El fondo de subsistencia

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Lo caracteriza a la economía moderna, escribe Mises, es la producción compleja que es una “búsqueda continua e inacabable dividida en una inmensa variedad de procesos parciales”. Esta compleja estructura de producción que genera una cantidad y variedad aparentemente infinita de bienes que no solo mantienen nuestra vida, sino asimismo la hacen más placentera.

Parecería que hay un misterioso navegante que modifica continuamente la compleja red de la estructura de producción para atender los cambiantes requisitos de los individuos. Parece que la estructura de producción tiene, por así decirlo, un mecanismo de autoregeneración, una especie de vida propia.

Sin embargo, un examen cuidadoso demuestra que sin un ingrediente clave, toda la infraestructura podría no haber aparecido. El ingrediente que hace posible todo esto es lo que Mises llamaba el fondo de subsistencia o lo que yo he llamado (siguiendo a Richard Strigl) el fondo de financiación. El siguiente ejemplo simplificado nos permitirá entender la esencia de la idea del fondo de financiación.

La base del concepto del fondo de financiación

Para mantener la vida y el bienestar, el hombre debe tener a su disposición una cantidad adecuada de bienes finales, también llamados bienes de consumo. Sin embargo, estos bienes no están disponibles a voluntad: tienen que extraerse de la naturaleza. Sin ninguna herramienta a su disposición y por tanto por medio de sus manos desnudas, el hombre solo puede conseguir de la naturaleza muy pocos bienes para su supervivencia.

Por ejemplo, tomemos a un individuo, John, perdido en una jungla. Para mantenerse vivo solo puede tomar algunas manzanas de un manzano. Las manzanas son el único bien disponible para él que pueda sostenerlo. Digamos que trabajando 20 horas al día, se las arregla para conseguir 20 manzanas, que le mantienen vivo. Las 20 amanzanas que John ha obtenido de la naturaleza es el “fondo de financiación” que le sostiene.

Como persona inteligente, John se da cuenta de que si tuviera una vara especial, ésta le permitiría ser más productivo. Su producción diaria podría ser de 40 manzanas (es decir, doblaría su producción actual). Sin embargo, el problema es que la vara no está disponible: debe fabricarse. Hacer la vara especial requiere dos días de trabajo. Si John decidiera fabricar la vara tendría un problema. Al gastar su tiempo en fabricar la vara no sería capaz de recoger las manzanas que necesita para mantenerse vivo.

La única salida a este problema es que John deje aparte una manzana al día durante los próximos cuarenta días. En otras palabras, al ahorrar una manzana de su producción diaria y soportar el hambre, después de cuarenta días tendrá una existencia adecuada de manzanas que le mantengan mientras está ocupado fabricando la vara. (Haremos la suposición no realista de que las manzanas pueden conservarse en forma comestible durante cuarenta días). Así, después de cuarenta días, el fondo de financiación de John tendría cuarenta manzanas, que le mantendrán mientras fabrica la vara especial. Podemos ver aquí que las 40 manzanas ahorradas o no consumidas le permiten fabricar la vara, lo que aumenta la producción de manzanas y aumenta el nivel de vida de John.

Alteremos ligeramente el ejemplo anterior e introduzcamos una persona, Rob, que se especializa en fabricar varas. Como es un experto en fabricar varas, solo tarda un día en hacer la vara especial que necesita John. Rob también tiene que obtener 20 manzanas diarias para seguir adelante. Fijémonos que en lugar de ahorrar 40 manzanas John necesita ahorra ahorrar solo 20, lo que le permitiría contratar los servicios de Rob.

Observemos que Rob, el fabricante de varas, se mantiene con las 20 manzanas ahorradas por John, mientras que John se mantiene con la producción diaria actual de manzanas, que es asimismo de 20 manzanas. En resumen, el fondo de financiación de John de 40 manzanas se asigna a la producción de bienes de consumo final (es decir, manzanas) y la fabricación de la vara especial. Las 20 manzanas que consume John le mantienen y por tanto le permiten en el día siguiente dedicarse a recoger manzanas 8es decir, a producir manzanas), mientras que las 20 manzanas que ahorró John sirven ahora para mantener a Rob, el fabricante de varas.

