¿Un milagro de moneda libre?

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Si es un milagro, cualquier tipo de evidencia valdrá como respuesta, pero si es un hecho hacen falta pruebas.
– Mark Twain

En realidad, los milagros no rompen las leyes de la naturaleza
– C.S. Lewis.

Antecedentes

El “milagro de Wörgl” se refiere a la historia de sobrestadía de divisa y el impacto que tuvo en la economía de Wörgl, un pequeño pueblo de Austria. Para que un billete de esa divisa retenga su valor, el tenedor debe hacer un pago periódico (un impuesto) para un sello u otra marca. Wörgl se cita habitualmente por defensores de la sobrestadía como una implantación con éxito de una divisa así, pensada para estimular la velocidad debido al incentivo de gastarla para evitar el impuesto periódico.

El experimento en Wörgl fue implantado por el alcalde del pueblo, Michael Unterguggenberger en medio de la Gran Depresión. Wörgl, como muchos pueblos en todo el mundo en ese momento, estaba sufriendo un alto desempleo y una baja actividad económica. El experimento empezó el 31 de julio de 1932 con la emisión de “billetes certificados de compensación”, una forma de divisa conocida comúnmente como pagaré sellado o Freigeld. Generó un auge en los proyectos públicos y un correspondiente aumento en el empleo y la actividad económica no solo en el sector público, sino en todo el pueblo.

A pesar de su éxito aparente y de atraer la atención de celebridades como el premier francés Edouard Daladier y el economista Irving Fisher, el “experimento” fue finalizado por el Banco Nacional de Austria el 1 de septiembre de 1933.[1]

La teoría

La teoría tras el experimento de Wörgl viene de Silvio Gesell (1862–1930), en concreto su idea de Freigeld (en alemán, moneda libre), representando una parte de su idea general de Freiwirtschaft (economía libre). Como veréis después, Gesell no quiere decir “libre” como en el libre mercado tanto como “libre” como al aire.

De Wikipedia:[2]

Freiwirtschaft (en alemán, economía libre) consiste en tres aspectos centrales, normalmente resumidos como Las Tres F:

Freigeld (moneda libre)

Todo el dinero se emite por un periodo limitado con un  valor constante (ni inflación, ni deflación).

El ahorro a largo plazo requiere invertir en bonos o acciones.

Freiland (tierra libre)

Toda la tierra es propiedad de instituciones públicas y solo puede arrendarse, no comprarse (ver también Henry George).

Freihandel (comercio libre)

Los resultados y beneficios (propuestos) incluyen:

  • Más gasto privado en consumo e inversión
  • Los consumidores invierten sus excedentes de dinero en empresas en expansión
  • Pleno empleo: Trabajo para todos los que puedan trabajar
  • La tasa de crecimiento económico puede ser establecida por la sociedad
  • Los tipos de interés caen a casi cero por ciento a largo plazo.
  • El Freiland impide altos precios en los inmuebles
  • Cesarán las tremendas disparidades sociales
  • Menos horas de trabajo semanales para todos a largo plazo

Así que, bajo la teoría de Gesell, la escasez, si no se eliminara, al menos no causaría ya molestias al hombre. Baste con decir que es una teoría que parece ir contra las leyes de la naturaleza, la praxeología (la ciencia de la acción humana) y la teoría económica.

Bernard Lietaer es uno de los principales defensores actuales de estas teorís, en concreto respecto de la emisión de moneda libre y sobrestadía (pagaré sellado). Lietaer ve esa divisa de “pagaré sellado” funcionado junto con una divisa convertible a una cesta de productos. De su trabajo “Una estrategia para una divisa convertible”:[3]

El pagaré sellado es un medio de intercambio caracterizado por una pequeña “tasa de usuario” o carga de “interés negativo” mensual. Esta tasa de usuario da un incentivo al posesor para no atesorar su divisa. Sus efectos económicos prácticos y demostrados incluyen un fuerte impacto positivo en la creación de empleo y en control de la inflación. También proporciona apoyo estructural para un crecimiento económico ecológicamente sólido. Aunque el concepto de “tipos negativos de interés” puede parecer inusual a primera vista, tiene un sólido respaldo teórico tras él. Aun más importante, se ha probado y usado con notable éxito en una variedad de culturas y lugares históricos, incluyendo algunos tan recientes como la década de 1930 en Europa occidental.

