Usa el dólar o si no

0

Buscad la expresión “una forma única de terrorismo doméstico” en una máquina de búsqueda y encontraréis una historia acerca de un hombre a quien el gobierno de EEUU está tratando de encarcelar hasta el momento de su muerte.

¿Y su delito? ¿Su forma única de terrorismo? Acuñar monedas de plata y cobre y venderlas. En otras palabras, hizo lo que innumerables empresarios han hecho desde el principio de lo tiempos. Ha intentado proporcionar a los consumidores un almacén de valor. Nadie estaba obligado a comprar. Atendió una demanda del mercado y eso es todo.

¿A quién dañó? A nadie. Al contrario que las drogas ilegales, que el gobierno prohíbe basándose en que no quiere que nos hagamos daño, estas monedas de plata no ponían en peligro a sus usuarios. Solo daban a la gente una opción sobre qué hacer con su dinero. ¿Intentó el propietario afirmar que eran de curso legal para intercambios monetarios? No, las vendió como lo que eran.

¿Podía la gente usarlas como dinero? Sí, pero la gente puede usar cualquier cosa como dinero: zapatos, conchas, pendrives o libros. El que algo sea dinero o no depende de las intenciones detrás del intercambio. ¿Adquieres algo para consumirlo? No es dinero. ¿Adquieres algo para intercambiarlo por otra cosa? En ese caso, adopta las propiedades del dinero.

Es completamente comprensible que la gente tenga dudas acerca del futuro del dólar en papel. Mucha gente está buscando alternativas, por su propio interés financiero. Lo que hizo este propietario fue proporcionar algo que resultaba ser una posible alternativa al dólar. Y por eso, y solo por eso, ha sido perseguido y destruido.

Su nombre es Bernard von NotHaus y tiene 67 años. En el curso del juicio, se le calificó con todos los adjetivos imaginables. Se le llamó sinvergüenza, terrorista, excéntrico y loco. Sin embargo, lo que hizo debería ser completamente legal y estimularse en cualquier nación, en todo tiempo y lugar.

Una nación que confíe en el futuro de su moneda no temería la competencia en divisas. Una nación con una moneda agonizante utiliza todo medio posible para aplastar la competencia. Esto es precisamente lo que está ocurriendo en el caso del llamado Dólar de la Libertad.

Lo que sorprende en este caso es que nadie crea que haya ninguna razón para discutirlo. Es evidente para sus acusadores que es un criminal. “Está desarrollando una idea esencial de la derecha radical, que los malvados banqueros en la Reserva Federal te están robando al controlar la oferta monetaria”, dijo Mark Potok, del Southern Poverty Law Center. “Se encuentra muy dentro del mundo del movimiento patriótica anti-gobierno, diga lo que diga. Esos son sus clientes”.

¿Y cuál era el interés del SLPC en este caso? Es un grupo que afirma dedicarse a detener el odio y el racismo (y esto tiene algo que ver con oponerse a la pobreza). Y sin embargo están interviniendo en un caso en el que un hombre está en realidad intentado evitar que la gente se empobrezca. Respecto de la Fed, no es exactamente un acto de odio apuntar que esta controla la oferta monetaria. ¡El propio Bernanke lo admite!

El gobierno no ha ocultado la base de su alegato. Citando una ley de tiempos de la Guerra de Secesión, los fiscales dicen que es un delito competir con el dólar oficial. Advirtamos que no están citando la Constitución de EEUU, que en ningún lugar impide eso. En realidad, la acuñación privada tiene una larga historia en Estados Unidos. Fue esencial cuando se colonizó el Oeste. Ofrecer servicios de acuñación era tan común como cualquier otro negocio.

Pero desde 1971, cuando el dólar se convirtió todo en papel, ha habido una sensación de que su viabilidad necesita el respaldo de las armas federales para prosperar. Esta actitud no es coherente con la libertad. El derecho de acuñación privada es una parte esencial de la libre empresa. La competencia en divisas, especialmente en la era digital, es algo que necesita todo país.

Como escribía Seth Lipsky en el Wall Street Journal, “Indudablemente es un juego de perdedor suprimir dinero privado sólido para proteger el dinero emitido por el gobierno que no es sólido”.

Exactamente. Como apunta Lipsky, NotHaus operaba muy cerca del límite en términos de legalidad. Por ejemplo, puso el signo del dólar en sus monedas y las vendía con números. No puedo comentar acerca de sus negocios o la integridad de sus operaciones. Pero esto está muy claro: las bases por las que se le está persiguiendo son atroces y tiránicas.

Crear divisas alternativas no es terrorismo. Es una vía a una reforma monetaria, simplemente una aplicación del principio de libre empresa a un sector que nunca debería haber caído tan completamente bajo el control público. La gente que trabaja para proporcionar alternativas no debería ser encarcelada, debería ser alabada en todo país que valore la libertad.


Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.