Mientras se fabrica la vara, ésta absorbe financiación real y en este sentido es una carga: John tuvo que hacer un sacrificio y ahorrar 20 manzanas poniendo así en peligro su salud y bienestar. Sin embargo, tras 21 días será capaz de utilizar la vara, lo que le permitirá doblar su producción de manzanas. Si continúa consumiendo 20 manzanas al día, esto significaría que puede ahorrar 20 manzanas en un día. ¿Qué implica esto para el fondo de financiación de John?

En el día uno, su fondo de financiación será de 40 manzanas, de las cuales 20 se asignan al consumo y 20 se ahorran. En el segundo día, su fondo de financiación se compondrá por 20 manzanas ahorradas + 40 manzanas de la producción actual, es decir, su fondo de financiación es de 60 manzanas, de las cuales se consumen 20 y se ahorran 40. En el tercer día, su fondo de financiación será de 80 manzanas (es decir, 40 manzanas de la producción diaria y 40 de lo ahorrado). De éste, John consume 20 manzanas y ahorra 60.

Al irse expandiendo su fondo de financiación, esto permite a John contratar los servicios de algunas otras personas que puedan mantener y mejorar su estructura de producción y aumentar así la producción de manzanas.

Observemos que el tamaño del fondo de financiación determina la calidad y cantidad de las distintas herramientas que pueden fabricarse. Si el fondo solo basta para un día de trabajo, entonces la fabricación de una herramienta que requiera dos días de trabajo no podría llevarse a cabo. En resumen, el tamaño del fondo de financiación establece los límites sobre los proyectos que pueden implantarse.

Sobre esto, Richard von Strigl escribía:

Supongamos que en algún país la producción deba reconstruirse completamente. Los únicos factores de producción disponibles aparte de los trabajadores son aquellos factores de producción que proporciona la naturaleza. Ahora, si la producción se va a realizar mediante un método indirecto, supongamos que de una duración de un año, entonces es evidente que la producción solo puede empezar si, además de los factores de producción, está disponible un fondo de subsistencia para la población que garantice su alimentación y otras necesidades durante un periodo de un año. (…) Cuanto mayor sea este fondo, mayor será el factor indirecto de producción que pueda abordarse y mayor será la producción. Está claro que, bajo estas condiciones, la longitud “correcta” del método indirecto de producción se determina por el tamaño del fondo de subsistencia o el periodo de tiempo para el que basta este fondo.#

La esencia del fondo de financiación (o fondo de subsistencia) que hemos establecido con respecto a nuestro individuo, John, puede ampliarse para incluir a muchos individuos que comercien entre sí. John, que produce manzanas, puede ahora conseguir carne y ropa de otros individuos. Esto significa que el fondo de financiación comprende ahora una mayor variedad de bienes finales listos para su consumo humano.

Según Böhm-Bawerk:

Toda la riqueza de la comunidad económica sirve como fondo de subsistencia o fondo de anticipo y, de éste, la sociedad provee su subsistencia durante el periodo de producción habitual en la comunidad.#

Fondo de financiación y dinero

La introducción de dinero no altera la esencia de lo que es el fondo de financiación. El dinero puede verse como un permiso para acceder al fondo de financiación o también podemos decir que el dinero es un derecho sobre los bienes en el fondo de financiación, por decirlo así.

Varios productores que hayan intercambiado su producción por dinero pueden ahora acceder al fondo cuando lo consideren necesario. Si un panadero ha intercambiado 10 panes por 10 unidades de dinero, significa que ha recibido un derecho sobre bienes finales por valor de 10 unidades de dinero.

Además, cuando una persona intercambia su dinero por bienes, todo lo que tenemos aquí es un acto de intercambio y no un acto de pago: el dinero es solo el medio de intercambio.

