El “otro” Ludwig von Mises: Defensor de una política económica en un mundo intervencionista

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Ludwig von Mises fue muy probablemente el más inflexible y coherente defensor por principios del liberalismo clásico y la economía de libre mercado en el siglo XX.

Sus grandes obras La teoría del dinero y del crédito, El socialismo, Liberalism, Crítica del intervencionismo, Epistemological Problems of Economics, Burocracia, La acción humana, Teoría e historia y Ultimate Foundation of Economic Science, por ejemplo, demuestran fue un gran teórico único que se ocupó de los asuntos problemas esenciales de la condición humana: la lógica y estructura generales de la acción y las elecciones humanas, la naturaleza de los distintos órdenes institucionales económicos (capitalismo, socialismo e intervencionismo, el funcionamiento del proceso competitivo del mercado y el papel del empresario, la importancia del orden monetario para el cálculo económico y la coordinación del mercado y las interconexiones entre tiempo, dinero, producción y la aparición del ciclo económico.#

Es indudablemente el lado del pensamiento y la obra de Mises el que conlleva a menudo una calidad eterna por su continua relevancia y aplicación, porque se ocupa de los aspectos generales y universales del hombre, la mente, los mercados y la sociedad. Pero deberíamos también recordar que Ludwig von Mises no se ganó la vida como un gran teórico económico y filósofo social durante la mayoría de sus años antes de venir a Estados Unidos como refugiado desde una Europa asolada por la guerra en 1940.

Durante casi un cuarto de siglo, de 1909 a 1934 (excepto durante la Primera Guerra Mundial), Mises trabajó como analista y consejero de política económica en la Cámara de Comercio de Viena. Desde los 28 a los 53 años (cuando se mudó a Ginebra para aceptar su primer puesto académico a tiempo completo en el Instituto de Grado de Estudios Internacionales), dedicaba sus jornada laborales a ser un “estudioso de la política”. Y quiero decir a ser un “estudioso de la política” como alguien inmerso en los detalles factuales y especificidades de la política económica de, primero, el Imperio Austrohúngaro y luego de la República Austriaca entre las dos guerras mundiales. Su conocimiento estadístico de “los hechos” respecto de la política fiscal austriaca, su legislación regulatoria y las instituciones y políticas monetarias era preciso y detallado.

Esto me quedó muy claro mientras trabajaba con esos “papeles perdidos” de Ludwig von Mises que fueron recuperados por mi esposa y yo de un archivo anteriormente secreto del KGB en Muscú en 1996.# De hecho, me ayudó a entender mejor que muchas de las concepciones de Mises del orden económico general, sus obras y requerimientos y las “reglas” institucionales y políticas que ayudarían a establecer y mantener la libertad y la prosperidad no derivan de un resultado deductivo puro y a priori a partir de la implicaciones del “axioma de la acción”.

Son, en muchos casos, las ideas y conclusiones teóricas generales y las “sabidurías socio-institucionales y económico-políticas derivadas de vivir, actuar y aprender de esos acontecimientos cruciales y a veces catastróficos que sacudieron Europa en la primera mitad del siglo XX. Y se vieron amplificados debido a la realidad diaria de la vida política y económica austriaca que experimentó y en la que trabajó Mises durante este tiempo.

Un reconocimiento de este aspecto de la vida y el pensamiento de Ludwig von Mises se produce cuando se leen los escritos políticos de Mises de este periodo. El Liberty Fund de Indianapolis ha estado publicando una serie den tres tomos bajo el título general Selected Writings of Ludwig von Mises, en la que he trabajado como editor. Los tomos contienen muchos artículos, ensayos y memorando y discursos en la cámara de Viena de Mises sobre estos temas del momento.

Han estado apareciendo en orden cronológico inverso. Así, el último de los tres volúmenes, que debería estar impreso en un futuro muy cercano, es en realidad el Tomo I. Se ocupa de Problemas de política fiscal y económica antes, durante y después de la Gran Guerra e incluye muchos de los primeros escritos de Mises como economista. Aquí Mises analiza asuntos alrededor de la política de establecer un patrón oro en Austria-Hungría a principios de la década de 1890, la redención legal del oro por el Banco de Austria-Hungría en la década anterior a la Primera Guerra Mundial, los crecientes desequilibrios fiscales que se estaban produciendo en el viejo Imperio de los Habsburgo debido a los patrones de gasto público y políticas impositivas y en la primera década del siglo XX y las razones que había detrás de la crisis económica que golpeó a Austria-Hungría en los años inmediatamente anteriores al inicio de la Gran Guerra.

