Mal consejo para los griegos

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Este verano, Roger Bootle ganó las 250.000£ del premio Lord Wolfson por el mejor consejo para un país que abandone la Unión Monetaria Europea (uno puede suponer que este consejo se dirige a Grecia). Difícilmente puede concebirse una política más estatista y antiliberal que esta, lo que es un comentario triste sobre la mentalidad de los jueces elegidos por Lord Wolfson. Su consejo contrasta enormemente con el del Dr. Philipp Bagus, cuyo consejo político liberal, transparente y orientado al libre mercado fue rechazado en favor de la reclamación de secreto y coacción estatal de Mr. Bootle.

El consejo estatista de Mr. Bootle deriva de su incomprensión de la economía básica en la que ve síntomas como causas. No ofrece explicación para la insostenible carga de la deuda griega, su estructura de alto coste y su alto desempleo más allá de la explicación keynesiana de una demanda agregada inadecuada. Una vez se traga esta opinión falsa, la receta se da automáticamente, a saber, devaluar la divisa para restaurar la competitividad frente a los mercados extranjeros, lo que aumentará la demanda agregada y reducirá el desempleo. Ah, y los griegos pueden tener que impagar su deuda externa, pero la historia demuestra que eso no es problema. ¿De verdad?

A pesar de su larga y repetitiva propuesta premiada, las recomendaciones de Mr. Bootle pueden resumirse en esta frase: En completo secreto y sin explicación previa, redenominar todas las cuentas bancarias griegas denominadas en euros a cuentas denominadas en dracmas y devaluar el dracma.

¡Eso es! No hay necesidad de recortar el gasto público. Muy al contrario, porque el gasto público suma en el concepto keynesiano de la demanda agregada y no puede permitirse que caiga la demanda agregada. La parte secreta es esencial para el plan de Mr. Bootle. Si el pueblo griego se oliera lo que iba a ocurrir, tomaría medidas para proteger su propiedad, como transferir sus balances bancarios denominados en euros a bancos en Alemania. Mr. Bootle se refiere a esa evolución como una crisis, pero ¿una crisis para quién? Tomar medidas para proteger tu propiedad no sería una crisis para el ciudadano griego común. Sería ejercer su propio interés de una manera racional. ¡El llamado plan de Mr. Bootle no es más que robar a los ciudadanos griegos con nocturnidad!

Dad a los griegos una divisa mejor

El objetivo de la reforma monetaria (y no os equivoquéis en mis intenciones: sí se necesita una reforma monetaria) debería ser remplazar una mala divisa por una mejor. Pero Mr. Bootle y sus colegas keynesianos ven el mundo boca abajo. En su mundo de demanda agregada, una moneda débil es siempre preferible a una fuerte, porque una moneda débil supuestamente hace a una nación más competitiva en los mercados internacionales. Pero esto es pura propaganda. Una divisa débil no solo hace necesariamente más caras las exportaciones, reduciendo la prosperidad, sino que es también directamente una subvención a los compradores extranjeros en los bienes de la nación. Como he argumentado en “¿Valor en la devaluación?” y ha argumentado James Miller en “Mark Carney’s Zero-Sum Game“, la devaluación de la divisa es simplemente una transferencia de riqueza de todos los ciudadanos de una nación a industrias favorecidas políticamente, normalmente empresas exportadoras. No es distinto que dar una subvención a cualquier productor doméstico. La subvención la pagan todos los ciudadanos del país subsidiador, no los extranjeros que compran el bien subsidiado. Consiguen una ganga.

Además, la devaluación no hace más competitiva a una nación. No hace nada por estimular el aumento en el ahorro nacional o la inversión externa de capital, que lleva a la aplicación aumentada de capital por cabeza, las únicas fuentes de una mayor productividad laboral y de aumento de los salarios  reales. La devaluación no revela el efecto oneroso de la destrucción de riqueza de la regulación económica, no revela los costes reales del estado de bienestar, que se basa en altos impuestos para financiar el consumo presente a costa de la prosperidad futura. Lo que el estado gasta no puede ahorrarse e invertirse, sin que importe lo barata que esté la divisa.