El pago siempre se realiza por medio de diversos bienes y servicios. Por ejemplo, un panadero paga los zapatos por medio del pan que fabrica, mientras que el zapatero paga por el pan por medio de los zapatos que fabrica. (Tanto zapatos como pan son parte del fondo de financiación, ya que son bienes finales). Cuando el panadero intercambia su dinero por zapatos, ya ha pagado éstos, por así decirlo, con el pan que produjo antes de este intercambio.

Mientras se mantenga el flujo de producción, el panadero podrá siempre intercambiar su dinero por los bienes finales de consumo que considere necesarios (es decir, podría siempre ejercitar su derecho sobre bienes y servicios finales). Evidentemente, si por cualquier razón se interrumpe el flujo de producción, el panadero no será capaz de ejercer del todo su derecho.

Bienes intermedios

¿Qué pasa con un fabricante de bienes intermedios, como el fabricante de una herramienta especial? ¿Cuál es su contribución al fondo de financiación? Un individuo que intercambia su dinero por la herramienta empleará ésta en la producción de bienes finales de consumo o en la producción de bienes intermedios que, a su vez, contribuirán a la producción de bienes finales de consumo en algún momento futuro.

En otras palabras, el fabricante de la herramienta especial o fabricante de cualquier bien intermedio no proporciona directamente bienes finales de consumo. Sin embargo sí ofrece un medio para conseguir estos bienes. Adicionalmente, también ofrece tiempo. Por ejemplo, John sin una vara solo puede recoger 20 manzanas al día. Con una vara, su producción llega a las 40 manzanas, lo que implica que John puede conseguir ahora 40 manzanas en un día, en lugar de en dos. Según Rothbard:

Robinsón sin el hacha está a doscientas cincuenta horas de su casa deseada; Robinson con el hacha está a solo doscientas horas. Si los troncos de madera se hubieran apilado listos a su llegada estaría mucho más cerca de su objetivo y si la casa hubiera estado ya allí, habría alcanzado su deseo inmediatamente, estaría mucho más cerca de su objetivo sin la necesidad de mayor restricción en el consumo.

Asimismo, con la introducción de herramientas y maquinarias más avanzadas pueden producirse nuevos bienes de consumo, que antes de la fabricación de estas nuevas herramientas no estaban disponibles para todos los individuos. Evidentemente, si las herramientas y equipo adquiridos resultan inútiles, se habrán desperdiciado los ahorros de los compradores de estas herramientas y equipos.

Los bienes finales de consumo ahorrados que se transfirieron a los fabricantes de herramientas y equipos fueron por tanto simplemente consumidor por ellos y ellos no hicieron ninguna contribución al fondo de financiación. Podríamos decir también que la producción de herramientas y equipos inútiles debilitan el fondo.

Transacciones por derecho frente a transacciones a crédito

Cuando las personas intercambian bienes y servicios finales por dinero, están en realidad realizando una transacción por derecho. Por ejemplo, un panadero ha acordado intercambiar sus diez panes con un zapatero por diez dólares. Han acordado los términos del intercambio porque ambos creen que promoverá su bienestar individual. Para el panadero, el valor de sus medios, que es el pan ahorrado, es menor que el valor de los diez dólares.

Igualmente el zapatero cree que los diez panes son mucho más valiosos para él que sus diez dólares. El panadero que consigue los diez dólares tiene ahora un derecho sobre bienes de consumo hasta el valor de diez dólares. El panadero puede ejercitar su derecho por diez dólares en cualquier momento en que considere que lo necesita. En otras palabras, el panadero, al transferir su pan al zapatero, nunca renunció a su derecho sobre bienes finales de consumo.

Sin embargo, es bastante distinto cuando un individuo intercambia dinero por una promesa de devolverlo en un año. En este  caso, el comprador de la promesa está transfiriendo temporalmente su derecho a bienes de consumo al emisor de la promesa. O podemos decir que el comprador de la promesa ofrece un crédito al vendedor de la misma. Por lo que lo que tenemos es una transacción a crédito.

