Otras implicaciones de la acción humana

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1. El concepto de acción

La característica distintiva y crucial en el estudio del hombre es el concepto de acción.# La acción humana se define sencillamente como un comportamiento deliberado. Es por tanto fácil de distinguir de aquellos movimiento observados que, desde el punto de vista del hombre, no son deliberados. Esto incluye todos los movimientos de la materia inorgánica y aquellos tipos de comportamiento humano que son puramente reflejos, que son sencillamente respuestas involuntarias a ciertos estímulos. Por otro lado, la acción humana puede ser interpretada con cierto sentido por otros hombres, pues está gobernada por cierto propósito que el actor tiene en cuenta.# El propósito del acto de un hombre es su fin; el deseo de alcanzar este fin es el motivo del hombre para realizar la acción.

Todos los seres humanos actúan en virtud de su existencia y su naturaleza como seres humanos.# No podríamos concebir seres humanos que no actúen deliberadamente, que no tengan fines que deseen y traten de alcanzar. Las cosas que no actúan, que no se comportan con un propósito, no podrían calificarse como humanas.

Es esta verdad fundamental (este axioma de la acción humana) la que constituye la clave de nuestro estudio. Todo el ámbito de la praxeología y su subdivisión mejor desarrollada, la economía, se basa en un análisis de las implicaciones lógicas necesarias de este concepto.# El hecho de que los hombres actúen en virtud de ser humanos es indiscutible e irrefutable.

Suponer lo contrario sería absurdo. Lo contrario (la ausencia de un comportamiento motivado) se aplicaría solo a plantas y materia inorgánica.#

2. Primeras implicaciones del concepto

La primera verdad a descubrir acerca de la acción humana es que solo pueden realizarla “actores” individuales. Solo los individuos tienen fines y pueden actuar para alcanzarlos. No existen fines o acciones de “grupos”, “colectivos” o “estados”, que no tengan lugar como acciones de diversos individuos concretos. Las “sociedades” o “grupos” no tienen existencia independiente aparte de las acciones de sus miembros individuales. Así, decir que los “gobiernos” actúan es simplemente una metáfora: en realidad, ciertos individuos tienen cierta relación con otros individuos y actúan de una forma que ellos y otros individuos reconocen como “gubernamental”.#  No debe considerarse que la metáfora signifique que la propia institución colectiva tenga ninguna realidad aparte de los actos de los distintos individuos. Igualmente, un individuo puede contratar actuar como agente al representar a otro individuo o en nombre de su familia. Aún así, solo los individuos pueden desear y actuar. La existencia de una institución como el gobierno adquiere sentido solo influyendo en las acciones de aquellos individuos que están considerados o no como miembros.#

Para instituir una acción, no basta con que el individuo tenga fines no alcanzados que le gustaría cumplir. Debe asimismo esperar que ciertos modos de comportamiento le permitan alcanzar sus fines. Un hombre puede querer que luzca el sol, pero si se da cuenta de que no puede hacer nada para conseguirlo, no actúa de acuerdo con este deseo. Debe tener ciertas ideas acerca de cómo alcanzar sus fines. Así que la acción consiste en el comportamiento de individuos dirigido hacia fines de formas que creen que cumplirán su propósito. La acción requiere una imagen de un fin deseado e “ideas tecnológicas” o planes sobre cómo llegar a este fin.

Los hombres se encuentran en un entorno o situación concretos. Es esta situación la que el individuo decide cambiar de alguna manera para alcanzar sus fines. Pero el hombre solo puede trabajar con los numerosos elementos que encuentra en su entorno, reordenándolos para producir la satisfacción de sus fines. En relación con cualquier acción concreta, el entorno externo al individuo puede dividirse en dos partes: aquellos elementos que cree que no puede controlar y deben quedar inalterados y aquellos que puede alterar (o más bien, piensa que puede alterar) para llegar a sus fines. A los primeros se las llama las condiciones generales de la acción; a los segundos, los medios utilizados. Así que el actor individual afronta un entorno que le gustaría cambiar para alcanzar sus fines. Para actuar, debe tener ideas tecnológicas acerca de cómo usar algunos de los elementos del entorno como medios, como senderos, para llegar a sus fines. Por tanto todo acto de implicar el empleo de medios por los actores individuales para intentar llegar a ciertos fines deseados. En el entorno externo, las condiciones generales no pueden ser objeto de ninguna acción humana: solo pueden emplearse los medios en la acción.#

