De acuerdo con la gran teoría del idiota de Internet:
Persona normal + Anonimato + Audiencia = Idiota total
La teoría real y la conclusión utilizan un lenguaje mucho más obsceno, pero el mensaje permanece intacto: el anonimato cultiva el mal comportamiento.
Discrepo. O más bien, creo que los beneficios del anonimato en línea superan con mucho sus desventajas periféricas. Esta discrepancia podría generar un interesante debate si no fuera por el hecho de cualquier cosa que nuestra sociedad identifique como “malo” se convierte inmediatamente en el objetivo de cruzados que gritan “¡tendría que haber una ley!”
El mal comportamiento atribuido al anonimato es de amplio espectro y ve de la rudeza común a la violación de niños por depredadores en línea. Así, quienes se oponen al anonimato en línea a menudo difuminan la línea entre comportamiento grosero y actos criminales con el fin de reforzar sus demandas de prohibición.
Motivos de los gobiernos
Los gobiernos, de Estados Unidos a la China comunista, están buscando quitar a los individuos el anonimato en línea. El último intento en Estados Unidos es la Ley de protección a niños contra los pornógrafos en Internet de 2011 (H.R. 1981), que se aprobó en julio por el Comité Judicial de la Cámara. La ley propuesta requiere a los proveedores de Internet que mantengan un registro de los datos y actividades en línea de sus clientes durante 18 meses y que tengan esos registros disponibles para las autoridades a su solicitud. La información incluiría nombres, números de teléfono, tarjetas de crédito y datos bancarios, así como las direcciones IP visitadas.
Se invoca la detención de la pornografía infantil como la razón de ser de la propuesta, pero ésta abre la puerta a un seguimiento más extensivo de Internet. El gurú tecnológico de tendencias libertarias Declan McCullagh explicaba:
Para hacerla difícil de oponerse políticamente, los defensores de los requisitos de retención de datos llamaron a la propuesta Ley de protección a niños contra los pornógrafos en Internet de 2011, aunque los registros obligatorios estarán accesibles para la policía que investigue cualquier delito y tal vez para abogados litigando en casos civiles en casos de divorcio, fraude al seguro y otros.
La representante Zoe Lofgren (D-CA) presentó sin éxito una moción para redenominar a la propuesta como la “Ley para mantener todos los datos digitales de los estadounidenses para su entrega al gobierno federal sin mandamiento judicial de 2011”.
Los beneficios para el gobierno de prohibir el anonimato en línea incluyen los siguientes:
- Pueden controlarse y gravarse mejor movimientos de activos e intercambios económicos.
- Puede comprobarse el cumplimiento de programas legales y sociales.
- Pueden impedirse o castigarse la organización en línea de manifestaciones, como las de la “primavera árabe”.
- Puede silenciarse a los disidentes mediante intimidación o convertirse en objetivos si hablan.
- Pueden ser sofocados ataques de hackers, como el ataque recientemente realizado por AntiSec en represalia contra varios departamentos de policía.
- Pueden evitarse divulgaciones de información de organizaciones de seguimiento del gobierno, como Wikileaks.
Internet da actualmente más poder a los individuos que al gobierno, pero esta ventaja para la libertad podría invertirse con la eliminación del anonimato.
Los motivos de las grandes empresas informáticas
Los gigantes de la red, como Google y Facebook también se oponen al anonimato en línea. La publicidad es su principal fuente de ingresos y los anunciantes pagarán mucho más dinero por nombres reales que estén relacionados con datos a utilizar en “investigaciones de mercado”. En resumen, las redes pierden dinero con nuestra privacidad. Además, eliminar el anonimato protegería a estas empresas frente a demandas o cualquier otra responsabilidad legal por el mal comportamiento de sus clientes, como amenazas, acoso o abuso de niños. Pero puede haber otros factores en juego. Estas empresas pueden estar parcialmente motivadas por un deseo de apropiarse de los beneficios de alinearse con el gobierno.
Así, los e-gigantes han declarado la guerra al anonimato. En junio, cuando Google lanzó su propia red social, Google+, ara desafiar a Facebook, requería que la gente se registrara bajo “el nombre por el que te llaman tus amigos, familia o compañeros de trabajo”. Los usuarios con pseudónimos encontraron bloqueadas sus cuentas, supuestamente para “servir” a la comunidad electrónica impidiendo actos malvados como “falsos perfiles”.
Entretanto, como informaba el sitio tecnológico ZDNet: “La directora de marketing de Facebook, Randi Zuckerberg, que también resulta ser la hermana del cofundador y CEO de Facebook, Mark Zuckerberg, quiere acabar con el anonimato en línea. Cree que los usuarios de Internet actuarían mucho más responsablemente en línea si se vieran forzados a utilizar su nombre real todo el tiempo”. (Aunque Facebook pide ahora que se usen nombres reales, es una política difícil de verificar). El énfasis de Zuckerberg en identificar a los usuarios está influenciado indudablemente por la cooperación activa de Facebook con la Conferencia de Prevención del Acoso de la Casa Blanca realizada en marzo.
Está bien que las organizaciones privadas establezcan sus propias políticas y permitan a los clientes que decidan por sí mismos si quieren el servicio bajo esas condiciones. Si Google cree que su nueva aplicación es más valiosa para sus consumidores requiriendo nombres reales, es una decisión empresarial. Pero parece estar produciéndose algo más que una política de clientes en estas empresas. La cooperación activa con el gobierno es un mal agüero, como las dramáticas declaración sobre “usuarios de Internet”, no solo de Facebook.