En una transacción a crédito, las dos partes de un intercambio también establecen los términos del intercambio. Sin embargo ahora el panadero acuerda intercambiar sus diez dólares, que obtuvo vendiendo sus diez panes, por once dólares dentro de un año. ¿Por qué reclamaría el panadero once dólares en lugar de diez? La diferencia deriva de su llamada preferencia temporal. ¿Qué significa esto?

Determinación del tipo de interés

Consideremos nuestro ejemplo simplificado de John, que con sus manos desnudas solo puede conseguir veinte manzanas por día. Estas veinte manzanas le mantienen (es decir, le mantienen vivo). Para mejorar su vida y bienestar. Necesita una mayor cantidad de manzanas. Esto, como hemos visto, puede conseguirse por medio de una vara especial que debe fabricarse. Para fabricar esta vara hace falta que John deje aparte todos los días una manzana de forma que al final de los cuarenta días tendrá suficientes manzanas para mantenerse durante el periodo de dos días en que está fabricando la vara especial.

Fijémonos en que el acto de ahorrar es bastante doloroso para John, ya que significa que se ha mantenido vivo con solo diecinueve manzanas al día. Sin embargo, está dispuesto a ahorrar y soportar el hambre porque cree que con la vara especial será capaz de mejorar su vida y bienestar. Por tanto, el acto de ahorro de John es un medio a través del cual puede alcanzar su objetivo final, que es mejorar su situación.#

En resumen, espera que los futuros beneficios para su vida y bienestar que resultarán de una mayor producción de manzanas sobrepasarán los costes que el acto de ahorrar le impone ahora el presente. El coste se refiere al hecho de que mientras John ahorra se niega a sí mismo el consumo de manzanas y como consecuencia no obtiene suficiente alimento, lo que puede perjudicar a su salud y genera una amenaza para su vida.

Sobre esto, Mises escribió:

Lo que se abandona se llama el precio pagado por la consecución del fin buscado. Al valor del precio pagado se le llama coste. Los costes son iguales al valor asociado a la satisfacción que uno debe abandonar para obtener el fin que se pretende.

Según Rothbard:

La decisión que toma [Robinsón] al dedicarse a la formación de capital será el resultado de sopesar en su escala de valor la utilidad de la productividad aumentada esperada frente a la desutilidad de su preferencia temporal en el presente comparada con las satisfacciones futuras. Es evidente que el factor que impulsa a todos los hombres a invertir cada vez más tierra y trabajo en bienes de capital es su preferencia temporal por los bienes presentes. Si un hombre, en igualdad de condiciones, no prefiriera la satisfacción en el presente a la satisfacción en el futuro, nunca consumiría: invertiría todo su tiempo y trabajo en aumentar la producción de bienes futuros. Pero “no consumir nada” es algo absurdo, ya que el consumo es el fin de toda producción.

De esto se deduce que el retorno en los ahorros debe exceder el coste de los ahorros para que John esté de acuerdo en ahorrar. En lo que respecta a John, el ahorro de cuarenta manzanas le ha permitido doblar su producción diaria de manzanas. Sin embargo, el coste de conseguir esto fue que abandonó el consumo de estas cuarenta manzanas y la consiguiente existencia al borde del hambre durante cuarenta días. Por tanto, si los ahorros no pueden mejorar la vida y bienestar de una persona, nunca se llevarán a cabo.

Después de todo, ahorrar implica renunciar a algunos beneficios en el presente. Esto significa que consumir una manzana en el presente siempre tendrá una prima sobre una manzana ahorrada, que será consumida en algún momento en el futuro. De esta prima trata el fenómeno del interés.

Por consiguiente, el retorno de los ahorros debe estar por encima de la prima para que John esté de acuerdo en ahorrar. Podemos concluir así que la preferencia temporal positiva (es decir, la existencia de una prima) impide la aparición natural de un tipo de interés cero. Si se impusiera un tipo de interés cero, esto impediría todos los ahorros y llevaría a la destrucción de la estructura de producción.

