera estrictamente económica. Como escribía Lueder en otra obra: “Arriesgaría todo por la libertad, la verdad y la justicia, por la libertad de la industria, así como la de las opiniones, del trabajo como del espíritu, de la persona como de la propiedad”.

Un aspecto fascinante de August Lueder es que se vio impulsado por la metodología smithiana y por su devoción por la libertad a repudiar el trabajo de toda su vida, la investigación de las estadísticas nacionales. Pues no sólo las estadísticas equivocan a los políticos, sino que los planificadores públicos difícilmente pueden esperar planificar sin un montón de estadísticas a mano. Por tanto, las estadísticas no sólo equivocan: se convierten en una condición necesaria para la misma intervención pública, que debe rechazarse. Lueder detallaba sus críticas en dos volúmenes sobre estadística: Kritik der Statistik und Politik (Crítica de la estadística y la política del estado) (1812) y Kritische Geschichte der Statistik (Historia crítica de la estadística). En su prefacio a la Kritik, Lueder escribía conmovedoramente:

Me parecía basarme en los pilares más fuertes y en los cimientos más firmes de las estructuras de la estadística y la política. Había dedicado las horas más felices de mi vida y la mayor parte de mi tiempo a la estadística y la política; (…) todo en mí no podía sino revolverse ante las convicciones que me oprimían. Pero la corriente de los tiempos fluía demasiado rápidamente. Las ideas, que me habían entrado hasta el tuétano, tenían que revisarse y intercambiarse por otras; un prejuicio tras otro tuvieron que reconocerse como prejuicios; cada vez parecían menos defendibles un puntal podrido tras otro, un rasgón tras otro; finalmente, para mi terror, toda la estructura de la estadística se derrumbó y con ella la política, que no puede conseguir nada sin estadísticas. A medida que crecían mis ideas y se aclaraban mis puntos de vista, los frutos de la estadística y la política me parecía cada vez más espantosos; todos esos obstáculos que ambas ponían en el camino de la industria, por los cuales se dificultaba no sólo el bienestar sino la cultura y la humanidad; todos esos obstáculos al curso natural de las cosas; todos esos sacrificios a un ídolo desconocido, llamado el bienestar del estado o la comunidad y realizados ridiculizando todos los principios de la filosofía, la religión y el sentido común, a costa de la moralidad y la virtud.

Con esa idea tan perspicaz de los males de la estadística y la “política”, uno se estremece al pensar en cuál sería la reacción de Lueder ante el mundo actual, en la que la estadística y la política, ambas entonces en su infancia, se han extendido y prácticamente conquistado la tierra.

El cuarto académico smithiano alemán influyente fue Ludwig Heinrich von Jakob (1759–1827). Jakob estudió en Halle y luego enseñó en la Universidad de Kharkov, en Ucrania. Como consecuencia, Jakob se convirtió en consejero de varias comisiones en San Petersburgo y ayudó a divulgar la economía smithiana en Rusia. Pero durante la mayor parte de su vida Jakob enseñó economía política y filosofía en la Universidad de Halle, donde, como Christian Kraus, combinó el individualismo de Kant y Smith en un todo económico y filosófico. También como Kraus, Jakob desempeñó un importante papel como consejero en las reformas liberales de Stein-Hardenberg en Prusia. Su obra más importante fue su Grundsätze der Nationalökonomie (Principios de economía) (1805).

En todo caso, bajo la influencia del cuadriunvirato de Sartorius, Kraus, Lueder y Jakob, los smithianos se apropiaron rápidamente de un departamento de economía tras otro ante los antiguos cameralistas, que fueron relegados a donde les correspondía, a los departamentos de derecho y administración. Las opiniones smithianas también penetraron en el funcionariado y fueron responsables de las importantes reformas liberales fallidas, a principios del siglo XIX, de Stein y Hardenberg en Prusia. Stein y Hardenberg, debe añadirse, habían estudiado ambos en la Universidad de Gotinga. En poco más de una década, el smithianismo había triunfado sobre el cameralismo en Alemania.

[An Austrian Perspective on the History of Economic Thought (1995)]

Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.

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