Si D’Souza tuviera razón

0

Fui a ver 2016: Obama’s America. Dinesh D’Souza escribió, protagonizó, dirigió, narró e hizo la investigación original para la película. Si la vemos desde el punto de vista de su éxito como documental, creo que es eficaz. Está ganando dinero en los cines. Esto es asombroso para un documental. Es un documental de un año de campaña y es bueno.

También está completamente equivocado. Porque olvida el hecho político esencial de los últimos doce años: la administración Obama es la sucesora operativa de la administración Bush. En Iraq, en Afganistán, en Guantánamo, en Wall Street, Barack Obama es George W. Bush con rostro negro. Obama es la estrella de un espectáculo de juglares del siglo XXI.

Este hecho ha sido ignorado deliberadamente durante cuatro años tanto por la derecha neoconservadora como por la izquierda con tragaderas. Ningún bando admitirá lo que considero el hecho esencial de este documental. En un largo encubrimiento de las políticas de George W. Bush.

El déficit presupuestario

Si entendemos esto enseguida, podemos verlo en lo que es con mucho la mejor parte de la película. Aparece al final. Es una entrevista con el siempre elocuente David Walker, que dimitió en 2008 de su cargo como interventor general (contable jefe) de Estados Unidos.

Esta fecha es importante: el último año de la administración Bush.

Tengo que hacer tres observaciones. Primera, el déficit es mucho peor de lo que indica la película. La película insiste en que no tiene importancia: la deuda presupuestaria de 15 billones de dólares, que es una tontería, pero nunca se menciona el problema central: el valor actual de 222 billones de los títulos no financiados del déficit fuera del presupuesto, lo que significa los déficits de los sacrosantos Seguridad Social y Medicare. Esto es lo esencial del muy entretenido espectáculo de guiñoles del gobierno federal sobre el déficit, con Paul Ryan como Punch y Obama travestido como Judy.

Segunda, Walker ha estado durante años advirtiendo a la población acerca del aumento insostenible de la deuda federal presupuestaria. Fue elocuente ante las cámaras. Pero lo esencial de esa presentación es el hecho de que culpó a George W. Bush tanto como a Obama. Dijo ante las cámaras que el punto de inflexión del déficit empezó con la presidencia de Bush. Demostró que nos encaminábamos a un desastre fiscal y podemos llegar a él durante la presidencia de quienquiera que sea elegido en 2016.

En términos de déficit presupuestario, la administración Obama es una extensión de la de Bush.

Si no entendéis esto, no entenderéis el encubrimiento. Este documental es un encubrimiento implícito. Se basa en una suposición, que es que en 2012 no estamos hablando de una sola administración política, que empezó en enero de 2001. Tristemente, es así.

La clave para entender esto es Timothy Geithner, que fue el presidente del Banco de la Reserva Federal de Nueva York (de propiedad privada) en 2008 y es ahora el secretario del tesoro. No aparece en el documental.

Tercera, ni Walker ni D’Souza mencionan en pantalla lo que debería ser un hecho constitucional evidente: que es el Congreso el que legalmente inicia todas las propuestas de gasto y es la Cámara de Representantes la que tiene constitucionalmente el mazo. No hay ninguna palabra en la película acerca del Congreso de Estados Unidos como una autoridad constitucional sobre el presupuesto del gobierno de Estados Unidos. ¿Cómo puede alguien hacer un documental que se centra en el mismo extremo del problema esencial que afronta el país y luego trata de poner el rabo en el burro de Obama?

Vivimos un descarrilamiento bipartidista a cámara lenta ordenado por el Congreso. El Congreso de Estados Unidos podría detener hoy a Obama tan fácilmente como podría haber detenido a Bush. Al Congreso no le interese detener el déficit: le interesa evitar cualquier responsabilidad por el desastre presupuestario de 1,2 billones de dólares anuales que es el proceso presupuestario federal.

El asesino fiscal de asesinos en la administración Bush no se mencionaba nunca: la ley de prescripción de medicinas que sancionó Bush en 2003. El voto fue muy apretado en el Congreso. Si la hubiera vetado, nunca se habría aprobado. Por el contrario, hizo de ello un espectáculo. Invitó a asistir a miles de ancianos. Anunció: “Estáis aquí para ser testigos del mayor avance en cobertura sanitaria para los ancianos estadounidenses desde la fundación del Medicare”.

Esta concesión a Teddy Kennedy (que rechazó asistir) añadió al menos 8,7 billones de dólares a las obligaciones no financiadas del Medicare. Pero no se menciona nunca en el documental. Por el contrario, el documental se centra en el Obamacare, cuyas cargas recaen principalmente en el sector privado y en realidad alivia algunos de los pagos del Medicare. En todo caso, esa ley era en realidad el Pelosicare. Ella fue el ariete. El documental tiene solo una breve aparición de esta. Se salta lo importante: aunque la ley sea mala, ella fue mucho más responsable de ella que él.

La economía

Algo relacionado que me preocupa intensamente es el hecho de que el documental trata de prender a Obama la mala economía. La mala economía debe prenderse a Alan Greenspan, con considerable ayuda de su sucesor.

Sugerir que el presidente de Estados Unidos tiene el poder de empeorar la economía implica que también tiene el poder de hacer terrible la economía. Tiene poder limitado en cualquier caso, salvo que nos arrastre a una guerra. Bush nos arrastró a dos guerras.

Ron Paul tuvo razón durante 36 años al no apuntar al presidente como el principal problema económico, sino al Sistema de la Reserva Federal. Así que cualquier documental que no vaya a por la Reserva Federal cuando hable de los problemas económicos sino que culpe en su lugar al presidente y también ignore al Congreso, esta haciendo un flaco favor a la opinión pública. Mantiene a la Reserva Federal en la sombra en el pensamiento de la audiencia, cuando tendría que estar a la vista, con la presidencia al fondo. Es economía básica. D’Souza no sabe de qué está hablando con respecto a la economía.


Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.

Print Friendly, PDF & Email