El concepto del pagaré sellado promueve activamente la estabilidad económica interna y el crecimiento del empleo, mientras que el concepto de cesta de productos asegura la convertibilidad inmediata a la divisa nacional y la estabilidad internacional de su valor adquisitivo. Estos nos conceptos se aúnan igualando el tipo negativo de interés del pagaré sellado con los costes de almacenar, garantizar y enviar a sus respectivos mercados internacionales los productos subyacentes de la cesta.

El entorno económico de Wörgl

“La historia de Wörgl”, basada en el libro The Experiment in Wörgl, de Fritz Shwarz,[4] describe la economía en sufrimiento de Wörgl durante la depresión de inicios de la década de 1930:

Wörgl tenía entonces una población de 4.216 habitantes. Siendo un cruce de ferrocarriles, el tren empleaba a 310 personas en 1930, pero en 1933 la cifra se había desplomado hasta 190 (…) Ya en 1929, las instalaciones de servicio para locomotoras de vapor se habían quedado obsoletas tras la transición a los motores eléctricos. La planta de cemento cercana de Kitzbühel empleaba de 45 a 60 trabajadores en 1930, pero en 1933 esa cifra se había encogido hasta 2.

La cervecera Zipf despidió a 10-14 trabajadores de los previos 33-37. Una fábrica de celulosa, que en 1930 todavía empleaba de 360 a 410 trabajadores, tenía en 1933 solo 4 hombres guardando las máquinas ociosas. Los granjeros, que eran en torno a un tercio de la población trabajadora, apenas podían vender sus productos a precios rebajados y el resto de los dos tercios de la fuerza laboral, empleados en la industria y los servicios, además de gente con pequeños negocios, sufrían considerablemente por estas sombrías circunstancias.

Las filas de los desempleados aumentaban diariamente. Tanto los desempleados como aquellos a quienes se les acababan las prestaciones del seguro social se dirigieron a su alcalde. En 1932 había unos 200 casos de expiración de prestaciones condenados a planes de caridad pública. En la primavera de 1932, el ayuntamiento de Wörgl tenía 350 desempleados. En su extrarradio inmediato había 1.500.

El alcalde de Wörgl, Michael Unterguggenberger, habiendo leído previamente un artículo de Silvio Gesell en un oscuro periódico llamado Der Physiokrat, adoptó la idea de una divisa sujeta a sobrestadía.[5] El alcalde concluyó que una divisa así resolvería lo que creía que eran los dos temas críticos que afrontaba su municipio: la caída de precios y la lenta circulación del dinero.[6]

El alcalde aplica la teoría

El alcalde fue persona a persona en el pueblo, explicando el concepto de sobrestadía y sus beneficios si se implantara una divisa así en Wörgl. Una vez creyó que había conseguido apoyo suficiente, convocó una reunión del Comité Social de Wörgl el 5 de julio de 1932.

Con la aprobación del comité, el experimento empezó con la primera emisión por valor de 1.000 chelines en billetes el 31 de julio de 1932. Se usaron por el pueblo para pagar salarios públicos.[7]

En total se imprimieron billetes por valor de 32.000 chelines. Se entregaron 12.000, pero solo circularon realmente 8.000. 4.000 chelines en billetes fueron atesorados (a pesar de la sobrestadía) como recuerdo, etc.[8] Una cifra más precisa de billetes que llegaron finalmente a circular es de 7.443 chelines,[9] aunque hay estimaciones en otras fuentes en el rango de 5.000-6.000.

Factores relevantes respecto de la divisa y su impacto

(Adaptado de The Wörgl Experiment With Depreciating Money,[10] excepto donde se indique).

