Esquemas de seguros de desempleo y la dependencia del Bienestar

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En el Jardín del Edén no hay escasez.  Alimentos, ropa y refugio se encuentran en abundancia.  Los recursos caen meramente desde los cielos bajo pedido.  Es un paraíso económico, precisamente porque la economía no existe.  Las leyes universales que regían en el mundo de los bienes escasos vencieron en la tierra de la abundancia.

La visión del Edén es la principal fuente de empleo de los políticos.  Es decir, la promesa de conducir a las masas que sufren hacia la utopía, mediante decreto del gobierno para obtener grandes resultados electorales.  La masa de votantes ignorantes en economía, caen en la línea de emitir un voto para concederse a sí mismos el dinero de otras personas.  Pero por supuesto, muchos votantes no lo ven de esta manera.  Su visión del Estado es la del Edén.  Ellos ven a los burócratas y a los ejecutores como gente capaz de explotar una olla infinita de riqueza que transmita la prosperidad a aquellos lo suficientemente subordinados como para ponerlos en el cargo.  Esto a su vez ha dado lugar a la creación del Estado de bienestar y su plétora de programas de ayuda social.

Para aquellos que ven al estado de bienestar moderno como corrosivo para la capacidad productiva de un país determinado, en ningún lugar es esta teoría más evidente que en el esquema de seguro de desempleo.  En un artículo reciente del National Post, la actitud de la ayuda social estuvo en plena exhibición:

Jenna Somerton ve su despido de un trabajo en Algonquin College en junio de 2010, como una bendición disfrazada: Durante ocho meses ella vivió de los beneficios del seguro de desempleo, hizo un balance y decidió lo que realmente quería hacer con su vida.

Por supuesto, ella al principio admite el aprovechamiento de sus cheques del Seguro de Empleo (E.I. por sus siglas en inglés), después de una caza por un puesto de trabajo sin suerte.

“Yo estaba pensando en ” dinero gratis, el gobierno me debe, yo pagué para la escuela … me merezco esto “, dice ahora la residente de 27 años de edad, de Ottawa.

Ella pronto se puso seria con el ingreso subsidiado para tramar planes para iniciar su propio negocio de desarrollo web.  Algunos de sus amigos, dijo, no han sido tan diligentes.

“He conocido a mucha gente en la EI, y sé que muchos de ellos solo se quedaron en la EI, y tan pronto como se acababan los fondos comenzaban enloquecidos a buscar puestos de trabajo …. [El gobierno] hace que todo sea tan fácil “.

En la visión de la Srta. Somerton, es el gobierno quien le debe y ella es justamente merecedora del dinero “gratis”.  Su error no es único por desgracia.  La noción del gobierno no limitado por la cantidad de recursos, que es capaz de dilapidar los del sector privado, es raramente mencionado por la supuesta opinión informada.  La lectura de la sección editorial de los periódicos altamente leídos hoy en día a menudo contienen numerosas recomendaciones sobre lo que el Estado puede y debe proporcionar.  A lo que nunca se alude es al coste real de los gastos del gobierno.  Si bien es una tarea sencilla de recitar de un tirón el costo en dólares de un programa, para medir realmente el precio del estado, uno debe mirar a lo que se debió sacrificar para proveer al pago de los impuestos.

La comprensión adecuada sobre el gobierno es que este es de una naturaleza parasitaria.  Sólo puede gastar lo que primero tome por la fuerza.  Dado que la clase política está en deuda con la cantidad de robos de los cuales logra  salirse con la suya antes de que aparezca la chispa de una rebelión furiosa, también inventa nuevos esquemas para no depender únicamente de la recaudación de impuestos.  Esto incluye préstamos y acumulación de deuda, lo cual no es otra cosa que la promesa de futuros impuestos.  Y hay también la inflación que beneficia al primer receptor del dinero nuevo, que es el Estado, para gastar libremente antes de que los precios se ajusten a la economía en general.

Sea cual sea el método tortuoso, cada uno tiene un costo para el contribuyente.  Una vez más, el precio nominal de los impuestos por sí mismo es fácil de calcular.  Lo que a menudo se olvida mencionar es en lo que los fondos expropiados podrían haber sido utilizados si hubieran sido dejados en las manos más prudentes del sector no público.  Recientemente salió a la luz cómo el gran innovador tecnológico Apple Inc, estableció sucursales en ciudades con bajas tasas de impuestos a las empresas, con el fin de reducir su factura de impuestos.  Esto es por supuesto una gran cosa ya que Apple, limitado en ingresos por la cantidad que reciba de los consumidores, es un mejor administrador de recursos escasos que el estado.  La evasión fiscal de Apple es evidente.  No parece ser muy evidente que las nuevas innovaciones tecnológicas que puedan crearse financiadas con el dinero que el gobierno expropia, no son ayudadas con esto.

El público en general es ciego a este estado de las cosas.  Muchos han sido condicionados a través de años de educación pública para ver al estado como al Edén.  Los beneficios a corto plazo de los pagos de transferencias del gobierno anulan cualquier posible ganancia a largo plazo de creación de riqueza genuina en la esfera privada.