Toda la vida humana transcurre en el tiempo. La razón humana no puede siquiera concebir una existencia o acción que no tenga lugar a través del tiempo. En el momento en que un ser humano decide actuar para alcanzar un fin, su objetivo, o fin, solo puede alcanzarse final y completamente en algún momento del futuro. Si todos los fines deseados pudieran alcanzarse instantáneamente, en el presente, se alcanzarían todos los fines del hombre y tendría razón para actuar y hemos visto que la acción es necesaria para la naturaleza del hombre. Por tanto, un actor escoge medios de su entorno, de acuerdo con sus ideas, para llegar a un fin esperado, completamente alcanzable solo en algún momento en el futuro. Para cualquier acción concreta, podemos distinguir entre tres periodos de tiempo implicados: el periodo antes de la acción, el tiempo que ocupa la acción y el periodo después de que se ha completado la acción. Toda acción se dirige a generar condiciones en algún momento en el futuro más satisfactorias para el actor de las que hubiera obtenido sin la intervención de la acción.

El tiempo de un hombre siempre es escaso. No es inmortal: su tiempo en la tierra es limitado. Cada día de su vida tiene solo 24 horas en las que puede alcanzar sus fines. Además, todas las acciones deben tener lugar en el tiempo. Por tanto, el tiempo es un medio que el hombre debe utilizar para llegar a sus fines. Es un medio que es omnipresente en toda acción humana.

La acción tiene lugar eligiendo que fines se satisfarán con el empleo de medios. El tiempo es escaso para el hombre solo porque sea cual sea el fin que elija satisfacer, hay otros que permanecen insatisfechos. Cuando debemos usar un medio de forma que quede sin satisfacer algún fin, aparece la necesidad de elegir entre varios fines. Por ejemplo, Jones se dedica a ver un partido de béisbol en televisión. Afronta la alternativa de emplear la próxima hora en: (a) continuar viendo el partido de béisbol, (b) jugar al bridge o (c) dar un paseo en automóvil. Le gustaría hacer las tres cosas, pero sus medios (tiempo) son insuficientes. Como consecuencia, debe elegir: un fin puede satisfacerse, pero los demás deben incumplirse. Supongamos que decide la acción A. es un claro indicador de que ha clasificado la satisfacción del fin A más alto que la satisfacción de los fines B o C.

A partir de este ejemplo de acción, pueden deducirse muchas implicaciones. En primer lugar todos los medios son escasos, es decir, limitados con respecto a los fines a los que podrían servir. Si los medios son ilimitadamente abundantes, no tienen que servir como objeto de atención de cualquier acción humana. Por ejemplo, el aire en la mayoría de las situaciones es de una abundancia ilimitada. Por tanto no es un medio y no se emplea como un medio para el cumplimiento de fines, ya que es suficientemente abundante para todos los requerimientos humanos. Por tanto, el aire, aunque sea indispensable, no es un medio, sino una condición general de la acción y el bienestar humanos.

En segundo lugar, estos medios escasos deben asignarse por el actor para servir a ciertos fines y dejar otros insatisfechos.

Este acto de elección puede calificarse como economizar los medios para servir a los fines más deseados. Por ejemplo, debe economizarse el tiempo por parte del actor para servir a los fines más deseados. Puede interpretarse que el actor clasifica sus fines alternativos de acuerdo con el valor que tienen para él. Esta escala de fines puede describirse como asignación de clasificaciones de valor de los fines por el actor o como un proceso de valoración. Así, supongamos que Jones clasifica sus fines alternativos para el uso de una hora de su tiempo como sigue:

(Primero) 1. Continuar viendo el partido de béisbol
(Segundo) 2. Dar un paseo en automóvil
(Tercero) 3. Jugar al bridge