La sobrestadía se fijó en un 1% mensual, con un sello en el billete para demostrar el pago.

Cada uno de los billetes emitidos de Wörgl estaba respaldado por la cantidad equivalente de billetes emitidos por el banco central oficial. Estos billetes se depositaron en el Raiffeisen Bank local, con un 6% de interés, a pagara al tesoro de la parroquia (de Wörgl),

Las estimaciones difieren respecto de la cantidad de chelines nacionales guardados como respaldo (12.000 en un caso, 40.000[11] en otro).

Los billetes de Wörgl podían convertirse en divisa oficial con un cargo del 2%. Los billetes entraban en circulación mediante el pago de los empleados de la parroquia, primero del 50% de sus salarios, luego del 75%.

Aparentemente no hubo ninguna inflación apreciable de precios. Los billetes eran aceptados por hombres de negocios fuera de Wörgl, reticentes a veces debido a la sobrestadía, porque se veía como un medio de aumentar el comercio.

Se implantaron proyectos por unos 100.000 chelines de gasto en Wörgl durante el tiempo del experimento. Algunos de principales proyectos completados incluían: mejora en el sistema de alcantarillado de las callas principales; se repararon las calles y muchas se asfaltaron; la Calle del Ferrocarril se iluminó al estilo moderno; se construyó una plataforma de saltos de esquí y el molino del pueblo sufrió una extensa modernización y mejora.

El experimento tuvo un final forzado por parte del banco central austriacos y los tribunales de Austria el 1 de septiembre de 1933.[12]

Los resultados

Los chelines pagados a los trabajadores se devolvían casi inmediatamente como pago de impuestos vencidos.

El experimento aparentemente produjo milagros, recibiendo un apoyo entusiasta de la gente del pueblo. Se realizaron entrevistas con los empresarios locales y líderes populares y casi unánimemente alabaron la nueva moneda.[13]

El “milagro” ganó notoriedad y otros pueblos quisieron copiar el experimento esperando un éxito similar. Villas cercanas incluso acordaron aceptar los pagarés de las demás. “En junio de 1933, el alcalde Unterguggenberger tuvo un encuentro en Viena con 170 alcaldes, después de revisar la cuentas e informes de Wörgl. Todos los asistentes opinaron que era deseable introducir ese ‘dinero mágico’ también en sus comunidades”.[14]

Ganancias financieras para el municipio

Aparte del auge en proyectos, hubo ganancias financieras para el municipio, aunque relativamente pequeñas:[15]

  • Del 1% de sobrestadía: 50 chelines al mes (600 anualizados)
  • Del 2% de la tasa de cambio: 690 chelines en 9 meses (920 anualizados)
  • 6% de interés ganado sobre los 12.000 chelines depositados en el Raiffeisen Bank local (720 anualizados)

Total: 2.240 chelines anualizados.

Comparativamente, el salario del alcalde era de 1.800 chelines.

Sin embargo, las ganancias indirectas fueron importantes.

Al empezar el experimento, según dos fuentes diferentes, el pueblo tenía impuestos impagados por 118.000 chelines[16] u 83.000 chelines.[17] Sin embargo, ambas fuentes están se acuerdo sustancialmente en la cantidad recaudada posteriormente por el municipio: unos 78.000 chelines. Esta cantidad cubría la mayoría de los impuestos morosos y era una fuente concreta y ya prácticamente agotada de financiación para el municipio.

Cuando, hacia el final del mes, un habitante de Wörgl no sabía qué hacer con su dinero que estaba a punto de perder un 1% de su valor, consideraba pagar con eso sus impuestos. Esta alternativa no solo ha llevado al pago de los duros retrasos fiscales que se habían acumulado durante años, sino, lo que no tenía precedentes, ¡al pago de impuestos por adelantado![18]

El hecho de que la gente del pueblo estuviera, en general, sustancialmente en deuda sobre sus deberes fiscales para con el municipio aseguraría indudablemente un alto nivel de aceptación (localmente) y una continua demanda de la divisa local, al menos hasta el momento en que se pagaran estos retrasos fiscales.[19]

Cuando se terminó por la fuerza con el experimento, después del primer año, se habían pagado la mayoría de los retrasos en impuestos. También se habían pagado muchos impuestos por adelantado. Así que la demanda de pagarés de este origen ya no habría sido significativa.