Según Carl Menger:

En la medida en que el mantenimiento de nuestras vidas depende de la satisfacción de nuestras necesidades, garantizar la satisfacción del primero debe necesariamente preceder a la atención de las segundas. E incluso cuando no nuestras vidas, sino la continuación del bienestar (por encima de nuestra salud) dependa de la obtención de una cantidad de bienes, la consecución del bienestar en un periodo más cercano es, por lo general, un prerrequisito del bienestar en un periodo posterior. (…) Toda la experiencia enseña que un disfrute actual o uno en el futuro cercano parece más importante a los hombres que uno de igual intensidad en un tiempo más remoto en el futuro.#

Al expandirse su fondo de manzanas o fondo de financiación, John puede asignar un mayor porcentaje de manzanas al ahorro. La razón por la que puede ahora asignar un porcentaje mayor es que con más manzanas a su disposición, la asignación al ahorro solo le haría renunciar menores beneficios respecto de la vida y el bienestar en relación con su situación previa. Esto deriva del hecho de que la primera manzana en posesión de John sirve para atender sus requisitos más importantes respecto de la vida y el bienestar. La segunda manzana sirve para atender su segundo requisito más importante, etc.

La prima por tener ahora la manzana frente a tenerla en el futuro se hace menor con el aumento de la existencia de manzanas. Esto significa a su vez que el retorno requerido en los ahorros será menor. En otras palabras, un aumento en el fondo de financiación sirve de base para tipos de interés más bajos.

La interacción entre preferencias temporales individuales establece el llamado interés de mercado. Así, la preferencia temporal del panadero, que se establece de acuerdo con sus gustos personales, determina que intercambiará sus diez dólares por la promesa del zapatero de devolverle once dólares dentro de un año.

En lo que respecta al zapatero, está dispuesto a tomar prestados los diez dólares y devolver once porque cree que diez dólares recibidos la permitirán generar más de once dólares. Por supuesto, esto implica que generará suficientes bienes finales (zapatos) que le permitan devolver los diez dólares y el interés de un dólar.

Aparte de las preferencias temporales, el poder adquisitivo del dinero y el riesgo empresarial son elementos importantes en la formación del interés. Sin embargo, su importancia se evalúa en referencia al factor fundamental, que es la preferencia temporal. Por ejemplo, si un dólar compra una manzana y el tipo de interés acordado es del 10%, entonces en el plazo de un año, el prestamista de la manzana esperaría recibir 1,1 manzanas. El prestamista de la manzana también estaría de acuerdo en aceptar 1,1$, ya que esta suma le permitirá comprar 1,1 manzanas.

Como consecuencia de una caída en el poder adquisitivo del dinero, el precio de una manzana aumenta en un 10% hasta 1,1$. Ahora el prestamista no aceptaría 1,1$ en un año, ya que 1,1$ solo le harían comprar una manzana. Solicitará 1,21$ para estar de acuerdo en prestar, ya que 1,21$ proporcionarán al prestamista 1,1 manzanas. Además, el prestamista también requerirá recuperar los gastos de aseguramiento de la transacción de crédito frente al riego de impago del prestatario.

La expansión monetaria y el fondo de financiación

Cuando el dinero se crea de la “nada” lleva a un debilitamiento en el fondo de financiación. ¿Cuál es la razón? El dinero recién creado no tiene ningún respaldo tras él en lo que respecta a la producción de bienes: existe a partir de la “nada”, por así decirlo. El tenedor del dinero recién creado puede utilizarlo para conseguir bienes de consumo del fondo de financiación sin hacer ninguna contribución previa al fono. De ahí que este acto de consumo, o consumo no productivo, ponga presión en el fondo de financiación. (El consumo no es productivo porque el individuo consume bienes sin hacer ninguna contribución al fondo de financiación).

Comparemos esto con el caso en que el dinero se consigue gracias a la producción previa de bienes de consumo. En este caso, la toma de bienes de consumo del fondo de financiación por medio del dinero genera un consumo productivo. En otras palabras, el consumo del tenedor de dinero está completamente respaldado por su contribución al fondo de financiación.