Además, las políticas de clientes sobre autoidentificación parecen cambiar de repente. Por ejemplo, numerosos posts en ZDNet han comentado avisos recibidos de Google+ que les pedían que proporcionaran fotografías escaneadas de identificación o usar solo los nombres que aparecen en los formularios públicos. Un posteador observaba: “pedir una identificación parece contradecir la política publicada”.
Defendiendo el anonimato
Un artículo en info tropism titulado “Resultados preliminares de mi encuesta sobre cuentas suspendidas en Google+” ofrece una lista de razones por las que la gente elige usar pseudónimos en línea. Incluye:
Soy profesor de instituto, la privacidad es de la máxima importancia.
Soy gay (…) en un pueblo pequeño.
No quiero que mis opiniones ofendan (…) a gente religiosa que conozco o son parientes míos.
He sido acosada. Soy una sobreviviente de una violación.
Podría añadir fácilmente una docena más. Por ejemplo, a mucha gente le gusta quitarse el peso de su trajín diario convirtiéndose en avatares en sitios como Second Life. Otros temen robos de identidades.
Los anteriores motivos personales para el anonimato son poderosos y las razones políticas no lo son menos. El gobierno y las empresas relacionadas con éste afirman que la tecnología genera nuevos problemas que deben atenderse mediante nuevas leyes. Es una tontería.
Es la vieja batalla de la libertad individual contra el control social. Los principios políticos que rodean a la privacidad son los mismos que siempre, a pesar de los cambios en los medios de comunicación. Éste es uno de esos principios: controlar los medios de comunicación es controlar la propia expresión política.
Pensemos en la historia de Estados Unidos. En 1785, una resolución autorizó al secretario del Departamento de Asuntos Exteriores a abrir e inspeccionar cualquier correo que se relacionara con la seguridad e intereses de Estados Unidos. En esencia, el Congreso Continental quería declarar algunos asuntos como “no enviables por correo”. De entre las primeras cosas que se convirtieron en “no enviables por correo” estuvieron las cartas y periódicos anti-federalistas, que argumentaban en contra de la ratificación de la Constitución de EEUU mientra no tuviera una declaración de derechos. Así, durante los debates de ratificación, los anti-federalistas tuvieron grandes dificultades en hacer circular material mediante la oficina de correos controlada por los federalistas.
Hombres eminentes, como George Washington, se quejaron de la revisión del correo. James Madison, Thomas Jefferson y James Monroe empezaron a escribirse en clave, es decir, cifraban sus cartas para preservar la privación de su discurso político. La privacidad fue un factor clave para permitirles escribirse libremente entre sí.
El anonimato puede verse como una forma de cifrado de identidad que protege contra la intrusión del gobierno. Nunca ha sido más evidente que en los recientes levantamientos en todo Oriente Medio que han sido llamados la Primavera Árabe. Las comunicaciones de Internet desempeñaron un papel central en organizar protestas y permitir a los manifestantes mantener el contacto. Un editorial en el periódico turco Hurriyet Daily News declaraba:
La Primavera Árabe (…) nos ha ofrecido una nueva perspectiva: para la gente que vive bajo regimenes autoritarios (…) Internet es la meca de las libertades. Como han demostrado los acontecimientos en Egipto y otros lugares (…) Internet ofrece el medio a través del cual las libertades políticas están accesibles para todos por primera vez en la historia humana. Por esta razón, es hora de considerar a Internet como la primera libertad del siglo XXI, la puerta a todas las demás libertades.
Con un tono más sombrío, el editorial continuaba:
Los gobiernos están encontrando formas innovadoras de monitorizar, censurar, ralentizar o, cuando se sienten en definitiva amenazados, cerrar completamente Internet. El Egipto de Hosni Mbarak ofreció el ejemplo más ilustre de esto último cuando, a la desesperada, cortó el enlace de Egipto con la Internet global casi completamente. Los informes de que el régimen de Bashar el-Assad en Siria ha movilizado un “ejército electrónico” para realizar ataques ofensivos contra la creciente oposición representan la última repetición del esfuerzo del gobierno por añadir la supresión del acceso a Internet a sus panoplia de herramientas de represión.
Uno de los primeros actos de los corruptos regímenes árabes bajo ataque fue aherrojar los medios de comunicación y castigar a aquellos disidentes que pudieran identificar. No es una coincidencia. Para Siria, la China Roja y el actual Congreso de EEUU, la capacidad de identificar es capacidad de controlar.
Conclusión
La tecnología siempre será utilizada para fines criminales por alguien. Pero echar la culpa al anonimato por males como la pornografía infantil es equivalente a echar la culpa del hecho de que haya quien firme cheques sin fondos a la privacidad bancaria. Cuando se produce un delito, debería investigarse después del hecho centrándose en los individuos acusados o sospechosos: la investigación no debería producirse a priori o dirigirse a controlar a la gente en general.
El comportamiento que es malo pero no criminal, como la rudeza en Internet debería ignorarse o manejarse de una forma extralegal. Vivimos en un mundo ocasionalmente rudo y eso no es un asunto criminal ni estatal.
El derecho a ocultar tu identidad, como el derecho a permanecer en silencio, no es una señal de un matón o un abusador de menores. Es la señal de un ser humano libre.
Publicado el 11 de agosto de 2011. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.