Aquí vemos de nuevo a Mises analizando durante la guerra los motivos que había detrás de las políticas comerciales alemana y austrohúngara, el impacto e importancia de la emigración desde el Imperio Austriaco, los efectos de la inflación monetaria utilizada para financiar los gastos bélicos del gobierno y los pros y contras de financiar estos gastos bélicos a través de los impuestos frente a pedirlos prestados mediante la emisión de bonos de guerra.

Después de la guerra. Mises explicaba los efectos distorsionadores del control y racionamiento del cambio de moneda para importaciones y exportaciones por parte del nuevo gobierno de Austria, el impacto del tipo de cambio de moneda austriaca debido a la expansión monetaria para financiar el enorme gasto público en déficit, un programa político concreto para devolver al orden las finanzas del país y la necesidad de cooperación entre empresarios y sindicatos si se quería conseguir sin que colapsara la moneda austriaca en una hiperinflación, las demandas de que los tenedores de billetes bancarios del antiguo Banco de Austria-Hungría pudieran usarlos en el nuevo Banco Nacional de Austria en el periodo de posguerra, los problemas fiscales de Austria en el periodo tras el final de la inflación y las lecciones para la reforma bancaria después de colapso de numerosos bancos en 1931.

(Un apéndice del tomo incluye un discurso que realizó Mises en su famoso seminario privado en la primavera de 1934 sobre la metodología de las ciencias sociales poco antes de mudarse a Ginebra y el currículum vitae que su bisabuelo, Mayer Rachmiel Mises, preparó para el Emperador Habsburgo en 1881 como parte de su ennoblecimiento que le dio a él ya sus herederos el título hereditario de “Edler von”).

Es en el segundo volumen de los Selected Writings (2002), Entre las dos guerras mundiales: Desorden monetario, intervencionismo, socialismo y la Gran Depresión, donde el lector encontrará una gran colección de muchos artículos y piezas políticas de Mises de las décadas de 1920 y 1930 ocupándose la gran inflación austriaca, la mala gestión fiscal y regulatoria del gobierno y los efectos negativos de las numerosos formas de intervención pública y controles públicos antes y durante la Gran Depresión. El tomo incluye asimismo sus críticas de la planificación centralizada socialista y su defensa de la praxeología, la ciencia de la acción humana.

El tercer tomo de los Selected Writings (2002), se centra en los escritos de Mises principalmente en la primera mitad de la década de 1940 bajo el tema La economía política de la reforma y la reconstrucción internacional.  En medio de la Segunda Guerra Mundial, Mises enseñó y escribió sobre los asuntos candentes de cómo Europa, las naciones pequeñas y los países subdesarrollados podrían recuperarse de la guerra y la pobreza e iniciar el camino hacia la renovación económica y la prosperidad.

Cada tomo empieza con una introducción en la que trato de explicar el contexto histórico del periodo en el que escribía Mises las obras incluidas en ese tomo concreto. También he tratado de ayudar al lector con anotaciones a pie de página explicando algunas de las ideas, personas, acontecimientos y ubicaciones geográficas a las que se refiere Mises en los textos.

Lo que se deduce leyendo los escritos políticos de Mises de este periodo de su carrera en Europa es que si le hubiéramos hecho una pregunta de política fiscal, monetaria o regulatoria en el contexto de su trabajo como analista en la Cámara de Comercio, no habría dicho y no dijo sencillamente “laissez faire”: abolir el banco central, desregular la economía y eliminar los impuestos.

El toma y daca de la política austriaca y la toma de decisiones políticas, Mises acepta que hay ciertas cosas dadas institucionalmente que deben aceptarse y en el contexto de las cuales deben buscarse opciones y decisiones políticas.

Aunque nunca lo exprese explícitamente Mises parece penar normalmente con tras “horizontes” políticos en mente.

El primer horizonte, y el más distante, se refiere a las disposiciones institucionales y políticas óptimas en la sociedad para la potenciación del ideal liberal clásico de la libertad y la prosperidad, basado en el conocimiento que pensaba que una buena teoría política podía proporcionar. Esto se refleja más frecuentemente los libros y artículos que estaba escribiendo fuera de su estrecho papel como economista de la Cámara de Comercio de Viena, como en La teoría del dinero y del crédito (1912, revisada en 1924), El socialismo (1922, revisada en 1932), Liberalism (1927), Monetary Stabilization and Cyclical Policy (1928),  Crítica del intervencionismo (1929) y Causes of the Economic Crisis (1931).