El segundo beneficio indirecto fue el aumento en los pagos normales y corrientes al municipio. Durante el plazo del experimento, los pagos de impuestos locales aumentaron en 37.500 peniques[20] (presumiblemente debido al aumento en la actividad económica, generado por el aumento en la velocidad y el gasto público masivo en proyectos).

Hubo otros factores en juego que no tenían nada que ver con el nuevo pagaré.[21] Uno fue el crédito de emergencia de 12.000 peniques concedido por el gobierno del Tirol. También hubo un impago parcial de la deuda municipal al Banco de Ahorro de Innsbruck. El Banco de Ahorro de Innsbruck redujo los intereses de demora en 50.000 chelines. El alcalde presentó varias reclamaciones diversas ante el banco, por un total de 70.000 chelines (incluyendo intereses). Una cartilla d depósito del municipio, con 37.000 chelines, fue presentada en el banco de Innsbruck. Supuestamente, el banco había bloqueado el activo por falta de pago de deudas municipales. El impago, o perdón, totalizaba 150.000 peniques; aunque sin duda no todo tendría que pagarse de inmediato, sin duda en algo benefició al presupuesto anual del municipio.

Las raíces del “milagro”

Parece que todo el experimento fue keynesiano, con incentivos proporcionados por la ley de Gresham. El gasto público aumentado fue financiado por:

  • Una cantidad importante de impuestos en mora (aproximadamente 78.000 chelines, que representaban el 67% o el 93% de la mora total, dependiendo de qué estimación se use) recaudada debido a la amenaza de sobrestadía.
  • Impuestos pagados por adelantado, en una cantidad indeterminada.
  • Un aumento en los ingresos fiscales anuales (de 37.500 chelines) debido a la economía artificialmente estimulada.
  • Un crédito del gobierno provincial de 12.000 chelines.
  • Impagar la deuda debida al Banco de Innsbruck de más de 150.000 chelines, una porción de la cual habría sido de beneficios para el presupuesto anual.
  • Una cantidad anualizada de 2.240 chelines debido a ganancias municipales en sobrestadías, cambios e intereses.

Sin incluir las cantidades indeterminadas por impuestos pagados por adelantado o el beneficio debido al impago parcial, las ganancias documentadas para el municipio llegan a casi 130.000 chelines , más que suficientes para pagar los proyectos.

Ya fuera por accidente o por previsión, el alcalde recaudó casi todos los impuestos que estaban en mora en el plazo de un año. Si no se hubiera terminado el experimento, todos los impuestos restantes en mora se habrían pagado en poco tiempo. La sobrestadía impulsaba a los contribuyentes a pagar los impuestos antes del fin del mes, cuando aún podían recibir el 100% del valor del pagaré.

Aumentar la recaudación fiscal ordinaria a través de una economía estimulada artificialmente no es nada nueva: este método se ha utilizado a menudo y ampliamente. El crédito fácil anima esto.

El alcalde utilizó estos ingresos extraordinarios únicos, algunos de los cuales no son en absoluto atribuibles al nuevo pagaré, para pagar por proyectos equivalentes a 100.000 chelines.

¿Podría haberse sostenido el milagro?

El banco central y los tribunales austriacos acabaron con el experimento después de poco más de un año. Los defensores de la sobrestadía apuntan esto y sugieren que (a) representa el miedo de los banqueros a que la gente encuentre sus propias soluciones descentralizadas y (b) el milagro habría continuado indefinidamente o al menos el tiempo suficiente como para hacer que la economía local volviera a sostenerse por sí misma.

Estoy de acuerdo con la crítica a los bancos centrales: cualquier amenaza al control centralizado es una amenaza al poder del dinero. ¿Pero habría continuado indefinidamente el milagro, o al menos habría durado lo bastante, como para echar a andar si no hubiera intervenido el gobierno? Parece bastante improbable.