Ésta era su escala de valores o escala de preferencias. La oferta de medios (tiempo) disponibles era suficiente para alcanzar solo uno de estos fines y el hecho de que eligiera el partido de béisbol demuestra que lo clasificó como el más alto (o primero). Supongamos ahora que está asignando dos horas de su tiempo y puede dedicar una hora a cada fin. Si emplea una hora en el partido y luego una segunda hora en el paseo, esto indica que su clasificación de preferencias es la anterior. El fin peor clasificado (jugar al bridge) no se cumple. Así que cuanto mayor sea la oferta de medios disponibles, más fines pueden satisfacerse y más bajo será el nivel de fines que deban permanecer sin satisfacer.

Otra lección a deducir es que la acción no significa necesariamente que el individuo esté “activo”, en el sentido coloquial de opuesto a “pasivo”. La acción no significa necesariamente que un individuo debe dejar de hacer lo que ha estado haciendo para hacer otra cosa. También actúa, como en el caso anterior, quien elige continuar con su actividad previa, aunque tenga abierta la posibilidad de cambiarla. Continuar viendo el partido es tan acción como dar un paseo en automóvil.

Además, la acción no significa en absoluto que el individuo tenga que ocupar una gran parte del tiempo en deliberar sobre una decisión de actuar. El individuo puede tomar una decisión de actuar precipitadamente o después de una gran deliberación, según la alternativa deseada. Puede decidir sobre una acción fríamente o en caliente: ninguno de estos casos afecta al hecho de que se va a realizar la acción.#

Otra implicación fundamental derivada de la existencia de la acción humana es la incertidumbre del futuro, Esto debe ser verdadero porque lo contrario negaría completamente la posibilidad de acción. Si el hombre conociera completamente los acontecimientos futuros, no actuaría nunca, ya que ningún acto podría cambiar esta situación. Así que el hecho de al acción significa que el futuro es incierto para los actores. Esta incertidumbre acerca de los eventos futuros deriva de dos fuentes básicas: la impredecibilidad de los actos humanos de decisión y el insuficiente conocimiento de los fenómenos naturales. El hombre no sabe lo suficiente de los fenómenos naturales como para predecir todas sus evoluciones futuras y no puede conocer el contenido de las decisiones humanas futuras. Todas las decisiones humanas están cambiando continuamente como resultando de las valoraciones e ideas cambiantes acerca de los medios más apropiados para llegar a los fines. Esto no significa, por supuesto, que la gente no haga todo lo que pueda para estimar futuras evoluciones. De hecho, cualquier actor, cuando emplea medios, estima que llegará así a su objetivo deseado. Pero no tiene nunca un conocimiento seguro del futuro.

Todas sus acciones son necesariamente especulaciones basadas en su juicio del curso de los acontecimientos futuros. La omnipresencia de la incertidumbre introduce la posibilidad siempre presente de error en la acción humana. El actor puede descubrir, después de haber completado su acción, que los medios han sido inapropiados para alcanzar este fin.

Para resumir lo que hemos aprendido hasta ahora acerca de la acción humana: La característica distintiva de los seres humanos es que todos los humanos actúan. La acción es un comportamiento deliberado dirigida al cumplimiento de fines en algún periodo futuro que implicaría el cumplimiento de deseos que de otra forma permanecerían insatisfechos. La acción implica la expectativa de de un estado menos imperfectamente satisfecho como consecuencia de dicha acción. El actor individual elige emplear elementos en su entorno como medios para el esperado logro de sus fines, economizándolos al dirigirlos hacia sus fines más valorados (dejando insatisfechos los menos valorados) y en la forma en que su razón le dice que son más apropiados para alcanzar estos fines Su método (sus medios elegidos) puede resultar inapropiado o no.

3. Otras implicaciones: Los medios

A los medios para satisfacer deseos del hombre se les llama bienes, Estos bienes son todos objeto de la acción de economizar.# Dichos bienes pueden clasificarse todos en una de dos categorías: (a) sirven inmediata y directamente a la satisfacción de los deseos del actor o (b) pueden ser transformables en bienes que sirven directamente solo en algún momento en el futuro, es decir son medios que sirven indirectamente. A los primeros se les llama bienes de consumo o bienes de los consumidores o bienes de primer orden. A los segundos se les llama bienes de los productores o factores de producción o  bienes de orden superior.

