¿Cómo respondo cuando veo que en algunos países islámicos hay un odio virulento a Estados Unidos? Os diré cómo respondo: Estoy asombrado, No puedo creerlo, porque sé lo buenos que somos”. – Presidente George W. Bush.
Antes de celebrar los bombardeos de Afganistán con la esperanza de su extensión a otros países, parémonos y miremos atrás a los últimos cincuenta años de locura de EEUU en Oriente Medio.
1949 – Siria
La derrota en la guerra contra Israel desacredita al gobernante régimen civil aliado con los franceses. Agentes e intereses estadounidenses aprovechan la oportunidad para proporcionar apoyo al coronel Husni az-Zaim en un golpe contra el régimen civil. Los agentes estadounidenses llaman a az-Zaim “nuestro chicho” y “Husni”, pero cuando llegan para indicar al nuevo dictador a quién nombrar como embajadores y gabinete, az-Zaim les ordena “ponerse firmes” y dirigirse a él como “Su Excelencia”. Siria se vuelve contra Estados Unidos y se sumerge en una serie de golpes y contragolpes de estado y gobiernos de estado policial por parte de regímenes casi militares.
1952 – Egipto
La influencia y ayuda estadounidense respaldan la conspiración de los Oficiales Libres de Gammal Abdel Nasser de expulsar a la familia real egipcia, el régimen clientelar británico poscolonial en Egipto. EEUU espera que Nasser apoye la alianza antisoviética de Washington en Oriente Medio, llamada el Pacto de Bagdad, pero éste se vuelve contra EEUU. Agentes de EEUU apoyan el intento de coronel Mohammad Naguib de derrocar a Nasser, así como posteriores intentos de asesinato.
En 1956, el Secretario de Estado de EEUU, John Foster Dulles, rescinde las promesas de ayuda exterior por el proyecto de la Presa de Asuán. En respuesta, Nasser usa esto como pretexto para nacionalizar el Canal de Suez y utiliza sus beneficios para financiar la presa. Gran Bretaña, Francia e Israel lanzan en respuesta una invasión conjunta de Egipto con planes para ocupar el Canal de Suez. El apoyo árabe a EEUU alcanza su punto máximo cuando el Presidente Eisenhower, por el descontento por el colonialismo europeo y la intervención europea en Oriente Medio, presiona a las fuerzas invasoras a abandonar su invasión de Egipto.
1953 – Irán
Después de que el gobierno anunciara planes para conceder a la Unión Soviética una franquicia territorial sobre petróleo en el norte de Irán, siguiendo el modelo a la británica para la Anglo-Iranian Oil Company, de propiedad británica, un líder local llamado Mohammed Mosaddeq lidera el exitoso movimiento popular para oponerse a la concesión a los soviéticos y propugna además nacionalizar todas las instalaciones petroleras extranjeras. La popularidad e influencia de Mosaddeq aumenta hasta el grado de que el Sha le nombra primer ministro.
Ante los disturbios económicos y políticos, el Sha intenta destituir a Mosaddeq, pero se enfrenta a bandas y masivas manifestaciones públicas, haciendo que el Sha abandone el país. La CIA apoya entonces a los opositores a Mosaddeq, que así derrocan su administración y le sentencian a arresto domiciliario para toda su vida. Se restaura al Sha y se convierte en el mejor amigo de Estados Unidos y controla ahora también las instalaciones petrolíferas británicas nacionalizadas. La oposición a la autocracia del Sha y el dominio político de EEUU, así como al Savak (la policía secreta iraní formada por EEUU) acaba convirtiéndose en una revolución nacionalista para expulsar al Sha y a occidente y en 1979 Irán también se vuelve contra EEUU.
1958 – Iraq
En oposición al régimen iraquí clientelar británico y también en oposición a la creciente influencia de Nasser en Iraq, el sanguinario coronel Kassem encabezó el golpe militar apoyado por los estadounidenses para derrocar a la familia real iraquí. El rey y el príncipe y la mayoría de la familia real son ejecutados y el primer ministro es asesinado por una turba. Años después, después de que Kassem haya perdido todos sus aliados, excepto la Unión Soviética, es derrocado y ejecutado en 1963, el apoyo de Estados Unidos pasa a un pequeño grupo llamado Partido Socialista Baaz. Después de muchas idas y venidas, golpes de estado y elecciones, Saddam Hussein queda como presidente de Iraq en 1976, después de encabezar el golpe de estado que, con insistencia estadounidense, instaló ese régimen en 1968.
