Por qué soy un gran optimista

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He estado trabajando en el Instituto Ludwig von Mises como residente sénior durante los últimos diez años. Respondo a preguntas económicas de alumnos, miembros del Instituto Mises y medios de comunicación. También trabajo en los programas de educación e investigación del Instituto y hago investigación yo mismo. Es probablemente el mejor trabajo del mundo.

Tenemos programas de formación que se dirigen a estudiantes de bachillerato, estudiantes en casa, estudiantes universitarios, estudiantes de posgrado, formadores y profesores, así como al público en general. Estos programas son eficaces porque están bien diseñados, se ha probado su duración y el personal es increíblemente eficaz y frugal en términos de ejecución.

Mi trabajo es dar clases y a veces actuar como maestro de ceremonias, así que todos y cada de estos acontecimientos me hacen realmente comerme las uñas. Todos son tan importantes. Sin embargo, siempre parecen resultar fantásticamente. La clave es que tenemos a los mejores oradores hablando de los asuntos más importantes del momento a la gente, principalmente estudiantes, que ven que aprender economía austriaca es vital para ellos.

No fue siempre así. Cuando llegué a la Universidad de Auburn para ir a la escuela de grado en 1982, se me dijo que había probablemente solo ocho o diez estudiantes de grado interesados por la economía austriaca en todo el mundo. Uno de mis profesores incluso me dijo que ya no había una Escuela Austriaca, solo había un par de austriacos enseñando en universidades que ofrecían un doctorado y que la Escuela Austriaca era solo un hecho de la historia, sin futuro.

Las cosas fueron bastante lamentables el primer año. Tuve pensamientos de abandonar y buscar un empleo. Entonces, hacia el final de mi segundo semestre, el profesor Roger Garrison me llamó a su despacho. Me dijo que Lew Rockwell iba a trasladar el Instituto Ludwig von Mises a la Universidad de Auburn. Dijo que Lew iba a publicar boletines, revistas y libros y que iba a invitar a todos los economistas austriacos principales a venir a dar clase a Auburn.

Nunca había oído hablar de Lew Rockwell o el Instituto Mises antes de ese momento, pero me di cuenta de inmediato de que las cosas mejorarían. Luego el profesor Garrison me dijo que probablemente recibiría una beca del Instituto Mises para mis estudios en la Universidad de Auburn. Dada la reputación de Garrison de tomar el pelo a la gente, naturalmente empecé a sospechar, pero me aseguró que todo era verdad.

Después de salir de su despacho estaba algo estupefacto, pero pronto me di cuenta de que podía estar más cerca que nunca de un acontecimiento que podría cambiar al historia. Entonces aprender cualquier cosa acerca de economía austriaca era increíblemente difícil, pero estaba convencido de que era la solución a nuestros problemas. Al haber crecido en la década de 1970, la lista de problemas era larga.

Nixon nos había sacado del patrón oro e impuesto controles de salarios y precios. Nuestra economía estaba experimentando un alto desempleo y una alta inflación. Había colas para comprar gasolina. El país estaba en decadencia y se nos decía que las Unión Soviética era el futuro. Mis dos últimos años en la universidad podrían describirse como una depresión económica.

Con toda esta mala experiencia y con el país en su punto más bajo, repentinamente me encontraba convertido mágicamente en un optimista furibundo por Lew Rockwell. Siempre me he alineado con los perdedores y esta era la situación más perdedora desde David y Goliat. Lew, Mardi y Pat estaban ubicados en pequeñas oficinas sin nada que les ayudara salvo una máquina de escribir eléctrica y dos estudiantes universitarios para llenar sobres. No parecía que todo el estado keynesiano-socialista tuviera mucho de lo que preocuparse.

De hecho, no ha sido sino una batalla en una colina empinada. La distancia a recorrer aun parece enorme. Ha habido tiempos difíciles y el estado es más grande que nunca. Sin embargo, mi optimismo nunca ha decaído y en realidad solo ha aumentado. La economía austriaca es un mensaje del que ahora tiene que ocuparse el establishment.

Seguimos siendo la escuela de economía más pequeña, pero somos la que está creciendo más rápido. Somos una de las escuelas de economía más antiguas, pero la edad media de los economistas austriacos continúa disminuyendo. Seguimos trabajando al margen de la profesión, pero nuestro trabajo está teniendo un impacto cada vez más grande en el mundo real. Mucho de este éxito es el resultado de que Lew Rockwell creara una fundación institucional para que prosperara la economía austriaca.

Los profesores individuales pueden hacer un buen trabajo, pero reunir grandes conferencias formativas está fuera de su alcance. Lew ha hecho también posible publicar o reimprimir libro que eran demasiado radicales para otros publicadores. En general, el Instituto Mises es la red central a través de la cual la Escuela Austriaca crece en tamaño e impacto. Más de otras 20 instituciones similares al Instituto Mises se han establecido en diversos países, la mayoría siguiendo e inspirándose en el modelo de Lew.

Como economista, mucha gente me pregunta dónde debería invertir su dinero. Mi respuesta es que si te preocupa el futuro, si te preocupa la sociedad libre, entonces el mejor lugar para tu dinero es el Instituto Ludwig von Mises. Tenemos 30 años de crecimiento y aumento en impacto gracias a Lew, las ideas de Mises y Rothbard y vosotros, los miembros del Instituto Mises.

Francamente, hay pocas personas que pudieran haber anticipado este éxito. Recuerdo hablar con compañeros de estudios de la universidad en la década de 1980 en la conferencia de la Universidad Mises. Alguno se preguntaba en voz alta: “¿Cuántos años más crees que se mantendrá la Universidad Mises antes de que todos los que quieran hayan acudido a alguna?” Bueno, no parece que vayamos a parar pronto. El pasado verano estuvimos llenos, con cuatro veces más gente asistiendo en vivo en Internet.

Habiendo visto en persona programas como la Universidad Mises y el Programa de Verano, puedo deciros que cambian las vidas de la gente. Por supuesto, estos programas proporcionan conocimientos, es más importante que los asistentes consigan una mejor comprensión de la realidad, que solo puede proporcionar la economía austriaca. Además, con el estado embrollando todo lo que toca, creando caos en todas partes, los asistentes salen de nuestros programas con un renovado optimismo y un nuevo deseo de aprender tanto como puedan.

Como donante, el Instituto Ludwig von Mises ha sido siempre donde más he aportado. Sé que es fácil sentirse desamparado contra los males en expansión del estado, pero puedo deciros que saber que mi dinero va a programas del Instituto Mises siempre me ha producido una gran satisfacción. Compartimos la ideas correctas y la historia del hombre ha demostrado que el poder de la ideas es lo que realmente importa.

Ayudadnos a derribar a Goliat. Sed David.


Publicado el 29 de noviembre de 2012. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.