Veamos las relaciones entre estos bienes considerando un fin humano típico: comer un bocadillo de jamón. Teniendo el deseo de un bocadillo de jamón, un hombre decide que es un deseo que debería satisfacerse y actúa según su juicio de los métodos con los que puede hacerse un bocadillo de jamón. El bien del consumidor es el bocadillo de jamón listo para comerse. Es evidente que hay una escasez de este bien del consumidor como lo hay de todos los medios directos: de otra forma siempre estaría disponible, como el aire, y no sería objeto de acción. Pero si el bien del consumidor es escaso y evidentemente no está disponible, ¿cómo puede estarlo? La respuesta es que el hombre debe reordenar varios elementos de su entorno para producir el bocadillo de jamón en el lugar deseado: el bien del consumidor. En otras palabras, el hombre debe usar varios medios indirectos como factores cooperantes de producción para llegar a los medios directos. A este proceso necesario implícito en cada acción se le llama producción; es el uso por parte del hombre de elementos disponibles de su entorno como medios indirectos (como factores cooperantes) para acabar llegando a un bien del consumidor que pueda usar directamente para alcanzar su fin.

Consideremos el patrón de algunos de los numerosos factores cooperantes que están implicados en una economía desarrollada moderna para producir un bocadillo de jamón como bien del consumidor para su uso por un consumidor.

Normalmente, para producir un bocadillo de jamón para Jones en su sofá, es necesario que su esposa gaste energía en desenvolver el pan, cortar rebanadas de jamón, poner el jamón entre rebanadas de pan y llevárselo a Jones. A todo esto puede llamarse el trabajo del ama de casa. Los factores cooperantes que son directamente necesarios para llegar al bien del consumidor son por tanto: el trabajo del ama de casa, el pan en la cocina, el jamón en la cocina y el cuchillo para cortar el jamón. También hace falta el terreno sobre el que hay alojamiento para vivir y realizar estas actividades. Además, por supuesto, este proceso lleva tiempo, que es otro factor cooperante indispensable. A los factores anteriores se les puede llamar bienes de los productores de primer orden, ya que, en este caso, cooperan a la producción del bien del consumidor.

Sin embargo, muchos de los bienes de los consumidores de primer orden tampoco están disponibles en la naturaleza y deben ser producidos, con la ayuda de otros bienes de los productores. Así, el pan en la cocina debe producirse con la cooperación de los siguientes factores: pan en la tienda y trabajo del ama de casa al transportarlo (más los siempre presentes terreno como alojamiento y tiempo). En este procedimiento, estos factores son bienes de los productores de segundo orden, ya que cooperan en producir bienes de primer orden. Los factores de orden superior son los que cooperan en la producción de factores de orden inferior.

Así que cualquier proceso (o estructura) de producción puede analizarse como ocurriendo en distintas etapas. En las primeras etapas, o “superiores”, deben producirse los bienes de los productores que posteriormente cooperarán en producir otros bienes de los productores que finalmente cooperarán en producir el deseado bien del consumidor. Por tanto, en una economía desarrollada, la estructura de producción de un bien concreto de los consumidores podría ser muy compleja e implicar numerosas etapas.

Sin embargo, puede llegarse a conclusiones generales importantes aplicables a todos los procesos de producción. En primer lugar, cada etapa de producción requiere tiempo. En segundo lugar, todos los factores de producción pueden dividirse en dos clases: los que han sido producidos y los que ya se encuentran disponibles en la naturaleza en el entorno del hombre. Estos últimos pueden usarse como medios indirectos sin haber sido producidos previamente; los primeros deben producirse previamente con la ayuda de factores con el fin de ayudar en las etapas de producción posteriores (o “inferiores”). Los primeros son factores producidos de producción; los segundos son factores originales de producción. Los factores originales pueden, a su vez, dividirse en dos clases: el gasto de energía humana y el uso de elementos no humanos proporcionados por la naturaleza. Al primero se le llama trabajo; al segundo naturaleza o tierra.# Así que las clases de factores de producción son trabajo, tierra y los factores producidos, a los que se llama bienes de capital.