La actividad no habría sido sostenible. Una vez se hubieran pagado completamente los impuestos en mora y la gente hubiera pagado los suficientes impuestos por adelantado como para sentirse segura y confortable (en algún momento dejarían de pagar por adelantado), el pagaré perdería una parte clave de su atractivo.

Una forma por la que el gobierno puede asegurar la demanda de su divisa es ordenar que los impuestos se paguen en la divisa emitida por el gobierno. La otra es mediante leyes de monopolio del curso legal. Wörgl no podía legislar ni aplicar el monopolio del curso legal, así que la demanda del pagaré es parcialmente atribuible a la necesidad de pagar impuestos.

La demanda del pagaré no puede atribuirse a la sobrestadía, porque el chelín nacional estaba disponible, pagando un interés y con un intercambio uno por uno (dejando aparte la tasa de conversión). En igualdad de condiciones, una divisa sin sobrestadía y que dé intereses sería preferible a una con sobrestadía y que no dé intereses, especialmente cuando el tipo de cambio entre las dos está fijado artificialmente.

Una vez se vea satisfecha esta necesidad de pagar impuestos atrasados, ¿Qué ocurriría con la deseabilidad de un pagaré de valor depreciable frente a una divisa que no conlleva una sanción mensual del 1%? El pagaré depreciable empezaría a venderse a descuento (pero sin exceder la tasa de conversión del 2%) y antes o después volvería al banco a cambio de divisa nacional, incluso con la pérdida del 2%. Un 2% podría ser una pérdida demasiado grande cuando uno debe impuestos y puede pagarlos con el pagaré depreciable por su valor fácil. Sin embargo, cuando no hay beneficio en mantener una divisa depreciable frente a la nacional, es bastante probable que muchos prefieran sufrir la carga única del 2% a evitar pagar cada mes la carga del 1%.

En lugar de hacer circular el pagaré, se llevaría al banco local para intercambiarlo. Esto se habría convertido rápidamente en una corrida bancaria. El pueblo no tenía una cantidad ilimitada de chelines nacionales para el intercambio, teniendo 40.000 chelines nacionales (o 12.000 en otra estimación)[22] respaldando los pagarés.[23]

Según Anthony Migchels, otro defensor de la sobrestadía y el experimento de Wörgl, se financiaron 2,5 millones de chelines de comercio durante un año.[24] Esto equivale a aproximadamente 7.000 chelines de comercio diarios. En lugar de guardarse o hacerse circular, el pagaré se habría intercambiado por divisa nacional. En pocos días, los pagarés nacionales guardados como respaldo en el banco se habrían agotado.

En mi opinión, esto es exactamente lo que habría ocurrido en Wörgl si el gobierno nacional no hubiera puesto fin al experimento. Dependiendo de la estimación usada de impuestos en mora que se use (dada la discrepancia antes apuntada), en un mes, no en más de seis, todos los impuestos en mora se habrían abonado. En ese momento, sospecho que la demanda de pagarés habría caído, generando un intercambio por divisa nacional y generando una corrida bancaria.

Ahora bien, ¿y si se hubiera permitido continuar el experimento hasta que la economía local se sostuviera por sí misma, o echara andar, por decirlo así?  Yo diría que el tiempo se había cumplido. La fuente principal del milagro (recaudación de impuestos en mora) se había secado. Si no se había echado a andar en el plazo hasta que se hizo finalizar por fuerza el experimento, no iba a producirse en ningún caso (aunque uno concediera que “echar a andar” sea un concepto económico válido). No había virtualmente ningún impuesto más en mora a recaudar.

Conclusión

En lo que se refiere al mercado, e indudablemente al mercado de dinero, crédito y moneda, estoy a favor de las soluciones del libre mercado y la competencia y tengo una disposición favorable hacia soluciones descentralizadas de casi cualquier tipo. Mediante la descentralización y la competencia, se desarrollan y seleccionan las mejores soluciones y los individuos retienen más control sobre sus vidas económicas. Por esta razón, no tengo críticas hacia las acciones localizadas realizadas en Wörgl.

