El capitalismo como batalla rapera épica

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¿Quién ganaría en una batalla rapera, Adolf Hitler o Darth Vader? Tal vez no os atormente exactamente esta pregunta, pero en el feroz mercado emergente del espectáculo en Internet, escritores, actores y productores innovan incansablemente para conseguir vuestra atención.

Uno de los éxitos más extraños aparecido en este crisol es Epic Rap Battles of History, una serie musical-comedia de YouTube que tiene ahora más de 1,8 millones de suscriptores. Es un bloque de seguidores fieles por el que mataría la mayoría de las emisoras de TV.

Antes de llegar al éxito, los creadores de la serie, Lloyd Ahlquist y Peter Shukoff, trabajaron en comedia en directo, haciendo espectáculos en club pequeños en donde podían. En 2010, Shukoff empezó con los vídeos en línea, pero poca gente llegó a advertir los insípidos chistes y canciones en YouTube.

Finalmente, después de una decepcionante temporada teatral en 2010, los cómicos dieron en 2010 con una idea que gustó realmente a los consumidores: Epic Rap Battles of History.

Shukoff y Ahlquist hicieron varios vídeos de batallas raperas de 2 minutos y los espectadores acudieron de repente a ellos por millones. A ellos les siguieron los anunciantes. Tan pronto como pudieron, aparecieron los inversores para apoyar y mejorar el producto con bienes de capital (como estudios de pantalla verde y armarios llenos de pelucas).

Hoy, Shukoff y Ahlquist son los talentos estrellas en un nueva empresa de espectáculo en auge, han creado con éxito 25 batallas raperas épicas de la historia y están ganando mucho dinero haciendo lo que les gusta. Es el poder del mercado.

El gran éxito

El vídeo que les hizo famosos (lleva ahora 65 millones de visionados) empieza con Ahlquist de pie, rígido, con un abrigo marrón y bigote, gritando:

¡Soy Adolf Hitler!

Jefe del Tercer Reich

Hecho poco sabido:

¡También soy adicto al micrófono!

Todo el mundo odia a Hitler. Y a todo el mundo le gusta una buena parodia de Hitler. Así que hacerle declarar que es un maestro rapero (“adicto al micrófono”) es bastante divertido durante los primeros 20 segundos.

Pero esto es una “batalla” rapera épica. Hitler necesita un oponente. ¿Quién puede ser lo suficientemente malo como para serlo? Es verdad que están el Presidente Mao, Pol Pot y Josif Stalin, pero para la inmensa mayoría de los espectadores ignorantes de la historia de hoy, estos criminales asesinos en masa simplemente no son personajes conocidos.

Por mucho que lo merezca, una parodia de Josif Stalin no puede conseguir millones de impactos en YouTube. De hecho, de los cinco primeros vídeos de YouTube para la búsqueda “Stalin Parody”, cuatro son en realidad parodias de Hitler con Stalin como estrella invitada.

Eso deja solo una figura en todas las historias de la cultura occidental moderna eminente y poderosa y lo bastante absolutamente malvada como para igualar a Hitler.

Por supuesto, es Darth Vader.

Este aparece con su traje robótico negro brillante delante de un fondo rotatorio de La guerra de las galaxias:

No puedes rimar contra el lado oscuro de la Fuerza.

¿Por qué siquiera preocuparte?

Con tantos tipos con tu madre,

¿Quién siquiera sabe que soy tu padre?

Una loa a la cultura pop

Esta dura batalla contra la realidad entre el mal y el mal es un empleo brillante de nuestro momento cultural.

El la moderna cultura occidental, diezmada como está por más de un siglo de educación pública coactiva, Hitler y Lincoln y Napoleón tienen aproximadamente la misma presencia en la mayoría de las mentes humanas que Darth Vader y Chuck Norris y Hulk Hogan.

De hecho, si miramos cada una de las 25 batallas raperas épicas entre diversas figuras, tanto históricas como de ficción, veremos que las letras sobre políticos y señores de la guerra (Barack Obama, Genghis Khan) son normalmente mucho menos detalladas que los complejos chistes internos acerca de los iconos de la cultura popular (Steve Jobs, el capitán Kirk).

La mayoría de la gente ignora la historia debido a su flojo tratamiento en las escuelas. Por el contrario, ha dirigido su atención a los detalles de la invención y el espectáculo en el mercado libre.

Soberanía del consumidor de alto octanaje

La gente quiere batallas raperas épicas, así que ha aparecido infraestructura para apoyarlas. Las primeras batallas, del otoño de 2010, tienen decididamente una floja producción. El traje de Vader le queda grande. En un video posterior, la barba de Chuck Norris parece cortada de una vieja peluca acartonada. Y muchas de las primeras letras van del genio satírico a la crudeza irrelevante.