Trabajo y tierra, de una forma u otra, entran en cada etapa de producción. El trabajo ayuda a transformar las semillas en trigo, el trigo en harina, los cerdos en jamón, la harina en pan, etc. No es solo que el trabajo esté presente en todas las etapas de la producción, sino que también lo está la naturaleza. Debe haber terreno disponible en cada etapa del proceso y, como se ha dicho antes, tiempo para cada etapa. Además, si queremos remontar cada etapa de producción lo suficientemente lejos hasta sus fuentes originales, debemos llegar a un punto en el que solo existían el trabajo y la naturaleza y no había bienes de capital. Esto debe ser verdad por deducción lógica, ya que todos los bienes de capital deben haber sido producidos en etapas anteriores con ayuda del trabajo. Si pudiéramos remontar cada proceso de producción suficientemente antes en el tiempo, deberíamos se capaces de llegar al punto (la etapa más temprana) en el que el hombre combinó sus fuerzas con la naturaleza sin ayuda de factores producidos de producción. Por suerte, no es necesario que los actores humanos realicen esta tarea, ya que la acción emplea materiales disponibles en el presente para llegar a los objetivos deseados en el futuro y no hay necesidad de preocuparse con la evolución en el pasado.

Hay otro tipo único de factor de producción que es indispensable en todas las etapas del proceso de producción. Es la “idea tecnológica” de cómo pasar de una etapa a otra y finalmente llegar al bien del consumidor deseado. No es sino una aplicación del análisis anterior, es decir, el de que para cualquier acción, debe haber algún plan o idea del actor acerca de cómo utilizar las cosas como medios, como vías definidas, para los fines deseados. Sin esos planes o ideas, no habría acción. A estos planes se los puede llamar recetas: son las ideas de recetas las que usa el actor para llegar a su objetivo. Una receta debe presentarse en cada etapa de cada proceso de producción a partir del cual el actor procede a una etapa posterior. El actor debe tener una receta para transformar el hierro en acero, el trigo en harina, el pan y el jamón en un bocadillo, etc.

La característica que distingue a una receta es que, una vez aprendida, generalmente no tiene que aprenderse de nuevo. Puede anotarse y recordarse. Recordada, ya no tienen que producirse: sigue con el actor como un factor ilimitado de producción que nunca desaparece o tiene que economizarse por la acción humana. Se convierte en una condición general del bienestar humano de la misma forma que el aire.#

Debería estar claro que el final del proceso de producción (el bien del consumidor) se valora porque es un medio directo de satisfacer fines humanos. El bien del consumidor se consume y este acto de consumo constituye la satisfacción de los deseos humanos. Este bien del consumidor puede ser un objeto material como el pan o inmaterial como la amistad. Su cualidad importante no es si es material o no, sino si es valorada por el hombre como medio para satisfacer sus deseos. Esta función de un bien del consumidor se llama su servicio en atender deseos humanos. Así, el pan material no se valora por sí mismo, sino por su servicio de satisfacción de deseos; igual que una cosa inmaterial, como la música o la atención médica, se valoran evidentemente por dichos servicios. Todos estos servicios se “consumen” para satisfacer deseos. “Económico” no equivale en modo alguno a “material”.

También está claro que los factores de producción (los distintos bienes de los productores de distintos órdenes superiores) se valoran únicamente a causa de su utilidad anticipada en ayudar a producir bienes futuros de los consumidores o de producir bienes de los productores de orden inferior que ayuden a generar bienes de los consumidores. La valoración de los factores de producción deriva de la evaluación de sus productos (etapas posteriores) por el actor, todos los cuales acaban derivando su valoración por el resultado final: el bien de los consumidores.#

Además, el hecho siempre presente de la escasez de los bienes de los consumidores debe reflejarse en la esfera de los factores de producción. La escasez de bienes de los consumidores debe implicar una escasez de sus factores. Si los factores fueran ilimitados, entonces los bienes de los consumidores también serían ilimitados, lo que no es el caso. Esto no excluye la posibilidad de que algunos factores, como las recetas, puedan ser ilimitados y por tanto condiciones generales del bienestar en lugar de medios indirectos escasos. Pero otros factores en cada etapa de la producción deben tener una oferta escasa y esto debe suponer la escasez del producto final. La inacabable búsqueda del hombre de formas de satisfacer sus deseos (es decir, de aumentar su producción de bienes de los consumidores) adopta dos formas: aumentar su oferta disponible de factores de producción y mejorar sus recetas.