Podemos inferir de esto que cuando se crea dinero de la “nada” desvía financiación de los productores de riqueza que han contribuido al fondo de financiación hacia los tenedores del dinero recién creado. Para un fondo de financiación previamente dado, esto implicaría que los productores de riqueza descubrirían que el poder adquisitivo de su dinero h caído ya que ahora quedan menos bienes en el fondo: no pueden ejercitar totalmente su derecho sobre bienes finales, ya que estos bienes no están allí.

Al intensificarse el ritmo de creación de dinero de la “nada”, se pone mayor presión en el fondo de financiación. Esto a su vez hace mucho más difícil implantar diversos proyectos en lo que respecta al mantenimiento y la mejora de la infraestructura. Por consiguiente, se debilita el flujo de producción de diversos bienes finales de consumo, lo que a su vez hace mucho más difícil hacer provisiones de ahorro. Todo esto a su vez debilita aún más la infraestructura u por tanto socava el flujo de producción de bienes finales de consumo.

Podemos así concluir que contrariamente a las formas de pensar habituales, el crecimiento monetario no puede producir una expansión general en la actividad económica (también llamada crecimiento económico). Por el contrario, al desviar la financiación real de las actividades generadoras de riqueza hacía actividades no generadoras de riqueza, la expansión monetaria solo debilita el crecimiento económico.

La expansión monetaria también socava el fondo de financiación con el consecuente declinar de los tipos de interés. Un aumento en las inyecciones monetarias rebaja los tipos de interés por debajo del nivel aceptado para que merezca la pena ahorrar. Esto a su vez aumenta el consumo por encima de niveles que se hubieran producido en caso contrario. Por consiguiente, se asigna más financiación a la producción final de bienes de consumo y menos al mantenimiento y mejora de la infraestructura que produce riqueza. Con el paso del tiempo, esto rebaja la capacidad de la economía de producir bienes finales de consumo y por tanto debilita el fondo de financiación. Esto resulta opuesto a la forma popular de pensar de que el banco central puede hacer crecer la economía manteniendo los tipos de interés lo más bajos posible.

Mientras se expande el fondo de financiación, las políticas monetarias del banco central parecen funcionar. Por ejemplo, empleando las llamadas políticas contracíclicas, el banco central parece ser capaz de “pilotar” la economía. Sin embargo, esto solo es una ilusión. Por medio de políticas monetarias laxas, el banco central solo puede crear actividades no generadoras de riqueza. Pero cuando aparecen diversos efectos colaterales desagradables de esta política monetaria laxa (como la creciente inflación de precios), el banco central invierte su postura laxa. El cambio de postura socava diversas actividades que aparecieron a lomos de la anterior postura monetaria laxa y esto a su vez lleva a un declive económico.

Después de cierto periodo de “enfriamiento”, el banco central reactiva su postura laxa. Esto reaviva de nuevo diversas “formas ratifícales de vida” y aparece de nuevo el llamado auge económico. Sin embargo, debe apreciarse que el crecimiento económico emergente que acompaña al auge se debe al hecho de que el fondo de financiación sigue expandiéndose. En otras palabras, el fondo sigue pudiendo soportar no solo a los productores de riqueza sino asimismo diversas actividades no generadoras de riqueza. Sin embargo, si el fondo se queda tan reducido que deja de crecer, o incluso disminuye, entonces la economía cae en una “agujero negro”. Una vez ocurre esto, el banco central puede imprimir tanto dinero como quiera que no podrá “reavivar” la economía. Por el contrario, solo debilita más el fondo y retrasa una recuperación económica con sentido. Por tanto un fondo de financiación estancado o encogiendo arruina el mito de que las políticas del banco central puede hacer crecer y pilotar la economía.

¿Puede el dinero material llevar a ciclos de auge y declive?