Décadas del Estado de bienestar predominante no sólo han creado una circunscripción electoral confiable dependendiente de las subvenciones, también se ha perpetuado la imágen de San Nicolás del Estado.  Lo que no se ha considerado es la degeneración social en general que es un subproducto de la llamada “red de seguridad social”.  Como lo ha señalado el economista Thomas Sowell:

Mientras que los social demócratas pueden pensar en la década de 1960 como el comienzo de muchas tendencias “progresistas” en la sociedad estadounidense, los hechos duros y fríos cuentan una historia muy diferente.  La década de 1960 marcó el final de muchas de las tendencias positivas que se venían produciendo desde hace años – y una inversión total de esas tendencias como los programas, políticas e ideologías de los social demócratas tomaron lugar.

El embarazo adolescente se había ido disminuyendo desde hace años. Así como también las enfermedades venéreas.  Las tasas de infección por sífilis en 1960 fueron la mitad de lo que había sido en 1950.  Había tendencias similares en el crimen.  El número total de asesinatos en los Estados Unidos en 1960 fue menor que en 1950, 1940 o 1930 – a pesar de que la población fue creciendo y que dos nuevos estados habían sido añadidos.  La tasa de homicidios, en proporción a la población, en 1960 fue la mitad de lo que había sido en 1934.

Cada una de estas tendencias benéficas se invirtió bruscamente después de que las nociones social demócratas ganaron ascendencia durante la década de 1960.  En 1974, la tasa de homicidios se duplicó.  Incluso el ícono social demócrata, Sargent Shriver, a la cabeza de la agencia dirigiendo la “guerra contra la pobreza”, admitió que “las enfermedades venéreas se han disparado”, aunque “tengamos más clínicas, más pastillas, y más educación sexual que nunca antes en la historia.”

En cuanto a avances económicos de los negros, la reducción más espectacular de la pobreza entre los negros se produjo entre 1940 y 1960, cuando la tasa de pobreza se redujo casi a la mitad, sin ningún tipo de programas de gobierno importantes del tipo Gran Sociedad, que se inició en la década de 1960.

¿Por qué ser productivo y ocuparte de ti mismo cuando alguien más paga la cuenta?  Esta no es una cuestión de corazón frío, sino un reconocimiento básico de que en la mayoría de los casos, el ocio y el placer inmediato son preferibles a la satisfacción postergada.

Volviendo al seguro de desempleo, no importa cuánto lo nieguen los apologistas de la ayuda social, no se puede escapar a la verdad de que si a alguien se le paga por no trabajar, entonces por lo general no trabajará.  Como Murray Rothbard escribe en su obra magna Hombre, Economía y Estado:

Para casi todos los actores, el ocio es bien de consumo, a ser pesado en la balanza en contra de la posibilidad de adquirir otros bienes de consumo, incluyendo la posible satisfacción del esfuerzo en sí mismo.

Las personas siempre serán seres economizadores, que eligen entre la forma en que gastan su tiempo y en dónde dedican su trabajo.  El artículo del National Post hace mención de esta consideración, entre los que en el desempleo, como mientras los propietarios de pequeñas empresas :

…se han encontrado compitiendo con el sistema de la EI por los trabajadores que están evaluando los costos de oportunidad de: ¿Debería laborar en un trabajo por $10 la hora, o no ir a trabajar para recibir casi la misma cantidad de dinero en efectivo?

Esta renuencia a trabajar fue documentada en un estudio realizado en 2009, que encontró que muchas empresas se encuentran incapaces de contratar a aquellos que se encuentran en las listas de desempleados:

Una encuesta de la Federación Canadiense de Empresas Independientes, publicada en septiembre de 2009, encontró que el 22 % de los propietarios de pequeñas empresas tuvo problemas para contratar a personas que se encontraban en el E.I., mientras que estos trabajadores decían que preferían seguir cobrando los beneficios en lugar de trabajar en puestos de trabajo más manuales.  Otro 16 % dijo que en el último año, habían tenido un empleado pidiendo ser despedido para que él o ella pudiera recibir los beneficios del E.I. (estas tasas fueron mayores en Newfoundland, y en la isla Prince Edward).

Todo esto es una consecuencia del estado de bienestar que ha institucionalizado la pobreza en lugar de aliviarla.  Los verdaderos beneficiarios de programas sociales no son los destinatarios, sino los que mantienen sus posiciones como guardianes del dinero.  La triste dependencia de los demás y el monopolio del gobierno sobre la recaudación de impuestos coercitiva, es lo que les proporciona un flujo constante de ingresos.

Mientras el público continúe operando bajo el falso supuesto de que el estado no tiene costo, seguirán votando por su propia indigencia.  El nivel de vida disminuirá a medida que las ganancias de productividad comiencen a disminuir. Una generación de ayudas sociales, pronto se verá merecedora de nada, porque los productores de la riqueza real hace tiempo que habrán abandonado sus esfuerzos para servir a los demás.

Los organismos huéspedes sólo poseen una cantidad limitada de sangre para dar.

Traducido del inglés por Miguel Castañeda – Castideas. El artículo original se encuentra aquí.