Aunque haya parecido evidente que hay varios factores cooperantes en cada etapa de la producción, es importante darse cuenta de que para cada bien del consumidor debe haber siempre más de un factor escaso de producción. Esto está implícito en la misma existencia de la acción humana. Es imposible concebir una situación en la que un solo factor de producción produzca un bien del consumidor o incluso evolucione un bien del consumidor desde su etapa previa de producción. Así, si el bocadillo en el sofá no requiriera los factores cooperadores en la etapa previa (trabajo de preparación, traslado, pan, jamón, tiempo, etc.) estaría siempre en una situación  bien del consumidor: bocadillo en el sofá. Por simplificar el ejemplo, supongamos que el bocadillo ya está preparado y en la cocina. Entonces para producir un bien del consumidor a partir de esta etapa requiere los siguientes factores: (1) el bocadillo, (2) llevarlo al sofá, (3) tiempo, (4) terreno disponible. Si suponemos que requiriera solo un factor (el bocadillo) tendríamos que suponer que éste se movió mágica e instantáneamente de la cocina al sofá sin esfuerzo. Pero en este caso, el bien del consumidor no habría tenido que producirse en absoluto y estaríamos en la suposición imposible de un paraíso. Igualmente, en cada etapa del proceso productivo, el bien debe haberse producido por al menos más de un factor cooperante escaso (de orden superior): de otra forma, esta etapa de producción no podría existir en absoluto.

4. Otras implicaciones: Tiempo

El tiempo está siempre presente en la acción humana como un medio que debe economizarse. Toda acción se relaciona con el tiempo como sigue:

… A es el periodo antes en inicio de la acción; A es el punto en el tiempo en el que empieza la acción; AB es el periodo durante el cual se produce la acción; B es el punto en que termina la acción y B… es el periodo tras el fin de la acción.

AB se define como el periodo de producción: el periodo desde el principio de la acción hasta el momento en que está disponible el bien del consumidor. Este periodo puede dividirse en varias etapas, tomando cada una un periodo de tiempo. El tiempo empleado en las distintas etapas consta del tiempo durante el cual se gasta energía laboral (o tiempo de trabajo) y el tiempo de maduración, es decir, el tiempo requerido sin la necesidad de un gasto concurrente de trabajo. Un ejemplo obvio es el caso de la agricultura. Podrían pasar seis meses desde el momento en que se labra la tierra y el momento en que se recoge la cosecha. El tiempo total durante el cual debe emplearse trabajo puede ser de tres semanas, mientras que el tiempo restante de más de cinco meses consiste en tiempo durante el cual la cosecha debe madurar por el proceso de la naturaleza. Otro ejemplo largo tiempo de maduración es el envejecimiento del vino para mejorar su calidad.

Está claro que cada bien del consumidor tiene su propio periodo de producción. Las diferencias entre el tiempo implicado en los periodos de producción de los distintos bienes pueden ser, y son, innumerables.