Pero, para el quinto vídeo, Ahlquist and Shukoff consiguieron un nuevo socio, Maker Studios. Maker, empezando con un presupuesto de 100.000$ concedido por YouTube a principios de 2011, es ahora la mayor productora de YouTube. Gestionan un plantel de artistas con un total de más de 90 millones de suscriptores. (Y acaban de firmar a ese inescrutable magnate del rap mayoritario, Snoop Dogg).

Maker lo tiene todo: productores, guionistas, editores de vídeo, maquilladores y tramoyistas. ¿Pero de dónde viene esta gente? ¿Cómo sabían que debían dedicar su tiempo a mejor las letras de una batalla rapera entre, por ejemplo Sarah Palin y Lady Gaga?

Es fácil. Les llamó la señal del beneficio.

Los anunciantes ven que esta gente de YouTube puede conseguir un tráfico constante y fiel y por tanto acuden ante la posibilidad de pagar a Maker Studios por estas nuevas y extravagantes formas de arte.

Al contrario que muchas empresas de comunicación más antiguas, que han luchado por adaptarse a Internet, Maker está dirigida por gente que entiende por dentro y por fuera la cultura de YouTube. Sus fundadores incluyen a algunas de las primers estrellas de Internet: Lisa Donovan y Shay Butler.

El éxito de Maker se basa en su íntima comprensión del medio. Saben que lo que crea fidelidad del espectador en los nuevos medios de comunicación es el compromiso. Los espectadores no quieren mirar pasivamente: quieren tomar parte en un proyecto de comunidad.

Todas las Epic Rap Battles acaban con Shukoff gritando: “¿Quién ganó? ¿Quién es el siguiente? ¡Tú decides!” Los espectadores dejan sus sugerencias en los comentarios y Shukoff y Ahlquist prometen que crearán todas las nuevas batallas a partir de esas sugerencias. La sensación de conexión con lo artistas (esa sensación de implicación en una conversación compartida) mantiene a sus seguidores volviendo una y otra vez.

Si algún seguidor hace una sugerencia se siente emocionalmente implicado en el proyecto: es más probable que comparta el vídeo en Facebook, Twitter, su propio blog, etc., aunque solo sea para que la gente vea y apoye su propia sugerencia.

Las viejas empresas de Hollywood, todas dodos monopolistas, se están quedando atrás en YouTube porque están basadas en una comunicación de una sola dirección con los espectadores: Hollywood lo hace. Tú lo vez. Y si haces una parodia en vídeo, Hollywood se reserva el derecho a demandarte.[1]

Pero el capitalismo recompensa a los primeros, a empresarios como la gente de Maker. El capitalismo da fuerza a quienes toman riesgos, a quienes ven nuevas oportunidades en las condiciones sociales y tecnológicas y a quienes encuentran maneras de agradar a los consumidores más rápida y completamente.

Los jovencísimos advenedizos amenazan cada día con derrocar a los viejos gigantes calcificados. ¿Quién gana? ¿Quién será el siguiente? Los consumidores deciden.

Trabajando con lo que tenemos

El caótico ensamblaje de hechos ficticios en cada batalla rapera épica puede parecer deplorablemente vacuo. Pero como deja perfectamente claro Mises en La mentalidad anticapitalista, no es culpa del libre mercado que a millones de personas les gusten irreverentes batalla raperas entre caricaturas de estrellas del pop. Todo lo que hace el mercado es satisfacer esos gustos.

Si el Éxodo y La Ilíada siguieran siendo partes centrales de nuestra cultura, los empresarios del espectáculo como Shukoff y Ahlquist escribirían letras para una batalla entre Moisés y Aquiles.

Los cierto es que el monstruo insaciable de la escuela pública ha desplazado (o abatido) a los contadores de historias antiguas en casi todas las sociedades del planeta. Generaciones enteras han perdido sus fundamentos narrativos.

Pero la cultura aborrece el vacío. Si eliminamos nuestros relatos de las escuelas, crearemos otros nuevos en el mercado. Si nos bloquean con leyes de propiedad intelectual de una forma, encontraremos otra.

Los austriacos y libertarios haríamos bien en tomar como modelo a alegres innovadores de la cultura popular como Shukoff y Ahlquist. De hecho, la mayor sensación austriaca en Internet de todos los tiempos es una batalla rapera: una entre Keynes y Hayek.

Para seguir popularizando cada vez más nuestras ideas, necesitamos seguir innovando en los medios. Necesitamos lo que esos magnates de YouTube llaman compromiso.

Así que dinos en los comentarios: ¿Quiénes son los libertarios más atractivos en los nuevos medios de comunicación? ¿Quiénes son los jóvenes músicos y cómicos que cambian el modo en que nos comunicamos acerca de la libertad? ¿A quién deberíamos suscribirnos ahora mismo en YouTube?

¿Quién es importante? ¿De quién deberíamos escribir a continuación? ¡Tú decides!

[1] YouTube proporciona soporte legal sobre derecho de autor a Maker Studios.

Publicado el 23 de noviembre de 2012. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.