El segundo horizonte estaba más cerca de las circunstancias reales del momento, pero se centraba en los objetivos intermedios que deberían llevar en la dirección de ese horizonte “óptimo” más distante. Por ejemplo, la necesidad de acabar con la inflación de papel moneda y restablecer un sistema monetario basado en el oro para una estabilidad económica general, sin la que el orden y el cálculo económico del mercado no pueden funcionar apropiadamente. O la necesidad de cambiar la política fiscal austriaca en una dirección que reduciría la carga e incidencia de la estructura impositiva para acabar con el consumo de capital y por el contrario estimular la inversión del sector privado y la formación de capital.

Debería mencionar que como analista político pensando en términos de un marco normativo liberal clásico, Mises no defiende la “neutralidad impositiva”, es decir, una estructura fiscal pequeña que financiaría esas funciones mínimas de un gobierno limitado, pero no intentaría, fuera de esto, “influir en el comportamiento o las elecciones de los participantes en el mercado. Cree que un sistema fiscal tan pequeño debería estructurarse de tal manera que fomente y genere incentivos para la inversión y la formación de capital. En su opinión, la estructura fiscal debería diseñarse para estimular la producción, no el consumo actual.

Y el tercer horizonte en el contexto en el que Mises analiza y propone política económicas es la situación actual y el futuro inmediato. En otras palabras, ¿cómo diseñar los ordenamientos y normas concretas para un banco central para impedir que siga una política monetaria inflacionista, incluyendo la transición e implantación de una redención en especie y las herramientas políticas que debería por tanto usar para mantener el tipo de cambio y la convertibilidad?

En la década de 1970, Murray Rothbard criticó una vez a Milton Friedman por defender la “indexación” de precios y salarios como método para reducir algunos de los efectos negativos de una inflación existente.# Pero en 1922, durante el empeoramiento de la Gran Inflación austriaca, Mises propuso en la práctica la “indexación” de precios y salarios, así como ingresos y gastos públicos para reducir las presiones fiscales, mantener los niveles reales de vida de muchos en la sociedad y eliminar algunas de las distorsiones inflacionistas en el cálculo económico, como parte de un programa político concreto para acabar con la inflación. Explicaba cómo la debería implantarse la indexación y ligarla al valor internacional del oro.

Igualmente, Mises no dijo simplemente: “Recortar la burocracia y su tela de araña de controles regulatorios”. Explica primero lo que era ineficiente e innecesario en el sistema  burocrático austriaco de tres niveles con reguladores y autoridades fiscales a nivel federal, provincial y municipal. Luego explica qué reformas concretas deberían introducirse, cómo podría “experimentarse” con ellas en algunas regiones pequeñas de Austria para ver cómo funcionaron antes de extenderlas al resto del país y la mejor manera de superar la resistencia de quienes en la burocracia teman perder sus empleos.#

Al diseñar un nuevo orden fiscal para Austria, Mises proponía eliminar todos los impuestos a la renta y muchos impuestos a empresas y negocios (pero no todos). ¿Pero entonces cómo financiarías los costes del gobierno? Presenta un programa de implantación de impuestos indirectos en una gran variedad de productos de consumo y especialmente en lo que hoy se llamarían “impuestos de lujo”. Los gastos sociales del gobierno no iban a desaparecer sencillamente. Así que los empresarios se verían gravados para cubrir los gastos de seguridad social. Pero en general su plan de política fiscal para una Austria reconstruida y reformada significaba favorecer la formación de capital principalmente mediante impuestos al consumo para cubrir los gastos públicos.#

Y en una larga monografía que escribió durante la Segunda Guerra Mundial dedicada a la reforma económica en un país subdesarrollado como México, tomaba como “dado” que la política de la sociedad mexicana  no estaba completamente preparada para privatizar completamente, por ejemplo, el sistema ferroviario o la industria petrolífera. Como “segunda mejor opción”, Mises proponía transformar el sistema ferroviario en una empresa de propiedad pública pero gestionada privadamente con normas y procedimientos estrictos para asegurarse de que se dirige de una forma relativamente “empresarial” con menos posibilidad de interferencia política. Incluso apoyaba subvenciones limitadas y temporales para ayudar a los granjeros pobres mexicanos a establecerse como empresarios privados con más éxito.