Y, al contrario de lo que dice Mr. Bootle de que “mejorar la competitividad no es compatible con el objetivo de reducir la carga de la deuda”, Grecia no será capaz de reducir su deuda hasta que se convierta en más competitiva. Puede que sea imposible para Grecia pagar todas sus deudas, pero esto simplemente revela la oscura realidad de la política actual: no hace nada por cambiar esa realidad. ¡El aumento en la carga de la deuda debe terminar! ¡Debe terminar ahora mismo!

Mr. Bootle olvida completamente la causa de la crisis del euro cuando no consigue advertir que los préstamos denominados en euros del BCE a bancos nacionales cautivos, con deuda soberana sin valor como colateral, son la forma en que la Unión Monetaria Europea subvenciona políticas económicas fracasadas. Mientras el gobierno griego pueda conseguir del BCE préstamos ilimitados en euros, no hay ninguna razón real para reforma la economía de la nación y no se acabará con la crisis de la deuda.

Así que Mr. Bootle propone una divisa aún peor, un dracma devaluado, como reemplazo para una mala, el euro. Y si el pueblo griego se resiste al robo directo mediante la devaluación, entonces el gobierno debe retener su riqueza internamente, donde pueda saquearse posteriormente, utilizando controles de capitales para detener las transferencia en euros a bancos extranjeros más seguros. El hecho de que el libre movimiento de capitales fuera uno de los pilares del proyecto europeo aparentemente debe sacrificarse en beneficio del estado. De hecho, Mr. Bootle admite que los controles de capitales son ilegales baja el actual derecho de la UE, pero los recomienda de todas maneras. Todos los tiranos aman las crisis, porque pueden utilizarse como excusa para incumplir la ley.

Alternativas verdaderamente liberales

El Dr. Philipp Bagus, de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, ofreció una alternativa verdaderamente liberal. Propuso un largo periodo de discusión pública acerca de alternativas para abandonar el euro, que permitirían dar tiempo suficiente a los griegos para poner su propiedad fuera del avaricioso alcance de su propio gobierno, si decidieran hacerlo. La crisis de la divisa podría resolverse de esta manera al cerrarse lo bancos griegos y el gobierno griego cerrar su sistema de bienestar y regulatorio por falta de fondos. El gobierno griego podría derogar las leyes de curso legal, que actualmente obligan a los ciudadanos griegos a realizar negocios solo en una divisa (siempre la emitida por el propio estado). Al mismo tiempo, podría reinstaurar el dracma como moneda fuerte respaldada por oro. Así la moneda buena desplazaría a la mala, ya que la gente elegiría libremente qué moneda usar. Elegirían la que fuera más comercializable. Un elemento de esa comerciabilidad sería que retendría su poder adquisitivo.

Por supuesto, Mr. Bootle desea lo contrario, es decir, una divisa en constante depreciación que robe a los tenedores de dinero su poder adquisitivo. Naturalmente, los griegos se resistirían a ello, así que el gobierno griego debe establecer controles de capital. Pero la esencia del autogobierno y la democracia y el gran triunfo de la Europa de la posguerra fue la liberación del individuo, primero de la tiranía fascista y luego de la tiranía comunista, cuyos medio primario de implantación fue el control de la economía.

El futuro de Europa derivará de la crisis de deuda del euro. Mr. Bootle desea una vuelta a los controles estatales de la moneda como medio para estimular el decadente estado del bienestar. El Dr. Bagus desea un paso atrás en este desgraciado desvío, que toma forma concreta en la formulación del euro. En lugar de agravar los errores del euro con aún más intervención del estado, la alternativa es ligar las divisas al oro. Esto obligaría a las naciones individuales a dedicarse a procesos verdaderamente democráticos para determinar el ámbito de la acción del estado. Acabará con la sigilosa transferencia de riqueza mediante la expansión monetaria del euro. En ese sentido, obligará a cada nación a vivir dentro de sus propios medio. ¿Qué tiene eso de malo?

Publicado el 15 de octubre de 2012. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.

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