¿Sería distinto si la existencia de dinero se expandiera debido a un aumento en la demanda de dinero? La respuesta es no. Lo que importa aquí es que se creó nuevo dinero no respaldado por ningún bien ni servicio real. Esto significa a su vez que independientemente de las razones, un aumento en la oferta monetaria siempre lleva al empobrecimiento de los productores de riqueza y a la amenaza del auge y declive. ¿Es también válida esta conclusión para el dinero material?

La introducción del dinero hizo posible que las personas se especializaran y dedicaran al comercio a una escala mucho mayor de lo que habría permitido la economía del trueque. Históricamente, se han usado muchos bienes diferentes como medio de intercambio. Sobre esto, Mises escribió que, con el tiempo,

habría una tendencia inevitable para que los menos comerciables de la serie de bienes utilizados como medios de intercambio fueran rechazados uno a uno hasta que quedara solo un material, que fuera empleado universalmente como medio de intercambio; en una palabra, dinero.

Con la aparición del dinero, una persona podía intercambiar sus productos por dinero y luego usarlo para obtener los bienes y servicios que necesite. En ls primeras etapas de la aparición del dinero, era un material normal que la gente demandaba porque contribuía a algunos beneficios tangibles para su vida y bienestar.

En otras palabras, la gente ya atribuía alguna importancia a este material. Además de ofrecer beneficios como hace cualquier otro bien. La gente también descubría que este material, llamémoslo material x, tenía algunas características que lo hacían más comercializable que otros. Por ejemplo, el material x es duradero y transportable. Diversos productores de bienes perecederos encontraban que les beneficiaba intercambiar su producto por el material x y luego usar el material x a cambio de otros bienes.

El x adquirido proporcionaba a los productores de bienes perecederos mayor flexibilidad en lo que se refiere a conseguir diversos bienes y servicios. Fijémonos en que los productores de bienes perecederos pueden ahora ahorrar su producción, por decirlo así, por medio de x. Todo esto significa que hay ahora mucha mayor demanda de x que antes. En resumen, los productores de bienes perecederos se dieron cuenta de que por medio de x podían hacer más comercializables sus bienes perecederos en el sentido de que podían conseguir por sus productos más bienes y servicios. Así que al aumentar la demanda del material x su poder adquisitivo sigue el mismo camino, lo que a su vez lo hace más comercializable.

Según Rothbard:

Al igual que en la naturaleza hay una gran variedad de habilidades y recursos, también hay una variedad en la comerciabilidad de los bienes. Algunos bienes tienen mayor demanda que otros, algunos son más divisibles en unidades más pequeñas sin pérdida de valor, algún duran periodos de tiempo más largos, algunos son más transportables a largas distancias. Todas estas ventajas cuentan para una mayor comerciabilidad.

¿Socavaría el fondo de financiación entonces un aumento en la oferta de x en respuesta a un aumento en la demanda de x? La respuesta es no. Como x es un material, implica que los individuos le atribuyen importancia debido a las prestaciones que ofrece, entre ellas los servicios de medio de intercambio. Así que el hecho de que los productores de este material obtengan mucho mayor beneficio que de otra forma no difiere del caso en que un bien final concreto por alguna razón experimente súbitamente mucha mayor demanda que antes.#

Ahora bien, al ser un bien final de consumo será parte del fondo de financiación. Por tanto, un productor del bien x, tendrá el derecho, por decirlo así, de tomar del fondo de acuerdo con el valor del bien x que haya producido. Por consiguiente, un aumento en la producción de x no agota el fondo de financiación, sino que por el contrario lo expande.

Ahora bien, si repentinamente la oferta de x aumentara enormemente en exceso de demanda, la gente encontraría que su poder adquisitivo caería y esto a su vez disminuiría su  comerciabilidad. Si esto persistiera, la demanda de x como medio de intercambio disminuiría y la gente buscaría los servicios de otro material como medio de intercambio. Una vez que un material pierde su atractivo como medio de intercambio sigue siendo demandado por sus otros atributos.