Algo importante que debe destacarse cuando se considera la acción y el periodo de producción es que el hombre que actúa no remonta los procesos pasados de producción a sus fuentes originales. En la sección anterior hemos remontado los bienes de los consumidores y de los productores a sus fuentes originales, demostrando que todos los bienes de capital se produjeron originalmente solamente con trabajo y naturaleza. Sin embargo, al hombre que actúa no le interesan los procesos pasados, sino solo usar medios actualmente disponibles para alcanzar fines futuros anticipados. En cualquier momento en el tiempo, cuando empieza una acción (llamémosla A) tiene disponibles: trabajo, elementos dados por la naturaleza y bienes de capital previamente producidos. Empieza la acción en A esperando llegar a su fin en B, Para él, el periodo de producción es AB, ya que no le afecta la cantidad de tiempo empleada en la producción pasada de sus bienes de capital o en los métodos por los cuales se produjeron.# Así, el granjero, respecto de usar su terreno para producir cosechas en la próxima estación, no se preocupa acerca de si su terreno es un factor original, dado por la naturaleza o resultado de las mejoras de otros roturadores y granjeros anteriores o en qué grado lo es, Solo le preocupan los bienes de capital (y otros) en el presente y el futuro. Es el resultado necesario del hecho de que la acción se produce en el presente y se dirige al futuro. Así que el hombre que actúa considera y valora los factores de producción disponibles en el presente de acuerdo con sus servicios anticipados en la producción futura de bienes del consumidor y nunca de acuerdo con lo que ocurrió con los factores en el pasado.

Una verdad fundamental y constante acerca de la acción humana es que el hombre prefiere que su fin se alcance en el menor tiempo posible. Dada la satisfacción concreta, cuanto antes llegue, mejor. Esto deriva del hecho de que el tiempo es siempre escaso y los medios han de economizarse. Cuanto antes se alcance cualquier fin, mejor. Así que con cualquier fin dado a alcanzar, cuanto más corto sea el periodo de la acción, es decir, la producción, más preferible para el actor. Es el hecho universal de la preferencia temporal. En cualquier momento y para cualquier acción, lo que más prefiere el actor es que se alcance su fin en el presente inmediato. Lo siguiente más preferido es el futuro inmediato y cuanto más alejado en el futuro aparezca el logro, menos preferible es. Cuanto menos tiempo se espere, más preferible le resulta.#

El tiempo entra en la acción humana no solo en relación con el tiempo de espera en la producción, sino asimismo en el plazo de tiempo en el que el bien del consumidor satisface los deseos de éste. Algunos bienes del consumidor satisfarán sus deseos, es decir, alcanzarán sus fines, durante un periodo corto de tiempo, otro durante un periodo más largo. Pueden consumirse para periodos más cortos o más largos. Esto puede incluirse en el diagrama de cualquier acción, como se muestra en la figura siguiente. Este periodo de tiempo, BC, es la duración del servicio del bien del consumidor. Es el plazo de tiempo en el que continúa alcanzándose el fin servido por el bien del consumidor. Esta duración del servicio difiere para cada bien del consumidor. Puede ser de cuatro horas para el bocadillo de jamón, plazo después del cual el actor desea otra comida o bocadillo. El constructor de una casa puede esperar utilizarla para servir a sus deseos durante diez años. Evidentemente, el poder durativo esperado del bien del consumidor para servir a su fin entrará en los planes del actor.#

Está claro que, en igualdad de condiciones, el actor preferirá un bien del consumidor de mayor durabilidad que uno de menor, ya que el primero rendirá un servicio total mayor. Por otro lado, si el actor valora por igual el servicio total ofrecido por dos bienes de los consumidores, a causa de la preferencia temporal, elegirá el bien menos duradero ya que adquirirá sus servicios totales antes que el otro. Tendrá que esperar menos por los servicios totales del bien menos duradero.

Los conceptos de periodo de producción y duración del servicio están presentes en toda acción humana. Hay asimismo un tercer periodo de tiempo que entra en acción. Cada persona tiene un horizonte temporal general, que va del presente al futuro, para el que planea distintos tipos de acción. Mientras que el periodo de producción y duración del servicio se refieren a bienes concretos de los consumidores y difieren con cada bien del consumidor, el periodo de provisión (el horizonte temporal) es la longitud del tiempo futuro para el que cada actor planea satisfacer sus deseos. El periodo de provisión, por tanto, incluye acción planeada para una considerable variedad de bienes de los consumidores, cada uno con su propio periodo de producción y duración. Este periodo de provisión difiere de actor a actor de acuerdo con sus decisiones. Algunos viven al día, no preocupándose de periodos posteriores de tiempo; otros planean no solo para toda su vida, sino también para sus hijos.

[El hombre, la economía y el estado (1962)]

Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.

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