Sin embargo, el experimento merece escrutinio y estudio. Wörgl no fue un milagro, sino un ejemplo de gasto keynesiano con incentivos de la ley de Gresham. Esta claro que el milagro no podía haber continuado mucho más tiempo, incluso si el gobierno no lo hubiera cerrado. Prácticamente todo el dinero utilizado para financiar los proyectos municipales vino de acontecimientos únicos, algunos en modo alguno atribuibles al nuevo pagaré. Algunos factores en juego fueron:

  • Los impuestos pagados en mora no pueden pagarse de nuevo en mora. El balance resultante debido al municipio estaba casi completamente liquidado en el primer año.
  • Los impuestos pagados por adelantado tienen indudablemente una vida natural, pero ¿cuántos años continuarían los contribuyentes pagando el equivalente a dos años de impuestos futuros? ¿Durante cuántos años pueden permitirse hacer esto?
  • El aumento anual en los recibos fiscales normales para un auge artificial no puede sostenerse, fijémonos en los impactos fiscales del estallido de la burbuja tecnológica o el de la posterior burbuja inmobiliaria.
  • El crédito del gobierno del Tirol fue un factor completamente externo a cualquier “experimento” local.
  • Impagar una parte del préstamo indudablemente liberó recursos, pero tampoco es un método sostenible de financiación.

[1] Entrada en Wikipedia: Wörgl.

[2] “Freiwirtschaft”.

[3] A Strategy for a Convertible Currency, de Bernard A. Lietaer, Julio de 1990. (Nota: Este artículo se ha publicado en ICIS Forum, Vol. 20, Nº 3, International Center for Integrative Studies, Nueva York, Julio de 1990, pp. 59-72).

[4] The story of Wörgl, basada en el libro The Experiment in Wörgl, de Fritz Shwarz. Verlags-Genossenschaft Freies Volk. Berna, Suiza. 1951. Traducido en parte del alemán al inglés por Heinz Martzak-Goerike y preparado y abreviado para Internet por Hans Eisenkolb.

[5] “Austrian Places: The Woergl Experiment”, de Markus Reiterer.

[6] Fritz Shwarz, The story of Wörgl.

[7] Ibíd.

[8] The Wögl Experiment With Depreciating Money, de Alex Von Muralt (Zurich-Viena). Publicado originalmente en Annals of Collective Economy, Ginebra, Suiza, 1934.

[9] Fritz Shwarz, The story of Wörgl.

[10] Alex Von Muralt, The Wögl Experiment With Depreciating Money.

[11] “The Wörgl Experiment: Austria (1932–1933)”; la historia del “milagro de Wörglcontada en The Future of Money, pp. 153-155.

[12] “The End Results of the Wörgl Experinment“, de Michael Unterguggenberger, Burgomaestre de Wörgl (Austria). Publicado originalmente en Annals of Collective Economy, Ginebra, Suiza, 1934.

[13] Fritz Shwarz, The story of Wörgl.

[14] Ibíd.

[15] Alex Von Muralt, The Wögl Experiment With Depreciating Money.

[16] Ibíd.

[17] Michael Unterguggenberger, “The End Results of the Wörgl Experinment”.

[18] “A French View Of The Woergl Experiment: A New Economic Mecca”, de M. Claude Bourdet. Publicado originalmente en Annals of Collective Economy, Ginebra, Suiza, 1934.

[19] “Comment on the Wörgl Experiment with Community Currency and Demurrage“, de Thomas H. Greco, Jr., 9 de mayo de 2002.

[20] Michael Unterguggenberger, “The End Results of the Wörgl Experinment”.

[21] Alex Von Muralt, The Wögl Experiment With Depreciating Money.

[22] Ibíd.

[23] The Future of Money, pp. 153-155.

Publicado el 22 de enero de 2013. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.

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