[Extraído de Capitalism and Commerce: Conceptual Foundations of Free Enterprise (2002).Gracias a David Schatz]
La creencia igualitaria de que la gente debe ser idéntica en toda la sociedad es errónea. Las formas de vida que se parecen más son las formas de vida inferiores. El hombre la más alta forma de vida, muestra la mayor diversidad y las diferencias individuales más amplias. Un sistema político y económico legítimo debe basarse firmemente en la naturaleza humana. Una sociedad de individuos libres y responsables incluye una variedad de gustos, valores, deseos y visiones de la felicidad.
La gente debería tener las máximas alternativas para elegir su propio estilo de vida (dentro de las limitaciones de la escasez de recursos) de acuerdo con las estructura de deseos de cada persona y sin juicios de valor respecto de las decisiones tomadas por cada individuo, siempre que el individuo no invada la libertad de otros para tomar sus propias decisiones vitales.
Hoy nuestras libertades están invadidas por controles públicos externos. Cuanta menos política económica, mejor. Debemos reducir lo más posible el peso del estado y aumentar la jurisdicción del mercado. No es la regulación, sino la acción individual, los derechos de propiedad privada, la competencia y los precios fluctuantes los que obligan a la adaptación a las condiciones cambiantes y promueven una utilización eficiente de los recursos.
Un sistema capitalista no es igualitario. No puedes alcanzar la excelencia y el progreso si no tienes desigualdad y diversidad. La división del trabajo y la especialización son los resultados naturales de la multiplicidad de condiciones naturales. El progreso económico requiere la libertad de los individuos para emplear los diversos talentos e información localizada que solo ellos puedan poseer. Nuestra abundancia material y oportunidades de ejercer un trabajo son en buena parte el resultado de la productividad y creatividad de nuestro sistema económico competitivo, a pesar de la existencia de muchas barreras burocráticas.
El progreso es diferencia y cambio. Si los individuos no son libres de probar cosas nuevas, nunca tendremos mejoras. Para tener progreso debe haber libertad para intentar nuevas mejoras. El progreso es imposible salvo que la gente sea libre para ser diferente. La regulación y los controles sofocan la innovación y la experimentación. La burocracia se interpone en el camino del cambio. El capitalismo ha hecho posibles la mejoras, no solamente proveyendo las necesidades de la vida, sino con ciencia, tecnología y conocimiento de todos los tipos de los que depende la sociedad humana.
La libertad atrae a innovadores y exploradores y da vida a sus ideas. La libertad de la gente para actuar en su propio interés es una fuente de una diversidad de ideas, innovaciones y experimentos que llevan al descubrimiento de nuevos productos, servicios y otros medios de producción.
El progreso requiere el uso de información que existe solo como un conocimiento ampliamente disperso que tiene cada persona con respecto a sus propias circunstancias, condiciones y preferencias. Ese conocimiento tácito y localizadamente concreto solo es útil si la gente es libre de actuar con él. Un libre mercado permite que aparezcan los precios a partir del uso del conocimiento localizado de la gente. Estos precios contienen más y mejor información y generan mejores decisiones de las que pueden alcanzarse bajo un régimen de planificadores centrales. El gobierno limitado y los mercados descentralizados permiten más libertad y generan más prosperidad que las burocracias dominadas por el estado y centralizadas.
El libre mercado es superior a la planificación centralizada respecto de los usos de la información localizada y en combinar estos usos en un sistema eficiente de producción y consumo. Los mercados difunden ideas, animan a la constante búsqueda de mejoras y evolucionan a través de la prueba y error, la experimentación y la retroalimentación. Los mercados producen un orden emergente positivo.
El progreso tecnológico ha reducido la capacidad del estado de controlar los procesos productivos. Los sistemas de producción son ahora más pequeños, más flexibles y más móviles de lo que eran en el pasado. Al acelerar el cambio y desagregar la distribución de conocimiento, los avances tecnológicos aumentan la preeminencia de las economías basadas en el mercado.
Hay una conexión inextricable entre libertad y tecnología. La información de poder a la gente. La edad de la información y la tecnología informática son enemigas de las burocracias centralizadas y los estados totalitarios. A medida que la información, el progreso tecnológico y los negocios se muevan más aprisa, habrá cada vez más dificultades para el estado para seguir su paso.