1958 – Líbano
Después del derrocamiento de la monarquía iraquí, el presidente del Líbano reclama la intervención militar de EEUU para salvara su incipiente régimen de insurrecciones de simpatizantes de la República Árabe Unida. Los marines de EEUU llegan al día siguiente a Beirut. Líbano entra en un periodo de treinta y cinco años de inestabilidad y guerra civil.
1969 – Libia
En 1959 se descubre petróleo, lo que transforma el país. Para echar a codazos a los británicos, el apoyo estadounidense se dirige a un joven coronel reformista en el ejército libio, Muammar al-Khadafy, que, una vez en el poder, se vuelve contra sus patrocinadores de EEUU, bajo el pretexto de la explotación occidental del petróleo árabe. Confisca y nacionaliza instalaciones y activos petrolíferos, incluyendo los de las comunidades locales judías e italianas.
1980 – Iraq
Con la revolución islámica en Irán, EEUU se vuelve hacia Iraq y Saddam Hussein como su representante contra los iraníes. Iraq y Hussein se convierten en la primera línea de Estados Unidos en su intento de aplastar la revolución islámica en Irán. Armado y financiado por el Tío Sam, Saddam invade Irán en 1980. La guerra duraría ocho años y mató a casi un millón de personas. Iraq recibe consejo e inteligencia de la CIA y el Pentágono y las administraciones británica y de EEUU proporcionan a Iraq conocimiento y materiales para fabricar armas químicas y biológicas para usarlas contra los iraníes. Todo sabemos cómo resultó esto, pero esta vez fue distinto. Estados Unidos se volvió contra Saddam.
1983 – Líbano
Con el país invadido por Israel y bajo la amenaza de dominación siria, los marines “Pacificadores” estadounidenses fueron enviados a Beirut. La oposición a su presencia lleva a bombas suicidas en sus cuarteles. Murieron 309 estadounidenses, incluyendo el personal de la CIA en Oriente Medio. En 1985, agentes libaneses de la CIA detonaron un camión bomba en Beirut en un intento de asesinar al Jeque Fadlallah, líder a la facción de Hezbolá sospechosa de hacer estallar los cuarteles estadounidenses dos años antes. Murieron ochenta y tres civiles y 240 resultaron heridos; el Jeque Fadlallah salió andando de la mezquita quince minutos después.
1986 – Libia
El represalia por la bomba terrorista en un club nocturno de Berlín que mató a un soldado de EEUU, el presidente Reagan bombardea Libia causando 130 muertos, incluyendo a civiles cerca de la embajada francesa. La propia residencia de Gadafi es alcanzada, matando a una hija adoptada, en un intento por asesinarle. Se elige deliberadamente a Libia como objetivo por su falta de defensas contra bombardeos aéreos. Pocos meses más tarde, EEUU admite comerciar con armas con Irán, un estado al que llama abiertamente un instigador del “terrorismo internacional” y que es aliado de Libia. La desconfianza árabe acerca de las intenciones y la fiabilidad de EEUU solo podía aumentar. La bomba del Pan Am 103 se considera una revancha por estos ataques a Libia.
1991 – Iraq y Kuwait
Después de que la embajadora de EEUU en Iraq, April Gillespie, explicara que EEUU no tendría ninguna opinión acerca de la ocupación de Iraq de su “decimonovena provincia”, EEUU aprovecha la oportunidad para justificar su internacionalismo tras la guerra fría calificando a Saddam del “nuevo Hitler”. Después de matanzas en masa y derrotas, sanciones duras y bombardeos diarios buscaban convencer al pueblo iraquí de que tal vez estarían mejor sin Saddam. Sin embargo, otros observadores creen que las sanciones existen para subir el precio del petróleo.