La introducción del papel moneda que sea completamente redimible en el material x no altera nada que hayamos dicho hasta ahora. El papel moneda debería verse como un recibo o derecho sobre el material x. Así que siempre que este certificado se intercambie por bienes y servicios, el vendedor de estos bienes adquiere un derecho sobre x, mientras que el vendedor del derecho adquiere bienes y servicios. Advirtamos que en el proceso de intercambio se han trocado bienes útiles.

Sin embargo, esto no es así cuando un banco imprime un certificado no respaldado por x. El banco entrega luego este certificado sin respaldo a Arthur. Lo que tenemos aquí es un derecho sobre dinero que se creó de la nada. No hubo ninguna producción previa de ningún bien útil, incluyendo el material x, y esto por supuesto debe llevar a un debilitamiento del fondo de financiación. Podemos por tanto concluir que frente el dinero de la “nada”, un dinero elegido por el mercado nunca puede ser dañino para el bienestar de los individuos.

Resumen y conclusiones

La mayoría de las personas en el mundo occidental dan por supuesta la amplia disponibilidad de bienes y servicios. En realidad, la compleja estructura de producción da la impresión de que lo que hace falta es sencillamente que exista demanda y todo lo demás se da por añadidura.

Sin embargo se aprecia menos que la sofisticada estructura de la producción, que genera bienes y servicios aparentemente ilimitados, no tiene vida propia. Para que la estructura de producción puede continuar suministrando la gran variedad de bienes que produce, hace falta un ingrediente clave, que es el fondo de financiación. Es el fondo de financiación el que no solo mantiene, sino asimismo mejora la estructura de producción y por tanto promueve nuestra vida y bienestar.

Sin embargo hay una creciente amenaza a este fondo y los altos niveles de vida a los que nos hemos acostumbrado. La amenaza deriva de la opinión de que no hay necesidad de preocuparse acerca de la oferta de bienes y que lo que importa es solo la demanda. Estas ideas, que popularizó John Maynard Keynes, dominan el pensamiento de los economistas occidentales actuales.

A partir de la suposición de que los bienes siempre estarán allí, a la mayoría de los economistas les preocupa como puede potenciarse la demanda de bienes y servicios. Cuando se pregunta cómo va a financiarse la demanda, la mayoría de los economistas modernos contestan: por medio de inyecciones monetarias y políticas de bajos tipos de interés del banco central. Para ellos financiar es algo que puede crearse de la “nada”. Las políticas fiscales y y de dinero barato, que se disfrazan de políticas dirigidas al crecimiento de la economía, están en realidad logrando exactamente lo contrario.

La única razón por la que la economía sigue creciendo no es a causa de las políticas del banco central y el gobierno, sino a pesar de estas políticas. Mientras el fondo de financiación siga siendo suficientemente grande como para sostener diversas actividades económicas, el banco central y el gobierno pueden dar la falsa impresión de que son sus políticas las que hacen posible en crecimiento económico. Sin embargo, una vez que el fondo de financiación se estanca o empieza a disminuir, el crecimiento económico le sigue y el mito de que las políticas del gobierno y el banco central pueden hacer crecer la economía cae hecho pedazos.

Sobre esto, Mises escribió:

Un punto esencial en la filosofía social del intervencionismo es la existencia de un fondo inagotable que puede exprimirse eternamente. Todo el sistema del intervencionismo de viene abajo cuando se seca esta fuente: El principio de Santa Claus se liquida a sí mismo.

Desde principios de 2001, el fondo de financiación de EEUU ha estado sujeto al más salvaje ataque en forma de rebaja agresiva de los tipos de interés. Aún así, a pesar de todas las inyecciones monetarias y la rebaja agresiva de los tipos de interés, la economía ha continuado luchando. El hecho de que la economía no haya respondido como en el pasado a políticas monetarias y fiscales laxas y agresivas debería considerarse como un indicador de que el fondo de financiación tiene serios problemas. Esto significa a su vez que toda agresión contra este fondo debe detenerse tan pronto como sea posible para impedir los desagradables efectos colaterales que son su resultado inevitable.


Publicado el 25 de agosto de 2004.

Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.

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