Sin duda, el ciberespacio e Internet permitirán una economía más abierta y participativa, impulsando y aumentando la importancia del mercado libre. Las naciones basadas en el control político y la economía centralizada se verán socavadas por el mercado libre y el microchip. Al dar a la gente acceso a la información, Internet da poder a la gente y se lo quita al gobierno.
El ciberespacio permite oportunidades ilimitadas y da poder al individuo. Internet está haciendo más eficientes las formas existentes de comercio y está potenciando la aparición de comunidades supranacionales autoorganizadas. Estas nuevas comunidades virtuales están ligadas por intereses comunes en lugar de por fronteras físicas. Internet ofrece un “espacio” inconmensurable, permite a la gente elegir sus propias comunidades, trasciende las fronteras nacionales y culturales, potencia la libertad personal al facilitar la divulgación de información e ideas y provee acceso a un mundo completamente nuevo de bienes y servicios.
Internet es un medio que puede transmitir las ideas de una persona al resto del mundo sin revelar su ubicación física. La gente puede erigir muros criptográficos en su esfuerzo por crear nuevos experimentos sociales. La privacidad en el ciberespacio, derivada de la ciencia de la criptografía en el sector privado, acabará requiriendo demasiado esfuerzo y coste por parte del gobierno como para romperla. Dispositivos de cifrado ampliamente disponibles y de bajo coste harán difícil, si no imposible, seguir a trabajadores individuales del conocimiento que ofrezcan comerciar en Internet. Las herramientas de red, como los remailers, harán cada vez más difícil la identificación y ubicación no deseadas.
La gente será capaz de crear e intercambiar riqueza sin ser observada por un poder soberano. El progreso tecnológico alterará la producción de riqueza de formas fundamentales y reducirá la amenaza que suponen los gobiernos para la libertad y prosperidad de la gente.
Los productos de las mentes de los hombres pueden comunicarse a través de Internet, que ofrece el poder de acceder y distribuir información e ideas. La gente será capaz de realizar buena parte de su trabajo productivo y utilizarlo para participar en un comercio no restringido dentro de un sistema económico esencialmente inmune a la supervisión del gobierno. Por supuesto, los bienes con los que más se comercia en el ciberespacio son las habilidades y conocimientos de los individuos.
Aunque siempre habrá productos con atributos físicos como acero u automóviles, la mayoría de la nueva riqueza en la economía se creará en los sectores de la información. Mucha de la riqueza producida en esta economía paralela puede no existir nunca en el mundo físico y puede no tener que ser intercambiada por moneda pública para ser útil en transacciones comerciales. La riqueza puede transferirse electrónicamente en la sustancia de los productos y servicios vendidos a través de Internet y en la forma de instrumentos monetarios recién creados.
La tecnología es enemiga de burócratas y dictadores. Al liberar a la gente del control centralizado, la tecnología les da poder sobre sus propias vidas. Los gobiernos totalitarios no pueden seguir el ritmo de las recompensas de la libertad en una sociedad abierta. Los mercados libres siempre derrotan a la política industrial.
Necesitamos demostrar al mundo que una sociedad libre es buena para la gente. Para hacerlo, necesitamos adoptar políticas para un comercio más libre y mayor inversión internacional. Necesitamos eliminar restricciones al comercio y flujos de capital y potenciar el libre flujo de información alrededor del mundo. La globalización puede ser un proceso liberador para los seres humanos en todas partes.
Por supuesto, aún hay mucho que hacer en Estados Unidos, que está actualmente bajo la influencia de un gobierno intervencionista y regulatorio. Es el momento de restablecer la filosofía de la libertad como fundamento del sistema económico estadounidense. La gente se opone cada vez menos a los negocios. Hay ahora menos confianza en los programas públicos de bienestar.
Cada vez más, la gente habla de recortes en impuestos y presupuestos, de privatización de algunas funciones del gobierno y de reducciones en el gasto con respecto a la Seguridad Social, Medicare y otros programas públicos. Es hora de dar pasos hacia el establecimiento de una sociedad de laissez faire.
Publicado el 11 de mayo de 2011. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.