1995 – Afganistán
EEUU ayuda encubiertamente a la milicia talibán en busca de acabar con la guerra postsoviética afgana. EEUU se alinea con las fuerzas fundamentalistas en Afganistán (pero no en Egipto, Argelia o Arabia Saudita, donde son torturadas y eliminadas) en un escenario extranjero de la guerra contra las drogas de EEUU. El gobierno de EEUU y la oposición fundamentalista a las drogas se unirían en una alianza para acabar con la producción de opio en Asia Central.
1996 – Iraq
El presidente Clinton indica a la CIA que apoye y ayude a las fuerzas de oposición iraquíes en una operación para acabar de una vez con Saddam Hussein. Exiliados y refugiados de Iraq son formado y armados en la zona norte de exclusión aérea para descender en Bagdad. Se contacta con generales del ejército simpatizantes dentro del régimen para asesinar a Hussein y empiezan esfuerzos por desestabilizar Iraq, como coches bomba aislados, así como bombas en lugar públicos civiles. Sin embargo, el complot se viene abajo al haberse infiltrado espías de Saddam entre los kurdos. Muchos kurdos dan la espalda a Saddam y se vuelven a la facción kurdo-estadounidense. Los agentes de la CIA en el Kurdistán huyen para salvar sus vidas, abandonando aliados y toneladas de equipo y documentos y la red dentro de Iraq se descubre y elimina. Este fracaso catastrófico lleva al despido del jefe de la CIA, John Deutch. El comentarista Eric Margolis llama a esto “la Bahía de los Camellos de Clinton”, por el fiasco de la Bahía de los Cochinos de JFK.
1998 – Sudán y Afganistán
El presidente Clinton, en medio de su impeachment, ataca con misiles campos en Afganistán y una fábrica farmacéutica en Sudán, supuestamente para castigar al supuesto terrorista Osama bin Laden por su implicación el las bombas en dos embajadas estadounidenses en África.
Después de 1945, EEUU pretendía conseguir la ruina de los imperios coloniales británico y francés en Oriente Medio, para echara a codazos la influencia soviética, pero, más probablemente, para conseguir el control político sobre su petróleo. El Raj Petrolífero Estadounidense, como llaman algunos comentaristas a la red interdependiente de relaciones políticas, monetarias y militares (replicando la colección británica de territorios y pequeños reinos en el subcontinente indio) consiste en los viejos estados clientelares coloniales artificialmente impuestos creados por Gran Bretaña y Francia. Fuera de este “Raj Petrolífero” existe un régimen de sanciones comerciales que EEUU mantiene con Irán, Iraq, Siria, Yemen, Libia, Argelia, Sudán, Afganistán y, hasta hace poco, India y Pakistán (algunos de ellos están entre los lugares más pobres del mundo).
El ciclo continúa
EEUU envía miles de millones en ayuda financiera y militar a Egipto, Arabia Saudita y Jordania cada año para sostener a estos regímenes frente a movimientos islámicos populares “fundamentalistas” (que son la única forma en que puede expresarse el descontento en estos regímenes, ya que el Islam es la única cosa que estos gobernantes no pueden prohibir). EEUU también da apoyo político a dictaduras corruptas y opresivas, como las que existen en Argelia y Túnez. En todas partes, EEUU favorece y ayuda al estatus quo de represión política y dictadura. La hipocresía es lo que alimenta la rabia árabe y musulmana.
El comentarista de Foreign Affairs, Eric Margolis ha indicado recientemente el ciclo continuo de implicación política estadounidense en Oriente Medio. Apunta que en casi todas las décadas desde mediados de los cincuenta, un presidente de Estados Unidos ha afrontado un desafío de un peligro musulmán, un coco árabe o musulmán que está en todas partes y en ninguna: Nasser, Jomeini, Gadafi, Saddam y ahora bin Laden. Y siempre los resultados han sido los mismos: EEUU demoniza a ese hombre, solo para ver cómo se convierte en un héroe popular entre las masas árabes, en el David árabe o islámico que se atreve a levantarse y enfrentarse al dominio petrolífero de EEUU sobre el mundo árabe y la distorsión económica y política que EEUU deja a su paso.
Ahora el ciclo vuelve a empezar con Bill Clinton, George W. Bush y Osama bin Laden. Y se ha informado de que en Oriente Medio en los últimos años, Osama se ha convertido en el nombre más común para los niños recién nacidos.
Publicado el 6 de noviembre de 2001. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.