Y respecto de los aranceles, no proponía la abolición inmediata de barreras arancelarias en México. Aceptaba que había muchos sectores que habían crecido tras los muros arancelarios y que resistirían una abolición inmediata del proteccionismo comercial. Así que en su lugar defendía el “incrementalismo”, es decir, una reducción gradual de las barreras arancelarias durante varios años.#

Incluso apoyaba el uso de “represalias comerciales” contra países que hayan aumentado sus impuestos a las importaciones contra bienes de la nación propia: se entendía como un medio de empujar a un socio comercial a volver a una política comercial más libre.

Para dar una mejor indicación del pensamiento de Mises sobre alternativas política, hay un ejemplo en La acción humana en el que dice, bastante crípticamente y de pasada, que puede haber buenas razones para financiar algún gasto público a través la toma de préstamos a corto plazo.# Uno solo entiende lo que quiere decir leyendo una conferencia que realizó en 1916 sobre el problema de financiar los costes de los gastos bélicos del gobierno.

En su conferencia, que se incluye en el venidero tomo 1 de Selected Writings of Ludwig von Mises, alaba el éxito militar del ejército austriaco y la industriosidad de los empresarios austriacos al proporcionar los bienes manufacturados requeridos para hacer la guerra. Mises recuerda a su auditorio que los empréstitos no permiten a la generación actoral trasladar ninguna parte de los coste de la guerra a una generación futura. El consumo actual solo podría provenir de la producción actual y esto se aplica igualmente al consumo de bienes acabados pensados y utilizados en la guerra. Ya se financie la guerra con impuestos o con empréstitos, la ciudadanía la paga hoy al perder todo lo que podría haberse fabricado y usado si no hubiera sido por ella.

Luego explica a su audiencia lo que hoy llamamos como el teorema de la equivalencia ricardiana, que debe su nombre al economista británico de principios del siglo XIX, David Ricardo. En su ensayo de 1820 sobre el “sistema de financiación”, Ricardo argumentaba que todo lo que conllevaba la opción del empréstito era una decisión de si había que gravar más en el presente o más en el futuro, ya que todo lo que se tome prestado ahora tendrá que devolverse con intereses en una fecha posterior a través de impuestos futuros; por tanto, en términos de su carga financiera, los dos métodos de financiación podrían considerarse equivalentes, bajo condiciones concretas. Sin embargo, Ricardo también apuntaba que debido a las percepciones y evaluaciones de la gente de los costes en el presente respecto del futuro, difícilmente son equivalentes en su mente.#

Pero Mises apuntaba algo más a favor de ciertos beneficios de financiar la deuda para los gastos de guerra de los gobiernos. Muchos que no tendrían los activos líquidos para pagar impuestos al contado en tiempo de guerra tendrían o bien que vender propiedades líquidas para pagar sus obligaciones fiscales o pedir prestada la suma requerida para pagar el impuesto. En el primer caso, un número notable de ciudadanos tendrían que liquidar propiedades más o menos al mismo tiempo para mejorar sus posiciones de liquidez, lo que generaría una presión excepcional a la baja en los precios de mercado de esos activos. Esto impondría una pérdida financiera en los obligados a vender estas propiedades y activos en beneficio de los que sean capaces de comprarlos a precios que no habrían sido tan anormalmente bajos si no fuera por la guerra y la necesidad de efectivo disponible para pagar las obligaciones impositivas.

En segundo lugar, en la medida en que algunos ciudadanos necesiten pedir prestado para atender sus pagos fiscales de tiempo de guerra, el crédito del individuo privado indudablemente será mucho menor que el del gobierno. Como consecuencia, los tipos de interés que estos individuos privados tendrían que pagar serían notablemente más altos que el tipo al que el gobierno podría financiar su empréstito. Así que la carga de intereses de los empréstitos públicos que habría que pagar en futuros impuestos sería menor para la ciudadanía que el coste financiero para ellos de tener que pedir prestado el dinero hoy para cubrir todos los costes de la guerra mediante los impuestos actuales. Por tanto, era al tiempo patriótico y eficaz en costes, decía Mises a quienes escuchaban su conferencia, comprar bonos de guerra en apoyo del esfuerzo bélico.

¡Así que encontramos a Mises explicando por qué, dada la realidad del gasto público, bajo ciertas circunstancias, el gasto público en déficit puede ser más deseable (desde la perspectiva de los contribuyentes) que un presupuesto equilibrado financiado completamente con impuestos!

He resumido y analizado muchas de las opiniones y recetas políticas de Mises durante este periodo desde antes de la Primera Guerra Mundial a través del periodo de entreguerras de las décadas de 1920 y 1930 y hasta los años de la Segunda Guerra Mundial en varios de los capítulos de mi libro recientemente publicado: Political Economy, Public Policy, and Monetary Economics: Ludwig von Mises and the Austrian Tradition (Routledge, 2010).#

Al ganarse la vida en la Cámara de Comercio de Viena en la Austria de su tiempo, Mises no podía sencillamente proponer y defender una visión deseada de lo que consideraba ser la sociedad liberal clásica libre y próspera del mañana. Dadas las guías ideológicas y políticas y las políticas económicas implantadas por el gobierno austriaco en las primeras cuatro décadas del siglo XX, Mises tenía que articular recetas políticas alternativas concretas que indudablemente tenían que obtener el apoyo previo dentro de la Cámara de Comercio de Viena y luego hacer una defensa en la arena más amplia de la opinión pública austriaca y en la toma de decisiones políticas.

Incluso como defensor tan implacable y de principios de la libertad individual y el libro mercado, a Mises se le requería en su papel de analista político y defensor de las propuestas políticas a veces concebidas como “segunda” o “tercera alternativa” en un mundo imperfecto dominado por las ideas y prácticas colectivistas e intervencionistas.

Aparte de los “pros” y “contras” de cada uno de los cambios y reformas reales y concretos de políticas monetarias, fiscales y regulatorias que presentó durante esos años, lo que queda más claro la idea directriz que atraviesa a todos ellos. Esta idea directriz era el intento de Mises de pensarlos y construirlos de una forma que implantados y con éxito alejaran a la sociedad del abismo de la destrucción socialista e intervencionista y la devolvieran a una sociedad liberal clásica más libre y próspera.

El que Mises no fuera capaz de tener éxito en sus intentos de hacer esto en la Austria de su tiempo no fue culpa suya. Como explica en sus Memorias, escritas poco después de llegar a estados Unidos, trató de ser la “conciencia” liberal de su país.# Ayudó a evitar que Austria siguiera una dirección totalmente socialista en los años inmediatamente posteriores a la Primera Guerra Mundial y ayudó a acabar con la Gran Inflación de Austria en 1922-1923.

Pero la marea del colectivismo nacionalista, socialista y racista era demasiado poderosa en aquel tiempo como para invertir su curso.# Como dice tristemente en sus Memorias, el destructor final de la Austria de entreguerras vino de fuera en forma de anexión nazi del país en el Gran Reich Alemán de Hitler en marzo de 1938.#

¿Qué podemos entonces aprender de los extensos y detallados análisis políticos de Mises en una gran variedad de asuntos de estas primeras décadas del siglo XX? Yo sugeriría que, ante todo, podemos tener una idea de la interacción entre “teoría” y “práctica” funcionando en la mente de Ludwig von Mises. Podemos obtener una mejor comprensión de cómo le guiaba la teoría al pensar e idear propuestas políticas y cómo los asuntos políticos prácticos de la vida diaria austriaca durante este tiempo, supuso claramente un reto al propio pensamiento de Mises acerca de la naturaleza y funcionamiento del orden del mercado y los efectos cuando el estado echa arena en la máquina a través de sus distintas formas de intervencionismo y planificación pública.

Y, en segundo lugar, para quienes se hayan preguntado alguna vez “Vale, pero ¿cómo aplicas la economía austriaca al ‘mundo real’ de las políticas públicas?”, he aquí la respuesta por parte del economista que ha sido considerado como el más original, minucioso e intransigente miembro de la Escuela Austriaca durante los últimos cien años. Sus análisis políticos nos proporcionan señales de advertencia y guía para ayudarnos a pensar y diseñar mejores políticas para nuestro tiempo.

Friedrich A. Hayek remarcó una vez, al mirar atrás a los acontecimientos en Austria y el lugar de Ludwig von Mises en las décadas anteriores a la Segunda Guerra Mundial: “Que tuvieron los vieneses en medio de ellos a uno de los grandes pensadores y nunca lo entendieron”.# El corpus de escritos de Mises (sobre teoría y política) de este periodo nos permite apreciar que los austriacos, para su desgracia, no lo hicieron.

Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.

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